Soy pésimo haciendo monólogos –o eso es lo que creo– pero después de encontrar un recuerdo algo ambivalente, me puse a pensar en todo lo que pasó entre nosotros.
Debo de admitir que el primero sentir algo, fui yo. Simplemente llegaste en el momento más indicado y menos esperado, justo después de que me refugiara en la música para poder olvidar algunas cosas de mi pasado. Para sanar algunas heridas provocadas por mi familia.
A veces me pongo a pensar ¿Cómo fue que caímos los dos en ese juego el cual después pasó a ser algo más íntimo? Sólo recuerdo que fuimos cómplices de esos pequeños y felices momentos llenos bromas e de indirectas, las cuales, no tardaron en hacerse notar más y más hasta llegar a levantar sospechas por casi todos nuestros amigos, y alguna fan. Pero eso no nos importó.
Con tu peculiar forma de ser, hacías que olvidase todas mis preocupaciones, mis ansiedades, mis complejos… sobretodo mis complejos. Hace unos años, cuando escribiste cierta canción, sentí que la hiciste para mí; nunca me aclaraste si yo fui la razón para que la escribieras, pero si fue así, te aseguro que lograste subir mi autoestima un poco más, aunado a que, te tenía a mi lado, apoyándome y dándome palabras de aliento.
Poco a poco te fuiste convirtiendo en el porqué de mis sonrisas y en la razón por la cual me sintiese más vivo.
¿Por qué estuviste junto a mí por tanto tiempo, si no soy la mejor persona con la cual podrías pasar una linda velada y con la cual puedes explotar si me encuentro algo decaído? Mis defectos sobrepasan mis virtudes, pero, tú te quedaste conmigo, haciendo un equilibrio entre mi depresivo carácter y tu efusiva manera ser.
No creo mucho en los horóscopos, pero, dice que nosotros, los capricornio, no nos entregamos al 100% si no aparece nuestra persona adecuada, nuestra luz, y debo de decir, que es cierto. Tú me hiciste cambiar varios aspectos de mi vida, y como toda luz, iluminaste mi oscura vida.
Y según tus palabras, yo también iluminé la tuya. Cuando me contaste que desde niño te sentías solo… mi reacción fue abrazarte y decirte que desde ahora no estarías así.
Leí apenas una frase: ¿Qué puedes hacer si no puedes cambiar a una persona? La respuesta es fácil: Amarla. Y eso hiciste. Quizás no me cambiaste al 100%, pero amándome hiciste que pasara de algo monocromático a una mezcolanza de colores.
¿Cuántas fotos no nos tomamos juntos? Tuvimos tantas que perdí la cuenta. Las fotografías son el mejor método de poder tener para la eternidad, un momento exacto de felicidad. Nadie toma fotos en un velorio, así que las fotos, son sólo para atesorar momentos mágicos y hermosos. Momentos perfectos. Sentimientos que se quedan para siempre… o eso creí.
No todo puede ser colorido y a veces la vida te ataca con tonalidades oscuras, de las cuales, es difícil salir.
Problemas en la banda: problemas con la manager, la disquera nos forzaba a hacer música que no queríamos, y eso afectó a toda la banda y también nos afectó como pareja.
Tus ansias de seguir cantando, quizás fueron las que te llevaron a buscar otro camino… y no niego que fue algo normal, tú naciste para cantar y componer, y no hacerlo por casi un año, te orillo a buscar una banda nueva, pero… no lo hiciste de la mejor manera. Cambiaste tu nombre a tu nombre verdadero, desligaste por completo tu banda madre de la nueva banda, la noticia salió tan de repente, que parecía que todo lo habías hecho por debajo del agua…
Me dolió, me dolió demasiado. Ya habíamos hablado de esos planes a futuro, pero lo hiciste tan rápido y sin previo aviso, que sentí una pequeña traición de tu parte. Un cubetazo de agua fría con hielos.
Pleitos, gritos, maldiciones, algunos empujones. Nuestros amigos sólo nos decían que paráramos, pero ambos no hacíamos caso de esas palabras.
Pasamos casi dos años sin hablarnos, y si lo hacíamos era por obligación. Pareciese que habíamos olvidado todo lo que había pasado entre nosotros.
Fueron los tres años más pesados de mi vida, porque te tenía cerca pero a la vez, sabía que los mejores momentos que había pasado contigo, quizás no los volvería a vivir a tu lado.
Ahora, sosteniendo entre mis dedos, una pequeña fotografía la cual estaba pegada en el pedal de distorsión de sonido de mi bajo, me cuestiono otra cosa, ¿Tú seguirás atesorando estos recuerdos?
El amor puede doler, y mucho, pero cuando se guarda en estos pedazos de papel mate, regresan esos momentos llenos de felicidad a nuestra vida y el amor reaparece.
Oh demonios, mis ojos están algo llorosos. Me fastidia ser tan sentimental…
Satoshi, tengo varias preguntas que hacerte, pero no sé si las contestarás.
¿Qué fue lo que sentiste por mí exactamente?
¿En serio te enamoraste de mí?
¿Qué piensas acerca de lo que pasó entre nosotros?
¿Sigues enojado?
Y por último…
Satoshi ¿Sigues guardando nuestras fotos? Donde nuestros ojos nunca se cerrarán, donde nuestros corazones nunca se romperán, donde siempre nos estaremos amando como si nada hubiese pasado.
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— Bien, ¡posen para la foto de promoción de su mini-álbum! — comentaba la trabajadora del Tower Record mientras los dos hacíamos algunas caras y mostrábamos nuestro más reciente álbum.
— ¿Así está bien?
— Si, gracias, Satoshi-san
— Bueno, creo que fue la última so…
— ¡Esperen! La última y se pueden retirar, pero una pose chistosa por favor.
— ¿Una pose chistosa…?
— ¡Ya sé! Pueden cargarse. — decía otra chica mientras que Ookuma nos veía arqueando una ceja.
— Pues vas Shuu, cárgame.
— ¿¡Ah!? ¿Yo por qué?
— Pesas más que yo, bobo. No creo aguantarte.
— Okey, okey… — Como podía, te cargaba a mis espaldas pero la foto no salía muy bien que digamos.
— Mm, ¿por qué no mejor cargas a Satoshi-san de frente? Así se verán sus caras más nítidas.
— E-este…
— Okey. — decías con una sonrisa algo pícara.
Poco a poco te tomaba de las piernas y de la cintura y te cargaba. Pesabas un poco, lo admito, pero no te iba a decir gordo en ese instante. Sólo sentía tu calidez y tu perfume tan fresco cerca de mi rostro.
— Bien, a la cuenta de tres: ¡1….2…3!
Después de eso, fuimos a comer. Ya tenías hambre y yo más, así que un buen ramen solucionaría nuestro problema.
— Iré a pagar ¿okey? Ahora me toca a mí pagar la comida.
— Que conste, no te quejes de que pagaste mucho.
— ¡Pues es que tu comer harto!
— ¿Y dirás que tú no? Te doy la mitad y…
— No, no te preocupes… sólo, bueno.. luego pagas ¿va? — escondiendo tu rostro con tu peculiar sombrero, corrías a la caja mientras yo me quedaba mirando mi celular, pero algo caía de tu cartera, lo que me llamaba la atención.
— Ah, Satoshi, sigues siendo un desastre con tus co…
Regresabas rápido diciendo que mejor habías pagado con tarjeta para evitar esperar el cambio, y al verme, tu carita se ladeo dibujándose en esta una media luna al ver que yo también estaba algo sonriente. Cuando te daba lo que se había caído de tu cartera, sonrojado, me la arrebatabas y me dabas un codazo.
Simplemente guarda esa fotografía, significa que no has olvidado todo lo que pasó.
Yo también te tengo en una pequeña fotografía, porque yo sigo amándote.
Si tú sientes lo mismo, no dudes en decírmelo. Sólo ven, abrázame y nunca te dejaré ir.
Pero no dejes de guardar esa fotografía.