Pov's Virus
Esta mañana estaba sólo en casa con Aoba, Trip había sido llamado para ir al laboratorio, así que yo decidí quedarme en casa en vez de hacer las rondas. Me dirigí a mi cuarto, donde a Aoba-san le toco pasar la noche, éste estaba despierto pero sin moverse, ya no lo amarrábamos, él sabe que no puede escapar.
—Vamos Aoba-san, te ayudare a ducharte—Tiré de su brazo para reincorporarlo, y luego para sacarlo de la cama y hacerlo andar.
—Ah, espera... No puedo ir tan rápido. Me duele.
—Ya deberías estar acostumbrado, Aoba-san.
—Trip...—No me gusto en absoluto la forma en que menciono su nombre—Él suele cargarme para llevarme al baño.
—Pues Trip está en el trabajo, así que no vendrá en unas horas.
Lo metí en la ducha de esquinera y abrí el agua fría directo sobre él, se pudo enjabonar sólo, pero no tenía suficiente fuerza para lavar su cabello, así que lo hice yo. Ya le estaba sacando el enjuage, sus largos cabellos se deslizaban entre mis dedos, eran muy suaves, y Aoba-san estaba un poco excitado por la alta sensibilidad de este. Un flash vino a mi mente, allí Trip le decía lo hermoso que era su cabello a un Aoba asustado y amarrado a su cama... Me entro tanta ira que no pude controlar mis acciones, volví mi mano un puño en su cabello, aseguradome de jalar lo más que pudiera con mi mano, haciéndolo gritar y doblarse de dolor. Llevó sus manos hacia la mía tratando de que le soltará, pero di un súbito tirón que lo hizo quedar arrodillado. De nuevo lo hice levantarse guiándolo por el cabello y ya fuera de la ducha lo empuje al piso. Cuando me acomode sobre él, hizo el intento de patearme, cosa que logró que me molestara más con él, no me gustaba que opusiera resistencia.
Sosteniendo una de sus piernas con mis uñas clavadas en su muslo, me desabroche el pantalón y saqué mi miembro, sus gritos hacían que ya estuviese muy duro, así que sin más entré en él, aún las heridas de la noche anterior estaban frescas, por lo que sentí como su piel se desgarró fácilmente. Aoba-san lo único que hacia era gritar de dolor, y eso sólo me hacía poner más duro. Solté su pierna y con ambas manos le recorrí el torso, me detuve un momento en sus pezones, y luego de una caricia ligera los pellizque ambos, Aoba-san arqueó su espalda, tratando de alejarse de mí, gritando aún más, pero tome sus piernas y las empuje casi hasta dejar sus rodillas sobre su nariz, él llevo sus manos a su barriga, así su entrada estaba más expuesta y probablemente yo podía ir un poco más adentro, además de toda la presión de mi peso chocando contra él. Ya estaba por venirme, y tantos gritos me comenzaban a irritar. Solté sus piernas y él las dejo caer abiertas, apoyé mis manos a ambos lados de su cabeza, quedando casi de frente.
—¡Ahhg! ¡Por favor para!—Sus manos se aferraron a mi camisa. Yo acaricie su rostro con mi mano izquierda, apartando sus lágrimas, pero quería callarlo... Y lleve mi mano a su cuello, apretándolo como si fuese a caerme si no lo hacia.
Aoba-san comenzó a hacer sonidos extraños, y llevo sus manos a la mía, si no fuese sido por la camisa manga larga me fuese llenado de rasguños. Me concentre en embestirle con ese rápido ritmo que llevaba y moví mi mano derecha a su cuello también, sus manos se cayeron, su entrada se relajó y sus ojos y boca quedaron entreabiertos, se había desmayado. En silencio lo embestí tal vez unas cinco veces más hasta que me corrí en su interior con un largo gemido, y me quede allí dentro sin moverme, sin soltarle, no quería que gritará más, ya me aturdía. Salí de él, y me quede allí hasta que mi erección bajo por completo, luego fue que quite mis manos de su cuello con cautela. Aoba-san no se movió, no parpadeó, no hizo nada. Me acomode el pantalón y con una toalla limpié y sequé su cuerpo, lo levanté y lo dejé en mi cama arropado.
Suspiré sentado a la mesa del comedor con una taza de café grande entre mis manos, Trip se molestara conmigo cuando llegue... Pero creo que a veces se le olvida que me molesta compartirlo, y eso debe entenderlo.