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Bajo la Luna por MikaShier

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Notas del capitulo:

¡Lo lamento demasiado! No sé por qué el capítulo no se subió... ¡Y vengo enterándome dos meses después del final de Bajo la Luna! 

Les debo la boda SouMako, lo siento muchísimo por este retraso.

Aquél día, el calor había sido opacado por el frío y el suave ronroneo que el aire acondicionado emanaba. Haru y Rin habían reunido a sus amigos en el apartamento de Tokio del primero. Makoto no había asistido, claro estaba. Pero Haru no parecía afligido por ello. Nadie lo parecía. La pelea de ambos seguía sintiéndose reciente. Las acciones que el castaño... Bueno, nadie quería recordarlo, porque la culpa consumía a Rin todavía. Su inestabilidad era latente, aunque aparentase lo contrario. Y, a pesar de que el ambiente y la aparente felicidad de la pareja lo decían todo, nadie se preparó para lo que venía después.

—Vamos a casarnos, después de que los bebés nazcan.

Esa había sido la frase que había causado un efecto dominó, conformado por sus amigos. Las distintas expresiones pasaron por el rostro de cada uno, felicidad, confusión, enojo. Pero no importaba, porque, al final de cuentas, era su decisión.

Sou era quien se había mostrado molesto con la noticia, porque pensaba que las cosas no debían hacerse así. Haru y Rin estaban, en ese instante, en la cima de su montaña rusa, preparándose para bajar en picada. Todos lo sabían, ¿por qué no veían la realidad? Estaban batallando con Rin a montones y, ¿aceptaban un simple sí de su parte? Sou creía que las acciones debían tener sus razones, y las razones que movían a Rin en esos momentos no eran precisamente sanas. ¿Por qué enredarse la vida con tanto esmero?

Pero sonrió, porque sus palabras no iban a cambiar el hecho. Incluso ayudó a Gou a prepararle a su hermano una pequeña fiesta semanas después del nacimiento de sus hijos, celebrando su último día de soltería, aunque en realidad quería hablar con él a solas, también. Por eso se había sentado junto a Rin en aquél apartamento. Por eso había murmurado algunas palabras que hicieron fruncir el ceño de su mejor amigo.

—Es mi decisión —había dicho Rin esa noche, sosteniendo una copa de champagne que Gou había comprado con una parte de sus ahorros. Sou había suspirado, bebiendo de su propia copa.

—Lo sé, pero es una decisión...

— ¿Qué no cambiaré?

—Que tomaste cuando estabas desesperado. Escucha, has metido la pata durante los últimos nueve meses, Rin. Peleaste con Haru, intentaste suicidarte, provocaste a Makoto, intentaste abortar, e incluso trabajaste en situaciones insalubres, sabiendo tu estado.

—Me pagaron una mierda.

—Escúchame, joder. No has tomado las mejores decisiones. Y si haces mal esto, vas a dañarlos a todos. Él lo entenderá si hablas en este momento. Pero si lo haces después... —Rin suspiró, sonriendo levemente. Por eso el azabache calló.

—Sou, el amor que le tengo a Haru... Sabes que lo amo desde pequeños, ¿cierto? Me he pasado la vida persiguiéndolo... Así que... ¿no puede ser ésta la única decisión que haya tomado bien?

Y el recuerdo de lo feliz que había sido su amigo cuando él y Haru se hicieron pareja lo convenció de que sí, quizá era la oveja blanca en el rebaño negro. Por eso asistió a la boda, pese a que su pareja se encontraba mal en casa. Por eso perdonó a Rin la depresión que causó a Makoto y no lo mencionó. Sus acciones no estaban más que justificadas por el amor que les tenía a ambos.

Convenció a Makoto de alejarse por un tiempo, para tranquilizarse. Pero, conforme el tiempo se consumía, el castaño tomó la decisión de no acercarse de nuevo, jamás. Sousuke sabía que era por miedo a revivir aquello que aseguraba haber enterrado. Porque los otros no le creían, pero él si sabía cuánto era el amor que Makoto había otorgado a Rin aún sin saberlo él mismo, incluso cuando el castaño comenzó a engañarse, diciéndose que en verdad había sido sobreprotección. Lo supo desde aquél día en que vio a Rin por primera vez en meses. El rostro de Makoto se lo había dicho. Se lastimaba los dedos mientras escuchaba a Haru gritar, pero apretaba los puños cuando escuchaba los sollozos de Rin. Y, si no lo hubiese amado, Makoto hubiese separado la distancia, los hubiese detenido. Si no lo hubiera amado, él hubiera interferido. Pero no lo hizo, porque sabía que Rin lo necesitaba. Y lo sabía porque lo amaba.

Sousuke era consciente de que las oportunidades debían aprovecharse, también se había dado cuenta de que Makoto podía amarlo a él, separando ese sentimiento de lo que una vez sintió por el pelirrojo. Por eso le pidió matrimonio. Y por eso juró protegerlo por siempre, ante sus mentiras y las de los demás.

Porque la bondad de Makoto era tal, que Sousuke terminó por contagiarse de ella. Por eso calló. Y por eso vivió atemorizado de que un día, Makoto se marcharía de su lado.

____________________

Nagisa se dejó caer con cansancio en el sofá de la sala del departamento que Gou había rentado algunas semanas en Kyoto, suspirando sonoramente en un intento de llamar la atención de la estúpida pareja de tortolos que se encontraban en el sillón adyacente. La chica le sonrió, enarcando una ceja.

— ¿Cuándo llegaste aquí? —cuestionó, luego frunció el ceño— No, ¿cómo entraste?

—Gou-chan, dejas la llave entre las ramas del rosal siempre.

— ¿Eso haces? —preguntó Rei, algo extrañado. La pelirroja asintió.

—Pero no se ve a menos de que sepas dónde está...

—O que tropieces con la maceta y la hagas caer —sonrió Nagisa. Rei imitó el gesto, negando suavemente.

—Gou-san, debes ser más cuidadosa.

—De cualquier manera... ¿Qué haces aquí, Nagisa? Pensé que te quedarías en un hotel...

—Esa era la idea, pero estaba aburrido porque robaste a Rei-chan.

—Te invitó a quedarte aquí también, Nagisa-kun.

—En ese momento no quería ser la tercera rueda.

Gou había reído suavemente y le había llevado a la habitación de invitados, diciéndole que podía quedarse ahí mientras estuviera en Kyoto. Nagisa aceptó con una sonrisa en el rostro y dijo que desempacaría algunas cosas e iría con ellos más tarde, pero, cuando la chica volvió con Rei, aquella supuesta felicidad se marchó. Soltó un suspiro y se dejó caer contra la puerta, mordiéndose el labio. Le dolía ver a Rei con Gou, porque... A él le había gustado mucho. Sonrió mientras abrazaba sus piernas y observó el lugar. La felicidad del peliazul era la única razón por la que no había luchado. Porque sabía que él amaba a Gou con todo su corazón y era correspondido. Por eso había comprendido la situación de Makoto. Por eso le había atormentado el desenlace. Se limpió las lágrimas y se levantó, echándose a la cama y abrazando una almohada. Había muchas formas de ganar y, mientras Rei fuese feliz, él se daría por victorioso.

El mundo era así, y así debería soportarlo.

________________

¿Qué es en realidad lo que hay que hacer para ser feliz? Para empezar, uno debía quitarse la idea de que la felicidad existía, porque ésta, en realidad, es solo la creencia que una persona tiene sobre vivir su ideal. No había una explicación más clara de por qué antes creía ser feliz.

En el pasado, cuando tenía lo que quería sin importar qué, gracias al esfuerzo y la dedicación ejercida en cada acción protagónica de la vida, parecía ser feliz. Creía con firmeza que lo tenía todo.

Un novio sonriente, un buen puesto en un equipo de natación, la oportunidad de calificar para las olimpiadas, un departamento bastante acogedor en Australia, una familia postiza cariñosa, una familia real que lo esperaba en casa, un perro, amistades por todas partes... Siempre lo había querido y, al obtenerlo, creyó que eso era la felicidad. Porque ese había sido su ideal.

Luego sucedió aquella trágica experiencia, donde la amistad y el amor fueron puestos a prueba. Donde él mismo se debatió entre lo correcto e incorrecto, donde tenía que ignorar el sentimiento de pesadez que le apresaba al saberse diferente para tomar una buena decisión y no lo logró.

Rin perdió y ganó mucho a la vez, desde a su familia australiana -que en realidad no hizo más que apoyarlo al enterarse-, hasta sus dos hermosos hijos. Claro, y el asuntito con Makoto.

Los disturbios siempre iban a existir en la vida, eso lo supo Rin cuando, al dejarle dos recién nacidos en brazos, la enfermera le sonrió levemente y murmuró, expectativa, un "debes amamantarlos". Había cosas que no se esperaban y llegaban sin más, como cuando Haru, al ver a ambos bebés pegados al pecho del pelirrojo, le sonrió y declaró que él quería ser partícipe de la acción. Pero los buenos finales esperarían a la vuelta de la esquina, sin excepciones. Solo debía saberse hacia donde virar.

Altas y bajas habían dramatizado su vida, y Rin sobrevivió a todo ello con pequeños daños colaterales -como el hecho de dejar la natación y el distanciamiento entre Haru y Makoto-. Pero... En verdad no había forma en que pudiera pasar de lo que tenía frente a él.

Sus dos hijos, derechitos y con el ceño fruncido, le observaban fijamente. Parados frente a él, Niji y Sakura exigían una respuesta que Rin no conocía en realidad, porque todas las contestaciones parecían ser excusas.

—Papi, ¿por qué me amas más que a Sakura? —volvió a preguntar. Estaba claro que amaba a ambos por igual, pero ya había dicho eso y los niños no habían cedido.

— ¿Qué quieren que les diga?

—La verdad —Sakura hizo un puchero, Niji lo atrajo hacia sí y le abrazó con fuerza.

—Sakura y yo creemos que me quieres tanto, que no estás dispuesto a nadar con él, porque perderías mucho tiempo que podrías pasar conmigo.

Rin frunció el ceño y volteó a todas partes, en busca de algún culpable, pues esa respuesta era... Bastante rebuscada. Dudaba que a su hijo le hubiese llegado esa conclusión.

—Sí, papi. Papá siempre me lleva a nadar, de hecho, él me enseñó a nadar. Tú ni siquiera fuiste a mi prueba, nunca me has llevado al club, tampoco. Tú siempre estás con Niji.

—Eso es porque Niji estaba muy, muy enfermo, no fue porque no quisiera.

—Puede que eso sea verdad, pero hace mucho que Niji no se enferma, ¿verdad? —El pelinegro asintió enérgicamente— ¿Cuál es tu excusa?

— ¿Perdón? —el mayor alzó una ceja, confundido.

— ¿Le tienes miedo al agua, es eso?

—No, pero...

— ¡Tú me debes un regalo de cumpleaños! —declaró Sakura, soltándose del agarre de Niji y cruzándose de brazos— ¡Llévame a nadar!

—No. Tu regalo lo mandé a pedir hace unas semanas y aún no llega, por eso no te lo he dado. Y dejen de decir estupideces, ¿vale? Los amo a ambos, por igual, sin distinciones. Y eso no tiene nada que ver con lo de nadar, ¿bien?

— ¡Eres estúpido! —gritó el pequeño pelinegro, con las mejillas rojas. Rin entrecerró los ojos y se agachó frente a él.

— ¿Quieres repetir eso? —gruñó, levemente divertido. Niji negó con rapidez. Sakura lo jaló de la camisa y alzó la voz.

— ¡Papá! ¡Papi le está enseñando los dientes a Niji! ¡Le está gruñendo! ¡Le está gruñendo! —El mayor suspiró, dejándose caer en el piso.

—No puede ser...

— ¿Les estás gruñendo a los niños, Rin? —Haru apareció por el pasillo, quitándose el delantal azul que usaba para cocinar la cena. El aludido negó.

—No es así, yo solo...

—Papi dijo que éramos estúpidos —afirmó Niji, parándose a un lado de Sakura.

— ¿Qué? ¿Les dijiste eso? —Rin negó rápidamente.

—No es verdad, solo les dije que no dijeran estupideces...

—Y también dijo que no nos amaba, ni a ti ni a mí, solo a Niji.

— ¿Sí?

—Sabes que no es verdad, Haru.

—Pero sí dijiste eso —corroboró Niji, abrazándose a la pierna del pelinegro mayor.

—Que no.

—Que sí.

— ¿De verdad pelearás con los niños?

—Nosotros solo queríamos que nos viera nadar —Niji tomó la mano de Sakura, quien ya se había echado a llorar. Rin los observó, incrédulo.

—Eso no fue lo que...

— ¡Papi no nos quiere! —Y sin más, desaparecieron por el pasillo.

— ¿Te sientes mejor ahora, Rin? —masculló Haru. El pelirrojo lo observó atónito y balbuceó una respuesta antes de que Haru se marchara a la cocina.

¿Qué mierda les sucedía?

____________________

Lo primero que Rin vio al despertar, fueron un par de brazos que se aferraron a su cuerpo de inmediato. Lo primero que escuchó, habían sido los sollozos de Haru. Inmediatamente sus ojos se vieron invadidos por lágrimas, sacando conclusiones apresuradas.

—Ha... Haru...

—Estás vivo —había sollozado el otro, escondiéndose en su cuello—. Perdón por creer... creí que habías muerto... Cuando dejaste de respirar... cuando cerraste los ojos...

— ¡Como si fuera a morir después de haber pasado por todo esto, imbécil! —gritó Rin, echándose a llorar— No soy tan débil, no me molestes —y entonces había iniciado una sarta de groserías. Porque también había estado asustado antes de entrar en aquél quirófano.

Pero no estaba enojado, estaba feliz de ver a Haruka ahí, aunque él no paraba de llorar. Gou no paraba de llorar. Su madre no paraba de llorar. Y supuso lo peor. Su respiración se entrecortó mientras volteaba a todos lados, en vano. Su llanto fue inminente. Su rostro se llenó de lágrimas mientras abrazaba con más fuerza a Haru, mientras su imaginación abría paso a la peor de las situaciones. Se lo habían dicho. Le habían dicho lo peligroso que era. Le habían advertido que sería un milagro si su cuerpo lograba resistir el parto. Porque estaba débil, porque su parto había sido, en parte, un experimento.

Todos mueren, todos viven, tú mueres, ellos mueren.

Y no dejó de llorar, aun cuando Haru le intentó convencer de que sus hijos estaban vivos. No paró hasta que la enfermera entró con ambos niños en una cuna transparente cada uno. Se calmó cuando tuvo a Sakura en sus brazos, pero su ansiedad volvió cuando observó a Niji, cargado por Haru.

Era tan pequeño.

Y frágil.

Y delgado.

Y tranquilo.

Sakura echó a llorar, pero a Rin no le importó. Fue ahí cuando la conexión con su pequeño pelirrojo se vio interrumpida, porque había sido por culpa de Rin que Niji hubiese nacido de aquella manera. Su descuido había tenido consecuencias y su hijo se encontraba en una situación así.

Le dijeron que la culpa no era suya, porque el plomo que él había aspirado no traía esa clase de consecuencias, además de que había aspirado realmente poco. Que su hijo hubiese nacido anémico no era nada del otro mundo, muchos niños nacían de esa forma, pero era tratable y no dejaba rastro. No habría consecuencias a largo plazo, solo había que donar algo de sangre y estaría bien. Pero Rin no lo entendió.

Y con el paso de los días, semanas, meses y años, él se negó a dejar la culpa atrás.

_____________________

No quería seguir cargando con culpa. Quería continuar. Por eso fue al cuarto de sus hijos, haciendo que se cambiasen, y los cargó hacia la sala. Llamó a Haru y le dijo que saldrían. Iba a demostrarles que, por ellos, por su familia, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa. Encendió el auto después de sentar a los niños en sus respectivas sillitas. Haru le preguntó a donde se dirigían, pero Rin solo aceleró.

El amor que sentía hacia ellos era innegable.

Haru sonrió imperceptiblemente en cuanto estacionaron. Niji se apuró a bajar del auto, seguido por Sakura, y ambos corrieron dentro de la instalación. Rin salió del auto y los siguió, sin esperar al azabache, quien, sin borrar aquella sonrisa de su rostro, tomó su celular y envió un mensaje.

|Para: Número desconocido

De: Nanase Haruka

Funcionó. |

Sakura y Niji se detuvieron frente a la piscina, agachándose y tocando el agua quieta. El lugar estaba oscuro, posiblemente no deberían estar ahí. Era el lugar donde Haru había encontrado un reclutador para irse a Kyoto. Pero no había ni un alma más que la de ellos cuatro en aquél lugar. Sakura se quitó la ropa, Niji intentó detenerlo, antes de lanzarse a la piscina. Rin rotó los ojos. No debió dejarlo tanto tiempo a solas con Nanase. El menor de los azabaches se sentó en la orilla y comenzó a patear el agua con esmero, algo divertido.

— ¿Para qué nos trajiste aquí? —cuestionó Haru. Rin se encogió de hombros.

—Querían que los traejera —contestó sin más. El mayor se cruzó de brazos y se recargó en la pared, esperando.

—Eso no es verdad. Eso no fue lo que te pidieron.

Con un chistido, Rin asintió. Comenzó a sacarse la ropa y se acercó a la plataforma. Sakura le observó y salió de la piscina de inmediato, corriendo hacia él y tomándolo del brazo.

— ¿Vas a competir conmigo?

—Tienes que hacerlo rápido, o podría morderte.

Una sonrisa infantil invadió el rostro del niño. Sakura corrió rápidamente al carril de a lado, parándose sobre la plataforma y poniéndose los visores que Rin le había ordenado llevar. El pelirrojo se estiró por un momento y suspiró. No había nadado en largos años. Se colocó los visores y dejó que el elástico chasqueara en su nuca. Sonrió.

— Ready? —observó a su hijo con una sonrisa burlona que le fue devuelta. Sakura sonrió seguro de sí mismo y se alistó— Go!

¿Qué era en realidad lo que había que hacer para ser feliz? Primero, debía meterse en la cabeza que no lo lograría solo. La felicidad se lograba en conjunto. La felicidad era única para cada quién. Y su felicidad estaba ahí.

La adrenalina que le invadió en ese momento, la gratitud y el alivio, aumentó con cada brazada que lo acercaba a su meta. Tocó la pared y sacó la cabeza, intentando recuperar la respiración. Sakura lo veía desde arriba con los ojos brillosos. Él no había saltado de la plataforma y lo observaba junto a niji. Pero Rin no había nadado solo. Rin se había sentido perseguido. Sus ojos se desviaron hacia el carril de alado. Haru le sonrió con la respiración agitada y alzó la mano. Rin sonrió, sus ojos se llenaron de lágrimas. Golpeó la palma contraria con la propia.

La felicidad se creaba sola. Y esa noche, bajo la luna, una nueva meta se creó. Su sueño regresó y haría hasta lo imposible por conseguirlo. Volvería a nadar.

Pero ya no estaría solo.

FIN

Dato extra:

Anemia en el recién nacido: Esto significa que la sangre del bebé contiene menos glóbulos rojos de lo normal. Los glóbulos rojos son los que transportan oxígeno a través del cuerpo. Cuando un bebé tiene anemia, el cuerpo del mismo no recibe suficiente oxígeno y esto hace que el bebé se sienta cansado y con menos energía. Muchos bebés presentan anemia leve pocos meses después del nacimiento. Estos casos no requieren tratamiento. Si la anemia del bebé es diagnosticada como grave, debe someterse a tratamiento, que implica una transfusión de sangre para reponer los glóbulos rojos.

En esta historia, la anemia de Niji se debe a pérdida de sangre debido a la transfusión feto a madre, que es cuando cierta cantidad de sangre del bebé pasa al flujo sanguíneo de la madre. O bien, puede ser que Sakura haya recibido más sangre que Niji, lo cual sería llamado transfusión mellizo a mellizo.

Notas finales:

Bien, bajo la luna llegó a su fin. Y eso me alegra x3 Final "feliz" everywhere. Ahora bien... ¡Próximos proyectos! Bien, estaba pensando en hacer un MakoRin y lo haré, tengo la trama y todo, solo me falta escribirlo:'3. OTRO MPREG pero este será más fluffy, tiene que ser HaruRin porque pues... Ah, SouRin podría ser, también. Porque el papel de pareja de Rin le queda a esos dos en mi historia, aunque hay pocos fics mpreg HaruRin y pues...


Lean mi nueva historia, Sacrificios (?)


Ahora, estaba trabajando en una historia, con Andersen, pero no he podido continuarla porque mi FUCKING computadora viejita no tiene un jodido cargador y yo de tonta no la guardé en la nube xD


Aún hay más.


Cada vez me gusta más el SouRin y el MakoRin. Así que... Bueno, esos fics que están subidos los terminaré, junto con los otros que faltan por subir ([creo que solo dos) y me dedicaré a escribir MakoRin y SouRin.


Y BillDip, mi corazón me dice que escriba Human!Bill x Dipper. Jsankjd ah. Bueno, me despido. Gracias a los que esperaron y todo eso, me alegra que me hayan seguido durante todo este tiempo. Si faltan puntos de aclarar para este fic, agregaré un extra para unir lazos.


Si quieren la boda SouMako, se debe pedir, no la escribiré a menos de que la quieran xD


¡Hasta luego!


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