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Lo que sentimos los dos por pinkmagirl

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Notas del fanfic:

LOLOL Bueno antes que nada este es mi primer fanfic, dedicado a mi OTP de toda la vida <3 Escribí esto en diciembre y siempre olvidaba postearlo (lo hace cuando esta ocupada y nadando en trabajo kk). Y ahm, no sabía donde cortar la escena porque si lo dejaba junto iba a ser muy largo, también le iba a poner otro título pero era tan gay que ni yo pude XD Espero que les guste este two-shot (o tal vez no, es muy probable que no akjcnlasd) solo otro típico fanfic cliché de Makoto y Haru (?) Si les gusta dejen reviews y tal vez me animo a hacer otro (en diciembre kk) ~

En un principio, no se había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo. Tardó un poco en notar el patrón, que al parecer, se había repetido durante varias semanas. En los dos meses que habían permanecido en Tokyo, esa era la primera vez que se sentía de esa manera.

­—Debo de ser el mayor pervertido que existe...— se decía así mismo mientras suspiraba.

Y no era de menos, el de ojos verdes había tenido un par de semanas muy cansadas, las cuales lo habían llevado al punto de quedarse completamente dormido antes de poder hacer cualquier cosa al lado del pelinegro. Entre la universidad, su trabajo de medio tiempo, el club y su novio, la frustración acumulada se encontraba en su máximo nivel y cualquier cosa que hiciera Haru en esos momentos lo iba a afectar, de tal manera, que fácilmente despertaría el morbo en él.

Era el primer fin de semana que iban a pasar juntos después de esas dos semanas ajetreadas donde apenas habían podido cruzarse un par de palabras o compartir alguna memoria juntos, ya que la mayoría de veces que él llegaba al apartamento, Haru se encontraba dormido y al amanecer no lo encontraba, o  viceversa. El que sus tiempos no coincidieran, había llevado a Makoto al borde de la desesperación.

Le entristecía la idea que tal vez a Haru, aquello no le estuviese afectando del modo que a él le afectaba. Tenía deficiencia de Haru y ya había llegado a su límite. Estaba decidido a hacer de esos dos días inolvidables para ellos dos, principalmente para Haru, al cual notaba cansado por los distintos entrenamientos intensivos que había estado tomando. Por ello, estaba sacrificando sus deseos carnales, para lograr pasar tiempo con su novio y distraerse un poco, en una cita que él mismo había planificado con sumo detalle.

Pero al levantarse y mirar a Haru, no había podido contener sus deseos y se sentía culpable de las ideas que corrían por su mente en esos momentos; su propio plan se encontraba en riesgo por los pensamientos indecentes que estaba teniendo en ese instante, causados por la aparente provocación (inexistente) en el modo de vestir de Haru.

—Un gran pervertido... — volvió a suspirar, tratando de calmarse un poco.

Sabía que tenía que encargarse de su erección, antes que Haru se despertase. Se había emocionado tontamente al verlo usar una de sus camisas, las cuales, a Haru, le quedaban un poco grandes, debido a su delgada y fina complexión; al verlo, solamente pudo recordar como anteriormente había sucedido lo mismo. Siempre de la misma manera. Él se levantaba con prisa, cuidando de no levantar a Haru para que siguiese descansando, al salir de la cama, notaba que se encontraba dormido con una de sus camisas, al verlo hacía una nota mental para regañarlo más tarde, pero siempre llegaba tarde y agotado, por eso nunca se lo había mencionado.

Pero al tener tiempo de sobra esa mañana y percatarse del concurrente hábito que había adaptado Haru, añadiendo el factor que no habían hecho nada durante varias semanas, se excitó irremediablemente, parándose para ir al baño a liberarse lo más pronto posible, antes que Haru se despertase. Pero él había estaba despierto todo ese tiempo, oyendo las quejas de Makoto, provocando un ligero enojo en él, levantándose de la cama al oír que se cerraba la puerta del baño.

—Tsk... — chasqueó su lengua entre los dientes. Su plan estaba fallando y todo por culpa de Makoto. Sí, él también contaba con su propio plan: durante el último mes, había estado tratando de buscar la manera seducir a Makoto, hasta que había oído de Nagisa una forma de seducir sutilmente que no le pareció tan vergonzosa.

—Las chicas usan las camisas o sudaderas de sus novios — le había comentado muy ameno en la conversación por teléfono — y no sólo eso, en la revista que Rei-chan compró también hablaba sobre como dormir con alguien todo el tiempo abrazados. — Haru sabía que lo que le decía Nagisa era deliberadamente para molestar a Rei: lo había encontrado leyendo esa revista para chicas adolescentes a escondidas, un día que entró a su habitación sin tocar la puerta.

—Haruka-senpai, agradecería que ignorase en su totalidad las estupideces que está diciendo Nagisa. — Rei se defendía a como daba lugar quitándole el teléfono al rubio que parecía disfrutar de toda la situación.

Es cierto que Haru se mostraba siempre un poco frío con Makoto al momento de estar ellos dos, pero apreciaba mucho las oportunidades que pasaban juntos, ya que cada vez eran más escasas y él también empezaba a sentir las consecuencias de haber estado alejados tanto tiempo, y por eso había recurrido a este plan, el cual, a pesar de no ser tan vergonzoso, era un poco tonto, pero tratándose de Makoto, pensó que podría funcionar, y lo estaba logrando. El problema que tenía ahora, era la manera en la que lo había ignorado, dejándolo totalmente desilusionado, desechando los avances que a él tanto le habían costado lograr.

—Sí pude esperar todo este tiempo, un poco más no me afectará. — pensó ideando una nueva forma de atraer la atención de Makoto lo más pronto posible.

Al salir del baño, Makoto miró con horror la escena ante él: la ropa se encontraba tirada en el piso, completamente manchada, mientras que las ventanas estaban abiertas, permitiendo que entrara el fuerte viento del exterior. Al empezar a recogerlas, se dio cuenta que Haru estaba en el suelo, dejando todo lo que había recogido, corriendo a su lado.

—¡¡¡HARU!!! , ¿Qué ocurrió? — preguntó preocupado. Sabía que Haru estaba muy cansado y aun así se esforzaba para ayudarle en todo lo que podía.

—Lo siento Makoto, yo.... la ropa... se ensució todo....

—Eso no importa Haru, ¿te encuentras bien?

—Sí, lo siento...

— ¿Qué vamos a hacer? — Makoto recordó todas las cosas que había estado planeando para ese día, y entró en pánico al ver que la ropa que se encontraba en el piso, era toda la ropa de Haru.

—Supongo que tendremos que limpiar el desastre que provoque, lo siento — dijo nuevamente Haru.

—Está bien Haru, lo importante es que te encuentres bien, seguro te encuentras cansado por todos estos días... pienso que lo mejor que podríamos hacer hoy, es descansar — dijo Makoto, renunciando a todos sus planes por el bienestar de Haru, poniendo la palma de su mano en la mejilla de Haru.

Haru cerró los ojos, y sonrió por dentro, disfrutando esa muestra de afecto. Había logrado engañar a Makoto. Él sabía de antemano sobre el (exagerado) itinerario que Makoto había hecho para esos días; no le había parecido tan malo, pero en realidad el prefería quedarse en casa, el salir significaba no poder hacer las cosas que más quería hacer, él mismo no se iba a permitir desperdiciar más tiempo sin poder disfrutarlo solamente con su novio.

Al terminar de recoger la ropa y cerrar las ventanas, Makoto se percató de un pequeño detalle que significaba un gran problema en esos momentos, al menos para él.

— ¡La camisa que lleva Haru! — Pensó tratando de esconder su sonrojo. — Me tengo que mantener alejado, no puedo hacer nada hoy, Haru no se siente bien y es probable que este enfermo…

Al notar su silencio, Haru sabía que Makoto estaba teniendo ideas raras otra vez.

—Makoto...

—Lo siento Haru, saldré primero, quédate en cama para que no te vuelvas a marear.

Y volvían a donde habían comenzado, Haru quería decirle a Makoto sobre lo mucho que extrañaba pasar tiempo con él, pero no estaba acostumbrado a expresarse con palabras, era Makoto quien siempre lograba entenderlo con una mirada o pocas palabras. No sabía cómo iniciar esa conversación, ya que Makoto era quien usualmente las iniciaba, y por ello sentía que se estaba metiendo a un callejón sin salida; si las cosas seguían así, se habrían quedado por gusto ese día en el apartamento.

Haru sabía muy bien la cantidad de tiempo que Makoto podía aguantarse sin hacerle nada, ya había pasado casi un mes y medio desde la última vez, y no estaba dispuesto a que se cumplieran los dos meses para estar nuevamente en los brazos de su novio.

—Solo una vez más. — se dijo en sus adentros. — La próxima es la definitiva.

Con el último pantalón en la lavadora, no puedo evitar suspirar por milésima vez. Quería a Haru demasiado, lograba entenderlo cuando él ni siquiera había dicho algo, pero en ese momento se sentía inútil, porque no tenía ni la menor idea de saber que era lo que le ocurría a Haru, ni lo que estaba pensando, y peor aún, el simple hecho de ver a Haru en esos momentos lo excitaba más que lo usual.

—Haru me odiaría si supiera las cosas pervertidas en las que he estado pensando. — Dijo en voz baja, encendiendo la lavadora y disponiéndose a abandonar el lugar para ir a la cocina.

— ¿Cómo que cosas? — Haru se encontraba apoyado en la pared, a la par de la puerta que Makoto acaba de abrir, dándole un gran susto y quedándose con su mente en blanco.

—Lo-lo… lo s-si siento Haru... por favor ignora lo que acabas de escuchar — dijo Makoto con el rostro completamente rojo.

—... ¿Y si... no quiero? — Esto era aún mejor que lo que él tenía planeado hacer. Había pensado que para estar con Makoto la única solución era encerrarse los dos en el cuarto donde se encontraba la lavadora, muy reducido de espacio, pero al menos así podrían pasar tiempo juntos. El hecho que, por casualidad, había logrado escuchar las palabras de Makoto y responderle de aquella forma, era definitivamente mejor, aunque seguía molestándole la manera en la que él actuaba como si no estuviese ocurriendo nada.

Makoto levantó su rostro al oírlo, sabía lo tímido que era y el hecho que Haru quisiera continuar una conversación sobre ese tema, que había iniciado con sí mismo, era algo para sorprenderse, pero aun así, no podía permitirse caer en la tentación.

—Haru, lo siento — empezó diciendo Makoto, poniéndose nuevamente sonrojado — Mi mente ha sido un desastre todo esta mañana y no he podido pensar bien.

—Ah, ¿de verdad?, y... ¿cómo que cosas has estado pensando? — Haru estaba decidido. Le hablo con un tono de voz seductor, acercándose lentamente a él, era su turno de molestar a Makoto y no iba a desperdiciar esta oportunidad.

—H-h-ha-ha-ru, no te sientes bien, ¿verdad?, creo que lo mejor sería que te fueses a acostar nuevamente. — Lo agarro de la mano y lo llevó directamente a la habitación. Haru se dejó hacer, esta era la definitiva y no iba a permitir que se le escapase esta vez, incluso dejó que Makoto lo acostará en la cama, sentándose a la par de él y mirándolo con preocupación.


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