Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Candor putrefacto por Evanences

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 1:

Charles Xavier había estado en una silla de ruedas desde que tenía memoria, y aún así, se sentía la persona más feliz de la tierra.

Contaba en ese entonces con 8 años, y su hermano, Alexander con apenas tres y medio, decía palabras incomprensibles y reía a carcajadas cuando su hermano le hacía un espacio en la silla y le dejaba subirse con él para luego tomar vuelo y fingir que volaban.

Su madre, Sharon,  siempre los miraba desde lejos, con una mirada dulce que escondía kilos y kilos de preocupación, su hijo mayor, Christopher Xavier y su esposo, Brian Xavier, habían sido convocados para participar en esa estúpida guerra en la cual su familia no tenía papel alguno, pero eran personas sin poder en aquel escenario bélico.

Todas las tardes, la mujer se sentaba en las escaleras de la vieja casa de campo, a esperar que el resto de su familia apareciera, con rasguños, golpes, incluso con algún miembro ausente en su cuerpo, pero con vida.

Estaba preocupada, por las noches olvidaba dormir, se sentaba en la sala a fumar un cigarrillo, con una escopeta de acompañante.

Sabía que Charles era diferente, que era lo que se clasificaba como <<Mutante>> Y ella sabía cuán odiados eran ellos, pero ¿Y a ella qué? A Sharon le importaba una reverenda mierda, Charles era su hijo, lo iba a proteger como diera lugar.

Presentía que debían salir de ahí a prisa, mañana quizá, vivían en un fragmento de tierra alejado del resto de los demás pueblos, si bien habían una o dos casas alrededor de la suya, pero nada más, la villa más cercana estaba alrededor de 20 kilómetros, una distancia muy difícil de manejar para alguien quien no puede usar las piernas.

Tal vez debió haberse ido con esa familia alemana, semanas atrás. Tal vez su esposo e hijo nunca iban a regresar, pero era algo que no quería aceptar.

Charles estaba intentando enseñarle cómo jugar cartas a su hermano, cinco minutos después, terminaron construyendo un castillo enorme de naipes, en medio de su bostezo, escuchó un estruendo proveniente del patio, o quizá de la cocina.

‘’El campo de batalla se traslada cada vez más cerca de  casa’’

-Alexander.-Le llamó despacio. Su hermano también le había escuchado, el menor tenía el cabello castaño y los verde olive.

-Tengo miedo.-Le confesó.-Hermano, tengo miedo.

-No tienes porque.-Y ahí estaba, esa sonrisa tranquilizadora haciendo juego con esa sincera mirada azul.-Ve al baño y cierra la puerta, yo iré a ver qué pasa.-Le incitó el mayor, antes de irse, lo miró y con voz aún calmada.-Si hay humo…

-Hay bombas. Entonces uso la máscara de gas.

-Buen chico.

 Alex dio un ligero asentimiento y se refugió en el baño, asegurándose de poner el seguro, se sentó en el inodoro, abrazando sus piernas diminutas. La puerta era de un metal muy resistente, ahí no iba a entrar ninguna bala.

Charles fue impulsando su vieja silla, se podía escuchar un ruido similar a las ruedas de una bicicleta. Rodaba y rodaba, con voz cautelosa se acercó a la cocina y cerró los ojos, concentrándose en hallar a su madre, pero no la sentía, no percibía su mente, eso le hizo preocuparse, en su lugar, halló otras voces como bienvenida.

Voces que decían obscenidades, que pensaban con morbosidad a un nivel que le hacía querer encogerse bajo las mantas de su cama.

Abrió la puerta despacio, con el único motivo de querer ver qué pasaba. Su madre estaba ahí, pero dudaba que estuviera viva. Selló sus labios, contuvo la respiración y no hizo algún otro sonido. Eran gente mala, personas terribles que no dudarían en dañar a su hermano menor si tenían la oportunidad.

Debía sacarlo de ahí. Maldijo la inmovilidad de sus piernas, dio la vuelta a su silla para alejarse de ese lugar, pero ya era demasiado tarde, de una u otra forma los intrusos en su casa se habían dado cuenta de lo que él estaba ahí.

Había disparos fuera de la casa, el sonido de los impactos se fusionaba con los gritos y cosas que se destrozaban entre golpes y explosiones no tan pequeñas.

Charles respiraba agitadamente mirando al suelo mientras sujetaba con fuerza los laterales de la silla. Estaba temblando, sentía el cañón acariciarle el cuello.

Eran militares quiénes estaban en su casa. Pero eran malos militares.

-¿Has visto una familia alemana por aquí? .-La voz era tranquila y sin prisas, como un profesor esperando que uno de sus alumnos confesará que no había hecho la tarea.

Mierda, por supuesto que había visto una familia alemana, no sabía si sería esa familia alemana, pero si había visto una, a la que pertenecía su mejor amigo, no había estado triste por haberse mudado del pequeño pueblo, donde vivía con sus padres, porque sabía que tarde o temprano iban a estar juntos de nuevo.

Aunque ahora ya no estaba tan seguro.

Día 1 antes de la actualidad.

Tenía un ojo amoratado,  varios dedos rotos y uñas faltantes.

Pero no había dicho nada, porque no sabía nada.

Respiraba con dificultad,  entre los escombros de su casa, no sabía si estaba durmiendo o realmente estaba muerto.

Alexander abrió la puerta del baño con sumo cuidado, conservó la máscara de gas y salió de su escondrijo, la puerta de metal estaba abollada, tenía varias marcas de humo negras en su contorno y alrededores, pero le había protegido, en cuanto salió, las paredes del baño se fueron hacía atrás y la puerta de lado.

Sus ojos se hicieron grandes y acuosos.

¿Dónde estaba su casa? Ahí sólo había ruinas, las paredes estaban derrumbadas, nada sostenía la casa, con muchas dificultades apenas se podían ver los cimientos de lo que alguna vez llamó hogar, lo que no estaba desmoronado entre balas y posibles dinamitas, estaba calcinado.

Giró sobre sus talones y comenzó a sollozar en voz alta mientras se quitaba la máscara, entre más miraba más se aterraba. Quería aferrare a la idea de que todo eso era un maldito sueño, que iba a despertar, que su hermano mayor lo iba a despertar, que su madre iba a estar ahí, su padre y hermano milagrosamente llegarían de la guerra y se irían a un lugar bonito.

-¡¿Mamá?! ¡¿Charles?! ¡¿Charles!? .-Repetía el nombre hasta el vecino, pero nadie le contestaba, caminaba atropelladamente, más de una vez se cayó, tropezándose entre cadáveres.

El pequeño niño comenzó a escarbar entre los desechos de diversos orígenes, intentando encontrar a su familia, media hora después, halló a su hermano, se abrazó con fuerza a él mientras lloraba.-Estoy vivo, estoy vivo.-Palmeó los diminutos brazos de su hermano, podía respirar ahora, sin ese pedazo de  no saber qué mierda aplastándole el pecho.-¿Estás bien?

Como pudo, se sentó, temblaba de pies a cabeza. El menor no podía articular palabras, pero le hizo saber a su hermano una respuesta positiva con un ligero asentimiento.

Charles se quedó un rato más entre los escombros, con su hermano abrazado a él, contemplando el cascote dejado por las casas del lugar.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).