La voz de Hoshi de oía en el circuito de parlantes de la sala de ensayo haciendo vibrar sutilmente los espejos que cubrían las paredes de la habitación, mientras la canción avanzaba y ellos realizaban cada paso de la coreografía con una coordinación extraordinaria.
Se habían perfeccionado con el paso de los años, observando con asombro y orgullo que dejaron atrás a los niños temerosos que solían ser, y enfrentaron todo aquello ligado con el debut del grupo.
Para un chico de origen chino como él, iniciar un entrenamiento exigente y construir una carrera artística en Corea, fue un desafío importante y difícil de sobrellevar.
En los primeros años, la lejanía con su familia y su país de nacimiento, habían sido los dos factores que hicieron flaquear su sueño de convertirse en idol. Sin embargo, entendió que la vida siempre colocaba ciertas piedras, algunas monstruosamente-gigantes y otras sencillas de afrontar, por lo que aprendió a vivir con ello y encontró un soporte en todo ese proceso: sus compañeros, inicialmente trainers, que estaban en una situación similar a la propia.
Su gran némesis había sido el idioma. Esa devastadora barrera que se interponía en algo tan esencial como la comunicación. Aún recordaba las veces que intentó expresarse correctamente y terminó diciendo cualquier otra cosa de fonética similar. ¡Gracias al cielo estaba Jun con él! Y no es que el otro chino tuviera todo sabido como la palma de su mano, pero al menos le daba el «apoyo moral» que cualquier amigo necesita cuando sabe que ha hecho un papelón en público.
The8 agradecía la paciencia que muchas veces los miembros tenían con él y Jun. Eran casos especiales. Realmente había mejorado en su coreano, y hoy en día era “pan comido” hablar como todo un artista, pese a que siempre su voz delataba su procedencia. No podía dejar ir su idioma natal y tampoco quería. Sus raíces eran importantes. Por ese motivo siempre tenía largas conversaciones con su madre al teléfono. Invertía mucho en llamadas internacionales y lo hacía con mucho gusto.
El joven chino no se dio cuenta que alguien había gritado por segunda vez su nombre y cuando su ensimismamiento se alejó, vio el ceño fruncido de Chan, Dino, reflejado en el espejo.
ㅡTe duermes con los ojos abiertos, hyung. -Acusó el menor del grupo al secarse el sudor del rostro. Todos estaban igual. Acalorados y con las camisetas húmedas por la transpiración.
MíngHào se disculpó asegurando que no volvería a distraerse, y luego de haber ensayado una última vez «OMG» y una coreografía especial planificada por Hoshi, Jeonghan apareció por la puerta anunciado que debían reunirse para comer.
Todos cargaban con la presión del próximo concierto del grupo y no abandonaban las instalaciones de PLEDIS hasta altas horas de la madrugada. Ese día no seria la excepción. Debían continuar puliendo el baile y el canto.
The8 siempre prefería iniciar con lo primero y después de que los vocalistas principales hayan abandonado las salas, el ponía a calentar sus cuerdas vocales. No eran muchas sus líneas, pero eso no significaba un menor entrenamiento. «Autosuperarse» era parte de su meta personal.
ㅡ¡Hey! Chico zombie~ -Alguien se colgó de su hombro y al voltear vio aquel rostro cubierto por la mitad con un barbijo negro. Dos ojos rasgados, finos y pequeños parpadearon al esbozar una sonrisa. Él no podía verla, pero aseguraba que allí estaba. Fija en los labios del mayor.
ㅡLo siento. Hoy estoy un poco distraído. -Respondió cabizbajo.
ㅡ¡Debes concentrarte! -Expresó Jun en su idioma natal al sobrepasarlos con un andar rápido. Su prisa por la comida estaba clara.
ㅡEs raro verte así. ¿No dormiste bien? -Preguntó Hoshi sin retirar el brazo que lo rodeaba. Ambos caminaban a la par y él se sintió extrañamente conforme con el comentario.
ㅡCreo que bebí demasiado café y ahora esta surtiendo el efecto contrario. -Bromeó con cierta timidez. No le agradaba recibir regaños, pero sabía que si no despejaba la mente de temas espinosos para un chico de dieciocho años, recibiría varios llamados de atención.
ㅡSi te sientes mal, sabes que puedes tomarte un rato de descanso. -The8 pensó en esos pocos minutos en los que el rubio cerraba los ojos, sea donde sea, y se dormía profundamente como si no lo hubieran dejado descansar jamás en la vida.
ㅡDescuida, hyung. Comeré y se me pasará.
Hoshi lo sujetó de la mano.
ㅡBueno, pero siéntate conmigo.
Y antes de que pudiera responder, SeungKwan se asomó por la puerta gritando que la carne estaba sobre la mesa y los dos echaron a correr como si se hubiera anunciado un inminente ataque nuclear.
Fin.