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Bajo la Luna por MikaShier

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Capítulo 27

—No entiendo por qué sigues haciéndolo. Ya te dije que amo a Rin.

—Y yo ya te dije que estás confundido.

Makoto bufó suavemente, doblando la pierna y empujando a Sousuke hasta despegarlo de él. El pelinegro se acomodó sobre la cama y fijó la vista en el techo. Ese castaño debía entenderlo por las buenas o por las malas. Y, lamentablemente, las formas buenas ya escaseaban en demasía.

—Rin está con Haru, entiéndelo.

—Y yo lo amo, entiéndelo tú —Sousuke suspiró. Makoto se talló la cara y se enredó en las sábanas—. Comprendo que se les dificulte creerme y enserio no quiero lastimarte, pero es la verdad. Amo a Rin, Yamazaki-kun, y no porque quiera hacerlo.

—De todas formas, Makoto. Por más que lo intentes, él no va a dejar a Nanase de lado. Haru es, además de la única persona a quien Rin ha amado desde siempre, el padre de su hijo. O hija.

—Dicen que las personas solo se enamoran dos veces. Puedo ser su segunda vez y... —Sousuke se irguió, irritado.

— ¿Siempre has sido tan imbécil? Haru es tu mejor amigo, ¿enserio quieres que Rin lo deje por ti? ¿Quieres que Haru renuncie a él, a su felicidad, solo porque tú quieres tirarte a su novio?

— ¡No quiero solo tirármelo! —Makoto se sentó también— Haru debería entender. Si ambos amamos a Rin, quizá ninguno deba quedarse con él. Es lo justo. De esa manera...

—De esa manera tú no sales herido. Pero es injusto, porque Haru ya estaba con Rin. No puedes de pronto decidir que eso te perjudica —Makoto bajó la mirada.

—Estoy siendo egoísta, ¿no?

—Más que eso. Estás cegándote por ello. Dime, ¿de verdad estás dispuesto a perder a uno de tus mejores amigos por Rin? —El castaño apretó los ojos.

—Rin será mi mejor amigo también —la mano de Sousuke buscó la de Makoto, apretándola.

—Reitero. ¿Estás dispuesto a perder a uno de tus mejores amigos que es, además, como un hermano para ti por un chico que no va a amarte jamás? —Esta vez, no obtuvo respuesta. Sousuke le acarició el dorso de la mano con el pulgar. Makoto clavó sus ojos esmeraldas en los orbes cian del más alto.

—No puedo solo decidir dejar de amarlo. Y no planeo callarlo. Solo pelearé un poco más, sé que Rin no está seguro de amar a Haru... Y... —Sousuke suspiró con fastidio— No entiendo porqué sigues aquí, Yamazaki-kun, cuando ya te dije que amo a Rin. Cuando no dejo de repetirlo.

—Las personas se enamoran dos veces, ¿no? Y quizá puedo ser la segunda.

—Solo me enamoraré de Rin.

—Y Rin solo va a amar a Haru —el pelinegro suspiró, esta vez con resignación—. Reacciona de una buena vez. Si sigues, no solo Haru va a odiarte. Rin también lo hará. Y perderás a tus amigos. Estás aprovechándote de la brecha que hay en su relación y eso no hará más que lastimarte, porque es oficial que, por más que se separen, su destino es seguir por el mismo camino. Rin y Haru deben estar juntos. Y si tú los separas, yo mismo te haré pagar.

—Entiendo... —susurró, apretando la mano de Sousuke, no sabía en que momento la había tomado y, a pesar de lo dicho, no podía entender del todo lo que el pelinegro, con el que llevaba revolcándose algunos días, decía.

—Debes dejarlos tranquilos.

—Voy a dar todo mi esfuerzo.

Los brazos de Sousuke rodearon a Makoto. No podía evitar sentirse utilizado, pero era lo que ganaba tras lo que intentaba hacer. Si sacar a Makoto del camino significaba estar con él a pesar de que éste no le amara, lo haría, porque Rin ya había sufrido suficiente. Todos ya habían tenido suficiente. Aún así, a pesar de cualquier esfuerzo que aquella pareja pudiera emplear, ambos corazones perdurarían rotos, porque lo que había sido no se recuperaría, no volvería a ser. Y los errores cometidos nadie podía borrarlos. El tiempo no curaba las heridas, solo hacía que dejasen de arder. Y había heridas que, por más tratamiento que se les diese, nunca dejaban de doler.

______________

Ventanas abiertas de par en par, papel periódico colocado en el suelo. Cajas enormes en una esquina de la habitación. La pintura en la pared aún estaba fresca, así que un pequeño ventilador aceleraría el tiempo de secado. Haru se encontraba sentado en el piso, en medio de la habitación, con un pequeño trozo de madera y una navaja. Frente a él, un barco del mismo material de alrededor de seis mil centímetros cúbicos –treinta centímetros de largo, diez de ancho y veinte de alto- se hacía lugar entre más trozos de madera. Rin entró a la habitación con dos limonadas frías y un plato con un par de emparedados. Carraspeó un poco, llamando la atención del pelinegro para que éste le ayudase a colocar las cosas en el piso. Haru no tardó en ayudarle a sentarse también. Rin tomó uno de los trozos de madera y sonrió.

— ¿Es enserio? —cuestionó con un indicio de burla. El ojiazul le devolvió la sonrisa y siguió en lo suyo.

—Creo que será un bonito adorno. Tengo el presentimiento de que será un niño.

—Pues… —Rin soltó una risa suave siguió observando el tallado— Creo que son ilusiones mías, pero… ¿Este es Nagisa? Se parece mucho.

—Es Nagisa.

—Cuando dijiste que le harías un barquito… Pensé en un barquito —confesó riendo—. Ya sabes, algo como un trapecio invertido con una velita de triangulo. No un navío de piratas y marineros. Y no pensé que harías una tripulación.

—Me gustan los modelos a escala.

—Ya sabía que era una excusa. Pero… ¿Por qué has puesto a Nagisa y…? —tomó otra estatuilla de madera y volvió a reír— ¿Este es Rei?

—Sí. Y no es una excusa. Es un buen recuerdo. Cuando estés viejo y arrugado, Sakura puede tomar este —Haru le dio la figurilla que tallaba, Rin sonrió— y recordar que solías ser un joven hermoso.

—Vale, lo capto. Pero… De verdad, pensé que si uno de los dos era un… nerd… sería yo.

—No te preocupes, lo eres. Yo solo tengo un hobby.

—Mejor cállate y come… —se llevó una mano al vientre e hizo una mueca— Lo despertaste.

— ¿Eh? —Haru se acercó a Rin y observó su vientre— ¿Puedo...? —los ojos carmín del menor se clavaron en los orbes azules contrarios. Pronto, sus mejillas se colorearon de un tenue rosado.

—N-no... no tienes que preguntar —balbuceó. Las comisuras de los labios del pelinegro se curvearon levemente. Posó una mano sobre el vientre de Rin en el lugar que él indicaba y esperó, más no hubo movimiento alguno.

— ¿Seguro que...? —entonces lo sintió. Una suave patadita que arrancó una sonrisa en labios de ambos padres. Haru movió la mano, pero nada volvió a sentirse— Quizá no esté despierto —Y ahí estaba nuevamente. Sakura pateaba el vientre de Rin ante la voz del pelinegro, quien no tardó en darse cuenta de ello. Acercó su rostro a la redondez del menor y rozó su nariz con aquella parte del cuerpo de Rin, quien lo observó curioso mientras Haru levantaba el camisón—. Sakura, soy papá —susurró acariciando la piel del pelirrojo. Una patadita volvió a sentirse. Rin se abochornó, sin despegar la mirada de Haru—. Ya quiero tenerte aquí, ¿sabes? Todos te queremos mucho, en especial Rin y yo...

—Esto es tan... Y dices que yo soy vergonzoso —Haru sonrió y le besó el vientre. Un rojo intenso invadió las mejillas de Rin. El pelinegro lo tomó por la nuca y lo atrajo a sí, juntando sus labios. Las manos del menor convirtieron en puños el cuello de la camisa del contrario mientras correspondía el beso.

Al final del día, Rin seguiría siendo el arcoíris de Haru. Y Haru seguiría siendo el resplandor de Rin. El momento era tan íntimo y perfecto que ninguno escuchó al gatito entrar a la habitación arrastrando los auriculares del pelirrojo, ni oyó cuando el pequeño animal pisó un charquito de pintura y, mientras sacudía el líquido de su patita, refunfuñando, terminaba por restregarse en la pared húmeda. O cuando Sousuke entró, tomando al gato por el pellejo y saliendo de la habitación con rapidez, deseando dejar caer algo de lejía en sus ojos.

La burbuja había sido creada, un mundo en donde, si estaban juntos, solo habría perfección. Una burbuja fácil de romper, pero hermosa de admirar.

"Tú, Sakura y yo"

______________

Lo que Rin más odiaba de Tokio, eran las noches sin estrellas. La luminosidad de la ciudad opacaba cualquier luz que aquellas esferas de gas a millones de kilómetros de lejanía pudiesen emanar. Y Rin era un romántico, pese a todo. Su vista claramente buscaría clavarse en el cielo estrellado, para pensar. Para sentir que un momento podía ser perfecto.

Una de sus manos viajó hacia su abdomen, acariciando el extenso vientre que ahora poseía. Murmuró algunas palabras antes de que la puerta, tras él, se abriera. Haruka salió con las llaves del coche y besó la mejilla del menor antes de tomar su mano y guiarlo hacia las escaleras.

La calle estaba vacía y el viento corría con libertad, arrastrando algunos papeles que habían sido tirados a lo largo del día. Rin entró en el coche y esperó a que Haru hiciera lo propio. No tardaron mucho en arrancar y tampoco fue mucho el tiempo en que demoraron en llegar.

Frente a la clínica donde Rin solía hacer sus chequeos y veía a su psiquiatra, cuyas visitas se habían reducido a una vez por semana, se encontraba un automóvil negro, que los chicos ya conocían, sobre todo el pelirrojo. Su madre ya se encontraba en la salita, con un traje formal que desconcertó a Rin.

—Hola, Haruka. Hijo —murmuró mientras se levantaba y besaba la mejilla de los mencionados.

— ¿Por qué estás vestida así? —Rin ya sabía la respuesta, pero aún así esperó a que su madre hablase.

—Siempre hay improvistos. He desocupado mañana, pero aún queda mucho trabajo por hacer.

—Estoy bien, así que no necesitas quedarte aquí mañana. Puedes ir con Gou y descansar todo el día —ofreció el pelirrojo con una sonrisa cansada. Tenía mucho sueño. La mujer observó aquellos ojos carmines y sonrió, acariciándole el rostro.

—Eres igual a tu abuela. Siempre dejándote en segundo plano... Voy a quedarme contigo. A Gou la veo todas las noches. Y aún no hemos hablado de todo.

Rin asintió, entrelazando la mano con la de Haru mientras los tres se dirigían a la oficina del ginecólogo. El hombre los saludó amablemente y los instó a tomar asiento.

— ¿Listo para tu segunda ecografía? —preguntó sonriendo. Rin se encogió de hombros y asintió— Prefecto. Pero antes... ¿Has estado comiendo mejor?

—Sí, las cinco veces al día que usted había dicho —aquello no era del todo una mentira. Los fines de semana comía completo, con Haru y Sousuke. Pero en los días laborales, cuando Haru se iba a la universidad y Sousuke salía, Rin perdía el apetito. Pero no era algo importante. Comía bien, eso creía.

—Muy bien. Ahora... Esto se lo había comentado a Nanase-kun el otro día —musitó el mayor, sacando un folio de la cajonera—. En busca de alguna anomalía que pudiese darse en el embarazo masculino, gravamos la ecografía, ¿recuerdas? —Rin asintió, pronto sintió la mano de su madre en la pierna— Lo he revisado unas diez veces, y he encontrado que el desarrollo del feto ha sido más rápido de lo usual. Me extrañaba que pudiese distinguir algunos miembros de su cuerpo, así que lo he comparado con un embarazo normal, solo para corroborar la afirmación. Lo ideal hubiese sido haberlo visto a tiempo para llevar un control más rígido y aumentar tus chequeos, lamento el no haber actuado más rápido. Aún así, esto no es algo malo, solo deberemos apresurarnos en establecer la fecha de su nacimiento, según su desarrollo. Si no tienes alguna duda, pasemos a la otra habitación, por favor.

Rin se colocó la bata que el médico le tendió y se dirigió a la habitación contigua a lado de Haru, reclamándole en susurros el silencio de su parte respecto a aquella visita de la que el pelirrojo no se había enterado. Haru, suspirando, murmuró que no quería que se preocupase. Lo que no dijo, fue que el desarrollo acelerado no había sido la única anomalía encontrada.

El pelirrojo se recostó en la camilla y se descubrió el vientre, dejando que su doctor vertiera un líquido frío y viscoso en él para después acercar una máquina, pasando un pequeño aparato sobre su piel. La imagen de su interior apareció en el monitor de la maquina.

Y, por primera vez, Rin lo vio.

No estaba del todo claro, pero el doctor se encargó de señalar las partes formadas de su bebé. Haru apretó los labios y observó la imagen con atención, intentando leer entre líneas.

—Bueno, con esto queda confirmado —sonrió el mayor. Rin frunció el ceño, observando aquello que su médico señalaba en la pantalla. Haru apretó la mano de su prometido. La mujer observó atentamente la pantalla y luego sonrió.

—Oh —musitó. Presionó el brazo de su hijo, quien los miró con fastidio.

— ¿Qué es eso? ¿Tendrá tres brazos? Espere... ¡¿Es un tercer brazo?! —Rin entrecerró los ojos, intentando que la imagen se separase.

—No, Rin —respondió Haru, ocultando su preocupación, casi sin aliento. Y sintiéndose mal por estar levemente emocionado.

—Felicidades, Matsuoka-kun... Son gemelos. Ahora, ¿quiere saber su género?

_________________

"Lo cité aquí sin el conocimiento de Matsuoka-kun porque, en su estado, no quisiera perturbar su tranquilidad sin antes una confirmación. Como sabe, Nanase-kun, con el consentimiento de Matsuoka-kun hemos grabado su primer ecografía, para segundos chequeos. He revisado dicha grabación en mis tiempos libres y, gracias a los chequeos médicos que hace cada semana y con ayuda del ultrasonido grabado realizado a una de mis pacientes con el cual he comparado el desarrollo fetal de Matsuoka-kun, nos hemos dado cuenta de que el crecimiento del feto parece estar ligeramente acelerado y, además, se presenta un segundo latido. Puede que haya existido alguna interferencia en la grabación, pero también puede ser que vaya a tener gemelos o mellizos. Esto solo podré confirmárselo hasta la segunda ecografía. No hace falta adelantarla, pues es solo en unos días. Lo he llamado solo a usted debido a que sé muy poco sobre la estabilidad de Matsuoka-kun y no sé a qué grado pueda alterarlo esto. Decirle o no está en sus manos.

"Ahora... Si Matsuoka-kun llegase a experimentar un embarazo de gemelos, el riesgo aumenta, y quiero aclarar que no digo que se lo esconda ni lo recomiendo. …l no se ha cuidado muy bien, como sabrá. Cuando Sara-san lo trajo, él presentaba algunos síntomas de desnutrición. Según comentó la señorita, Matsuoka-kun había entrado en un estado de depresión y quizá eso influyó en la cantidad de alimento que ingería. Nada más llegar a Japón, su rutina alimentaria cambió, aunque la depresión que había arrastrado pudo modificar su aceptación a la comida. De cualquier forma, no pasó a mayores. Sin embargo, los primeros meses son muy importantes en un embarazo, así que puede que haya algunas complicaciones durante el mismo, sobre todo porque debe comer por tres personas.

"Pasando a algo más, dado a que Matsuoka-kun no es una mujer, no posee las facultades necesarias para un parto natural, pues sus caderas no son anchas y no se dilatará para expulsar del vientre a su hijo, así que hay que programar una cesárea en cuanto el bebé esté listo para salir. Dado al rápido desarrollo que el feto está teniendo, quizá esté listo antes de lo normal. Creo que la fecha ideal sería durante el mes de Julio... Confirmaremos su avance el siguiente miércoles y entonces hablaremos de esto con Matsuoka-kun, Nanase-kun. No es algo malo, pero no soy quién para decidir que tanto podría afectarle.”

Rin observaba la ventana del auto mientras pasaban las calles, fijando la mirada en el cielo, que había comenzado a nublarse. Gemelos. Eso era... simplemente fantástico, increíble. Y eso no significaba que fuese genial.

No solo había intentado acabar con una vida a parte de la propia, sino que habían sido dos. Y, ahora, ¿cómo mierda podría mirarse al espejo de nuevo? Iba de mal en peor. Y eso tampoco significaba que la vida de Sakura valiese menos que la de su segundo hijo.

—Lo siento —murmuró Haru, deteniéndose ante una luz roja. Rin se giró hacia él de inmediato—. No te lo dije porque... Si no era así, entonces te habría alterado en vano. En verdad lo lamento, Rin.

—Te toca escoger —musitó al tiempo en que Haru arrancaba. El pelinegro volteó brevemente, clavando los ojos en el perfil de su prometido. Luego volvió la vista a la calle.

— ¿Qué has dicho? —Rin jugó con los pliegues de su camisón.

—Que te toca escogerle un nombre. Yo elegí Sakura, tu debes ponerle un nombre a Haru junior dos.

El alivio recorrió cada fibra del cuerpo del pelinegro, haciéndole darse cuenta de cuan preocupado y temeroso de la reacción de Rin estaba. Apretó el volante y sonrió, mirando hacia adelante, mientras una risilla de alegría se escapaba por sus labios.

—Haru junior dos... —repitió. Observó la luna por unos instantes.

Ja. Ese astro que reflejaba la luz del sol había presenciado tanto, había sido testigo de tantas situaciones. Se estacionó frente a su edificio y apagó el coche, observando por el retrovisor a la madre de Rin detenerse en uno de los lugares públicos.

—Niji —soltó. Rin clavó sus ojos carmín en él de inmediato. Haru le tomó la mano— ¿Te gusta?

—Sí... Pero... ¿Por qué arcoíris? —cuestionó, acariciando con el pulgar el dorso de la mano de Haru, quien removía el aro que rodeaba el anular del pelirrojo.

—Los sakuras son importantes para ti, para mí los arcoíris.

"Porque tú, Rin, solo los haces para mi".

_______

¿Qué tan malo podía ser estar embarazado?

Sinceramente, no lo entendía, pero sabía que había motivos para que la angustia de Rin fuese tan grande. Y es que, cuando hablaban de problemas de personalidad, Hazuki Nagisa era experto. Sabía del dolor psicológico que significaba el ser tratado como una chica a pesar de ser un hombre. Sabía de la tristeza y la negatividad que traía el ser confundido con una mujer.

No entendía qué tan malo podía ser estar en cinta, pero comprendía que tan malo podía ser dudar de tu sexualidad. Rin la tenía dificil, porque él no era una chica, pero podría haberlo sido. Nagisa había apoyado el aborto en secreto, porque el pelirrojo sufría demasiado. Demonios, era cuestión de verle la cara para darse cuenta. Pero todos, siempre, anteponían sus prioridades. Estaban ciegos ante lo que ellos creían. Y Nagisa sabía. Sabía lo que se sentía que escogieran por ti. Sabía lo que se sentía el que eligiesen "lo mejor" para ti. Lo sabía. Y una mierda que lo sabía.

Y le daba rabia la impotencia de Rin. Le daba rabia la propia impotencia.

Porque, pudiendo siempre elegir entrar al juego se quedaban en las gradas. Porque los demás los sentenciaban y eran tan inflexibles que...

Pero le daba más rabia callar. Más le enojaba estar solo, sin poder decirle a alguien lo que realmente pensaba. Y también le enfurecía la burbuja de "Rin debe ser mío", que pertenecía a Makoto, porque el amor no era antes de la amistad, nunca.

Rei apareció en la estación bien entrada la tarde, disculpándose mil veces al ver al rubio en una de las bancas, mientras el tren se desvanecía a la distancia. El más bajo le sonrió, como siempre. Pero hacía tiempo que aquella hermosa sonrisa no llegaba a los ojos de Nagisa. Se sentó a lado de su amigo y se acomodó los lentes, el reloj, la ropa y el cabello. Nagisa clavó la vista al frente.

— ¿Me has esperado todo este tiempo? —cuestionó el peliazul. Nagisa sonrió.

—Rei-chan, tardaste mucho.

—Kou-san quiso pasar por un helado antes de regresar.

"Kou-san..." Rei, tan idiota. Esos dos seguían fingiendo ser solo amigos, salían "a último minuto", cuando Nagisa tenía que volver a casa. Pero no podía ser mera coincidencia que ambos hubiesen encontrado pareja el mismo día.

No era algo confirmado, pero Nagisa sabía que así debía ser. Desde que superaron sus diferencias, Rei y Gou habían comenzado a verse como algo más, le había quedado claro, aunque no todos habían sido capaces de apartar la vista de Haru y Rin, quienes siempre eran los protagonistas de la vida de todo el equipo.

Cuando se dio cuenta de que Rei estaba enamorado, no pudo evitar sentir que su mundo amenazaba con caer, porque le gustaba ese chico. Aunque había sido enamoramiento temporal y, ahora, era Chigusa quien se adueñaba de sus ojos.

Nagisa sonrió.

—Gou-chan te aprecia mucho —comentó, observando de reojo las mejillas de Rei prenderse como un par de faros rojos.

—S-somos muy b-buenos amigos, sí...

—Rei-chan, sabes que lo sé —pescó las manos en la orilla de la banca y se balanceó hacia adelante—. No tienes que fingir, ninguno tiene que hacerlo. Además, Rin-chan también te quiere mucho. Todos se lo tomarán bien —Rei suspiró y observó hacia adelante.

—Pensé que te habías vuelto a casa, ¿por qué quisiste esperarme? —Nagisa había enviado un mensaje al peliazul, pidiéndole que no tardara.

—No lo sé, quería pasar algo de tiempo contigo.

—Últimamente se te nota... mal... ¿Pasó algo? —Nagisa se lo pensó unos segundos.

— ¿No te sientes triste por Rin-chan? —cuestionó, un nudo alojándose en su garganta. Rei soltó el aire, una acción que carecía de belleza, pero últimamente todo era así.

—Kou-san nos ha arrastrado a sus metidas de pata, ¿no crees? —El rubio lo observó— No es que le eche la culpa, solo digo...

—Sé a qué te refieres, Rei-chan. Pero... Si Gou-chan no nos hubiese llamado... Las cosas hubieran sido muy diferentes. Rin-chan se hubiera marchado. Hubiera tomado dinero y hubiera huido. Lo admitió. Gou-chan... Fue gracias a ella que Rin-chan se quedó. Si las cosas no se hubiesen enredado, Rin-chan quizá estuviera en un país que no nos imaginamos.

—Posiblemente tienes razón...

—Lo único que no me gusta de esto... Si Rin-chan se topa con un muro y cae... Aún si se levanta, tarda mucho en hacerlo. Rin-chan no está bien, y ni Haru-chan ni Sou-chan están viendo el daño que le causan.

— ¿Por qué crees que Haruka-senpai y Yamazaki-san le causan daño? Nagisa-kun, ellos lo conocen muchísimo más que nosotros, Rin-san tenía un problema psicológico, su mente estaba inestable. De lo contrario, ¿crees que ellos se habrían opuesto a su decisión? Yo creo que no lo dejaron decidir porque él no tenía la mente clara...

—Quizá solo vieron por ellos... Rin-chan tiene miedo y si él no se levanta...

—Nosotros estaremos ahí para apoyarlo. Vamos a tenderle una mano —posó su propia mano sobre la de Nagisa, quien se giró levemente para observarlo. Rei sonrió—, ¿cierto? —los labios del rubio se curvearon mientras sus dedos se entrelazaban.

—Cierto.

El atardecer llegó a su fin y, minutos después, el último tren se detuvo e el andén. No tardaron mucho en abordar. Las estrellas brillaban en el cielo cuando Nagisa clavó la mirada en la ventana. Las palabras de Rei calmaban su angustia.

Pero el mal augurio no paraba de presionar su pecho.
Notas finales: Hola, hola, hola! Perdón por el retraso, no tengo computadora y eso era un problema hasta que encontré Word en el celular*0*

En fin, debo avisarles que por algunos motivos me tomaré unas vacaciones, de tiempo indeterminado. Aunque espero sentirme mejor para el próximo lunes y con suerte habré recuperado mi compu.

Espero entiendan. ¡Nos vemos!

Por cierto, por ocasión única responderé preguntas sobre el fic (si alguien tiene dudas de algo o quisiera que me pensara en agregar algo, puede decirlo). Aunque espero haber sido clara al respecto.

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