Ni en un millón de años.
La fuerte brisa que viene del mar azota mis cabellos, y un olor a agua salada deleita mi sentido del olfato, acabo de terminar con la pobre mujer quien había tenido la reacción mutante al mako en su sangre, me dispongo a ayudar a Cloud, que a pesar de ser el discípulo de Génesis sigue siendo un simple cadete.
Al llegar donde se encuentra, veo en sus ojos tanta determinación que me rehúso a moverme a mí mismo a ayudarle, siento que si lo hago, le estaría diciendo descaradamente que no sirve para nada, y lo que menos quiero es ganarme el odio de ese dulce rubio, no me pregunten por qué, por favor, ni siquiera yo lo sé.
Observo fijamente con detenimiento cada movimiento, el cómo se flexionan sus pequeños pero formados músculos, sus audibles quejidos, y el sonido de sus pies raspando fuertemente contra la arena cada vez que toma impulso, el sonido de los guantes de cuero chirriando suavemente al roce de la empuñadura de la espada.
Estoy absurdamente emocionado con esto, verlo en plena acción simplemente me llena de felicidad, no creo que sea solamente por verlo combatir, es un sentimiento extraño, nunca lo había sentido con nada ni con nadie, ni siquiera con Aerith, no digo que me esté enamorando de él, sé perfectamente que no es así… O al menos eso es lo que quiero creer… Ay por favor, mátenme.
Divagando de cosas sin sentido, me pierdo irremediablemente, despegándome de la realidad y del combate desatado frente a mí, y mis ojos se pierden en solo una cosa, los ojos de Cloud, mis piernas se mueven al son de las de él, intentando buscar necesitadamente su rostro, no sé realmente el por qué estoy haciendo esto, pero no quiero detenerme.
En mi innegable necesidad de trabar la mirada azulada de Cloud con la mía, puedo presenciar cómo es realmente herido, y mi tren de pensamientos se ve bruscamente detenido, ahora mi estómago siente un vuelco y la preocupación taladra en mi cabeza, tiñendo mi vista de color rojo, mis piernas sin siquiera en importarles mi opinión ya corrían en dirección del rubio.
-¡Cloud! –Grito con preocupación, sin dejar de moverme hacia él, quien me mira y frunce el ceño.
-¡No vengas! –Dice a gritos forzados, mientras se pone nuevamente de pie, y empuña su espada, me detengo de golpe y ladeo la cabeza en confusión.
-¿Cómo qué no? ¿Eres idiota? ¡Vine para asegurarme de que estuvieras bien! –Cruzo mis brazos y hago una mueca de puchero, mientras veo como sus ojos azules se abren de par en par, y una de sus manos se posa en su boca y nariz, me preocupa un poco más esa reacción, tal vez en verdad le duele. -¿Estás bien?
-P-Perfectamente, sólo, no vengas, Génesis dijo que podría hacerlo, y sí no puedo con esto, no mereceré estar en SOLDADO. –Hombre, que testarudo, aunque me gusta su actitud, tiene razón en lo que dijo.
Y así veo como a duras penas le puede ganar a un monstruo canino que bien pude haber cortado a la mitad en menos de dos segundos, pero no hay que menospreciar el trabajo que hizo el pequeño.
Me acerco a él, escuchando su sonora respiración agitada, yace en el suelo encogido recostándose en sus codos contra la arena, su frente también descansa en ésta, al igual que sus rodillas, me inclino hasta quedar a su altura, y acaricio suavemente sus cabellos mientras sonrío ampliamente.
-Buen trabajo. –Digo sin dejar de acariciar sus cabellos, llámenme como quieran, pero deseo abrazarlo y eso es lo que hago. –Me has sorprendido, creo qué, sí estas calificado para ser SOLDADO, pero no te emociones ¿eh? Aun te falta mucho.
-Supongo… qué… gracias. –Dice entrecortado mientras descansa su cabeza en mi hombro, mi mano roza suavemente con su pecho, haciéndolo estremecer de la sorpresa, y al mirar mi mano, veo un fluido rojo en ella, lo que temía, habían perforado su piel, lo cargo con cuidado, posando su abdomen en mi hombro, y lo sostengo por la cadera, mientras que siento como sus manos se apoyan en mi espalda, y lo escucho gemir de dolor. -¿Qué... Haces?
-Estas herido, herido, así que te voy a curar, ¿Alguna objeción? –Digo mientras me rio, siento como se voltea para decirme algo, así que hago fuerza en mis hombros haciéndolo brincar suavemente sobre ellos, otro gemido de dolor se le escapó involuntariamente de sus labios, haciéndome reír nuevamente. –Eso imaginé.
Lo dejo recostado en una de las camas de las casas abandonadas del pueblo, aún no hemos ido al lugar donde se encuentran los habitantes, prefiero saber que Cloud no siente dolor, busco entre mis cosas una materia curativa, y posó la pequeña esfera en el pecho desnudo de Cloud, que unos segundos atrás, me encantó ver, sí, lo acepto; veo como su ceño fruncido por el dolor se relaja al hacer contacto con la materia.
-Gracias, Zack. –dice mientras aparta su vista de mí, siento una necesidad enorme de trabar su mirada con la mía.
Sin lograr captar lo que estaba haciendo, mi cuerpo yacía encima del de él, mis brazos descansaban alrededor de su cabeza, y nuestros rostros esta tan cercas, que puedo sentir su aliento y su respiración agitada; su mano se pone en mi pecho imponiendo fuerza, pero al parecer no estoy dispuesto a mover ni un músculo.
-Así que estas bien, ¿Por qué insistes en hacerme preocupar? –Las palabras fluyen de mis labios, cual agua de un rio crecido se tratara, veo como un color rosa se espolvorea en sus mejillas, mi cara se acerca a la suya por instinto, sus labios están a escasos centímetros de los míos, puedo sentir su pecho ascendiendo y descendiendo de forma rápida e irregular.
Siento sus suaves labios rozarse con los míos, y una sensación cálida alberga mi pecho, escucho como un susurro tartamudo resuena entre mis labios “¿Q-Que haces?”, puedo escuchar, dejándome un pequeño cosquilleo entre mis labios, y antes de dar mi siguiente paso, mi conciencia le da una bofetada a mi instinto, deteniendo la ola de sentimientos que se encontraban en mí, separo mi cabeza rápidamente, mientras me pongo de pie y le doy la espalda, pongo una de mis manos atrás de la cabeza.
-Lo siento. –me retiro a largas zancadas de la habitación, dirigiéndome hacia el lugar donde se encuentran los habitantes. -¿Qué estoy haciendo? ¡¿Qué mierdas me sucede?!
Informo a los habitantes de lo sucedido, mientras me dirijo hacia el helicóptero, no sé si Cloud también lo hará, pero ahora mismo no deseo hablar con él, necesito ordenar mis ideas y pensamientos, si es que es posible hacerlo.
Al llegar veo a Reno recostado en el enorme artefacto, jugando con lo que parece una piedra, dirige su mirada a mí, y una amplia sonrisa se dibuja en sus labios.
-¿Y? ¿Dónde está tu compañero? Me quiero ir ya ¿Sabes? –Su pregunta se ve inocente, pero hay malicia en su intención, después de tantos años trabajando junto a él, sabes cuando el pelirrojo bromea y cuando no.
-Hah, ni idea, soy su compañero más no su niñera. –Subo al helicóptero con un deje de molestia en mi voz, no deseo saber absolutamente nada de sus bromas por ahora, y menos si es de él.
Luego de unos minutos de relativa paz, llego el rubio con el ceño fruncido, está vez, irónicamente no deseo, en absoluto trabar mi mirada con la suya, así que ahora mis botas me parecen sumamente interesantes, escucho sus pasos acercándose, y veo como sus botas atraviesan mi campo de visión, empiezo a sentir los temblores del motor encendiéndose, y alzo mi rostro para apreciar la vista que se expande ante mí a medida que vamos ascendiendo.
-Que divertido ¿No? –Bufa hacia mí, con una notable molestia en su voz, y me obligo a mí mismo a no mirarle. –Dejarme atrás, confundido y por supuesto te importa una mierda ¿No?
No respondo nada, y tampoco me volteo a mirarlo, solo le regalo una mirada fugaz, y se me escapa un suspiro cansado.
-Por supuesto, me ignoras… Buf ¿Sabes qué? Púdrete, me da completamente igual. –Lo dice mientras rueda sus ojos, se cruza de brazos, inclina su cabeza y se dispone a tomar una siesta, déjenme decirles que me siento como un maldito cobarde, pero eso no es ni siquiera un pequeñito empujón para clavarme la daga al cuello; es decir ¿Que le digo? “Lo siento, es que en verdad, tuve un maldito impulso de adrenalina y tuve que besarte para calmarlo” y una mierda, no lo diré, no lo haré, ni en un millón de años aceptaré que me atrae un maldito chocobo humano, lo siento, pero no.