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Amor con cadenas por Rei Adakura

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Notas del capitulo:

Advertencia: Toda situación similar a otra es pura casualidad. Las coincidencias no existen…

                                                                                              La autora.

Amor con cadena

 

 

 

Capítulo 1: Te encuentro

 


 

 

Sinceramente no me imaginé verme en esta situación, digo, siempre creí que podría ser con “cualquier” otro, menos… con “él”.

 

Si, si, “él”, el único que me descoloca, y ni mencionar que Leorio lo hace, pero como “él” me descoloca, no hay otro.

 

Todo esto comenzó cuando terminé de recolectar los ojos de mi tribu. Por mera casualidad lo encontré en esa playa… el lugar donde comienza mi linda pero sofocante relación con Kuroro… Sí, “él”. Estaba en la orilla contemplando la puesta de sol, yo, al principio no logré identificarlo, pero luego caí en la cuenta de quien se trataba. Cuando notó mi presencia, con un suave “nos volvemos a ver” me mira y me sonríe.

 

Parecía tan distinto al Kuroro que abandoné, que lastimé, y no pude más que sentarme a su lado y pedirle…

 

-¡Veo que el destino nos vuelve a juntar!- dice con algo de burla en su voz.

 

- Nunca esperé volverte a ver, pero veo que esto no es una pura eventualidad del destino…- dije sin quitar mi mirada del ocaso.

 

-¿A caso crees que es una coincidencia?- me dice de tal modo que logra captar mi atención por completo.

 

-¡No existen las coincidencias, pero si las casualidades!- dije mostrando mi más disimulada, hasta el momento, sonrisa.

 

Una suave risilla escapó de sus labios. No me lo esperaba, pero lo tomé como lo que era, una bromita indiferente. Luego de aquello, seguimos en silencio.

 

- Etto… creo que yo… te… de…bo… una… dis…discul… ¡disculpa!- dije en aquel momento, tal momento que no podía ser interrumpido por nada. (N/A: ¡a no…!)

 

-¡Ya veo!- dijo tras una larga pausa- pues, sí… te disculpo. Eres con el primero que hablo en mucho tiempo, y te agradezco el gesto que acabas de hacer. Sí, es cierto que acabaste por dejarme solo, pero el ver que nuevamente alguien me habla me hizo perder todo odio fecundado por tu actuar… menos te puedo odiar ahora, que has sido tú quien me está hablando.

 

No pude decir nada, sabía que estaba hablando con la verdad, no mentiría por nada en el mundo, menos conmigo… ¡Pero qué digo! ¿Qué me hace pensar a mí que él no me mentiría?

 

- Saikin… he estado pensando en lo que hice… y sé que estuve mal, que no debí haberme dejado llevar por mis sentimientos, quizás eso me llevó a encontrarte… quizás sólo te busqué sin saberlo, para decir lo que estoy diciendo… en verdad lo lamento- sí, ese soy yo… aún no puedo creer que estoy pidiendo una disculpa, digo… ¿Por qué lo hago?

 

Seguimos en silencio. La brisa marina más el sonido del oleaje hacía de aquel momento algo especial, algo tan cautivador que no noté el transcurso del tiempo, ni mucho menos él, puesto que al percatarnos las estrellas ya brillaban.

 

-Se ha hecho de noche… ¿Gustas venir conmigo a mi cabaña?- su expresión gélida me puso en sobresalto, pero acepté gustoso ya que aún no contaba con un lugar donde dormir.

 

 

 

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Llegamos a una cabaña ubicada sobre la cima de un cerro que se hallaba detrás del lugar en el que nos encontrábamos. Era muy peculiar: su ambiente era acogedor, con un toque de displicencia,  un contraste excitante. En fin, me hizo entrar y ponerme cómodo, pero en eso mi móvil suena… no me esperaba esa llamada… Kuroro entra a la habitación en la que me localizaba, me mira y con un susurro me dice “Contesta”, pero yo no quería…

 

Me decidí…

 

- ¿Aló?-

 

- ¡Kurapika!, ¿Cómo estas?, ¿dónde estas?, ¿qué has hecho?, ¡tanto tiempo!- una voz infantil por el otro lado del auricular, mezclado con grito y refunfuñadas, me señala el con quién estaba tratando en tal contacto.

 

- Oh!, Gon, ¿Cómo están todos?-

 

- No tan bien, como tú… creo… ne, Kurapika, ¿Dónde estas?- era claro, podría mentirle muy fácilmente, pero no soy para las mentiras, podría evitar esa pregunta poniendo fin a esa llamada, o decirle que me encuentro con el líder del Genei Ryodan y que en esos minutos me miraba con unos ojos que anteriormente había conocido… esos ojos, los que estaban calando dentro, muy dentro de mi, que con cada segundo, cada mirada trataban de decir lo mucho que me deseaba… ¿Deseaba?... ó, ¿Era yo el que lo deseaba?

 

-¿Kura?... ¡Kura-pika!- sí, ese ruido me sacó de mis vacilaciones, pero claro que no tuve una respuesta inmediata a tal llamado… de a poco fui retomando el tema…

 

- ¡Sí, disculpa! Es que estaba pensando en algo, y respecto a tu pregunta… estoy en casa de un amigo que conocí, pero pronto estaré en ciudad de York, para allá me dirijo… ¿Y ustedes, dónde están?-

 

-Ah!, sí, con Killua y Leorio nos encontramos en isla Ballena… ¡es que hace tres meses Mito-san me escribió diciendo que quería vernos con Killua, pero se nos coló Leorio, así que los tres partimos y aquí nos encontramos!- una risilla escapa de sus labios más un “¡Killua, ahora no!” y un “¡Pero Gon!” tras él, lo que me deja claro que ese huevito quería sal…

 

- Estás teniendo problemas así que será mejor que yo después te llame… ¡Sayonara!-

 

- Esta bien, luego hablamos… Mata ne!!-

 

Una mirada aun se sostenía sobre mí. Tras haber guardado el móvil situé mi mirada sobre “él”, sólo tenía en sus manos dos tazas de té.

 

- ¿Tus amigos, no?- me comenta al sentarse a mi lado ofreciéndome una de las tazas.

 

- Sí…-

 

- ¿Por qué no les dijiste que estabas conmigo? Ó ¿Soy tu amigo?- sus palabras atravesaron hondo en mí… no… no me las esperaba.

 

- Etto… no quise que supieran que estaba contigo… porque…- no continué, las palabras no quisieron salir.

 

- Oh!! Ya veo… quieres ser mi amigo- se levantó tras decir eso, se dirigió a la cocina (o eso creo) y luego regresó. Sus pupilas se posaron en las mías, no pude evitar sonrojarme y terminé mirando a otro lado.

 

-… Tal vez…- respondí.

 

El ambiente quedó un poco pesado, pero no tardó en hablarme. Me contó como había hecho para estar donde estaba. Me sorprendí mucho cuando me contó lo de la organización de la mafia, allá, en la ciudad de las estrellas fugaces y la indiferencia que le hicieron.

 

- Lo lamento-

 

- ah!! No te preocupes… tampoco quería su ayuda… quería comenzar de nuevo… y lo estoy haciendo- me sonrió tras decir esto, una dulce sonrisa que me cautivó…

 

- mmm…- no quise hacer comentario alguno, podrían malinterpretarse las cosas, lo cual no me convenía, más aun, sabiendo que Leorio me estaba esperando y que se moriría si se llega a enterar que lo he “ENGAÑADO”… no, no, no, no puedo pensar eso ahora…

 

- Será mejor que descanses, debes de haber viajado mucho… ven sígueme- me condujo por un pasillo lleno de puertas, me indicó una diciendo que era la de él y tras ella a cuatro más estaría la mía, pero por el frente – cualquier cosa, me avisas-

 

- ¡no te preocupes… arigatô!-

 

Entré al cuarto y dejé mis cosas en un rincón. Me senté el la cama, probé que tan suave era, miré detenidamente mi alrededor; una cómoda, un escritorio con lámpara, un computador, la ventana con vista al mar… en fin, así era el cuarto.

 

 

 

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- Debo… no… pero… si tal vez…- las ideas no fluían, estaba un tanto choqueado, aun no asimilaba lo que horas antes había ocurrido entre el líder del Genei Ryodan y yo. Digo, mínimo una indiferencia por parte de ambos, pero deseaba hablar con alguien, y el también, dejamos las diferencias a un lado, lo que significa que hemos madurado, pero lo que más me intriga es ese sentimiento que nace poco a poco en mi corazón por él… sí, sólo él me está haciendo sentir esto, muy dentro de mí…

 

Empecé a cambiarme de ropa, me saqué mi traje, quedando sólo con los bóxer (N/A: el color se los dejo a su I-M-A-G-I-N-AC-I-O-N, por mí, que sean de conejito), cuando un estruendo se escuchó proveniente del cielo, tras ello, vino la lluvia y el apagón de las luces.

 

Unos segundos después Kuroro apareció en mi cuarto.

 

- Venía a avisarte que el corte se prolongará hasta mañana… los fusibles se quemaron y tendré que repararlos mañana, si es que l lluvia no me interrumpe- sus ojos posados en mi figura, recorriendo cada centímetro de mi piel, me perturbaban, me cohibían, me hacían sentir cositas – ah!... y lindos bóxer- 

 

… el número que acaba de marcar se encuentra fuera de servicio…

 

-¿Por qué?- mi voz obstruyó su traslado, se detuvo en la puerta sin emitir palabra, se volteó para ver mi rostro desconcertad, mantuvo la mirada puesta en mí, y se acercó lo suficiente para denotar el brillo en sus ojos.

 

-¡Porque te ves muy guapo… ese torso, esos cabellos, tus ojos, y esos bóxer hacen que un fuego se prenda en mi interior y sólo tu lo puedes apagar, pero se que no lo vas a hacer… quizás ni te interese lo que me pase, quizás todo esto sea por compasión y sentimiento de culpa, pero…-

 

Mis labios deseosos de sentir su boca lograron su cometido en medio de un “shizuka”, seguido de un apego por parte de él. Me abrazó y me condujo a la cama, mientras recibía abiertamente mis besos, haciendo profundizar cada paso por cometer. (N/A: ¿Y que no era tan tímido este muchacho, no?)

 

- ¿No tienes miedo?-

 

- ¿Miedo a qué? No te… ah!... comprendo- un gemido por mi parte le dio a entender que sus caricias por entre mis piernas me estaban gustando, y sí que me estaban gustando, lo que lo llevó a intensificar esas caricias, las cuales pasaron, ahora a mi miembro; hizo de él lo que quiso, lo hizo de él, lo poseyó, acarició con tanto afán que poco a poco sentía como se elevaba en la mano de su poseedor, no pude más que gritar de placer…

 

-¿Quieres más? Te puedo dar más, si tu me lo pides… ¡Vamos…es solo una palabra!-

 

Mi mano tomó su rostro y le besé ardientemente, le susurré “sigue… ganbatte!!” e hice que sus manos me  despojaran del tal molesto bóxer; lo mismo hice con la poca ropa que llevaba…

 

Afuera, la luz de los rayos nos permitía vernos mutuamente. Su torso un tanto húmedo me excitaba más, lo cual me llevó a tomarlo nuevamente entre mis manos y besarlo muy apasionadamente quien sólo se dejo guiar por mí. Sus manos recorriéndome, amenazaban con llegar a mi trasero, y no tardó en depositar sus dedos en mi entrada.

 

- ¿Te vas a atrever? Estoy a punto de iniciar-

 

- ¡Sólo dale!- más que una respuesta fue más bien una orden, la cual siguió al pie de la letra.

 

-¡Como digas… fierecilla!- fue su respuesta definitiva.

 

 

Continuará…

 

 

 

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¿Qué pasará ahora con Kuroro y Kurapika? Y todos creíamos que Kurapika era una santa paloma…

 

 

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Bueno, si es que quieren que siga, no se olviden de dejarme review, ¿sí? Su opinión me interesa mucho (y no me importa si son reclamos, quejas, felicitaciones, críticas, saludos… en fin, todos son bien recibidos)

 

                                   ¡¡Soy sólo una novata!!

 

Arigatô…   

 

            Y

 

              Mata ne!!!


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