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Karma in Valentine's Day por PanquequeS

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Notas del fanfic:

Disclaimer:

 
Ninguno 
de los hechos acaecidos en este relato ha ocurrido en la realidad; todo es puro y completamente ficticio.
La autora de este relato no posee ninguna clase de derecho ni propiedad sobre los artistas citados en él, ni está vinculada en modo alguno con ellos, sino que utiliza sus nombres sin su consentimiento explícito. Con su trabajo, no pretendeofenderlos o causarles perjuicio alguno, sino, simplemente, crear una forma de entretenimiento para ella y quien quiera disfrutarla, sin obtener beneficio económico de ninguna clase.

Notas del capitulo:

Hola a todos. Es 15 en mi país, pero igual quiero desearle un feliz San Valentín. Este kaisoo iba ser publicado ayer, pero lo comencé a escribir demasiado tarde y pues nada, no lo había terminado y debía dormir, pero aquí lo tienen. Recién lo he terminado, así que puede que tenga algunos fallos que mis ojos con miopía no lo ha notado, pero espero que disfruten de este oneshot que he escrito para todos ustedes. Quiero decir que este kaisoo salió gracias a la platica que tenía con Sr. Nalgotas y el karma que la acompaña por haber nacido(?). Y un agradecimiento especial para Chris, quién fue la que dijo acerca del enamoramiento de los pingüinos. Por último, debo avisarles /aunque ya lo había hecho por medio de facebook y wattpad/ que mañana entro a la universidad por lo que me ausentaré más de lo que por sí ya he estado. Bueno, sin más que añadir, disfrutad del oneshot.
Pd: Texto sin betear.
Pd2: Estoy realmente feliz porque el papa Francisco está en mi País, en mi Estado y, para ser mejor, en mi ciudad. Lamentablemente no pude ir a verlo bc hay un montón de gente, pero soy feliz con sólo tenerlo en mi ciudad :3

 

 

 

PORTADA

Karma in Valentine’s Day


 


Su ceño fruncido significaba que sentía desagrado por algo y no podía ni siquiera ocultarlo. No es que el fuera así todo el tiempo, pero hoy era uno de esos días malos que lo irritaban con facilidad. Chanyeol y Baekhyun no ayudaban lo suficiente a su humor.


Ir al colegio con este par, en esos días, era de lo peor. Su humor no mejoraba, al contrario, se molestaba más, y más por todo y con todos. Y que ese día fuese catorce de febrero tampoco ayudaba. Kyungsoo odiaba el día de San Valentín y no es porque él estuviese celoso, sino porque tenía que soportar a Baekhyun con Chanyeol besuquearse a cada rato y en cualquier lugar. A veces, cuando su paciencia se estaba yendo al carajo, se preguntaba porque continuaba siendo amigos de ese par.


Además, el día de San Valentín le provocaban dolores de cabeza por soportar tanta cursilería a su alrededor. Y no es que él nunca haya tenido alguna relación. En realidad, él había tenido a Yifan de novio, el capitán del equipo de basquetbol y el chico más popular del colegio, hace dos atrás antes de que este se graduara y regresara a Canadá para comenzar sus estudios universitarios.


Había tenido una relación bastante bonita a lado de Yifan, pero después de esa relación había tomado la decisión de no volver a tener una hasta que se sintiera realmente seguro de querer una. Había muchos pretendientes detrás de él, sin embargo. Choi Minho, el capitán del equipo de futbol, Kyuhyun, miembro del coro de la escuela, Jimin, también miembro del coro y luego estaba Jongin, miembro del club de baile.


De entre todos sus pretendientes, él sacaba todo su mal genio cuando de Jongin se trataba ya que se conocían desde muy pequeños. Habían sido vecinos desde que ambos tenían cinco años y había estudiado en las mismas escuelas hasta la fecha. Kyungsoo no tenía problemas con eso, de hecho, él y Jongin eran amigos, pero todo había dado un giro inesperado cuando las hormonas revoloteaban en ambos a la edad de quince años.


Jongin, el niño adorable de ojos dormilones, se le había confesado en una fiesta de uno de sus amigos. Kyungsoo sentía un gran aprecio y cariño por Jongin, pero no sentía nada romántico por él, así que lo había rechazado. No había esperado ver la decepción reflejada en los ojos de Jongin, no, no lo esperaba en lo más absoluto. Aún puede recordar esa noche y el dolor punzante que sintió en su pecho cuando Jongin se fue.


Kyungsoo no esperaba aquella acción de Jongin, pero luego pensó que tenía que ser normal que Jongin si fuese. Había sido rechazado después de todo. Sin embargo, nunca creyó que Jongin, por otra parte, no pensaba rendirse con tanta facilidad. De hecho, pensó que ambos se sentirían incomodos el uno con el otro, pero tampoco ocurrió eso.


Jongin podía ser un hijo de puta insistente cuando se lo proponía. Kyungsoo estaba muy seguro de ello. Después de todo Jongin llevaba insistiéndole a tener una relación desde hace cuatro años y no paraba. Cuando Jongin se ponía en ese plan de hostigarlo cada momento, Kyungsoo no hacía más que golpearlo un par de veces antes de escuchar los lloriqueos y quejas del otro.


Podía soportar bastante bien las niñerías de Jongin, como la que había soportado cuando había comenzado su relación con Yifan. Incluso, esa misma tarde, había llegado a su casa a lloriquearle a su madre, acusarlo de ser infiel, de preferir a otro hombre y no a él. Kyungsoo sólo había rodado los ojos y simplemente había dejado que Jongin se quejara todo lo que quisiese con su madre, así no lo tendría que soportar sus lloriqueos después.


No tenían una relación mala, por más que Jongin se la hubiese pasado gritándole a todo mundo que él y Kyungsoo iban a casarse. Algunos sólo reían, otros sentían pena por Jongin, pero él, definitivamente, sabía que su amigo hablaba muy en serio.


A veces se preguntaba si Jongin de verdad sentía algo por él o simplemente decidió ser un idiota por el apego y cariño que le tenía.


San Valentín era el día en el que Jongin se ponía insoportablemente cursi y si Kyungsoo no lo golpeaba en serio era porque no quería recibir una riña después por parte de su madre. Jongin se quejaba todo el tiempo con sus padres, sí, era un niño.


—¿Podrías quitar esa cara, Kyung? —preguntó Baekhyun —. Llevas con esa cara desde que llegamos a la escuela.


—Ustedes no ayudan a mi humor —dijo —. Sólo me enferman más.


—En realidad, pienso que estás envidioso —habló Chanyeol, sonriéndole —. Sólo espera un poco más, Jongin vendrá pronto.


—¿Por qué son mis amigos?


—¿Porque nos amas?


—¿Porque sin nosotros tú vida no sería divertida?


—Váyanse a la mierda.


Kyungsoo había recibido chocolates, flores, cartas por parte de sus pretendientes y agradecía con una sonrisa forzada porque estaba enfermo de las cursilerías. Él era demasiado simple y podía ser un encantador novio algunas veces, pero siempre cuando no había nadie cerca.


Salió al jardín juntos amigos, dispuesto a alejarse de todos aquellos que querían seguir dándole regalos. Lo agradecía, realmente, pero estaba cansado de esa mierda. Sólo quería un momento de paz, aunque, teniendo a sus acaramelados amigos, dudaba mucho de su tranquilidad.


El bullicio pronto se vio reducido y apenas se escuchaban unos cuantos chillidos lejos de ahí. Sus amigos, extrañamente, estaba comportándose bien, dedicándole sonrisas que lo asustaban. Sus clases habían terminado, pero algún estúpido festival iba ser llevado acabo, por lo que no podían retirarse y Jongin, desde muy temprano, no había aparecido frente a él. Algo dentro de él le susurraba que algo iba a pasar y, seguramente, no le gustaría tanto.


—Kyungie.


Y como sí hubiese sido algún tipo de broma de mal gusto, Jongin apareció. Kyungsoo se giró para encararlo y la sorpresa se reflejó en su rostro en el momento que miró lo que Jongin cargaba. Dentro de él sintió un centenar de mariposas revoloteando de un lado a otro, pero nunca iba admitir eso.


—El karma. El karma me vino a buscar —murmuró.


—¿Qué? —sonrió Baekhyun —. Pero no has hecho nada.


—Romper el condón con mi alma. Nacer. Pasarme de listo y ser Satán en persona. En resumen.


No podía controlar a su corazón golpetear dentro de él y tampoco pudo evitar el sonrojo en sus mejillas. Jongin siempre lo ponía así cada catorce de febrero desde que se había confesado hace cuatro años, pero desde que había terminado con Yifan, algo dentro de Kyungsoo se había removido poco a poco. El karma lo atacaba en el peor día de todos.


—Kyungie —llamó Jongin, acercándose.


Él seguía avergonzado y asombrado del detalle que Jongin le había llevado. Hace un tiempo Jongin solía llamarlo pingüinsoo, cosa que no entendía, pero tampoco es como si le portase mucho. Le había quedado ese mote cariñoso.


—Di algo —apresuró su amigo.


—Basta —chilló —. ¿Podrían irse?


—Eres un aburrido —murmuró el castaño, pero se puso de pie y jaló a su alto novio para dejarlo a solas con Jongin.


—Gracias, Baek —murmuró Kyungsoo, rodando los ojos. Suspiró y se paró, encarando a Jongin —. No debiste, Jongin.


Jongin sólo sonrió y le entregó el peluche.


—Quería hacerlo.


—Siempre quieres hacerlo —discutió antes de tomar algo de su mochila —. Toma, he comprado gomitas para ti.


No era tan malo como Baekhyun y Chanyeol pensaban. Él, a hurtadillas, le daba un regalo a Jongin. La mirada de Kyungsoo paró en el pingüino de peluche al sentir a sus mejillas calentarse y, entonces, lo vio.


No se había dado cuenta, pero en una de las aletas del pingüino había una pequeña bolsa de satín. Kyungsoo la tomó, sintiendo que no pesaba absolutamente nada, pero que algo pequeño estaba dentro de ella. Sus dejos se movieron antes que él siquiera lo pensara y abrió la bolsita, sacando dentro de ella una pequeña gema. Como si todo hubiese sido piezas de un puzle, para Kyungsoo tuvo sentido. La gema y el pingüino.


Cuando Jongin le había comenzado llamar a Kyungsoo pingüinsoo pensó que era demasiado tonto. Sin embargo, Kyungsoo era muy curioso y terminó investigando. Consiguió información bastante interesante, pero lo que más llamó de su atención fue el enamoramiento de los pingüinos.


Los pingüinos eligen una pareja para toda la vida, por eso se cree que estos animales son símbolo de romanticismo porque son monógamos, y tienen un ritual especial para enamorar a su pareja. Cuando un pingüino macho se enamora de un pingüino hembra, busca la piedra perfecta en toda la playa para regalársela. Cuando finalmente la encuentra, él se inclina y coloca la piedra justo frente a ella. Si ella toma la piedra, significa que acepta la propuesta.


Una vez al año se reúnen en el mismo lugar, lo que se llama la parada nupcial. Cada uno memoriza tan bien el canto del otro que, tras meses de separación consiguen localizarse. El cortejo es todo un ritual.


Cuando un macho corteja a una hembra infla su pecho e inclina la cabeza hacia atrás y ambos empiezan a emitir fuertes sonidos parecidos a un rebuzno agudo. Se pueden gritar mutuamente por horas. Muchos llaman a estos cantos “la canción del corazón”, ya que cuando una pareja de pingüinos se une es para toda la vida. Son una de las especies más fieles.


Alzó la mirada, encontrándose con la de Jongin.


—Es una aguamarina tallada —explicó.


—Jongin —susurró, incrédulo por el significado que tenía el peluche y la gema.


—¿Quieres ser mi Valentín? —preguntó, mientras un sonrojo se esparcía por toda su cara —. Siempre puedes decir que no y quedarte la gema sin ningún compromiso —balbuceó.


Kyungsoo hubiese querido decirle que no, pero no podía hacerlo. ¿La razón?, él ya no veía con los mismos ojos a Jongin cuando este, a los quince años, se le había declarado. Había algo más. Algo más profundo y fuerte que con el pasar con los días, meses e incluso años había estado creciendo dentro de él.


A decir verdad, Kyungsoo a los diecisiete años había comenzado a ver a Jongin de otra forma, pero se rehusaba a admitir esos sentimientos, aunque tampoco es que estuviese cien por ciento seguro de ellos. Con el tiempo se fue dando cuenta que sus ojos seguían a Jongin cada vez que lo veía de lejos o que se ponían de muy mal humor cuando uno de los compañeros del club del baile se la pasaba pegado a Jongin y fue entonces que se dio cuenta. Le tomó tiempo asimilarlo y llegar admitir que, sin esperarlo, cayó enamorado de Jongin.


Nunca pudo contárselo a Baekhyun y Chanyeol, mucho menos a Jongin. Tenía pensamientos que lo agobiaban todo el tiempo y creía que no merecía a Jongin por nunca haberle dado una oportunidad. En ese tiempo sus sentimientos estaban en una encrucijada, pero ahora con ellos claro sabía lo que quería.


—Lo siento, Jongin — la mirada llena de decepción de Jongin apretujó el corazón de Kyungsoo, quien, sin pensárselo mucho, tomó la mano del otro —. Siento haberte hecho esperar tanto tiempo.


La mirada del otro cambió inmediatamente a una sorprendida y luego risas de felicidad explotaron. Kyungsoo se vio envuelto en unos fuertes brazos, sintiendo besos delicados sobre su frente y a un Jongin regocijante. El pecho de Kyungsoo se infló de tanta felicidad aglomerándose dentro de él y, tímidamente, envolvió sus brazos en la cintura del otro.


—¿Puedo besarte? —cuestionó Jongin, alejando un poco al otro para poder verle la sonrojada cara.


—No, no puedes porque no somos novios —ironizó —, y acabo decirte que n…—sus palabras murieron en su garganta cuando sintió los cálidos labios de Jongin sobre los suyos. Kyungsoo correspondió el beso sintiendo la suavidad de los labios ajenos y la gentiliza con la que Jongin lo sujetaba.


Sí el karma había llegado para tenerlo de mal humor por muchas razones o no, ya no le importaba puesto que había conseguido pasar un San Valentín inolvidable.


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