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Del cómo Bruce le dijo a Thor que tenía un "Bollo en el Horno" por LatexoHPo

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Cuando Bruce apareció después de dos días en la cocina, ya todos estaban en la mesa, eso le extrañó mucho, generalmente todo mundo hacía sus cosas y sólo se pasaba por la cocina para agarrar lo primero que encontraran.

“Bruce, siéntate. Te ves cansado”, le dijo Steve con una sonrisa desde la estufa. Al parecer el soldado estaba haciendo el desayuno.

“¿Esa es tu forma amable de decirle al doc que se ve horrible?”, secundó Pietro con una sonrisa malvada, pensó Bruce.

Tony dejó de leer las noticias en su tablet y alzó el rostro para ver a su hermano de ciencia.

“Oye, es cierto. ¿Te pasó una locomotora por encima, Brucie?”, le preguntó señalándole el asiento vacío a su lado.

“Sí, una locomotora de 1.98, rubio, musculoso y venido de otro mundo”, sonrió Pietro.

Bruce resopló pero se sentó a lado de Tony y luego frunció el ceño cuando fue el centro de atención de todo el mundo.

“¿Qué?”, inquirió tomando una servilleta de papel y por algún extraño motivo, comenzó a retorcerla y luego, sin pensar, se llevó un trocito a la boca nervioso.

“¿Ya pensaste cómo decirle a Thor?”, preguntó Natasha cautelosamente, sobre todo porque Bruce ya estaba masticando el pedacito de papel.

“¿Decirle a Thor qué cosa?”

“Que te metió un gol y en cancha reglamentaria”, dijo Clint divertido, aunque se puso serio cuando Bruce lo miró sin entender mientras se tragaba el papel.

“Que estás embarazado, doctor Banner”, aclaró Wanda llevándose el tenedor a la boca con una porción de huevos con tocino.

Bruce miró como a cámara lenta a la Bruja Escarlata metiendo en su boca los huevos. Sus labios moviéndose al masticar… el aroma le inundó las fosas nasales y todo se revolvió en su estómago. Palideció, se llevó una mano a su propia boca y saltó de la silla para correr al baño más próximo. Tony dejó su tablet y salió tras su pobre y sintomático hermanito de ciencia.

Bucky levantó la servilleta mordida.

“Creo que Banner preferirá terminar su desayuno de papel, Steve”

“Mhh… y yo que le hice caritas felices a sus hot cakes”, se lamentó el soldado mirando con tristeza las caritas ‘felices’ que hizo con jarabe de chocolate. Aunque parecían más bien la cara de Scream ya que el chocolate se derritió por la temperatura de los hot cakes.

“No entiendo por qué la preocupación del doctor Banner”, dijo Vision lacónicamente. “Y no entiendo por qué debemos ser nosotros los que se lo digamos a Thor”.

“Creo que Bruce piensa que Thor lo dejará”, habló Natasha seriamente, fulminando con la mirada a Clint y Pietro que ya iban a decir alguna tontería, seguramente. “Bruce todavía se pregunta por qué alguien como Thor se fijó en él. Y si añadimos que esto es absolutamente antinatural…”

Clint apretó los labios. Nat tenía razón.

“Ya está planeado, ¿no?”, dijo de pronto muy serio. “Seremos nosotros los que se lo digamos mientras Stark mantiene a Bruce entretenido. Es nuestro deber apoyar a un miembro del equipo”, concluyó solemnemente.

Steve fue el primero en asentir. Wanda rodó los ojos pero también asintió y pellizcó un brazo de Vision para que él también lo hiciera.

Y en el baño más próximo:

Bruce jadeó y recargó su cabeza en la tapa del inodoro. Tony acarició sus rizos con una mano y con la otra bajó la cadena.

“Vamos, Brucie. Friday ya está arreglando todo para hacerte un ultrasonido en forma. ¿No quieres ver a tu bebé?”

Bruce gimió desde la tapa del inodoro. Tony negó con la cabeza y lo ayudó a levantarse para que se lavara la cara y enjuagara su boca.

“Entonces… ¿no fue una pesadilla?”, balbuceó Bruce mirándose al espejo. De verdad se veía horrible, los rizos alborotados salían en todas direcciones, la ojeras eran espeluznantes y estaba verde sin ayuda de Hulk.

“Nop. Pero piensa en las ventajas. Tendrás un semidios con la fuerza de un enorme monstruo verde… ¡Podremos retirarnos! Y además será heredero de trono del mundo arcoiris más el fideicomiso que firmaré por ser mi primer sobrino y seguramente el favorito”.

“No estás ayudando, Tony”, dijo Bruce con tristeza, sus ojos se posaron en su estómago a través del espejo. Luego abrió los ojos como platos. “¡¿Qué pasará con Hulk!? Tony, si me transformó y… el bebé… y…”

“Brucie, Brucie. ¡Arriba ese ánimo! Hulk tendrá vacaciones por lo que resta de tu embarazo, además de la merecida cuarentena post-parto. ¡Todo pagado gracias a Industrias Stark!”, exclamó Tony con voz de presentador de infomerciales cutre. “Anda, vamos a ver a mi futuro sobrino”

Bruce ya ni fuerza tuvo para gemir otra vez. Se dejó arrastrar por Tony al laboratorio. Cuando pasaron por la cocina el millonario alzó el dedo pulgar a los demás. Ahora sólo esperar a que Thor y Loki regresaran de Asgard.

Una hora después Bruce volvía a gemir y a llevarse las manos al rostro. Tony no apartaba la mirada de la pantalla holográfica con la imagen del feto. Según los análisis, Bruce tenía casi cinco semanas de gestación, y tomando en cuenta que hacía exactamente esas cinco semanas que Thor había estado particularmente alegre durante sus vacaciones en Malibú… ¡Por Dios! Bruce había estado seguro de querer utilizar una silla de ruedas después de esas  noches.

“Bueno”, dijo Tony ladeando la cabeza sin quitar la vista de la imagen. “Bruce, no quiero asustarte, pero parece un camarón. ¿Estás seguro que quién te folló en Malibú fue Thor y no una gamba gigante?”

“¡Tony, deja de decir estupideces! Se supone que así se ven los bebés a las cinco semanas”, protestó Bruce dispuesto a mirar otra vez la confirmación de la locura. Ahí estaba ese renacuajito envuelto en una especie rara de saco amniótico por encima de su vejiga. “El suero formó una placenta primitiva… ¿Lo ves? Esa cosa redonda que no debería estar ahí”, añadió el científico preñado moviéndo el mismo el transductor en su vientre.

“¿La cosa con pelitos?”, preguntó Tony.

“No son pelitos, son vellosidades que recogen los nutrientes”.

Tony alzó una ceja y miró a Bruce con una mueca asqueada.

“A todo esto, ¿cómo es que el semen llegó hasta… ahí? Sé que Thor la tiene grande, pero esto es exagerado”.

“¿Cómo sabes que Thor la tiene grande, Stark?”, inquirió Bruce peligrosamente suave.

“¡Woa! No comiences con escenas de celos hormonales, Brucie. Cualquiera puede llegar a esa conclusión en las mañanas en las que cojeas y pones un cojín extra en tu silla giratoria”.

“Como sea”, gruñó Bruce. “De alguna manera se formó también un ducto adyacente al recto, ¿ves? Por ahí, supongo. Y el suero también formó una especie de cigoto de mi propio cuerpo”, musitó Bruce de nuevo cabizbajo.

Tony ya estaba un poco preocupado por su hermano de ciencia, así que lo mejor que podía hacer era distraerlo para que se relajara. Ese estrés podría afectar al renacuajito. Guardó la pantalla, ordenó a Friday que imprimiera la imagen (para que Bruce pudiera mostrarsela a Thor) y luego limpió el vientre de su amigo con delicadeza.

“¿Qué pasa?”, preguntó al sentir la mirada conmovida de Bruce.

“Gracias, Tony. Pensé que me verías como un… bueno, un fenómeno…”

“Brucie, si yo estuviera en tu lugar tú me cuidarías como lo hago yo por ti, ¿cierto?”

Bruce asintió con un puchero, sintiéndose muy afortunado de tener a Tony como su mejor amigo, su hermano de ciencia…

“Ahora levanta el trasero y ayúdame a terminar mi último proyecto: condones ultra resistentes incluso para semen glorioso de dioses. No estoy dispuesto a perderme grandes sesiones de sexo duro por temor a convertirme en un globo aerostático”

Bruce se palmeó la cara.

+++

Tu tu tu tututu tu tu piruliiiiiiii piruliiiiii

“Esta película es muy mala”, dijo Pietro aburriéndose mortalmente. “Ahora entiendo por qué eres tan amargado, viejo. Digo, si te están disparando en el trasero cada dos minutos”, añadió con una sonrisa cuando Clint frunció el ceño.

“Ya te dispararé yo en el trasero, niño”.

“Bueno”, sonrió Pietro.

Natasha rodó los ojos rogando porque los dioses no tardaran mucho. Ver películas con los demás siempre era fastidioso.

“Por más que lo intento, sigo sin entender las emociones humanas”, comentó Vision muy entretenido con Misión Imposible.

“Eso es porque te pasas demasiado tiempo con Wanda. Mi hermana es la humana menos humana que hay en el mundo… ¡Auch!”, gritó el alterado cuando esa hermana deshumanizada le palmeó la cabeza con fuerza.

Steve sonreía tontamente haciéndole cariñitos a Bucky que ya se había quedado bastante dormido mientras veían la película. Aunque si le preguntaran, Steve seguramente tampoco podría decir de qué iba, distraído como estaba en mirar a Bucky.

Había pasado por su mente cómo sería tener un hijo juntos. Lo difícil de imaginar era quién de los dos podría gestar a un bebé. No que tuvieran una complexión muy pequeña para no verse muy raros con barriga. Al menos Bruce tenía la ventaja de ser pequeño y adorable… Un escalofrío lo recorrió al imaginar a Hulk con panza.

De pronto un rayo tronador cimbró las ventanas. Eso sólo podía significar una cosa: los dioses habían vuelto.

“¿Quién diablos es Bucky?”, saltó Bucky sacando una pistola de quién sabe dónde (y francamente Steve no quería imaginar de dónde).

“Hey, Buck. Tranquilo. Creo que Thor y Loki llegaron ya”.

“¡AMIGOS MÍOS!”, gritó el dios del trueno a todo pulmón, entrando al penthouse y dejando en el suelo al pesado Mjörlnir.

“¡Thor! ¿Por qué no puedes entrar como una persona normal? ¿Era necesario el trueno?”, se quejó Loki de mala manera, entrando tras Thor y aireando su capa a la que se le había chamuscado la orilla con el rayo de Thor. Su casco con cuernos estaba desapareciendo de su cabeza.

Natasha apagó la pantalla con el control remoto y miró a los demás significativamente, sobre todo a Pietro y a Clint, para que no soltaran una estupidez. Steve fue el encargado, por decisión unánime, de darle a Thor la noticia.

“¿En dónde está Bruce?”, preguntó Thor muy contento. Regalando una radiante sonrisa a cada uno, incluído Bucky que ya se había echado otra vez a roncar.

“Seguramente arrastrando a Tony en algunos de sus experimentos, y como siempre, Tony no descansa lo suficiente. Ya te he dicho, Thor, que distraigas más a tu doctor”, dijo Loki con desdén.

“Entonces habrá que sacarlos de ahí”, sentenció Thor comenzando a caminar al elevador.

Steve tragó saliva y sintió la mirada de los demás en su nuca. Se levantó decidido del sillón.

“¡Thor! Supongo que el viaje fue cansado, ¿no prefieres comer antes algo?”

Thor se detuvo un momento y miró a Steve con el ceño fruncido.

“Puedo alimentarme después, Steve. Mi prioridad es ver a Bruce”.

“¿Sabes? Creo que Bruce no desayunó, si te ve llegar llevándole algo de alimento estoy seguro de que lo harás sentir muy bien”.

Thor se volvió a detener y después de pensarlo un momento asintió con una sonrisa.

“Eso suena estupendo, Steve. Pero, ¿por qué mi amado no desayunó correctamente?”, inquirió el dios siguiendo al otro rubio.

Y ahí fueron todos (menos Bucky) tras los dos rubios.

Loki alzó una ceja y los miró alejarse. Él sacaría a Tony de ese infernal laboratorio, ya se le quemaban las habas por un poco de acción. Cuando pasó junto a Bucky le pateó ‘inocentemente’.

“¿Quién diablos es Bucky?”, se levantó Bucky con pistola en mano. Loki se rió en su camino al laboratorio.

Steve se mordía los labios. Thor no paraba de preguntarle por Bruce y la razón del por qué no se había alimentado bien.

“Uh… Thor, ¿tú sabes lo que hacen las abejitas?... aparte de la miel”

Natasha y Wanda abrieron la boca mientras Pietro y Clint se giraron para no reírse estrepitosamente. Vision parpadeaba solemnemente.

Thor frunció el ceño, pero casi enseguida sonrió.

“Por supuesto. Son insectos polinizadores que llevan el polen de la antera, el órgano sexual masculino, al estigma, órgano sexual femenino de las flores. Así une los dos órganos sexuales en el polen y logran el milagro de la fertilización”, sonrió Thor metiendo varias láminas de pop tarts en la tostadora.

“Oh… así que por eso era…”, murmuró Steve.

+++

 

“¡Mortal engreído! ¡Tu príncipe está aquí!”

Tony y Bruce alzaron el rostro al mismo tiempo y se miraron con los ojos abiertos de par en par. Tony se levantó como resorte y corrió a los brazos de Loki con una enorme sonrisa. Y Bruce se encogió en el asiento rogando que la tierra se abriera y se lo tragara.

El científico de rizos alborotados (aún más alborotados por estarse pasando los dedos de nervios) abrió los ojos cuando los salivazos y succiones dejaron de escucharse.

“Lo-Loki”, comenzó tragando saliva. “¿Thor vino contigo?”

“Es obvio que Thor no puede encontrar el camino de regreso a Midgard sin mí”, sonrió Loki con sarcasmo. Aunque enseguida frunció el ceño y sus ojos verdes se clavaron en los marrones (y asustados) de Bruce, y enseguida a su barriga, y a sus ojos, y a su barriga…

“¡Deja de hacer eso!”, le recriminó Bruce llevando los brazos a su estómago y cubriéndose con la bata de laboratorio. Aunque era absurdo porque no se notaba nada todavía.

 El pelinegro soltó a Tony y se acercó a Bruce con una mirada peligrosa.

"Hay algo extraño en ti, Banner”, dijo inclinándose sobre Bruce. Éste tragó en seco y se encogió más en el asiento.

“¿Puedes detectarlo?”, inquirió Tony, que recibió una mirada negra de Bruce.

“Por supuesto. Ya te he hablado de Fenrir, Jormundgander, Hela, Narfi, Váli y Sleipnir”, contestó el dios petulante hacia su novio mortal.

“Ah, bueno. Pero Bruce no tiene mascotas…”

“¿Mascotas? ¿Llamas a mis hijos mascotas?”

“¿Tus…? ¡Espera un momento, Loki! ¿No me dijiste que Fenrir es un lobo y Sleipnir un caballo?”

“Sí, ¿y?”

Bruce vio cómo las orejas de Tony se ponían coloradas. Tomó inconscientemente uno de los papeles que reposaban en la mesa de trabajo y comenzó a comérselo muy entretenido con el espectáculo.

“¡¿Seis?! ¡¿Tienes seis hijos y no me lo habías dicho?!”

“¡Te hablé de ellos!”

“¡Pensé que eran animales!”

“Bueno, técnicamente tres de ellos lo son…”

“¡¿Aparte de todo zoofilico?! ¡Así que esa es la razón!”

“¿La razón de qué?”

“De que no te guste que te folle: ¡No quieres tener hijos conmigo pero sí te acostaste con tres animales!”

"Pues no veo mucha diferencia", alzó Loki una ceja.

"¡Es tu fin, Cuernitos!", exclamó Tony atrayendo uno de sus guantes de Iron Man.

Loki ya estaba materializando su cetro y Bruce ya iba por el tercer papel. ¡Qué buen espectáculo!

+++

 

Thor seguía de brazos cruzados en la cocina viendo a Barton amasar algo. Steve había fracasado, así que ahora el turno de Clint. Wanda, Pietro, Vision, Steve y Natasha les miraban recargados en las alacenas.

“Entonces, Thor, ¿ya entendiste que tú eres la masa y Bruce el horno?”, preguntó el arquero amasando mezcla para bollos caseros.

“Eh… bueno, en todo caso Bruce debería ser la masa. Es más suave y huele bien”.

“No, no. Thor masa, Bruce horno”, explicó Clint lentamente. “Entonces, precalentamos el horno, o sea a Bruce. Ya sabes, lo juegos previos y todo eso…”, seguía Clint sin darle al importancia al hecho de que Thor no le estaba poniendo mucha atención por su anhelo de salir de allí y buscar a Bruce. “El siguiente paso es, por supuesto, meter la masa al horno. ¿Comprendes, Thor? Meter la masa al horno, o sea meter a Thor en Bruce…”

“Clint, no entiendo…”

“¡Thor! No es tan difícil”, exclamó Clint metiendo la bandeja con la masa en forma de bollo en el horno. “Muy bien, ahora hay que esperar el tiempo adecuado, digamos unos nueve meses… o bueno, ahora quizás un poco más de siete,  a que la masa se cocine y se haga la magia. Un bollo chillón y apestoso… ¿comprendes?”, sonrió Clint alzando las cejas.

Thor hizo un gesto de sorpresa y Clint uno de triunfo. ¡Al fin!

“¿Pero no se quemará horriblemente el bollo por estar ahí durante más de siete meses?”

Clint gimió y se puso a llorar sobre la isla de la cocina.

“Lo entiendo, Clint. Pero si quieres evitar que el bollo se queme, sácalo cuando la campanilla suene. Si no lo dejas quemar no se pondrá apestoso.”, zanjó  Thor antes de pretender salir a buscar a su amado.

“Espera, grandote”, le increpó Pietro. Era su turno.

Wanda y Natasha se miraron. Eso sería más divertido.

“Ejem…”, carraspeó el alterado, rascándose la nuca. Vaya, no eran tan fácil. “Eh… ¿Has escuchado la frase “rellenar la piñata”?”

La chicas se palmearon la cara.

“¡¿Habrá piñata para celebrar nuestro regreso?! ¡Oh, eso es muy amable de su parte! Iré a buscar a Bruce para que ambos la rompamos”, sonrió Thor con todos los dientes.

“Bruce está en Barcelona”, dijo de pronto Vision. Las chicas descubrieron que tenía la tablet que Pietro le había dado con las formas poco ortodoxas de anunciar un embarazo. Oh, inocente androide.

“¿Qué hace Bruce en esa ciudad española?”, inquirió Thor un poco afectado. “¿Por qué no esperó por mí para vacacionar?”

Natasha pateó el suelo ya muy cansada de las estupideces de sus compañeros.

“¡Thor! Lo que queremos decirte es que Bruce…”

Pero Natasha no pudo terminar la frase porque la puerta de la cocina se abrió estrepitosamente y el mencionado Bruce entró, derribando a la pobre Natasha.

“¡Oh, por Dios! ¡Lo siento mucho, Nat!”, exclamó el pobre científico ayudándola a levantarse.

“¿Quieres explicar por qué carajos entras así?”, estalló la pelirroja sobándose una rodilla.

“Tuve que huir del laboratorio. No pregunten cómo pasó, pero Tony y Loki comenzaron una pelea de campeonato y cuando me di cuenta estaban montándoselo sobre el escritorio… ¡Argh! ¡Aún tengo la imagen mental!”, explicó Bruce muy alterado.

“¿No habían dicho que mi amado estaba en Barcelona?”

Y Bruce se encogió sobre sí mismo al escuchar la voz de Thor a sus espaldas. Se giró lentamente, tragando saliva, y vio el ceño fruncido de su novio.

“Hola, Thor…”, balbuceó.

Pero Thor sonrió y lo atrajó hasta él en un apretado abrazo que provocó que los pies de Bruce dejaran el suelo.

+++

 

 Bruce se paseaba de un lado a otro en la habitación que compartía con Thor mientras éste parpadeaba con una sonrisa sentado en la cama.

El científico se retorcía los dedos y se mordía el labio inferior. Hasta que Thor frunció el ceño y se levantó para acercarse al otro y atrapar sus manos en las suyas para detener ese nerviosismo. (Que a él le encantaba ver a Bruce siendo un adorable manojo de nervios, pero ahora parecía ser algo muy serio).

“Bruce, ¿qué es lo que está mal?”, preguntó suavemente el dios.

“Yo… ¡Yo seré un tamal!”, murmuró Bruce separándose de Thor.

“¿Qué?”

“No… quiero decir que… sí hay algo que está mal. ¡Y es culpa de Tony! No, no, Tony sólo quería ayudar a Nat… ¡Es tu culpa!”, siguió Bruce murmurando como un loco.

“Ya es suficiente, Bruce”, habló Thor con autoridad. Volvió a envolver las manos de Bruce y buscó su mirada. Los marrones ojos se clavaron en los suyos con angustia. “Sé que algo grave sucede, te ves…”

“¿Horrible?”, gimió el más bajo desviando la mirada avergonzado.

Thor sonrió con ternura y tomó ambas mejillas de Bruce para volver a obligarlo a mirarlo.

“Nunca te ves horrible para mí, Bruce. Te ves nervioso y cansado, y no me gusta que te estreses de esta manera. Confía en mí, ¿qué sucede?”

Bruce suspiró al fin y bajó los hombros.

“Yo… voy a tener un hijo”, balbuceó el científico.

Thor frunció el ceño y luego su rostro se contrajo en una mueca de dolor. Se separó de Bruce y asintió con solemnidad.

“Así que… ¿Tú y Lady Romanoff…?”

“Lo de ella estaba planeado. Yo… Tony me hizo beberlo y… ¡Y tú eres el maldito dios de la fertilidad! ¿Qué esperabas? ¿Bollos?”, se desesperó Bruce, así que malinterpretó el dolor en los ojos de Thor.

Thor sólo vio con el corazón roto cómo Bruce volvía a su nerviosismo y ahora ya estaba comiéndose los pañuelos desechables que había en la cómoda. Tenían mejor sabor que el papel entintado del laboratorio, pensó el de rizos.

“Mis felicitaciones para Lady Romanoff y para ti”, musitó Thor con tristeza. “¿Sabes? Loki me lo advirtió, dijo que no podíamos confiar en los mortales…”

Y a Bruce se le prendió el foco. Se giró a mirar a Thor con sorpresa.

“¡Espera! ¿No estás pensando que Nat y yo…? ¡No, Thor! YO voy a tener un hijo… tuyo”, explicó llevando sus manos a su vientre.

Thor parpadeó, frunció el ceño. Miró los ojos de Bruce y luego su vientre, luego a los ojos, el vientre…

“¡No me gusta que hagan eso!”, reprochó el científico al ver la misma mueca que había visto en Loki.

“¿Quieres decir que…? ¿Ahí hay un bebé tuyo y mío?”, sonrió Thor tontamente.

Bruce se comió el resto del pañuelo y asintió.  Thor amplió su sonrisa y corrió a abrazar a Bruce hasta volverlo a levantar del suelo.

“¡Es la mejor noticia que me han dado en siglos!”, gritó a todo pulmón dándole vueltas a Bruce en su abrazo.

“¿No te parece raro?”, inquirió Bruce sumamente sorprendido y aliviado en partes iguales.

Thor lo depositó suavemente en el suelo sin soltarlo y lo miró como si Bruce fuera lo más maravilloso que había en los nueve reinos. Esa mirada siempre incomodaba a Bruce, aunque en el fondo le hacía sentirse seguro, amado, y muy afortunado de que él, entre tanta gente, fuera el elegido por Thor.

“Es raro que comas papel, por lo demás… ¡Ahora entiendo todo!”, se iluminó Thor. “¡La piñata, el viaje a Barcelona, el bollo y la miel!... ¡Todo es para celebrar este glorioso acontecimiento!”

“Ah…”, balbuceó Bruce, y luego rió estrepitosamente ante la emoción inocente de Thor. “Algo así”.

“Pero primero vamos a celebrar tú y yo”, ronroneó el rubio atrapando a Bruce y quitándole con suavidad una pelusa de papel que había quedado en su labio superior. Luego lo besó dulcemente.

Bruce sintió que sus pies se hacían como los de la Bruja del Este al morir cuando las manos de Thor apretaron su trasero para alzarlo en brazos y llevarlo a la cama.

...

Bruce gimió y esta vez con mucho placer. Con la respiración entrecortada cayó derrumbado sobre el pecho húmedo de Thor.

El rubio dios lo atrapó entre sus brazos y besó cariñosamente sus rizos.

“¿Entonces…?”, comenzó Bruce un poco inseguro. “¿No te parece raro?”

Thor alzó su barbilla en un delicado toque con sus dedos para mirarlo a los ojos.

“Amado Bruce, he visto a mi hermano parir un caballo, una serpiente  y un lobo. Saber que traerás al mundo un precioso vástago fruto de nuestro amor me hace muy feliz.”

“Bueno, al menos no será un lobo o una serpiente… ¿Cómo pudo parir Loki un caballo?”

“Es muy flexible”, rió Thor.

“Thor… ¿y si sale verde o…?”

“El amigo Stark ha dicho que pondrá a nuestra disposición a los mejores profesionales para vigilar tu embarazo. De todas formas, los sanadores de Asgard también estarán a nuestra disposición. No temas, Bruce. Será un bebé precioso, porque es nuestro”.

Bruce se alzó un poco para besar a Thor profundamente. Por ese tipo de cosas era que amaba al dios guerrero de Asgard. Y si había algo de razón en todo esto, ese bebé sería un guerrero poderoso teniendo a esos padres. Aunque la situación fuera tan bizarra… ¡Gracias al cielo por la Cesárea!

“Y te conseguiré el papel de mejor calidad para que calmes tus antojos”, remató Thor divertido.

Bruce hizo un puchero. ¿Qué culpa tenía él de que su hijo quisiera papel?




Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Nos falta el epílogo y terminamos esta... cosa xD

Látex.


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