La casa estaba hecha un desastre, latas de sodas estaban desparramadas sobre el suelo y la pequeña mesa frente al sillón, las bolsas de papitas estaban tiradas en el piso, junto a pedazos de comida chatarra como nachos y otros alimentos basura que no se podían reconocer. El suelo estaba manchado por todas partes gracias a Musculoso que en un mal movimiento se tropezó y volcó toda su soda, si Benson llegaba a ver esto los mataría y luego los despediría. Mordecai y Rigby miraban asqueados el lugar, tendrían que limpiarlo todo, y ellos ni siquiera habían hecho una mancha, se lo habían pasado sentados en el sillón jugando a los videojuegos, no habían probado ni una gota de soda ni una miga de las papitas, habían estado toda la noche muy ocupados compitiendo entre sí en los videojuegos.
-Maldición- Dijo Rigby con el entrecejo fruncido, esto no le gustaba una mierda. Limpiar por haber ensuciado le molestaba, pero limpiar algo que él no había hecho, eso era demasiado. Sus compañeros de trabajo y su jefe se habían ido por la mañana a pasar el fin de semana a no sé donde, mientras que ellos dos debían quedarse a cuidar el parque como castigo por no haber completado las tareas que Benson les había dado…
–No pienso limpiar todo esto, Mordecai- Soltó el castaño de muy mal humor.
-Agh ¡Ya cállate y empieza ayudarme!- Respondió el más alto mientras recogía del suelo un par de latas. ¿Qué se creía ese enano? ¿Qué a él le gustaba limpiar? Pues estaba muy equivocado.
-¡No pienso ayudarte, yo no he ensuciado nada de esto!- Refunfuño Rigby. Mordecai le dirigió una mirada asesina y eso fue suficiente para que el más bajo comenzara a moverse.
De mala gana limpiaron toda la casa, la habían dejado impecable, por donde vieras había orden. Realmente se habían lucido limpiando.
-Estoy agotado- resoplo Rigby, echándose en el sillón, junto a Mordecai, reposando su cabeza sobre las piernas del otro. De verdad estaba agotado, le dolían las piernas y las manos de fregar el suelo para borrar las manchas de soda. La mano del peli-azul fue directa al cabello de su mejor amigo, comenzando a jugar con los pequeños bucles castaños enrollándolos en su dedo y luego jalándolos despacio. Rigby entrecerró los ojos dejándose llevar por la tranquilidad del momento, le encantaba que tocaran su cabello.
-¿Por qué te has enojado tanto ayer?- Pregunto Mordecai, refiriéndose a la escenita de celos que Rigby le había hecho luego de que Margarita lo besara frente a él.
El más bajo soltó un gruñido al recordar, como la zorra de Margarita había besado a su mejor amigo, le daba asco de solo pensarlo. –¿Por qué mierda quieres hablar de eso ahora?-Dijo a entre dientes.
-Sera porque te pasaste toda la noche compitiendo conmigo y antes de eso me gritaste tan solo por besarla. Ella y yo somos pareja, besarnos sería lo más normal del mundo.
Rigby hizo un chasquido con la lengua y se levanto de un salto, estaba irritado, muy irritado ¿A quién le importaba lo que Mordecai y la zorra fueran?-Pues, porque no te vas con ella. Vamos, vete, anda y cuéntale tus problemas, quiero ver si ella podría llegar siquiera a mis talones. Te recuerdo que yo fui quien estuvo a tu lado cada noche, abrazándote y consolándote cuando esa puta no te quería.
-¡Quien mierda puede entenderte, Rigby! Fuiste tú el que dijo que le propusiera salir, y no, ni ella ni nadie puede remplazarte, se supone que somos mejores amigos ¿no?
-¿Y qué hay si yo ya no quiero ser tu mejor amigo?- Soltó el castaño sarcástico, aun con las lagrimas impregnándole los ojos, mientras la sangre bullía bajo sus venas a causa de los celos y la rabia.
-¿A qué… te refieres?- Pregunto Mordecai, tragando en seco.
-NADA- dijo Rigby casi en un grito, reprimiendo las lágrimas, mientras caminaba con rapidez hacia la habitación que compartían.
Rigby ignoro por completo los gritos de su mejor amigo exigiendo una explicación, ni siquiera él sabía bien a qué se refería con eso de no ser mejores amigos. Cerró la puerta con llave tras entrar y se tiro sobre su cama elástica. ¿Qué era exactamente lo que quería? ¿De verdad quería alejarse de Mordecai y dejar de estar a su lado, dejar de charlar estupideces y hacer tonterías para pasar el rato? No, de eso estaba seguro, él quería a su mejor amigo a su lado, solo que algo en esa frase le pesaba… ‘’Mejores Amigos’’ susurro para sí mismo. Sí, definitivamente algo en esa frase no le gustaba. Y ¿por qué le había molestado tanto el recuerdo de Margarita besándolo? Está no sería la primera vez que lo hacían. Cuando los vio juntos, besándose, su corazón comenzó a latir dolorosamente, todo se volvió a cámara lenta, y algún órgano desconocido comenzó a estrujársele con fuerza, sintió mariposas en el estomago, pero no de las buenas, estás eran mariposas demoniacas que te rasgaban el estomago con fiereza, causando un dolor imaginario.
Las lágrimas lo tomaron por sorpresa, para cuando se dio cuenta ya estaba llorando. Se sentía mal, muy mal, hacía años que no sentía ese dolor tan profundo en el corazón. Hipidos se escapaban de sus labios y algún que otro sollozo. El maquillaje se le había desparramado por completo a causa de las lágrimas, y su cuerpo sufría pequeños espasmos. Es un misterio como logro dormirse, pero, al fin y al cabo, lo consiguió.
Los fuertes rayos de sol entraban por la ventana y chocaban directamente en el rostro de Rigby, este soltó un gruñido por la interrupción de su sueño, al mismo tiempo en que se estiraba, desperezándose. Ya se había levantado cuando bostezo exageradamente y se dirigió hacia la puerta. En cuanto salió al pasillo pudo ver a Mordecai, recostado, sobre la pared a un lado de la puerta, profundamente dormido, y junto a él una caja de donas y dos cafés ya fríos. Se agacho frente a Mordo, observándolo dormir, se veía realmente dulce. Quizás se había pasado, Mordecai no tenía la culpa de sus celos y mucho menos de haber besado a Margarita, o sea, ¡por el amor de dios! Estaban saliendo, podían hacer lo que se les ocurriera, sin importarles quien estuviera frente. A parte, él sabía muy bien todo lo que había hecho el peli azul para conseguir a su chica. Soltó un suspiro pesado y puso una de sus manos sobre el hombro de su mejor amigo, sacudiéndolo suavemente. Mordecai entreabrió los ojos como pudo y lo primero que vio fue al castaño sonriéndole con dulzura.
-Hola- dijo Rigby, con una sonrisa cálida -Yo… lo siento ¿sí? No quería decir eso, nos conocemos de hace años y… bueno, me comporte como un idiota ¿me perdonas?
-Imbécil - dijo Mordecai al mismo tiempo en que una sonrisa enorme se dibujaba en su rostro.
Rigby soltó una risita y se acomodo al costado de su mejor amigo, tomo una dona y uno de los cafés. Le dio una mordida a la dona y luego tomo un poco del café, estaba helado.
-Está horrible, jajaja- Se rió el castaño ignorando la mirada seria del peli azul- Aunque las donas están bastante bie…- no pudo terminar la frase cuando un par de labios ajenos se estrellaron con los suyos. De inmediato la boca contraria comenzó a abrirse y cerrarse, atrapando la del más bajo, guiándola, marcándole el ritmo del beso. Mordecai lentamente deslizo su lengua hasta encontrar la de Rigby. Ambos se devoraban los labios contrarios con un deseo sin igual, sus lenguas se enredaban una y otra vez, frotándose entre sí, desesperadas por saborear cada rincón de la boca del otro, como si hubiesen esperado años por aquel contacto. Se separaron en busca de aire y volvieron a besarse. Una vez que ya conocían hasta el último milímetro de la boca ajena, Rigby logro decir algo, con la respiración agitada.
-¿Qué significa eso?- Pregunto el castaño, mirando fijo al más alto, intentando calmar su palpitar alocado.
-Significa que ‘’ya no quiero ser tu mejor amigo’’- Respondió el peli azul, sonriendo de lado, utilizando la frase que el más bajo le había dicho antes.
Rigby se mordió el labio inferior y se lanzó devuelta por la boca de su ex mejor amigo, ahora en un beso salvaje. Y, mierda, se sentía tan bien besarlo ¿Cómo había podido estar a su lado por más de 10 años sin probar sus besos? Eran la gloria.
‘’ ¡JA! ’’ Pensó el castaño, imaginándose la cara de Margarita si los viera así.
La espalda de Mordo pronto encontró el suelo cuando la intensidad del beso iba subiendo de nivel. Se recostó por completo, echando la cabeza hacia atrás, y Rigby le siguió el rastro posicionándose sobre él. Las manos del menor recorrieron el pecho del más alto, por encima de la ropa, rozando los músculos bien marcados. Deseaba tocarlo. Deseaba verlo sin nada y poder rozar aquellos músculos con su lengua. Lo deseaba todo. Sus bocas se unían y desunían todo el tiempo, unas veces por falta de aire y otras por los pesados suspiros que ambos chicos soltaban. Rigby gimió por lo bajo cuando sintió bajo su trasero el bulto que comenzaba a crecer, amenazante, bajo los jeans de su mejor amigo. Sin poder evitarlo, y guiándose por todos sus instintos, deslizo su cuerpo contra el contrario, friccionando su culo contra la erección del peli azul.
-Ahh- Mordo gimió bajito. Llevo sus manos hasta las nalgas del castaño y las presiono con fuerza, guiando al menor a un roce rítmico y delicioso. Las caderas de Rigby se movían de adelante hacia atrás, como danzando sobre la entrepierna de Mordecai. Sentirlo así, tan caliente a causa de su cuerpo, lo volvía loco. El ego del más bajo rozaba las nubes al tener debajo de él al peli azul, duro, suspirando con fuerza y todo eso solo por su firme y redondo trasero que seguía presionando con insistencia sobre el jean.
-¡Mordecai, Rigby, YA LLEGAMOS!- Grito Fantasmano para luego dejar escuchar los comentarios de Benson sobre lo limpia que estaba la casa y que de seguro le habían pagado a alguien para que lo hiciera.
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