Nerviosismo.
Bajo uno de los grandes árboles del bosque donde estamos, siento sus cálidos labios sobre los míos, definitivamente me siento cómodo con él, a pesar de todo lo que ha ocurrido con Zack desde que lo conocí, creo que fue una de las mejores cosas que me ha pasado.
Nunca esperé tener algo con él, es más, jamás pensé en tener una relación sentimental con otro hombre, pero nada que hacer, ya lo hecho, hecho está; su cabeza se apoya en mi hombro, y escucho una leve risa proveniente de él.
-¿Y bien? ¿Todo lo que vas a hacer es quedarte ahí? –Pregunto, mientras mi mano se posa en su cabeza. –Vamos holgazán, que pesas.
-No estaría mal quedarme así. –Dice mientras se ríe, para luego sentarse a lo indio frente a mí. –Bien, Cloud, ¿Qué te gustaría hacer?
-¿Estas de broma? –Dejo caer mi espalda contra el pasto, mientras siento como su mano se posa en mi mejilla, y su rostro aparece en mi campo de visión. -¿Qué? ¿No puedes pasar dos minutos sin mí?
-Exacto… No puedo. –Susurrando se acerca lentamente a mi rostro, y sus labios atrapan los míos, nuestras lenguas tienen una dulce danza placentera, mi cuerpo empieza a subir su temperatura.
Sus manos se posan en mis caderas, y una corriente eléctrica recorre mi medula espinal, mis manos se entierran en su espalda, e intento intensificar más el beso que nos une, hasta que la falta de aire se hace presente, y él separa sus labios de los míos, automáticamente siento su ausencia y ganas de más, pero sus labios están más ocupados en mi cuello como para atenderme.
-Joder… Y me dije que no lo haría. –Susurra, mientras una risa estúpida se me escapa de los labios, su boca se apodera de la mía, ferozmente con ansias, mientras sus manos empiezan a desabrocharme la camisa que llevo, sus dedos ascienden por mi pecho hasta mi cuello, acariciando suavemente.
Tacto sus cabellos con mis manos, para luego ver su mirada contra la mía, hay una sonrisa segura en sus labios, sus ojos caen en mi pecho y delinean un camino imaginario hasta mi entrepierna, es ahí cuando su expresión cambia a una de picardía y lujuria, y una de sus traviesas manos empiezan a jugar con el botón de mi pantalón.
-¿Dos horas son más que suficientes para ti? –pregunta hacia mí, ronroneando en mi oído con voz áspera y sensual.
-Tch. –Me quejo por lo bajo, mientras siento como su cálida lengua lame mi labio inferior, para seguir con mi cuello y pecho, dejando tras de sí el deseo de más.
Sus manos se vuelven feroces, arrebatándome mi pantalón hasta las pantorrillas, y un miedo profundo alberga mis caderas, pues como saben, sí, es mi primera vez en este tipo de cosas, al menos con un hombre, y siendo yo… bueno, ya saben.
Al parecer el nota mi nerviosismo, y frunce el ceño levemente, para acercarse a mi rostro y depositar un beso en mi frente, y luego en mis labios, y leve susurro llega a mis oídos. –Lo siento, Cloud, Tranquilo, seré gentil contigo.
-Idiota. –Siento como mis mejillas arden, y una risa se escapa de los labios de Zack, sus manos se vuelven a poner en marcha, esta vez, más suave y tranquilo, pero con un toque más de lujuria, mi respiración aumenta con cada caricia que recibo.
Sus labios atrapan mi boca de nuevo, y mi lengua danza libremente con la suya, haciéndome sentir su aliento, y los pequeños sonidos que puede llegar a hacer Zack cuando está excitado; uno de sus dedos resultó frente a mis labios, miro confundido al principio, pero luego de ver la sonrisa totalmente evidente de Zack, logré comprender qué quería que hiciera.
Lamo la punta de su dedo, lo más sensual que puedo, luego de introducirlo completamente en mi boca, succionándolo suavemente, un cosquilleo empieza a tomar fuerza en mi entrepierna, y algo ha empezado a despertar al punto de estar completamente duro, puedo decir lo mismo de Zack, pues, pese a no estar del todo concentrado, puedo ver un pequeño bulto que se forma en su entrepierna.
Su otra mano empieza a descender sobre su abdomen, para luego introducirse en su pantalón, y empezar a masajear su miembro, obviamente duro, su dedo sale de mi boca envuelto en mi saliva, y Zack lo lleva a su boca, para succionarlo sensualmente, de una manera que me hace querer devorarlo, o más bien… que él me devore a mí.
Acto seguido, su de do envuelto en fluidos de ambos, se posa en mi entrada, un escalofrió me recorre el cuerpo completo, tensándome inmediatamente, nuevamente a Zack no se le escapa, su mano cesó de masturbarse, y apretó fuertemente mi muslo derecho. –No te preocupes, sólo… relájate.
Un beso dulce llegó hasta mí, mientras siento presión en mi interior, un gemido de dolor se escapa de mis labios, mientras que los de Zack succionan la piel de mi cuello, ejerce más presión en sus dedos, llegando lo más profundo que pueden alcanzar sus dedos, éstos se suspenden unos segundos, hasta que por fin empiezan la danza de dolor, que irremediablemente se vuelve placer al pasar del tiempo, así mismo, mis gemidos de dolor se vuelven de placer, y Zack se apresura a notarlo.
Sus dedos abandonan mi interior, y un quejido de molestia sale di mi boca, esbozando una sonrisa en los labios de Zack, que se funden con los míos pasionalmente, mientras siento una superficie dura y extremadamente caliente en mi entrada, un pequeño nerviosismo me acude, pero no quiero negarme, en verdad, deseo sentir a Zack dentro de mí, de hecho, lo quise desde el primer momento en que lo vi, si no mal recuerdan.
Ésta superficie se fue introduciendo en mí, suavemente, arrancándome descargas eléctricas envueltas en dolor profundo, a medida que lo sentía más adentro, más presión sentía, y más dolor, hasta que llego a su punto máximo, y quedó suspendido durante algunos segundos. –¿Estas… Bien?
-S-Sí, m-muévete. –Sus susurros encendieron la llama en mí, y sus estocadas empezaron suavemente, y mis gemidos podían ser comprimidos en el interior de mis labios.
-Te… esfuerzas… en hacerme… perder la cabeza… Cloudy. –Su voz sonaba ronca, casi como un ronroneo, me tensé un poco más al escucharlo tan cerca de mi oído.
-Ah… A qué… mmm… te refieres. –Pregunto sin poder evitar que los gemidos se escapen de mi boca, y una risa por la nariz invade mi mente.
-Bueno, nunca… me dejas escuchar tus lindos… gemidos, así qué… tendré que obligarte. –Sus estocadas aumentaron su ritmo, haciéndome imposible restringir los sonidos lascivos que amenazaban con salir de mi interior.
-Ah… sí… eso. –Escucho decir a Zack, mientras el placer invade mi cuerpo y mi mente en un vaivén de placentero, mi juicio se nubló, y me embriagué con el sentimiento que albergaba