Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Flashes por WinterNightmare

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nada salió como lo había planeado, lo siento mucho. :(
La Universidad nuevamente me consume la vida, y es terrible... pero aquí estoy una vez más, y les prometo que volveré con más dentro de poquito. <3
Espero actualizar dentro de una semana, y es bastante probable que así sea.
Recuerden seguir la página en Facebook (Winter Nightmare - Fanfics) donde les iré dejando algunas noticias.
En fin, no les molesto más; espero que les guste éste capítulo, y bueno, eso, ¡un enorme abrazo para cada un@ de ustedes!

 

 

Los días pasaban y aquel lugar se le hacía cada día menos frío que el anterior. Incluso ya casi lograba sentirse algo acogido entre esas cuatro paredes grises. En aquellas celdas apartadas del resto, se esforzaba casi de sobremanera en ocupar su mente en otra cosa que no fuese el por qué se encontraba allí.

 

No tenía permitida las salidas a los patios del lugar, por lo que no tenía más compañía que uno que otro oficial que rondaba de vez en cuando por fuera de su celda sólo para verificar que todo ahí dentro estuviera bien.

 

Ya habían pasado nueve días desde que despertó en aquella dura y fría cama sin Bill entre sus brazos, y a decir verdad, ni siquiera sabía si sentir lástima por no haberse despedido de él, pues suponía que si le dejó tan sigilosamente como para evitar despertarle, era precisamente para evitar así también una despedida.

 

Quizás las cosas estarían mejor así. Quizás la inexistencia de un último beso haría las cosas más fáciles para ambos.

 

Se levantó de la cama y caminó hacia la enrejada y pequeña ventana que adornaba una de las paredes del lugar. Afuera las cosas no parecían haber cambiado tanto desde la última vez que pisó la cárcel. Aún podía reconocer a algunos de los hombres de siempre, reclutando jóvenes nuevos hacia sus bandos… jóvenes que serían las perras de alguien más así como él alguna vez tuvo las suyas.

 

Tom soltó un suspiro pesaroso, llevando sus manos hasta su rostro y deslizándolas a través de éste. Jamás pensó que tendría que volver a vivir lo mismo que años atrás prometió que no sucedería otra vez. O mejor dicho, jamás quiso convencerse de que aquello podría sucederle de nuevo.

 

Y es que sinceramente, no quería volver atrás. No quería pasar por lo mismo de nuevo.

 

 

+++++

 

 

-Bien, sólo debes firmar una vez más y… ya está – Dijo el oficial, extendiéndole unos cuántos papeles que Bill ni siquiera quería darse el tiempo de leer, pero sabía que debía hacerlo.

 

Cogió el montón de hojas entre sus, nuevamente, bien cuidadas manos y comenzó a leer lo más rápido que pudo, procurando no pasar por alto ni un sólo detalle. Debía ser cuidadoso con todo aquello, después de todo, no era para nada un asunto sencillo.

 

-Te ves bastante ansioso – Murmuró el hombre, fijando su profunda y odiosa mirada sobre Bill - ¿Puedo saber por qué? – Bill le miró por una milésima de segundo y luego volvió su atención al papel, consiguiendo una sonora risa de aquel hombre – La policía no podría engañarte en nada, muchacho, eso va contra la ley – Bromeó.

 

Bill bajó los papeles por un momento, tomándose su tiempo en observar seriamente a aquel hombre, apagando su risa y dándole a entender que aquello no era un juego – No quiero sonar grosero, oficial, pero he visto a la policía proceder de formas tan ilegales y poco profesionales que si hablase de esto ante alguna corte, de seguro usted no estaría riendo.

 

El hombre le fulminó con la mirada. Sabía que Bill estaba en lo correcto, y que no se le escapaba episodio alguno de toda aquella historia ocurrida días atrás – Estás defendiendo a un delincuente. ¿Sabes que ninguna corte creerá la inocencia de Tom Trümper debido sus antecedentes y lo compleja de la situación? Sólo estás perdiendo tu tiempo, desperdicias tu vida al involucrarte con él.

 

Bill firmó el último papel y lo depositó sobre el escritorio frente al oficial - ¿Cuánto dinero le ofrecieron a cambio de su fidelidad en esta historia, oficial? – Inquirió, haciendo clara reseña a Gustav en todo el asunto – Además, no hay nada más confiable que el testimonio de la víctima y unas cuántas muestras médicas que acrediten que el ADN de Tom Trümper jamás estuvo presente.

 

El robusto hombre frente a él tragó duro, apretando su mandíbula. Estaba en aprietos, graves problemas se le vendrían encima por encarcelar a un hombre sin tener las pruebas suficientes para inculparlo más que el sucio dinero que un hombre le dio a cambio. Si Bill hablase, él y todos bajo su mando estarían perdidos.

 

-Me alegro que podamos arreglar la situación de ésta forma – Dijo, poniéndose de pie al mismo tiempo que tomaba de su bolso de mano, abrigo y lentes oscuros mientras se disponía a marcharse – No creo que la prisión le perezca tan divertida desde el otro lado.

 

Bill le brindó una de sus más mortales sonrisas de medio lado y abandonó la habitación en dirección a la salida, siendo observado en todo momento en que transitó hasta fuera de la habitación por aquel hombre que ardía en furia y miedo.

 

El moreno y extravagante chico desapareció del alcance de sus ojos, aún visiblemente molesto y preocupado, hizo una seña a otro oficial que rondaba los pasillos – “Ala D”, ve por Tom Trümper.

 

 

+++++

 

 

Tom caminó por los pasillos un tanto confundido, aunque ya había pasado por la misma situación un par de veces antes. Sabía lo que vendría ahora, una pequeña reunión con el oficial al mando donde se le informarían acerca de los cargos que le estaban siendo inculpados, los años en prisión que aquello significaba, y la negación a ciertos beneficios a los que podría haber optado si es que no hubiese caído en reiteradas ocasiones  a la cárcel.

 

El oficial más joven que caminaba junto a él, le ordenó ingresar hasta una de las oficinas del lugar, donde un hombre sentado frente a una taza de humeante café le miraba seriamente indicándole tomar asiento frente a él.

 

Tom entrecerró levemente sus ojos, el oficial no le miraba directamente a la cara y por ahora sólo se dedicaba a leer los cargos que se le adjudicaban, pero el convicto lo ignoraba por completo. Podía reconocer su rostro, sabía que aquel hombre había sido quien en compañía del rubio, le había golpeado y culpado aquella vez que fue encontrado con Bill.

 

-Tus cargos suman un total de 35 años en prisión, Trümper – Dijo de pronto, distrayéndole de sus recuerdos, haciendo que su mirada poco a poco se aflojara y entristeciera casi imperceptiblemente.

 

Tom asintió bajando la mirada hasta el viejo escritorio de madera, viendo como el hombre timbraba unos cuántos papeles frente a él.

 

35 años… su vida terminaría en prisión.

 

Por más que intentaba no focalizar sus pensamientos en aquel chico de cabellos oscuros, su mente simplemente no podía dejar de vagar entre sus recuerdos y tormentos pasados. Quizás si él hubiese hecho las cosas bien… aún tendría a Bill a su lado, y él no estaría pudriéndose en prisión.

 

Pero, a quién quería engañar. Sólo era un pobre diablo que había fracasado en la vida. Un hombre desdichado que jamás encontró un buen camino o un motivo para salir adelante. Y cuando tuvo alguien por quien dejar de ser un asqueroso delincuente, simplemente tomó tantas malas decisiones que lo arruinó por completo.

 

Aún así, Tom era fiel creyente de que todo sucedía por alguna razón, y si volver nuevamente a prisión para morir en ella era su destino… entonces él estaba dispuesto a aceptarlo. Ni siquiera iba a esforzarse por demostrar su inocencia, después de todo, quizás las cosas estarían mejor así.

 

Quizás él simplemente había nacido para morir en prisión.

 

-Violación, secuestro, abuso de sustancias, maltrato físico y abuso sexual… -Nombró una vez más, conectando sus ojos con la oscura e indescifrable mirada de Tom – Anulados.

 

El ex convicto pestañeó reiteradas veces, simplemente no lo entendía - ¿Qué? – Preguntó, frunciendo el ceño.

 

-Puedes irte a casa – Dijo el oficial, extendiéndole unos cuántos documentos firmados y timbrados por él mismo que acreditaban su inocencia – Tu servicio de inserción laboral está actualmente congelado, pronto nos comunicaremos contigo para ver cómo continuará eso…. Vete ya.

 

El viejo oficial abandonó la instancia, y el más joven se acercó hasta un atónito Tom aún inmóvil de su silla y le retiró las esposas desde sus manos y pies, dejando también a su lado una bolsa con su ropa (ya sin rastros de sangre en ella) y zapatos para que pudiese cambiarse y abandonar la prisión.

 

 

Sus ojos se achinaron dulcemente ante la luz exterior al salir de la cárcel con nada más que lo traía puesto aquel triste día que le había llevado a las presentes circunstancias. Caminó unos cuántos metros alejándose de la gris estructura y se detuvo un momento en una parada de autobús.

 

Tomó asiento en las metálicas sillas del lugar y soltó un suspiro ahogado mientras frotaba sus tibias mejillas con las palmas de sus manos. Aún confuso y un tanto desorientado por lo rápido y extraño que habían sucedido las cosas, no lograba convencerse del todo de que aquello era real. O peor aún, no quería creerlo así.

 

Había despertado aquella mañana en un celda, había pasado todo el día pensando en cómo seguiría su vida en aquel lugar, y de pronto, se un momento a otro, se encontraba libre y fuera de aquella fría prisión, sentado en una parada de autobús, completamente solo mientras caía la noche y sin saber realmente qué hacer o a dónde ir.

 

Pensó en Yass por un momento y en la remota posibilidad de ir a casa al menos por esta noche, pero luego de lo mal que habían terminado las cosas entre ambos, simplemente no le consideraba una buena idea. No tenía dinero, puesto que su trabajo en Vogue era algo así como una prueba para demostrar que no volvería a la cárcel, y todas sus pertenecías estaba en casa de su ex pareja.

 

Metió su mano en uno de los bolsillos de su holgada chaqueta, encontrando unos cuantos pesos y un par de maltratados cigarros. Tom sonrió incrédulamente, aquellos miserables pesos eran lo único que le quedaba, y con suerte le alcanzaría para un pasaje en autobús.

 

Su sonrisa se congeló de pronto y su vista se centró fijamente en el papel que anunciaba el recorrido de los buses que transitaban por el lugar, había uno que él conocía bastante aunque no le hubiese gustado conocerle jamás, pero por ahora, aquella era su única salida; Y si es que la suerte le acompañaba por alguna maldita vez en su vida, ese dinero invertido en un pasaje de autobús, quizás podría solucionarle un poco la vida.

 

La seriedad volvió a su rostro e intento calmar sus pensamientos manteniendo un distraído ritmo con sus pies sobre la fría acera, aquella era una decisión complicada, pero por ahora, no tenía otra salida.

 

No pasó mucho tiempo hasta que un autobús iluminó la calzada, tensando a Tom nuevamente. Cobardemente quiso mantener la vista gacha y no levantarse de su asiento, pero la noche poco a poco caía sobre la ciudad y no sería una buena idea quedarse en la calle sin siquiera intentar solucionar aquel dilema en su vida.

 

Armándose de valor e inhalando profundamente una vez más, se puso de pie y detuvo el autobús con una seña. Subió con sus extremidades temblando producto del nerviosismo y la adrenalina que le invadían, canceló su pasaje debidamente, y caminó hacia el final del autobús sin mirar a nadie más.

 

Se sentía extraño volver a sentarse en la última fila del transporte, aquellos asientos rallados, sucios y descuidados, temidos por muchos quienes no pertenecían a ese mundo…

 

A su mundo.

 

 

Notas finales:

¿Peras? ¿Tomates? ¿Manzanas? :(


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).