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Niken por Rinan

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Notas del fanfic:

Es una historia cómica, la mayoría de las parejas son triángulos amorosos. 

Notas del capitulo:

No tengo mucho que agregar. 

 

Todos los días entre semana hacía lo mismo, salía del instituto y de regreso a casa tomaba un mismo camino sin importarle que fuese el más largo, por la única razón de poder verlo a él.

Lo había conocido hace una semana, cuando uno de sus amigos que ayudaba a sus padres con un negocio de pinturas, le pidió el favor de entregar un pedido de unas latas de dicho producto, él como buen amigo y estaba de camino a su casa aceptó.

Cuando conoció a la persona que había hecho el pedido, Cupido hizo de las suyas y con una de sus flechas hizo que se enamorara de ese chico, uno muy extraño y reservado. Tenía en los ojos y el cabello una tenue tonalidad celeste, piel blanca con facciones finas pero inexpresivas. Era pequeño pero en forma, al parecer algo frágil.

Sostuvieron una plática que hizo engancharse aun más con aquel chico. Tal vez estaba mal de la cabeza al enamorarse de otro hombre, sin embargo en el amor no se manda.

Pasaron varios días y él no reunía el valor para acercarse y hablarle otra vez, recordaba que cuando se despidieron el peli celeste le dijo que esperaba volver a verlo. Por ahora se conformaba con mirarlo unos minutos cuando regresaba del colegio, "Maldita cobardía" pensó.

Ese día estaba vestido con una camisa azul de cuadros y manga corta, abierta con una playera blanca abajo, pantalón pesquero y unas sandalias, muy de acuerdo a la época. Caluroso verano en aquel entonces. Esta ocasión estaba pintando fuera de la casa.

Antes de que su amor platónico se diera cuenta de su presencia y lo confundiera con algún acosador emprendió el rumbo a su hogar.

Llegó a su casa y lanzó sus cosas por ahí, no importaba realmente ya que vivía solo y por lo regular las únicas visitas que tenía eran de sus amigos y no es que ellos le dieran importancia a sus cosas. Entro hasta la cocina para tomar algo de beber cuando.

DING DONG

Sonó el timbre. Sacó la botella de jugo y la dejó en la barra, con pereza camino a la entrada que había cruzado momentos atrás.

-Buenas tardes traemos un paquete para …- era el cartero.

Después de firmar de recibido, el sujeto dio la orden de que bajaran el "paquete", raro que le mandaran algo de ese tipo. Era una caja de madera con agujeros, parecía una de aquellas donde transportaban animales.

Tan pronto se fue el mensajero, regresó a dentro a examinar el paquete, miro la estampilla para saber quien lo envió.

-Kise Ryota.-leyó.

Era de su enérgico y rubio amigo, ahora andaba de viaje por una campaña o algo así, o entendía eso de los modelos. Probablemente un suvenir del lugar donde se encontraba ahora.

Comenzó a abrir la caja y después de mirar el contenido deseo dos cosas, la primera fue no haber abierto esa caja y la segunda que su amigo estuviera cerca para golpearlo.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Hyuga salió de su casa para ir a la de su amigo y vecino. Él era mayor que su vecino por un año, por lo tanto su sempai, si, iban al mismo instituto.

Se conocían desde hace ya algunos años, cuando Kagami se había mudado al lado, en aquel tiempo tenía 11 y el menor 10 años. Lo que más le llamo su atención fue el extravagante tono de cabello que tenía y sus gestos que asustaban a todos los chicos del vecindario, menos a él, Taiga solo era tímido.

Pasaban mucho tiempo juntos, al inicio era simplemente por cortesía porque era nuevo; después porque sentía pena por aquel chico, sus padres casi siempre estaban fuera por negocios y el niño se la pasaba solo en aquella casa; al final se dio cuenta de que aquel elocuente niño en verdad le agradaba.

Por eso ahora estaba en camino a su casa, después de que el pelirrojo le hiciera una llamada inquietante pidiendo su ayuda, seguramente era con respecto a los exámenes que se aproximaba, ya había ocurrido en otras ocasiones.

-Perdón por la intromisión.-dijo entrando en la casa.

Ni siquiera tocaba últimamente, pasaba ya tanto tiempo ahí que se había vuelto prácticamente su segundo hogar.

-¡Hyuga!.-se oyó un grito- ¡Sálvame!.- era la voz de su amigo.

Corrió hasta el lugar donde provenían los gritos olvidando por completo cerrar la puerta. Nunca había oído gritar de tal forma a su amigo. Los alaridos venían de la cocina-comedor y ahora lo único que evitaba salvarlo era una puerta. En su mente muchas ideas se formaron acerca de lo que estaba pasándole a su amigo, desde ser torturado por un psicópata hasta ser violado por un pervertido, como sea tenía que ayudarlo, tomo el valor y giró la perilla.

-…- se quedó boquiabierto ante lo que miró.

Notas finales:

Espero que haya sido de su gusto. 


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