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Precauciones [SuLay] por Misaki116

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Notas del fanfic:

Otro SuLay para su consumo.

Yixing presionó los dos últimos números en la pantalla táctil de su celular, escogiendo la opción de “altavoz” depositó el aparato en la mesa frente a él y se alejó rápidamente.

Una timbrada.
Dos timbradas.
Tres timbradas.

-          ¿Hola? ¿Xing? – la voz de un chico sonó después de que la llamada fuese descolgada

-          ¡HOLA! ¡JUNMYEON!

-          ¡Ay! ¡Mi oreja!

-          ¿¡TIENES EL CELULAR PEGADO A LA OREJA!? ¡TE VAS A HACER DAÑO!

-          Esto es peor que hablar con mi madre por teléfono

-          ¿¡QUÉ DIJISTE!?

-          Nada, nada – suspiró - ¿qué pasó?

-          ¿¡VIENES A MI CASA!? ¡ESTOY ABURRIDO!

-          Mmm… - en otro lado de la línea se quedó en silencio – Claro, llego allá en 20 minutos

-          ¡GRACIAS!

-          No importa – su tono era apacible – Nos vemos… ¡Ah! Yo cuelgo, así no corres riesgo de “morir” – ironizó – Hasta luego

-          ¡HASTA LUEGO!

El chino observó la notificación de “llamada finalizada” y esperó unos segundos a que la pantalla se apagara, todo desde 3 metros de distancia.

Caminó hasta su habitación, tirándose en su cama y volviendo a leer el libro que reposaba, abierto en una página, sobre el suelo.

4 capítulos después, Yixing escuchó un débil golpeteo.

Se levantó, avanzando hacia la puerta de entrada, a medida que lo hacia el sonido se intensificaba.

Escuchó claramente como un pie golpeaba desde afuera la puerta de imitación antes de girar el picaporte y encontrarse con su amigo.

-          ¡Al fin llegaste! – exclamó el dueño del departamento

-          Llegué hace como 15 minutos, solo que no me abrías – lo miró acusante – además de que no tienes timbre – señaló entrando

-          Sabes lo que pienso acerca de esas cosas – cerró la puerta

-          Si, si, si – tosió para aclarar su garganta – “los timbres son muy peligrosos, podrían explotarle en la cara a alguien, o electrocutarlos. ¡No quiero a alguien muerto en mi puerta!” – recitó las palabras del menos imitando su voz, pero más chillona

-          Mi voz no es así

-          Si lo es – volvió a repetir en el mismo tono que antes

-          No lo es

-          Si lo es

-          Lo que sea… - suspiró – Toma – sacó una llave de su bolsillo – mandé a hacer la copia

-          Gracias – recibió el objeto – disculpa por perder la otra

-          No importa, fue culpa de Minseok, ¿no?

-          Eso mismo

Ambos amigos caminaron hasta la sala, donde no miraron televisión, ni escucharon música, sino comenzaron a leer.

Yixing era una persona nerviosa, no una que se preocupa de dónde dejó su celular, ni si apagó todas las luces de su casa.
Yixing era simplemente una persona asustada de la vida.

Desde pequeño al chino lo educaron para tomar precauciones, sin embargo Junmyeon desde siempre piensa que a su mamá se le pasó la mano, un poco queda corto para la situación.

Celulares, timbres, laptops, computadoras, televisores, tabletas, microondas, inclusive la minúscula chispa que producía la electricidad de las estufas para prender fuego le daba miedo.

>>Es como una persona del siglo XVIII nacida en la época equivocada<< – le gustaba decir el mayor

Cuando Yixing se mudó a Corea del Sur ambos se hicieron amigos a pesar de sus diferencias, defectos o “precauciones”, que el pelinegro tomaba siempre.

A pesar de ello, Junmyeon lo quería.

El de cabellos castaños oscuros interrumpió su lectura, mirando de reojo al contrario, quien observaba la misma página desde hace 10 minutos.

-          Xing, tu voz no es chillona – el menor dejó que el libro se le resbalara un poco de las manos al notar que su amigo sabía lo que pensaba – al contrario, me parece muy dulce

El coreano volvió a su lectura mientras que el pelinegro hundía su sonrojado rostro en la encuadernación.

Pasaron unos minutos más, fue cuando Junmyeon dejó su libro en la mesita de centro y volvió a sentarse junto al menor, pero esta vez recostando su cabeza en el regazo del contrario. El chino se sobresaltó antes de bajar la mirada y observar lo que hacía su amigo.

-          Tengo sueño, Xing – se acomodó mejor, estirando sus piernas por encima de la bracera del mueble y girando su rostro hacia el suelo

El pelinegro intentó retomar su lectura en vano, pues la cercanía del contrario lo ponía nervioso. Finalmente desistió, dejando su libro a un lado.

-          Creo que también tengo sueño, Junmyeon – susurró echando su cabeza en la bracera de su costado, evitando mover al contrario de sus piernas

Acercó su mano hacia los cabellos ajenos, deteniéndose a unos centímetros. Esa era una barrera que no se atrevía a penetrar, a pesar de esos pequeños cosquilleos que aparecían en su estómago al ver a su amigo, o escuchar su voz, o simplemente su nombre.

Una barrera que nunca se atrevió a penetrar en los últimos 8 años.

***

-          ¡Yo no quiero estar aquí!

-          ¡Pero te lo estoy pidiendo, Xing!

-          ¡Pero me da miedo!

-          ¡Pues te aguantas!

El coreano tiró del brazo de su amigo, haciendo que entrara dentro de la peluquería.

-          Me van a hacer trocitos

-          No es cierto

-          La rasuradora puede explotar en tu cabeza

-          Existe el mantenimiento, ¿sabes?

-          Pero aquí hay agua, puede haber un corto circuito

-          No va  a pasar

Aun pataleando, Yixing caminó hasta los asientos de las personas que esperaban a los que se cortaban el cabello. Una ruma de revistas estaban desparramadas en una mesa de madera frente  los asientos.

Al menos no había televisores ahí, en ese caso el chino no se hubiese ni sentado dentro del local.

Junmyeon esperó junto a él a que una de las peluqueras terminara su trabajo con el cliente que le correspondía para poder tener su turno.

Ambos se acercaron cuando ya era el turno del castaño, quien se sentó en una de esas sillas blancas cubiertas con un plástico para evitar que los cabellos cortados se adhirieran a estas.

La señorita cubrió el cuerpo del chico con una de las capas pertenecientes a la peluquería, colocándose a un lado de su cliente para preguntar qué tipo de corte quería.

-          ¡Vamos, Junmyeon! Tu cabello se ve bien así – el menor insistía en salir de ese “lugar infernal”

-          Tal vez quiera hacerle caso a su novio – comentó la peluquera sonriente

Los dos amigos se quedaron en silencio, el mayor intentaba pensar en el corte que quería hacerse mientras que el contrario pretendía mirar los cabellos del suelo aunque en realidad ocultaba su inevitable sonrojo.

-          Bueno, en ese caso creo que es más recomendable solo cortarle un poco aquí y aquí – señaló diferentes partes de su cabellera

-          Seguro – respondió aclarándose la garganta

La joven caminó hasta uno de los cajones del tocador y sacó la rasuradora de pelo, conectándola y encendiéndola.

Esta comenzó a hacer un ruido extraño, pues no permanecía encendida más de 2 segundos, causando que los nervios del pelinegro aumentaran cada vez más.

-          Esto es peligroso, va… va… a…

Entre balbuceo y balbuceo, el menor se desmayó, cayendo entre los cabellos desechados del piso con azulejos.

-          ¿Yixing? – su amigo se quitó la cubierta delgada color negro para ir a socorrer a su amigo

-          Ah… estaba mal conectada – la chica se dio cuenta de su error

El coreano intentó que el contrario reaccionara entre los gritos ahogados de los demás clientes que miraban aterrados la escena.

-          Disculpen, de verdad disculpen

Junmyeon sostuvo la cabeza del pelinegro con un brazo y con el otro parte de sus muslos, cargándolo como “princesa”, nombre que una vez mencionó Jongdae.

Abrió como pudo la puerta de entrada, aun con el cuerpo de su amigo, logrando así salir del lugar.

Atravesó las calles de esa pequeña urbanización, de vez en cuando recibiendo miradas acusantes u horrorizadas.

Por suerte la peluquería quedaba a tan solo unas cuadras del departamento, gracias a ello no tuvo que afrontar más interrogatorios de policías que patrullaban por la zona.

Una vez dentro de su hogar, caminó hasta la sala, comenzando a apoyar el cuerpo del chino en el sofá, pero recordó algo vital.

>> Si Yixing se desmayó por culpa de una rasuradora mal conectada, se va a morir si despierta frente a un televisor bien conectado. <<

Volvió a sujetar el cuerpo del chico, dirigiéndose hacia su habitación y recostándolo en la cama.

Se quedó observando ese rostro perfecto a sus ojos, con unos mechones de cabellos negros encima.
Su corazón comenzó a latir de manera distinta.

Extrajo su celular del bolsillo trasero, marcando el número de uno de sus contactos.

-          Hola, ¿Jongdae?

-          Hola, si, ¿Junmyeon?

-          El mismo de siempre – afirmó - ¿quieres un televisor? Es gratis

-          Tú cuando no – rió

-          Como sea, ¿vienes por el mañana?

-          Claro, nos vemos

-          Adiós

Una vez colgada la llamada fue nuevamente a su sala, no sin antes tomar la caja en donde vino el aparato para luego colocarlo ahí, dejando un espacio vacío en su estantería.
Ya después pondría unos libros.
Finalmente escondió el paquete dentro de su armario de limpieza.

Ahora Yixing podría quedarse en su departamento, por supuesto si llegaba vivo del viaje lleno de semáforos y postes de luz.

Sonrió volviendo a su lado, mirando su rostro neutral.

-          Me volvería acosador por ti – susurró para sí mismo acomodando los cabellos del menor – y ahora ni tengo televisor por tu causa

Acercó su rostro hacia el ajeno, pero deteniéndose a unos centímetros.

Hacer eso no era algo de amigos, no se permitía romper esa amistad cosechada por años.  A pesar de que le doliese con todo el corazón.

No se permitía romper esa amistar por un simple enamoramiento de 8 años y dos días.

Se alejó del menor, sentándose en el suelo y apoyando su cabeza en el colchón.
Pasaron unos minutos para que el pelinegro comenzara a despertarse.

-          ¿Junmyeon? – preguntó frotándose la cabeza

-          Despertaste – se alegró, levantándose del piso

-          ¿Qué pasó? – bajó sus piernas del colchón, sentándose en este

-          Te desmayaste por cuarta vez en la peluquería

-          Oh… - se avergonzó – disculpa

-          No importa, las trabajadoras ya saben los riesgos que corren cuando entras – le revolvió el cabello – Aunque no pude cortarme el cabello

El coreano se sentó a su costado, hundiendo también esa parte de la superficie acolchonada.

-          Pero da igual – se hundió de hombros

-          Pero te la debo – señaló el contrario – ¡              Ya sé!

Se levantó de golpe, mareándose un poco, pero corriendo fuera de la habitación.

Momentos después volvió con una silla y un gancho de ropa.
Siguiendo con su plan, abrió uno de los cajones de su amigo y extrajo una toalla blanca con un par de tijeras.

-          Siéntate – sonrió ladeando la cabeza

-          No entiendo – dijo desconcertado

-          Voy a cortarte el cabello yo mismo

-          No crees que debes descansar luego de desmayarte – se acercó a él – tal vez es peligroso que manejes tijeras cerca de mi nuca después de estar inconsciente

-          Tranquilo, ya es la cuarta vez – añadió como si nada – además mi mamá me enseñó como cortar cabellos, nunca me llevó a una peluquería

-          Ya entiendo todo – bromeó

-          Que molestoso – rodó los ojos – solo déjame compensártela

-          Ya que

Al fin, el castaño acató la orden, sentándose en la silla color marrón traída del comedor.

Como en la peluquería, su cuerpo fue cubierto, pero esta vez con una toalla blanca que le pertenecía, la cual fue anudada y asegurada con el gancho de ropa.

El chino comenzó a hacer lo prometido, cortando las puntas de ciertos mechones y nivelando estos, midiendo cada centímetro con sus dedos.

Luego de 15 minutos el paño fue retirado, al igual que algunos pelos que se colaron debajo de este.

-          Listo

El dueño del departamento tomó el espejo que el contrario le ofrecía, el cual había sacado hace unos instantes, para poder ver como había quedado su nuevo corte.

-          Oh… - miró sorprendido los resultados – gracias – dejó el objeto en la cama – ni la peluquera hubiese logrado esto

-          De nada – sonrió algo sonrojado – te ves bien así – quitó unas pelusas de su hombro

La cercanía era demasiada, por lo cual fue inevitable que sus miradas coincidieran.

El silencio llegó al lugar, mientras que en ambos jóvenes las mariposas revoloteaban cada vez más dentro de sus estómagos.

La mano de Junmyeon comenzaba a acercarse al rostro ajeno, aunque este no se diese cuenta.

Pero los momentos así no duran mucho.

El sonido de una notificación de mensaje los sacó de su ensoñación, trayendo de vuelta al mundo real a ambos chicos. El mayor apartó rápidamente su mano, manteniendo ocultas sus intenciones al contrario. Yixing por su parte comenzaba a recoger las cosas, sonrojado a más no poder y con el remordimiento de no haber hecho nada.

Los mensajes de ofertas de internet siempre son tan oportunos.

***

-          Xing, ¿y ahora?

-          No lo sé, ¿vamos a mi casa?

El par de amigos se encontraban en el centro comercial solos, luego de haber paseado con sus amigos que conformaban una pareja.

-          Jongdae y Minseok ya se fueron, no tengo más razones de estar en este lugar infernal

-          No tienes que llamar “lugar infernal” a todo local que tenga tecnología

-          Si tengo, porque lo es

El castaño soltó una bocanada de aire, dejando escapar una risita.

-          Aun me pregunto por qué no vives en una granja lejos de la ciudad para poder cocinar con leña y vivir con la luz de las velas – bromeó

-          Es que no logro conseguir un buen terreno alejado de este infierno – masculló gritando la cabeza

Aunque en realidad no se largaba de ahí por la misma persona que había cuestionado su estadía en ese lugar.

Y la misma que había formulado la pregunta esperaba nunca oír una respuesta positiva de parte del contrario.

-          Ya, solo era un chiste – empujó ligeramente su hombro

-          Seguro – relajó su ceño

Después de que Junmyeon condujera a Yixing por el camino con menos tecnología a su alrededor, pudieron salir del centro comercial, caminando hacia la casa del menor.

No, él nunca se atrevería a tomar un taxi a pesar de que su destino este a kilómetros de distancia.

Y después del recorrido de más de media hora llegaron a su meta.

Entraron dentro del condominio, el pelinegro se dirigió a las escaleras como de costumbre.

-          ¡Xing! ¡Ya pues! No me vas a hacer subir 4 pisos después de venir caminando hasta aquí – se quejó el mayor que estaba muy cansado – vamos por el ascensor

-          No, esa cosa es muy peligrosa – dijo sintiendo un escalofrío de solo ser mencionada

-          Por favor, solo una vez

El coreano estaba cansado de subir todos esos escalones cada vez que iba a la casa de su mejor amigo, quien vivía en la cuarta planta de seis.

-          Por favor – lo tomó del brazo

-          Es que…

-          Por favor

-          Espero que no estar encerrado es eso mucho

-          Gracias – sonrió

Giraron en dirección contraria, avanzando unos pasos hacia la puerta del ascensor y presionando el botón que ordenaba la dirección del aparato.

Segundos después, la puerta de este se abrió.

-          Después de ti – dejó que el menor entrara antes

Ya dentro presionó el botón que indicaba el piso número 4.

-          No sé de estas cosas, pero espero que no dure mucho el recorrido

-          Tranquilo, no va a pasar nada ma---------

La frase no fue culminada, pues el elevador había dado una sacudida violenta, logrando que los dos chicos cayeran al suelo del pequeño lugar.

-          Ju-Junmyeon, ¿qué pasa?

-          Seguro es un niño jugando con los botones, se va a detener

Pero no fue así, el aparato subió rápidamente dos pisos, haciendo que ambas personas volvieran a caer al piso.

-          ¡¿Junmyeon, qué pasa?! – el chino estaba al borde del llanto

-          No lo sé

Como pudo, el aludido se levantó, intentando presionar el botón de “llamada de emergencia”, sin embargo en el momento que lo presionaba la luz se fue dentro del ascensor.

-          ¡¡Junmyeon!!  - gritó horrorizado

-          ¡Yixing!

El mayor tomó el brazo ajeno que se alzaba entre la oscuridad, atrayendo el cuerpo del menor hacia el suyo, intentando mantenerlo a salvo.

Nuevamente el aparato dio un golpe brusco, provocando que de las luces incorporadas dentro del espacio reducido saliese unas chispas.

-          Junmyeon, por favor – sollozó aferrándose a su camisa – tengo miedo – comenzó a llorar

-          Tranquilo, tranquilo

Sin embargo la situación no hizo más que empeorar.

El sonido de algo rompiéndose provoco que Yixing se encogiera en los brazos del contrario.

El elevador volvió a subir rápidamente, deteniéndose en uno de los pisos del condominio, el cual se desconocía sin el indicador.
El corazón de ambos iba a mil, mientras que el sudor frío bajaba por la frente del castaño.

Sin previo aviso, las puertas se abrieron aparatosamente, dejando el paso libre al piso en el cual se había parado.

-          Salgamos, Yixing – indicó

El pelinegro soltó el agarre, avanzando rápidamente fuera de ese aparato, pero cuando el restante se aproximaba a la puerta, estas se cerraron ligeramente mientras que el elevador descendía unos metros, aun dejando la vista del piso que poco a poco abandonaba.

-          ¡¡¡JUNMYEON!!!

El chino se acercó a la abertura que aún daba con el contenido del pequeño espacio.

-          Tranquilo, Yixing – el mayor intentaba tranquilizarlo – voy a salir de aquí

Intentó treparse por la rendija, pero el ascensor comenzó a rechinar, moviéndose de manera amenazadora.

-          No, no, no, no - lloró con más intensidad, sintiendo su corazón oprimirse en su pecho

Este siguió impulsándose para salir de aquel lugar, pero a medida que lo hacía, este descendía un poco más.

Pronto la mitad de su cuerpo yacía en el piso junto a su amigo.
El elevador bajó unos metros, haciéndole daño a las piernas al mayor.

-          Por favor, Junmyeon – se aproximó hacia dónde estaba, ayudándolo a terminar de salir completamente

Los dos cayeron al suelo, respirando entrecortadamente y con el corazón acelerado.

-          Junmyeon… – se lanzó a los brazos ajenos, logrando tumbarlo nuevamente

-          Pensé que te sucedería algo malo – el coreano comenzaba a tener los ojos vidriosos

-          Yo creí que… morirías – lloró con más fuerza – no podía dejar que eso sucediera

-          No te iba a dejar solo – lo abrazó fuertemente – eres lo más importante que tengo

El pelinegro dejó de llorar, quedándose congelado por un momento.

-          P-para mi igual – se alejó un poco, limpiando la humedad de su rostro

-          Me gustas, Yixing

Colocó una mano en su mejilla, acariciándola con su dedo pulgar.

El sonido del ascensor estrellándose unos pisos abajo no impidió que el castaño se acercara lentamente al rostro contrario.

-          ¿¿¡¡QUÉ ESTÁ PASANDO!!??

Pero los múltiples residentes del condominio sí.

Las personas salieron de poco en poco de sus hogares al oír el estruendoso ruido, interrumpiendo lo que pasaba entre los dos chicos.

Ni una palabra más se dijo.
Las autoridades llegaron y luego de eso no tuvieron un momento a solas.

Junmyeon miró de reojo como Yixing era atendido por unos paramédicos, quienes revisaban que estuviese bien y que no había sufrido una contusión.

Unos policías le indicaron que entrara a una patrulla para poder llevarlo a su departamento, pero él no quería dejar a la persona que más quería sola en ese momento.

Lamentablemente en ese momento los hombres de uniforme no tenían en mente el concepto de amor en ese momento.

***

Había transcurrido una semana.

 La cabeza del chino estaba hecha un lío, al igual que su corazón.

No paraba de pensar en lo ocurrido hace unos días, lo que debió decir, lo que debió hacer, lo que entendió bien, o tal vez lo entendió mal.

Su amigo no se había aparecido por ahí desde el accidente, no había dado señales de vida. Mucho menos se había preocupado por hablar con él sobre lo declarado ese día.

El pelinegro hundía su depresión en las rumas de libros que poseía, torturándose a sí mismo con los finales hermosos de historias de amor hermosas.
Las releía y releía, e intentaba deducir que había hecho mal, pues no se explicaba por qué la ausencia del contrario.

-          Se quedaron juntos – resumió el final de una de las novelas - ¡Fin!

Lanzó el libro al aire.

-          ¿Dije algo malo? – se tiró a su litera – No dije que me gustaba… ¡Qué estúpido!

Ese tipo de comentarios llenos de culpa no se hacían esperar cada 3 segundos dentro de ese departamento.

-          No lo entiendo – hundió el rostro en su almohada

De pronto se oyó como la puerta principal se abría, junto a unos pasos y un sonido pesado.

El dueño de la residencia de levantó asustado de los sonidos extraños.

-          Junmyeon – susurró sorprendido

Así como dijo, este estaba parado en el umbral de su pasillo. En su mano sostenía su celular.

-          Sabes que no me gusta que traigas eso aquí – señaló el aparato

-          Lo sé

Se giró y desapareció en dirección al recibidor.
El menor lo siguió, confundido por su actitud.

Cuando llegó al espacio de entrada observó como el coreano se colocaba unas gafas, un martillo que reposaba en la pared junto a la puerta del recibidor.

-          ¿Qué…?

El castaño dejó su celular en el suelo, tomando el mazo y dándose un pequeño impulso para después estrellarlo en el teléfono.

El chino saltó asustado.

Cuando la herramienta fue retirada, se pudo ver claramente como el móvil que antes era sostenido estaba hecho pedazos.

El mayor dejó caer el objeto con un sonido metálico, quitándose también los protectores.

-          Yixing, me gustas demasiado – caminó en dirección hacia él – y no me importa estas absurdas tecnologías, ni mucho menos tus precauciones si es que puedo estar a tu lado siempre

La distancia ya no era algo que sobrara, al contrario, estaban a tan solo un metro.

-          Por favor, sé mi novio

El chino quedó sorprendido, sintiendo el usual cosquilleo por todo su cuerpo.

-          S-Si – asintió – por supuesto

Junmyeon sonrió, cortando el poco espacio que quedaba entre los dos, esta vez sin interrupciones, sin impedimentos.

Las manos del mayor fueron a parar a la cintura del contrario, mientras que este envolvía su cuello sonriendo por sobre el beso.

Esta vez se separaron por decisión propia.

-          Por cierto, me deshice de mis focos y timbres por si quieres ir a mi casa a dormir - el castaño sonrió más que alegre

-          En ese caso iré por mis cosas – correspondió al gesto

***

Viernes por la tarde.

Han pasado dos meses desde aquel accidente en el ascensor y 55 días desde que Junmyeon dejó de  tener celular.

Yixing miraba avergonzado hacia el suelo, mientras que el castaño sostenía su mano entrelazada con la suya.

-          ¿Qué hora es? – preguntó el mayor

-          Tres y media – respondió mirando su reloj

-          ¡Ya estamos tarde! Minseok y Jongdae nos van a matar

El coreano tiró de la mano del contrario, arrastrándolo hasta las escaleras eléctricas de aquel centro comercial.

Cuando el menor levantó la mirada al fin notó hacia donde lo conducían.

-          No, no y no – el chino entró en pánico – No voy a subirme en eso

-          Vamos, las demás entradas están clausuradas y abarrotadas, solo serán unos segundos

-          Es cierto que ya no le temo a relojes y semáforos, pero esto es aún más peligroso – miró el aparato atemorizado - ¿Ya no recuerdas qué pasó en el ascensor? – recalcó aún asustado

-          Si, en ese caso podría pedirte matrimonio – el pelinegro enrojeció al instante – mejor más adelante – sonrió – Cortemos camino aquí, Minseok insistía en tener esa doble cita con nosotros

-          Pero podemos volver al departamento y quedarnos ahí juntos – intentó irse, pero el castaño lo retuvo

-          Tu insististe en venir

-          ¡Yo qué iba a saber que sería en este infierno!

-          Solo sube unos segundos

Sin desperdiciar una palabra más, ambos subieron al primer escalón, este comenzó a avanzar al instante.

Junmyeon pudo notar el nerviosismo de su novio, pero sabía cómo arreglarlo.

-          Yixing – se acercó a su oído – por si no llego vivo al final de esta escalera eléctrica, quiero que sepas que te quiero

Y llegaron vivos.

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

¡SULAY PAL' PUEBLO!

Tengo como meta tener 10 SuLay's para antes de finalizar este año.
Espérenlos, faltan 5.

Dejen sus review's.

¡¡Nos leemos!!

Atte. Misaki116


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