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Candor putrefacto por Evanences

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Notas del capitulo:

Hoñi<3

Capítulo 3:

Día 5657 Actualidad

¿Cuántos años había pasado ahora?

Erik lo sabía y le dolía recordarlos.

Porque en todos esos días, no había encontrado a Charles.

Ahora, era un político de renombre, su apellido, que antes no significaba nada, ahora era sinónimo de poder en el congreso.

Era algo similar a un  embajador que residía fuera de su país, se encargaba de los mutantes, todos y cada uno de ellos, que sus derechos fueran respetados, ahora la discriminación hacía ellos estaba al mínimo, obviamente eso era algo aún vigente, nada era perfecto, pero hacía lo que en sus manos estaba.

Era ya su cumpleaños número 23, tenía mucha gente a su alrededor que halagaba la forma en que se había abierto camino en un mundo tan difícil, haber conseguido tanto en tan poca edad, pero él desde muy joven se envolvió en ese mundo, cuando quisieron aplastarlos, él estuvo ahí como un permanente activo protestante.

La mayoría decía que no lo lograría nada, que el mundo no cambiaba, pero sus padres siempre creyeron en su hijo.

Y vaya que había dado resultados.

Pero a pesar de todo, sentía ese creciente vacío arremolinarse desde su estómago hasta su pecho, se ponía a pensar una y otra vez, ¿Eso servía de algo? ¿Dónde estaba Charles? Porque la palabra ‘’muerto’’ era una idea que rechazaba en cuanto llegaba a su mente.

Estaba vivo.

Por más que todas las investigaciones apuntaran que había muerto, al igual que el resto de su familia, porque su madre y padre estaban muertos, él mismo había visto lo que había quedado de sus cuerpos hacía apenas un par de años atrás, en tanto su hermano mayor, desapareció en la guerra, quizá un rehén de aquél conflicto.

¿Y Alexander?

Tal vez estaba con Charles.

Quería pensar que ambos estaban juntos, que ambos estaban haciéndose compañía en espera de ser encontrados, de esa manera, antes de dormir, podría sentir un poco menos de culpa, pero era entonces cuando <eso> sucedía, Erik, momentos antes de caer rendido, generalmente a la misma hora, y la mayoría de sus noches,  escuchaba una voz suave y agradable acariciar sus paredes mentales, pero no le hablaba a él, Erik era tan sólo un simple oyente de aquel monólogo ajeno.

-Debí lavar la ropa antes de acostarme, me pregunto si habré lavado su uniforme...

-¿Erik estará bien? ¿Se sentirá solo? Leí una revista que las personas famosas se sienten solas algunas veces, espero que esté bien, sí, estará bien, él es fuerte.

Ahí estaba, lo que le inquietaba es que hablaba de él pero no con él.

A veces sentía que se había vuelto loco, eso le hizo querer visitar más de una vez a un psiquiatra, pero temía que esa voz desapareciese y con ella la sensación de paz que le traía al dormir.

Era como si en otras palabras le dijera, Lo hiciste muy bien hoy, descansa. Y maldición, no había nada mejor que eso al momento de hundirse en sus mantas.

Más de una vez intentó contestarle, pero no obtenía respuesta, la voz se desvanecía en un susurró o seguía hablando sin haber notado su interrupción, eso le creaba confusión y decepción por no ser notado.

Y esa misma combinación había creado la desesperación que le carcomía día a día, lo cual le acarreó a ahora mismo a estar acostado a lo largo de un sillón, dentro de una habitación de aspecto reconfortante, una de sus amigas, quien era una psiquiatra, así como una mutante.

Ya sabe, nada mejor que una telépata para calmar toda la mierda acumulada que crea tu mente.

Además, Emma Frost, era también alguien a quién podía clasificar como amiga.

Esa era su primera cita, pero Emma había pedido que primero empezaran desde cero, para saber qué había ocasionado esas voces en su cabeza, Erik tenía que comenzar desde sus primeros recuerdos hasta la actualidad.

Iban a ser terapias realmente difíciles y fastidiosas para él.

Charles estaba en la pequeña sala de ese pequeño y pobre departamento que compartía con su hermano.

 No tenían mucho, pero él se sentía feliz en ese pequeño agujero, o eso era lo que se decía cada mañana al despertarse, no solía salir mucho de casa, porque se sentía seguro en esas paredes, no iba a llegar ningún soldado a hacerle nada.

En tanto, Alexander iba y venía cuando quería a la casa, estudiaba la universidad en las mañanas, las tardes eran para trabajar, no sabía qué hacía en las noches, pero sospechaba que nada bueno, no desde que habían llegado a la ciudad y su hermano se había topado con esa pandilla de mutantes, a las que por cierto, no le agradaban del todo, si lo dijo a su hermano en una ocasión, una ventana terminó rota y el resto del lugar un desastre.

Se culpaba por eso constantemente, Alexander ya no era su lindo hermano, era un adulto ahora, un adulto demasiado irritable, con problemas de ira que no le gustaba que se metieran en sus cosas, que detestaba al mundo y probablemente a todos en ellos; Charles pensaba que tal vez lo odiaba a él, llegaba a pensar ya que no hablaban como antes, los cuentos antes de dormir se acabaron, los juegos, quizá sólo habían crecido.

Tenía una bandeja con galletas y dos tazas, una de té y otra de café negro, vivían en uno de los últimos pisos, así que debía bajar por el elevador porque sólo había escaleras.

Era época invernal, tenía una frazada cubriéndole las piernas y otra en los hombros, se dirigió con ritmo tranquilo hacía la parte trasera del edificio, escuchaba un taladro de aire y música de los años setenta de fondo.

Olía a aceite de automóvil y un poco a gasolina.

Logan olisqueó un poco, segundos después de que llegará, emergió por debajo del auto, tenía manchas de aceite en la cara y en la camisa de resaque.

-Te dije que yo subiría.-Su tono era severo.-El elevador se ha estado atascando seguido, es peligroso.

-Nuestra cita debía ser hace media hora, y tómate tu café.-Logan sujetó la taza de mala gana, pero bebió con gusto, era mecánico, tenía su taller a un costado del estacionamiento en el edificio, pagaba alquiler de ese sitio también, era vecino de Charles y cada semana tenían una cita, donde Charles lo atendía, poseía un pasado no muy agradable y él le estaba ayudando a descubrirlo y al mismo tiempo superarlo, además de que su mera compañía era algo muy grato.-¿Cómo has estado últimamente? .-La sesión comenzaba, así era como Charles se ganaba la vida, a él acudían personas perturbadas, con ganas de olvidar y él suprimía todo eso, aunque a Logan nunca le cobraría.

-Menos gritos.-Concedió mientras se recargaba en el capote del auto.-Hay un poco más de tranquilidad.-Bebió de su taza un poco más.-Todo sigue hecho mierda, pero es menos…Menos…-Se quedó pensando en una palabra adecuada.

-Estremecedor.

-Exacto. Puedo pensar dentro del recuerdo y adentrarme más.-

-¿Quieres qué entré ahora o quieres seguir contándome? .-Charles usaba un tono tan suave, para poder hacer que Logan pudiera relajarse y no sentirse bajo amenaza o presión.

Logan miró un punto fijo, con emociones ausentes en su rostro.-No.

Charles asintió, totalmente comprensivo.-¿Quieres que sigamos aquí o quieres ir a un lugar más cómodo? .-Le daba a elegir porque no quería que lo que hablaran ahí se quedara impregnado, porque era un área de trabajo y no quería mancharla.

-¿Conoces el nuevo restaurante que se abrió en la esquina? .-Ante esa respuesta, Charles sólo le sonrió con cierto entusiasmo. No le gustaba salir de ese lugar, pero Logan iba a estar ahí, eso le daba cierta seguridad que había perdido en desde que su mundo comenzó a desmoronarse.

Alexander había cambiado demasiado, eran muchas cosas las que habían caído sobre sus hombros, era totalmente imposible permanecer como siempre, uno debía endurecerse para seguir aguantando, para salir menos herido, la mala vida había ido cambiándolo poco a poco, ya no había rastros de su antiguo ‘’yo’’. Tal vez su destino había sido ser así desde un principio.

Tenía tres aros en su ceja derecha, otro atravesándole el labio y uno más en la oreja derecha.

Estudiaba medicina y era malditamente agotador, pero lo iba a lograr, por él, por su madre y padre, por Christopher y por supuesto que por Charles.

Desde lo sucedido en el campamento algo se había roto entre ambos, vivían juntos pero no era lo mismo, Alex vivía con el rencor constante contra los humanos  e incluso mutantes, algunos soldados eran mutantes, por lo que había pasado, así como consigo mismo por no poder evitarlo, se culpaba constantemente, lo que le llevaba a explotar, a descontrolar su mutación para poder liberar un poco de rabia interior y sentirse mejor, Charles más de una vez intentó ayudarlo pero él lo apartaba con brusquedad, no quería su maldita ayuda, no necesitaba su maldita ayuda, porque estaba perfectamente bien.

Con sólo pensarlo hizo que las tapaderas del desagüe se salieran de su lugar y se estrellaran contra la pared más cercana.

Dejó su bata y mochila en el auto de uno de sus amigos, era hora de trabajar.

-Entonces…-Emma revisaba sus notas mientras se ajustaba los lentes.-Se conocieron desde pequeños, vivía cerca de tu casa y cuando te mudaste  perdieron contacto.

-Básicamente.-Estaban haciendo un recuento ligero de todo lo que le había contado en todas sus citas hasta ahora.

-Pero el lugar donde dices vivían fue masacrado por militares tiempo después, y crees que sigue vivo.-La mujer se guardó el tono de pena lo mejor que pudo.

-Sé que está vivo.-Erik miraba el techo aún recostado en el sillón. Él lo sabía, lo sabía, se repetía una y otra vez que estaba vivo, tal vez no lo estaba, ¿Y qué? Quería sentirse bien, aunque tuviera que mentirse a si mismo para lograrlo.

-Probablemente las voces sean sólo una alucinación de tu mente desesperada, tal vez sientas culpa.-Utilizó un matiz sugerente, como si el otro estuviera ocultándole algo.-¿Sabes por qué masacraron esa villa? .-Se inclinó para escuchar y ver cualquier reacción que el otro pudiera tener.-

-Siempre he pensado que buscaban a mi familia y a mi.-Respiró hondo para continuar.-Había escuchado que esa pequeña región siempre había estado llena de calma, que incluso pasaban soldados a descansar y eran bien recibidos por los demás, luego llegamos nosotros y tiempo después quemaron y mataron todo lo que había en ese lugar.-Erik apretó los dientes en silencio.

-Bingo.-Cerró la libreta, la dejó aún lado.-¿Sabes por qué reservé la cita a una hora tan tarde?

-¿Por qué querías molestarme? Cómo siempre.

-Te estoy ayudando.

-Emma, escuchó esa voz antes de dormir, aún con tus terapias.

-Eso es porque no he entrado en tu mente, aún, en fin, la razón es porque necesito que intentes dormir mientras lo hago.

-¿Dejar mi mente a merced tuya mientras duermo? Ni hablar.-Dejó su anterior posición y se sentó.

-Erik, no vas a dormir, vas a intentar.

De mala gana se volvió a recostar.

-Sólo tienes que fingir que estás en casa, me has dicho que más o menos a ésta hora comienzas a escucharlo.

-Si no te callas no puedo ‘’intentar’’ dormir.

Ella quiso reírse, la cara de su amigo era lo suficientemente graciosa como para no reírse, pero tenía razón, necesitaba concentración.

Hubo un silencio total, casi veinte minutos después pudo escuchar como el hombre bostezaba, entonces se acercó más y con cuidado puso la punta de sus dedos en la sienes del otro.

Emma ahora estaba conectada con lo que Erik sentía.

-Debí revisar si había suficiente comida para cuando regresará, ¿Voy o no?...No, la silla está lejos y quizás no regresé hoy.

Se quedó muy extrañada ante eso, es decir, ella pensaba que tal vez era una voz que le susurraba cosas terribles a Erik, que matará a su madre o algo similar, tal vez que vociferará insultos y atacará a integridad moral, pero no era nada de eso, sonaba exactamente como una persona antes de ir a dormir. Porque era una persona antes de ir a dormir; siguió analizando la voz por otra media hora más, hasta que su volumen comenzaba a atenuarse y se oyó uno que otro bostezo, que no era de ninguno de los dos presentes anunciaba.

-¡Erik!

-¡¿Qué?! .-De verdad que estaba a punto de dormir, pero su amiga le había despertado casi de golpe.

-¡No estás loco!

-Gracias, ¿Ese es tu maldito diagnóstico? .-No alzó tanto la voz, pero sí habló más alto de lo normal.

-Estabas hablando con otro telépata.

-Eso no puede ser.

-Es más bien una conexión no bien establecida, porque tú lo escuchas, pero probablemente él no sepa que te está hablando.

-¿Quién es?

-No lo sé con seguridad, pero conseguí su ubicación.


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