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OLÍMPICA VENGANZA por VAMPIREPRINCESSMIYU

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Notas del capitulo:

Hola, esta vez el par de rubios han ofendido a las altas esferas, que les sea leve. Lo de siempre, ni los personajes ni Gravitation son míos, más quisiera yo.

y tocan notitas de mitología Eos es la aurora, Helios el sol, Eris la discordia, Eros el amor,Anteros el amor devuelto, Pandora fua la primera mujer, Artemisa la diosa de la luna cazadora que mata hombres si laencolerizan, Apolo su hermano el dios solar, Hermes es el mensajero d elos diosesy quien guia las almas a los infiernos, Ares el dios de la guerra, Atenea es diosa guerrera pero usa la astucia. y de momento esto es todo, ah la caja de pPandora contenía todas las desgracias y fue un regalo de Zeus a la primera mujer, muy majo el rey de los dioses.

LOS DISOSES OFENDIDOS

 

Shûichi y compañía habían ido a Grecia para rodar un video clip, era un viaje muy largo y caro teniendo en cuenta que se alojarían en los mejores hoteles, pero Tohma no había reparado en gastos, lo que fuera con tal de perder de vista al cantante pelirrosa. Además así de paso promocionaban su nuevo disco en el extranjero, y, quien sabe con un poco de suerte a lo mejor se caía por algún acantilado y se mataba. Así, como ya estaba divorciado de Mika que no lo había aguantado más, Eiri sería solo suyo.

Sin embargo los deseos de Tohma no se cumplieron, o al menos no del todo, efectivamente grabaron el video y promocionaron su disco en aquel país, pero Shû no se cayó por ningún acantilado.

Cierto día, al anochecer,  mientras paseaba por una playa, el cantante de BL vio a una preciosa niña sentada en una roca y llorando a lágrima viva.

-¿Qué te pasa?

-Me he perdido, y no tengo donde quedarme- Dijo la niña.

-Bueno, no hay problema, te puedes venir conmigo al hotel y mañana buscamos a tu familia.

-¿De verdad?

-Si, por cierto como te llamas mi nombre es Shûichi Shindou.

-Yo soy Eos, mucho gusto.

-¿Eos? Bonito nombre.

Shû no se preguntaba como era posible que una niña griega entendiese el japonés, pensaba en su candor que la criatura era una superdotada políglota.

-¿Quieres que juguemos un poco?

-Si.

-¿Qué le estas haciendo a mi hermanita, desgraciado?

-¡Helios!

-¡Hola enana! ¿Sabes que estábamos todos muy preocupados? ¿Cómo se te ocurre escaparte?

-Lo siento, mira hermano, este chico es Shûichi, me encontró y se ofreció a llevarme consigo y a ayudarme a buscaros.

El chico rubio y de ojos azules que respondía al nombre de Helios miro a Shûichi intensamente, al cabo de un rato sonrió.

-Veo que eres una buena persona- Dijo- Lamento mi comportamiento, y gracias por tu interés por mi hermanita.

-Nada, es una monada de niña.

-Si, tiene a quien parecerse, modestia  aparte- Dijo sonriendo- Espero que no te hayas enamorado de mí, aunque lo comprendería, soy tan guapo, tan perfecto, tan…

-No, no me he enamorado de ti, lo que pasa es que al veros así me he acordado de mi hermana Maiko.

Helios se había quedado patidifuso, era la primera persona que veía en mucho tiempo que no sucumbía a sus encantos.

-Ju, ju, hermanito estas perdiendo facultades.

-¡Calla mocosa!.

-Si, si, lo que escuecen las verdades, anda y vete a tocar la flauta con…

-¿Eres músico?.

-No, pero me gusta mucho tocar instrumentos, lo hago por hoby y bastante bien, modestia aparte.

-¡Que gracia! Yo soy cantante.

-¡Pues cántanos algo!- Pidió Eos.

Shûichi dudó un poco, pero finalmente se aclaró la garganta y comenzó a entonar Garling Dream, el sonido de su voz se mezclaba con el murmullo de las olas y tenía un efecto relajante en Eos y Helios que prácticamente se habían olvidado de todo cuento existía. Al terminar la canción ambos aplaudieron.

-¡Fabuloso!- Dijo Helios- ¿Qué te parece si nos vemos aquí mañana a la misma hora y me traigo a algunos parientes para que toquemos todos juntos?

-Bueno, vale.

En los días sucesivos Shû fue conociendo a los parientes de Eos y Helios, le cayeron sumamente bien y la cosa fue reciproca, pero pronto se tendría que marchar. El último día en que estaban juntos sus amigos le trajeron unos regalos. Eran pequeñas estatuillas de los dioses griegos y un pebetero de bronce.

-Cuando te sientas triste, o quieras pedir un deseo, enciende el pebetero, derrama un poco de vino y sal sobre las llamas y expresa lo que quieres. Antiguamente solía hacerse esto para atraerse la fortuna o el favor de los dioses.

-¡Gracias!

Cuando volvieron a Japón Shû no reparó en la cara de fastidio de Seguchi que, tan hipócrita como siempre, dijo que se alegraba de su regreso y de la buena salud de todos.

-¿Qué es eso que tienes en las manos y no dejas un momento? – Pregunto el dueño de la discográfica curioso.

-Un regalo de unos amigos.

-¿Desde cuando tienes tu amigos en Grecia?.

-¡Desde hace tres meses!

Sin más todos fueron trasladados a sus casas por chóferes de la compañía, a Shû lo llevaría Seguchi personalmente para hablar con él sobre sus impresiones, bueno esa era la excusa oficial, lo cierto es que quería ver a Eiri que desde que se enteró que había mandado a Shû a Grecia lo tenía en el punto de mira y no lo dejaba aparecer por su casa.

-Eiri- dijo llamando a la puerta- Abre que te traigo una sorpresa.

- Seguchi te he dicho que me dejes en paz y te suicides – Dijo el escritor abriendo la puerta con la intención de darle un puñetazo a su ex cuñado- Shûichi, ¿Cuándo has vuelto? ¡Que moreno estas!

-¡Hola Eri! ¿Me has echado de menos?

-¡No! He estado muy tranquilo sin tu presencia, anda pasa y deja los bártulos por ahí.

Cuando Shû entró el escritor trató de cerrar la puerta, pero Seguchi logró colarse en el último momento y mientras el cantante colocaba sus cosas aprovechó para meter cizaña.

-Shindou me ha dicho que ha hecho nuevos amigos en Grecia, se reunía con ellos todas las tardes para cantar y hacer fiestas en una playa, ¡Bendita juventud! Se hicieron algunas fotos, son unos chicos y unas chicas muy guapos y extravertidos por lo que pude ver, ah y le regalaron algo que no lo suelta ni a sol ni a sombra, me pregunto que será.

-¡BAKA VEN AQUÍA AHORA MISMO!- Gritó Eiri- Y tu no te muevas, Seguchi que cómo sea mentira te mato.

-¿Qué quieres Yuki?

-¿Es cierto que por las tardes te ibas de fiesta a la playa con unas amistades muy…afectivas?

-Si, cuando terminábamos los ensayos quedaba con ellos en la playa, cantáramos bailábamos y lo pasábamos muy bien.

-¿Si?

-Aja, mira tengo fotos si quieres te las enseño.

-¡Déjate de fotos! ¿Qué más pasaba en esas fiestas?

-Pues nada, que nos bañábamos aprovechando que teníamos la mar al lado.

A Yuki se le estaba empezado a disparar la presión arterial y Seguchi se frotaba las manos retirándose de la línea de fuego.

-¿Y te has traído algún recuerdo de ellos y del viajecito?

-Si, me dieron unas estatuillas de los antiguos dioses griegos y un pebetero como los que se usaban antes para que pudiese pedirles deseos.

-¡No eres más tonto por que no entrenas!- Dijo abofeteándolo con fuerza-  Eso no son más que necedades, si leyeras un poco sabrías que los antiguos dioses griegos no eran más que unos culos de mal asiento, envidiosos, golfos, ruines, lujuriosos, indecentes, desagradables e insociables. Vamos, si la diosa de la luna, Artemisa, odiaba a los hombres, seguro que era un trauma porque ninguno la aguantaba, ¿Y la tal Atenea? Diosa guerrera, menuda ayuda que debía resultar en las batallas, como no fuese para discurrir estrategias no se para que servía.

 

A mucha distancia de allí, en el monte Olimpo, los citados dioses veían como el novio de su amigo mortal los ponía verdes y como trataba a Shû. Yuki estaba criticándolos a todos, desde Hera de la que dijo que odiaba a los hombres por que su marido Zeus le ponía constantemente los cuernos, hasta Hades al que acusaba de ser un pervertidor de menores por haber raptado a Persefone para casarse con ella, pasando por Afrodita a la que tildo de mujerzuela sin dudarlo.

-¿Cómo puede ser que Shûichi sea pareja de ese tipo?- Dijo Eos horrorizada.

-¿Y se supone que por ese no se enamoró de mí?- Gritaba Helios- Esto es culpa tuya Eros, mira que hacer que se prendara de ese miserable.

-En todo caso será culpa de mi hermano Anteeros, él es el que se encarga de hacer que el amor sea recíproco.

-No me cuentes cuentos ¿Vale?, hemos de hacer algo.

-¡Si, se impone la justicia divina!- Dijo Hera- Tenemos que machacar a ese mortal atrevido.

-Y al otro, al que ha ido con el cuento- Dijo Eris- Que luego me dicen a mí que siembro discordia.

-Vale, vale- Dijo Zeus- ¿Se le ocurre algo a alguien o vamos a por él directamente?

-Yo tengo una idea –Dijo Atenea- y creo que será del agrado de todos, bueno, de casi todos, se me de dos mortales a los que no les gustará.

-Aceptada- Dijeron los dioses al unísono que sabían como las gastaba Atenea cuando le tocaban las narices- ¿Dinos en que consiste?

-Pues muy fácil, haremos la versión masculina de Pandora, el hombre perfecto, y todos nosotros pondremos en él alguna de nuestras habilidades, eso si, nada de cajas malditas, Zeus, y tu Hermes, ni mentiras ni bribonadas- Los dos aludidos pusieron cara de aburrimiento- luego lo mandamos a Japón como un rico heredero griego que esta de vacaciones y Eros y Anteros que se dediquen a lo suyo, a disparar flechas de amor, una para Yuki y otra para Seguchi, para que se enamoren de Shûichi, y otra para nuestro hombre perfecto con el mismo fin. Luego dejaremos que todo siga su curso. Así esos dos rubios pelearan entre ellos por nuestro amigo al que de paso ayudaremos a olvidar sus penas en brazos de un hombre perfecto.

-¿Y como llamaremos a ese hombre?.

-Pues Adonis- Dijo Afrodita feliz.

-No, eso no porque les parecería raro, ¿Qué os parece si le llamamos Alexandro?

-Mejor Héctor, como el héroe de Troya.

-Bueno, pues Héctor.

Dicho y hecho los dioses se pusieron manos a la obra y en poco tiempo tuvieron ante ellos al hombre más atractivo que se pudiera imaginar al que colmaron de toda clase de dones y riquezas poniendo en él lo mejor de cada uno. Atenea supervisó el proceso por que no se fiaba un pelo de Zeus y Hermes que, a regañadientes,  accedieron a no meter nada parecido a lo de la vez anterior entre las cosas de su creación. Finalmente, le insuflaron vida, le vistieron a la usanza moderna y le proveyeron de una historia familiar respetable. Al día siguiente Héctor salía en el primer avión rumbo a Japón con la invisible compañía de Eros y Anteros.

 

En Japón Shûichi trataba de bajarse la hinchazón de la bofetada que le había propinado Yuki la noche anterior, el escritor por su parte estaba en el estudio redactando su nueva novela.

-Me marcho Yuki.

-¿Y para decirme eso me molestas? ¡Largo y ojalá no vuelvas!

Shû llegó a NG triste y apesadumbrado y se puso a ensayar, cantaba con tato sentimiento que hasta K terminó llorando y al percatarse del golpe en la mejilla de Shû quiso ir a ver al escritor para matarlo los demás lo pararon como pudieron.

-Buenos días Shindou- Dijo Seguchi asomando su hipócrita faz por la puerta- ¿Qué le ha pasado en la cara?

-Nada, nada.

-Debería de cuidarse, no quiero que una de las joyas de mi compañía se eche a perder.

-¡Si señor!

-Bueno, yo me voy que tengo que hacer unas cosas.

De pronto un ruido llamó la atención de todos, una limusina se había detenido a la entrada de NG y de ella salió un hombre guapísimo, contaría veinte o veinticuatro años, de ojos azules y cabello negro, piel dorada por el sol y dulce sonrisa, ademanes seguros y elegancia felina. El hombre entró sin dudar en la compañía y se acerco a una chica de recepción estuvo hablando con ella un rato y la joven le señalo el lugar donde BL, Seguchi, K y Sakano se encontraban. El desconocido se encaminó hacia allá y, pasando de Seguchi que quería cortarle el paso para interrogarlo, se acercó a Shûichi.

-¡Hola! Mi nombre es Héctor y soy un gran admirador tuyo, he venido desde Grecia aquí de vacaciones solo para conocerte.

-M...mucho gusto- Dijo Shû cortado.

-No me importa quien sea usted, yo soy el dueño de este edificio y quiero  que se largue.

Tohma se vio gratificado con una mirada asesina que lo hizo palidecer, Shû al verlo se acercó a él preocupado y en ese momento Eros le disparó su flecha más potente. El proyectil hizo efecto al instante y Seguchi sintió que su corazón latía a gran velocidad al ver tan cerca de él a Shûichi y, cuando este le agarró al verle tambalearse, se puso rojo como la grana. Su menta maquiavélica comenzó a pergeñar un plan para quedarse con Shûichi.

-¿Se encuentra bien Seguchi – San?- Preguntó solícito el cantante.

-Si, si tranquilo- Dijo- Y mejor que estaré cuando seas mío- Agregó para sí- bueno me voy.

-Yo también – Dijo Héctor- Solo quería verte en persona y, de paso invitarte a tomar algo la próxima vez que nos encontremos.

 

Al día siguiente, que era domingo, Shû consiguió que Yuki le acompañara a dar un paseo por el parque donde se habían conocido, Anteros, que se había ido con el cantante, colocó en el arco su flecha más potente tal y cómo hiciera su hermano el día anterior y lo disparó contra Yuki. Al estar este ya enamorado del cantante el dardo no hizo sino incrementar el sentimiento y que Yuki se dedicase a lanzar miradas venenosas a todos los que se cruzaban por verlos como posibles rivales en el afecto de Shû, por no librarse no se libraban ni los perros, pues cada vez que el cantante les hacía una carantoña cuando se le acercaban, el escritor, considerando que ayudaban a sus dueños a alejar de él a Shûichi les daba una patada, muy disimuladamente eso sí, para espantarlos.

Cuando volvieron a casa se encontraron a Tohma esperándoles a la puerta con su cara de felicidad, que cambió por una de odio y asco al ver que con “su” Shûichi llegaba aquel amargado de Yuki.

-Shû, mi amor – Dijo Yuki remarcando mucho el mi- Ve entrando, que yo tengo que hablar con Tohma. Date una ducha y espérame que yo ahora mismo voy ¿Vale?

Cuando el cantante se metió en el apartamento cerrando la puerta tras de sí el escritor se volvió a su ex – cuñado, mirándolo con cara asesina, pues se había dado cuenta de la expresión que tenía cuando contemplaba a Shû y del modo en que se lo comía con los ojos.

-¿Qué haces tu aquí?

-Vengo a ver a MI Shû – Koi – Dijo Seguchi con tono de suficiencia- Y a decirte que si le pones una mano encima te mato.

- Shû no es nada tuyo, él es mío y solo mío, y si te le acercas te convierto en un eunuco y terminas cantando en un coro de la iglesia como contralto.

-¿Tuyo? No me hagas reír, si eres una mala bestia. Es mío, además ¿Qué le puedes dar tu que no le pueda dar yo?

-¿Noches memorables en la cama por que lo tengo siempre conmigo? – Preguntó Eiri con muy mala idea- Bueno, Seguchi, adiós y que sueñes con MI Shûichi, porque solo así lo vas a tener.

-Eso lo veremos, esto es la guerra.

-Pues prepárate a perder, que aunque seas peor que la KGB a mi no me ganas.

-Eso lo veremos, no sabes con quien te estas midiendo.

-O, me hago una idea, y Shû también se hará una idea de como eres cuando le cuente todo lo que se de ti.

-¿No te atreverás?

-je, je, claro que sí.

-Bueno, pues yo le diré que le has engañado con una mujer y le enseñaré las fotos de cuando fuiste al templo de Kinkakouji con una admiradora mientras el estaba en Grecia.

-¡Pero si no pasó nada!

-Ya, ya nada ¿Y el beso?

-Me lo dio ella, no puedes usar esa información, me harías un desgraciado.

-Esa es la idea- Dijo Seguchi- Bueno me marcho.

-Eso lárgate, y acuérdate de lo dicho, mantente lejos de MI Shûichi.

-Bah, disfrútalo mientras puedas. Te queda poco de tenerlo.

Yuki entro dando un portazo y se dirigió al baño, Shû no estaba allí, luego fue a la cocina, tampoco, finalmente fue a la habitación y lo encontró dormido abrazado a su almohada y murmurando su nombre en sueños. Se desvistió y se acostó junto a él aferrándolo de manera posesiva.

-No te apartarán de mi lado amor- Susurró antes de dormirse.

 


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