"5-Odio a James Potter. Lo odio demasiado… su actitud despreocupada que no mide lo que puede causar."
Severus iba en el expreso a Hogwarts en una pieza, todavía le resultaba irreal haber desayunado con Potter. El estómago se le revolvía de solo pensarlo, iba por completo con sus principios, pero contra todo pronóstico había sido agradable y eso lo hacía todo más vergonzoso. Incluso después que se separaron el idiota del Gryffindor se había metido en la misma cabina del tren que él alegando que ya no habían más lugares, importándole muy poco que Regulus estuviera con él, pero lo peor es que había traído a un avergonzado Lupin, debido a la interrupción abrupta, y a un Sirius aparentemente incómodo. Potter no tenía ni una pisca de tacto, el imbécil le estaba hablando de manera alegre aunque el ambiente estuviera increíblemente pesado entre Regulus y Sirius. Remus tenía pinta de que en cualquier momento tendría un colapso nervioso porque estaba en medio de los dos hermanos. Estaba harto de esa sensación, si le gustarán los lugares de ambiente pesado se hubiera quedado en su mugrienta casa.
Snape suspiró pesadamente, cerró el libro que pretendía leer mientras escuchaba el parloteó del idiota de lentes y se puso de pie. Su gato blanco atinó a subirse a su hombro antes de que saliera por la puerta, en verdad necesitaba un respiro. Contó hasta diez para no gritar al escuchar unos pasos detrás de él.
-¿Se puede saber qué pretendes, Potter?-decidió encarar a su perseguidor que tenía una mueca inocente en su rostro.
James paso una mano por su cabello alborotándolo más de lo usual- ¿Qué pretendo?-repitió el de ojos almendrados-. Nada malo-terminó por decir con una sonrisa que hizo que el de ojos negros lo mirara fastidiado- ¡Es en serio! No tengo ninguna mala intención-el Gryffindor se puso al lado de Slytherin. Los dos estaban en uno de los pasillos del tren.
-Entonces, ¿por qué los dejaste en un mismo lugar?-no tenía que explicarle mucho, aunque le doliera aceptarlo Potter era inteligente.
James suspiró-. Le dije a Sirius lo de la carta, pero no parecía muy convencido, así que era mejor una táctica más invasiva.
-¿Sí sabes que Regulus está molesto y Black es un imbécil?-preguntó alzando una ceja.
El más alto no lució ni un poco afectado porque hubiera insultado a su supuesto mejor amigo-. No voy a negar que Sirius suele ser muy testarudo, pero lo conozco lo suficiente para saber que también está preocupado por Regulus. A fin de cuentas es su hermano menor y lo quiere-los ojos de Potter lucieron tan cálidos cuando le sonrió que desvió la mirada incómodo, ¿qué le pasaba?
El de ojos negros se giró y observó el paisaje que iba cambiando conforme avanzaban, ¿cómo habían llegado a eso? No se sentía incómodo con que el idiota del Gryffindor estuviera a su lado, ni si quiera era molesto que sus hombros se rozaran con suavidad. Severus frunció el ceño, era jodidamente raro. Acarició la cabeza de Black segundo que ronroneó con suavidad por sus caricias.
-Espero que tu plan no lo arruine todo, Potter-dijo con seriedad mientras miraba de reojo al más alto.
Snape frunció el ceño confundido al ver como el otro abría los ojos sorprendido por un segundo hasta que la comprensión se reflejó en los ojos contrarios y la sorpresa fue sustituida por un sonrojo bochornoso, ¿qué demonios?
-No te preocupes, el plan va bien. Cuando nosotros nos fuéramos, Remus también lo haría-dijo con una sonrisa despreocupada-. Por cierto, vi el nombre del libro que leías, ya lo he leído yo y me gusta mucho, ¿Qué te parece a ti?
Severus se lo pensó un poco, ¿valía la pena contestarle? Apretó un poco el libro y abrió la boca para contestarle, pero una voz femenina que conocía detuvo su acto.
-¡James! ¿Pudiste hacer aquello? Me sorprendió mucho cuando llegaste a mi casa sin avisar ayer por la noche.
-Lily-James giró a verla eufórico.
Lily, era ella, con sus hermosos ojos verdes y cabello pelirrojo. Al parecer no lo había visto, después de todo el cuerpo de James lo tapaba, además su presencia no era muy significativa. Se dio la vuelta, tal vez podría encontrar algún lugar dónde leer en paz, sin alguna otra persona que lo estuviera molestando. Se alejó intentando no hacer ruido, sentía que sobraba entre esos dos que parecían brillar con luz propia. Chasqueó la lengua cuando estaba seguro que no lo podrían escuchar y arqueó una ceja al ver a Lupin sentado en el suelo al final del pasillo.
Ese tipo era igual que él en cierta medida, los dos pasaban desapercibidos en sus círculo de amistades. De algún punto se sintió empático, no sabía por qué se sentía así, no lo pensó mucho y se sentó al lado del que tenía cicatrices.
-¿Eh? ¿Snape? ¿No estabas con James?-preguntó el Gryffindor despegando la vista del libro que estaba leyendo.
Algo se removió de manera incómoda en el estómago del de ojos negros-. Lily-y algo en esa afirmación le dejo un sabor amargo en la boca, además que le llenó de cierta pesadumbre que no supo identificar.
Remus no preguntó más y le pasó un chocolate con una sonrisa amigable-. Es amargo, supongo que no te gustan los dulces, pero el chocolate siempre cae bien.
Severus lo pensó un poco, pero la verdad no se sentía con ánimos de pelear así que solo mordió el dulce, de alguna forma se sintió mejor. Sonrió con suavidad, casi imperceptiblemente, pero aun así sus ojos eran menos agresivos y más calmos, tanto que sorprendió al otro-. En realidad, me gustan los dulces.
A Severus le gustaban, le recordaban a un pasado más agradable, algo más calidez y a una niñez menos dolorosa que era sepultada de poco a poco entre sus pesares diarios. Mordió el dulce de nuevo y prefirió dejar de pensar en eso.
-Es una sorpresa agradable, tal vez podríamos ir a Honeydukes cuando vayamos a Hogsmeade, James y Sirius no comparten mi gusto-el hombre lobo sonrió amablemente, sabía que James lo mataría a penas lo supiera, pero algo en esa expresión de Snape mientras comía un simple pedazo de chocolate lo conmovió.
-Tal vez.
Y después de eso nadie dijo nada más, los dos se quedaron leyendo uno al lado de otro con tranquilidad.
"5-Odio a James Potter. Lo odio demasiado… su actitud despreocupada que no mide lo que puede causar. Tampoco soporto esa aura, parece que brilla por sí solo. Me recuerda lo diferente que somos. Nuestra vida es completamente diferente y de alguna forma siento envidia..."
James suspiró levemente mientras veía la escena frente a sus ojos, de nada valía la pena sentir celos, había sido su culpa por quitarle la vista a Severus por un momento, pero se había preocupado que a Lily se le escapara la razón de por qué la visitó de sorpresa. Se aseguraría que Severus dejara de odiarlo, él tenía razón, eran completamente diferentes, pero eso fue lo que lo enamoró de poco a poco.