“6- Odio el alcohol. Su olor me repugna.”
Ahí estaba de nuevo, esa locura había iniciado nuevamente, ¿qué hora se suponía que era? Tal vez era de madrugada, pero podía escuchar con claridad las botellas de vidrio impactando en el suelo. Casi podía sentir el asqueroso olor del alcohol inundando la sombría casa. Quería regresar a Hogwarts, ese mismo día lo haría. Sus maletas estaban hechas desde hace semanas, solo quería regresar, odiaba ese lugar con su alma. Despeinó un poco su cabello y fue a la cómoda que estaba en su habitación. No soportaba otro minuto en ese lugar, toma una liga para el cabello y se hizo una media cola, solo quería recoger el suficiente cabello para poder ver, aunque aun así una parte de su cabello se soltó y le cubrió el ojo izquierdo. Bufó levemente y tomo la bufanda de Slytherin para después enrollarla alrededor de su cuello. Se abrigó lo mejor que pudo con sus ropas desgastadas, agradeció de corazón el regalo de Lucius, era una maleta que se encogía y con fondo expandible. Era lo suficiente cara para no poder soñar en comprarla hasta que trabajara, suponía que el rubio sabía en el fondo que quería largarse de su casa sin hacer mucho escándalo. Puso el pestillo a la puerta y abrió la ventana.
-Vamos…-susurró con suavidad al gato blanco que lo observaba atentamente.
Un día había salido a pasear y el animal lo había empezado a seguir, por más que quiso no se había podido deshacer del gato y para qué negarlo, al final se había encariñado con el gato. El animal se posicionó en el marco de la ventana y empezó a bajar con tranquilidad, casi parecía enseñarle cómo hacerlo. Severus sonrió un poco por ello, el animal desprendía una gracia al moverse, casi parecía dar a entender que nadie era digno de estar a su lado. Eso le recordaba que una vez que se encontró con Lily y el animal lo acompañaba este le siseó. Casi no hablaba con la pelirroja en realidad, ella no se sentía cómoda con que fuera amiga de Regulus o Lucius. Negó con la cabeza, ya eso no importaba, las personas tendían a separarse, suponía.
Se deslizó por el tejado intentando no hacer mucho ruido, bajó por los mismos lugares por los que había bajado el gato. Suspiró aliviado cuando llego al lado del gato de ojos azules que se lamía la pata con elegancia. Snape relajó el gesto, solo un poco y le hizo una seña al gato para que se trepara a sus brazos, el animal no objeto y subió a estos aunque al parecer la idea de ser cargado de ese modo no le gustó y se acomodó en su hombro. El pelinegro en verdad se preguntaba si ese gato era uno normal. Decidió dejar de pensar en eso y emprendió la caminata algo rápida, cuando saliera de su vecindario se sentiría más aliviado.
Sabía que podía hacer que autobús Noctambulo apareciera, un Lumus y la maleta serían suficiente, pero no quería incomodar a Black Segundo, así se llamaba su gato, además que dada su suerte seguro lo reprenderían por usar magia fuera de Hogwarts, no olvidemos también su escaso dinero.
Las calles estaban silenciosas, por fin había salido de su horrible vecindario. Si tenía suerte pronto amanecería, un poco antes de que estuviera por llegar a la estación King Cross. Solo debía tomar el metro, después bajar y caminar unas cuantas calles hasta llegar a la estación.
El cielo estaba completamente oscuro y las farolas, con sus luces amarillentas, eran lo único que iluminaban su camino. Sonrió algo aliviado al ver su primer destino, ya podía ver la entrada al metro. Caminó con relativa tranquilidad hasta llegar a la parada. El lugar estaba prácticamente vacío. El metro llegó después de unos quince minutos y Severus subió para posteriormente sentarse en el primer asiento vacío que encontró, estaba cansado de caminar, además que no había comido más que una miserable manzana en todo el día anterior. Cerró los ojos para intentar dormir un poco antes de bajarse en la parada que necesitaba, tenía una hora para hacerlo, se relajó al sentir como su Black Segundo se posicionaba sobre su regazo. Acarició el suave pelaje del gato y se quedó dormido por un rato.
-¿Sev?-preguntó una conocida voz. Casi sufrió un mini infarto, pero lo disimuló lo mejor que podía.
Frunció el ceño al ver el rostro de Potter al lado suyo-¿Qué demonios haces aquí, Potter?-su voz salió rasposa y algo adormilada, no tan amenazante como le hubiera gustado.
James sonrió levemente-. Estaba en otro vagón, pero me pareció verte y quería verificar si eras tú-dijo con amabilidad sentándose a su lado.
Severus frunció el ceño de manera obvia, aunque también estaba extrañado que su mascota no se hubiera abalanzado sobre el intruso.
-Eso no contesta mi pregunta, Potter-casi pareció haber escupido el apellido.
Snape no tenía ganas de hablar, tenía sueño, estaba cansado, no había comido, se había ido de su casa sin avisar, ¿qué tan miserable debía ser?
James se rascó la mejilla intentando ignorar la forma en que lo llamó-. Estaba haciendo unas cosas cerca y el autobús Noctambulo no era una buena opción, le prometí a mis padres que mejoraría mis calificaciones y comportamiento para que dejaran que Sirius se quedara en nuestra casa-explicó.
El pelinegro alzó una ceja al ver que el otro le explicó la situación-. Pues fugarte en la madrugada no es precisamente un mejor comportamiento, Potter-soltó con voz algo cansada. Eso le recordaba que Regulus le había escrito en el pergamino mágico para informarle la situación en su hogar.
James rio ligeramente, los comentarios sarcásticos eran parte de Snape, pero eso se sintió menos ponzoñoso y más agradable-¿Qué puedo decir? Soy inquieto, pero igualmente esto era algo importante, no lo podía posponer-aclaró con una voz sería que extraño a Snape.
El pelinegro, por primera vez desde que supo que Potter estaba a su lado giró a verlo, tragó algo de saliva al ver la profundidad de esa mirada. Fue extrañamente inquietante, apartó la mirada y observó a su gato que reposaba con algo de pereza sobre su regazo.
Se sintió estúpido por apartar la mirada, así que prefirió añadir algo, no le gustaba sentir que estaba perdiendo-. Dile a Black que le escriba a Regulus-se sorprendió por lo que dijo, ¿a qué había venido todo eso?
James sonrió enternecido, agradecía que Snape no lo estuviera viendo-. Lo haré-guardó silencio por un momento-. Te desperté antes, ¿verdad? Deberías dormir, te despertaré cuando lleguemos a la parada que quieres.
Severus estaba por replicar, pero se dio cuenta que para ese momento ya estaba más dormido que despierto. Decidió bajar la guardia por un momento, estaba muy cansado de todo, su vida y de esperar siempre ser herido. Vaya mierda.
James sintió ese característico calorcito inundar su cuerpo cuando Severus terminó apoyando su cabeza en su hombro. La sonrisa de idiota surcó su rostro-¿Sabes, Sev? Peinado así te ves muy lindo…-susurró con suavidad, después observó al gato-. Gracias por cuidarlo, amigo…-y sin nada más que hacer decidió disfrutar de ese momento antes de tener que despertarlo antes de llegar a la parada.
Si tenía suerte podría invitarlo a desayunar, eso sería casi una cita, ¿verdad?
“6- Odio el alcohol. Su olor me repugna. Me recuerda a aquella vez cuando Tobías asesinó a mi gato estando borracho cuando era niño. No pude hacer nada, qué patético.”
James se prometió que nunca en su vida tomaría una sola gota de alcohol. Él se encargaría de proteger a Severus.