"2-Odio tener miedo."
Severus podía decir con certeza que una de las cosas que más odiaba era tener miedo. Esa sensación fría le recordaba de los peores momentos que había pasado en su vida. El miedo lo hacía sentir débil e impotente… lo hacía sentir vulnerable.
Prefería ignorar la emoción, ignorar la existencia de esta lo hacía sentirse mejor consigo mismo. Negó con la cabeza levemente y acalló la sensación de miedo que reptaba por su espalda, fría y cruel. No podía posponer más el momento aunque quisiera.
La puerta rechinó al ser abierta, las bisagras eran viejas y no se habían engrasado en mucho tiempo. Eso nunca fue prioridad de su padre, a Tobías le importaba poco o nada muchas cosas, la lista de cosas que no le gustaban era interminable, a ese hombre no le gustaba nada. Una vez le había dicho lo mismo a Lily y no mentía.
Humedad, la casa olía a humedad independientemente del clima de verano que azotaba al Reino Unido. Todo estaba prácticamente igual a cuando se fue, solo la estela de polvo acumulada sobre los muebles delataba la situación de soledad que había atravesado la casa. Llevaba bastante tiempo sola y no había ni una sola persona que quisiera adentrarse a una casa lúgubre como era esa de la calle de Las Hilanderas. También los Snape no eran ni por asomo una familia querida en la comunidad, si acaso rumores acerca del hijo raro, la mujer abusada y el esposo alcohólico se hablaban, solo era puro cotilleo.
Los labios de Snape se abrieron con lentitud para dejar escapar un suspiro pesado. La realidad de los hechos lo golpearon sin piedad, sus padres habían muerto durante marzo en un "accidente" automovilístico, no creía que la palabra accidente fuera la adecuada para describir lo que había sucedido. Tobías estaba conduciendo borracho un auto, del cual siendo sinceros Severus sabía poco acerca de su procedencia, Eileen estaba con él. Recuerda no haber asistido al entierro, ni siquiera sabía quiénes habían asistido y en cierta parte tampoco le importaba, de Tobías Snape no quería saber nada, pero de Eileen… ese era un tema tabú para él.
Sabía que estaban enterrados en un cementerio cercano, pero no se había animado a asistir todavía. El maullido de Black lo sacó de su ensoñación, llevaba minutos enteros parados en la entrada de la casa, perdido en sus pensamientos.
El pensamiento de que debía limpiar no surgió de ninguna parte, solo apareció en su mente de manera espontánea, por lo que subió a su habitación para dejar las valijas. Las horas pasaron de manera rápida mientras limpiaba; cuando por fin fue capaz de pensar, sin sentir un nudo en la cabeza, se detuvo.
La casa estaba impecable, como hace años no la veía, tal vez desde su niñez. No había olor a licor ni botellas desperdigadas, solo un fuerte aroma a desinfectante con olor a pino que había encontrado.
Ignorando los maullidos de Black, porque ya había sido alimentado y parecía igual de sano, se adentró al baño después de buscar unas tijeras. Ya no sentía un nudo al pensar, no, ahora sus pensamientos fluían de manera atropellada, cada uno estrellándose con otro de manera descuidada.
La imagen del espejo era patética, tenía el cabello enmarañado, la piel pálida como papel y la ropa sucia, debajo de sus ojos había bolsas enormes al igual que sus ojeras. Se sentía sucio, horriblemente sucio. Sujetó las tijeras con fuerza, sus manos no temblaron en ningún segundo, y con esa convicción el primer mechón de cabello cayó al suelo.
Cuando terminó de cortar el cabello la imagen que lo recibió en el espejo ya no era la de su padre. Dejó caer las tijeras al suelo, debía bañarse y limpiar lo que había ensuciado.
"2-Odio tener miedo. Odio temer a la soledad, odio temer parecerme a él… "
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James amaba pasar el rato con sus padres, eran personas mayores y Potter sabía que no serían para siempre; además desde que Sirius vivía con él las cosas eran ciertamente más divertidas, pero aun así no podía evitar estar preocupado por Severus, desde la muerte de sus padres todo progresó que James había tenido con el Slytherin parecía un recuerdo. Estaba preocupado por él y lo que pudiera hacer estando solo.
Potter sabía de memoria cada cosa de la lista de odio de Severus y justo ahora la número dos se repetía constantemente en su mente, a primera hora el día siguiente iría a buscarlo.