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Mío (HunHan) por MintYoongi

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Notas del capitulo:

Portada

Disfruten la continuación de DeerSoul.

AD: no lean si son muy sensibles(?

Lo había observado tantas veces, sabía todo de él, lo que le gustaba lo que no, sus problemas, angustias… Sehun estaba obsesionado con él.

Desde el primer día que se cruzó con ese chico, algo despertó en su interior. Esa belleza que irradiaba con todo su ser, un rostro angelical, delicado, cabellos dorados y sedosos, cuerpo delgado y sutil. Era como una obra de arte andante, una obra perfecta que hablaba, respiraba y tenía un nombre, un hermoso nombre que cada vez que susurraba hacía que su cuerpo se estremeciera.

Luhan.

Sehun era el hijo de una familia muy adinerada. Su padre era un muy reconocido crítico de arte y su madre era dueña de una de las galerías de arte más grandes de Corea del Sur. El joven Sehun siempre tuvo un gran interés por las cosas hermosas. Coleccionaba obras de arte que le parecían estéticamente perfectas, incluso él mismo pintaba algunas. Su educación fue de la mejor. Aprendió de todo en pocos años, con un profesor particular. Sabía mucho de arte, historia… y ahora a sus veintiún años quería estudiar música porque había averiguado que al chico ciervo (como él lo llamaba) le gustaba también esa rama de las artes.

Y si no podía conocerlo u atraerlo con la pintura, lo haría con la música.

Él mismo sabía lo enfermizo que era seguir a alguien en secreto todos los días, saber lo que hacía y a dónde iba. Era un total acosador. Pero el problema que tenía es que no estaba seguro de hablarle, sentía que algo lo tiraba hacia atrás. No podía ir y hablar con el chico como si nada, era un total desconocido.

Y aquel día que chocó con Luhan en la tienda de arte, no fue pura casualidad.

Sabía que el chico frecuentaba ese lugar, así que una tarde decidió quedarse en una cafetería de en frente a vigilar si acaso pasaba por allí y así fue. Vio al chico hermoso caminar hasta el local y perderse tras cerrar la puerta. En ese momento se dijo a sí mismo que debía hacer algo, debía hablar con él, entrar ahí aunque no necesitara comprar nada de la tienda.

Dejó su café y corrió, después de un rato pensando y cuando llegó abrió la puerta de golpe. Y todo sucedió tan rápido…

Al abrir la puerta sin cuidado había chocado con el marco que Luhan compró, rompiéndolo. En ese instante su cabeza comenzó a procesar cosas, a idear algo. Aquello era lo mejor que le había pasado. Le dirigió la palabra a Luhan, lo miró, le sonrió…

 

—Lo siento, no te vi—se disculpó y sacó su billetera—¿Cuánto te costó? Te lo pagaré..

 

—60,000s61;—dijo Luhan en voz baja mirándolo a los ojos.

 

—Bien—comenzó a sacar billetes y contarlos—Toma y discúlpame de nuevo.

 

Después de eso, le regaló una pequeña sonrisa amigable y se dirigió hacia el fondo de la tienda, haciendo que su presencia se lograra perder. Ahora tenía una excusa para poder encontrárselo más a menudo y así finalmente atraparlo entre sus redes.

 

Sehun se agarró los cabellos, frustrado, su ciervo estaba llorando. Él lo había hecho llorar. Estaba ahí tras ese vidrio, golpeando y suplicando que lo sacara. Pero no podía hacerlo. Si lo dejaba ir, nunca más lo vería y ya no sería suyo.

Dio varias vueltas pensando en lo que había hecho. ¿Llegó demasiado lejos? No… Esa era su forma de demostrarle cuánto lo quería para él. Era un egoísta y no le importaba. Lo tenía atrapado en su jardín de fantasía, construido especialmente para él. Y Luhan lo disfrutó, sólo por unos pocos minutos y después dejó sonreír, de verse feliz y empezó a llorar con su mirada asustada. Pensaba que Sehun era un psicópata, un patán, un enfermo mental…

 

—¿Por qué haces esto, Sehun? —volvió a hablar Luhan con un hilo de voz muy débil.

 

El chico se acercó a pasos rápidos hasta la puerta y apoyó sus manos, mirando a su hermosa presa.

 

—No llores, no llores—cerró los ojos—No quiero que llores…

 

—Tengo miedo…—susurró contra el vidrio—No me hagas daño, te lo ruego…

 

Sehun abrió los ojos y miró fijamente a los ojos llorosos y heridos de Luhan.

 

—¡No te haré daño! —gritó molesto porque pensara eso—¡Lo juro!

 

Luhan se apartó un poco de la puerta, más asustado aún por esa actitud agresiva. Dio varios pasos hacia atrás y se quedó a una distancia prudente, lejos de la puerta y se quedó de pie inmóvil mirando a Sehun.

 

No me mires de ese modo, por favor…—Pensó Sehun.

 

La mano de Sehun viajó hasta la cerradura de la puerta y la abrió. Entró y cerró tras de sí para que Luhan no se marchara. Se acercó lentamente hasta él con sus manos a la altura de su pecho, como en un gesto inofensivo. Pero Luhan acabó por salir corriendo a esconderse detrás de un árbol y así lo observó asomándose por el tronco.

Sehun detuvo sus pasos y quedó al otro lado del árbol sin acercarse mucho, sólo apoyó una mano sobre la madera e inclinó su cabeza para poder ver a los ojos de su ciervo asustado.

 

—¿Crees que soy un asesino? —le preguntó más calmado.

 

—Ya no sé qué pensar de tí—dijo en voz baja—Pero no estás bien de la cabeza…—escondió todo su cuerpo tras el tronco.

 

—Luhan…—trató de acercarse lentamente.

 

—No me llames por mi nombre.

 

El de cabello dorado al sentir cerca la mano del otro sobre su hombro volvió a salir corriendo y Sehun decidió perseguirlo. Ese jardín era lo bastante grande como un bosque real y Luhan se sentía perdido, en cambio Sehun lo conocía a la perfección.

Luhan se escondió tras unos arbustos y al ver que Sehun lo encontró salió corriendo enseguida, pero el rubio lo tomó del brazo deteniéndolo de una nueva escapada.

 

—¡Suéltame! —se movió inquieto.

 

—No, espera Luhan—lo agarró de los dos brazos, sosteniéndolo con fuerza—No puedo dejarte ir, no puedo.

 

—¡¿Por qué?! —se volvió a intentar zafar.

 

—¡Porque me odiarás, te irás lejos, no te veré nunca más!

 

—¡Claro que me iré! —le gritó llorando—¡Estás loco Sehun!

 

—¡No!

 

Sehun empujó a Luhan haciendo que cayera sobre el pasto. Se posicionó sobre él y los sostuvo nuevamente por sus brazos, tratando de no hacerle daño. Luhan se quedó en silencio, no forcejeó más, se rindió. Sólo miró al chico con rabia para que supiera cuanto lo estaba odiando en ese instante.

La mandíbula de Sehun se tensó con fuerza y sus ojos se clavaron profundamente en ese rostro que le mandaba un mensaje de desprecio. Unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, cerró con fuerza los ojos y giró repentinamente su rostro hacia otro lado. Agachó su cabeza y su cuerpo se debilitó. Fue dejándose caer lentamente sobre el cuerpo de Luhan, soltando el agarre que tenía en sus brazos. Sus manos se deslizaron por el césped, cerca de los cabellos dorados del chico y después se movieron rápidamente hasta la altura del pecho y se encerró el cuerpo de  Luhan en un abrazo.

Luhan quitó su expresión de furia y se sintió extraño por aquel abrazo. Abrió sus ojos sorprendido. Sabía que un tipo loco podría llegar a hacer cualquier cosa  con su víctima, pero en ese instante en que Sehun empezó a llorar y lo abrazó de una forma sutil y cálida, las mariposas volvieron a recorrer su alma. A pesar de que estaba asustado aún y no sabía qué hacer, trató de decirle algo.

 

—Luhan, estoy enamorado de tí—dijo Sehun con dificultad debido a su sollozo—Soy un obseso enfermo, lo sé, pero nunca te habrías fijado en alguien como yo…—siguió mientras enterraba su rostro en el pecho del otro—No sabes lo mucho que quiero tenerte a mi lado, yo… te amo.

 

Las lágrimas cesaron y lentamente fue levantando su cabeza para poder ver a los ojos a Luhan ante su confesión. Estaba seguro que de no le diría nada porque había cometido una gran locura al encerrarlo ahí. La primera vez que lo vio creyó que nunca se fijaría en alguien como él y por eso nunca se acercó, tenía miedo de la gente. De pequeño había sufrido mucho con eso y al observar a Luhan hacía que su corazón se acelerara. Ese chico era amigable, simpático, se lo veía animado siempre, pero tras eso descubrió su frustración por sus trabajos… Sehun quería hacerlo sentir bien, si lo tenía con él ese chico hermoso nunca más se sentiría frustrado, ni triste. Pero ahora todo estaba patas arriba, la situación se le fue de las manos al haberlo hecho preso de su obsesión.

Le dolía el corazón de verlo tan asustado, de pensar que era un maldito loco que le haría daño. Pero Sehun nunca haría eso. Él quería darle su cariño, sentirlo y que Luhan pudiera ver que a alguien le importaba. Quería poder ver su rostro sonriente y feliz, poder tocarlo y hacerlo estremecerse bajo su cuerpo, hacerle el amor como aquella alma delicada y sutil que era.

 

—No puedes amarme—dijo Luhan inmóvil en el suelo.

 

—Sí puedo, te lo acabo de decir—lo miró a los ojos y se acercó a él—Te amo—le sonrió levemente aún con sus ojos medio húmedos.

 

—¿Crees que amar a alguien significa encerrarlo contra su voluntad?

 

—No, no es así—Sehun negó con su cabeza levemente— Hice todo esto para tí—señaló con su mano todo el jardín—Para que te sientas feliz, para que ambos disfrutemos esto juntos.

 

El chico rubio estaba más calmado a la hora de hablar. Estaba conteniendo sus ganas de gritarle cuánto le importaba y cuánto lo quería con él, pero sabía que se volvería a asustar y el ciervo parecía más tranquilo. No tenía esa mirada de susto, era diferente. Era como si tratara de razonar con él sobre lo que estaba haciendo. Hacerle entender a Sehun que lo que le pasaba con él no estaba bien.

 

—Sehun, esto está mal—lo miró fijamente, pero el chico no lo estaba escuchando.

 

—Déjame besarte—se acercó lentamente hasta sus labios, ignorando lo que le había dicho anteriormente.

 

El rostro de Luhan se giró hacia un lado levemente, dándole entender a Sehun que no quería. Tampoco debía ceder, si lo hacía le daba más pie a que Sehun pudiera seguir con su locura. Al menos, si lo rechazaba de forma menos brusca acabaría por comprenderlo. No más gritos ni llantos para el ciervo. Iba a tratar de hacer lo posible para salir de ahí. No se dejaría llevar por muy hermoso que le pareciera Sehun, estaba seguro de lo que haría.

 

—No tienes derecho a hacer eso—le dijo sin mirarlo, en un tono suave.

 

—Quiero saber si sentirás algo si lo hago—le susurró cerca de su mejilla y Luhan se estremeció sin hacerse notar—Me rechazas con palabras y halagos…Pero el afecto físico es diferente.

 

La voz de Sehun había cambiado, ya no sollozaba. Era extraño y sorprendente cómo había cambiado su actitud. Antes parecía haberle estado suplicando y ahora, con su mirada de gato depredador, sus labios lo acosaban muy de cerca.

Posó sus labios de forma muy suave sobre la mejilla de Luhan y así, depositó un pequeño beso. Sehun observó cómo Luhan había cerrado con fuerza sus ojos al sentir el contacto de sus labios con su piel, le parecía mucho más hermoso cuando hacía aquella expresión y su frente apenas se arrugaba.

Se alejó apenas unos milímetros de la suave piel del ciervo y dirigió lentamente sus labios hasta los otros, los cuales estaban hundidos hacia adentro con fuerza y luego los soltó. Sonrió apenas, de lado, y con cuidado mientras miraba a los ojos aún cerrados de Luhan, acabó por hacerlo. Justamente como lo hizo en su mejilla, en sus labios fue igual.

Sintió una corriente por su espalda, cómo ese contacto lo había quemado y llenado por completo. Fue un beso corto, ambos labios sólo se juntaron y se presionaron, nada más. Y eso para Sehun fue suficiente.

Luhan no reaccionaba, seguí con sus ojos cerrados, pero de forma más relajada.

 

—Dime qué sentiste—le dijo Sehun al separarse.

 

—Nada—se apresuró a decir, algo avergonzado.

 

—No mientas, Luhan. ¿Lo niegas porque te tengo preso, porque crees que no te dejaré ir nunca? —abrió sus ojos y lo miró—Tú no eres de los que mienten, ¿eso también me lo vas a negar?

 

—Cállate…—dijo en voz baja, girando su mirada hacia él—Deja de hablar de mí como si supieras de mi vida y cómo soy en realidad.

 

—Sé todo de tí—sonrió de una forma egocéntrica—Y sé que estás mintiendo. Puede que no me ames como yo a ti, pero sentiste algo. Y si ahora te besara de nuevo, aunque finjas, lo notaré.

 

—No…—Luhan intentó zafarse por un costado para así poder levantarse, pero Sehun lo volvió a tomar de los brazos—Sehun, entiéndelo…

 

—¿Por qué me rechazas de ese modo? —frunció el ceño molesto—Te dije que te amo, te daré todo lo que quieras, lo que necesites. Estaré a tu lado, yo te proteg…

 

—¿Protegerme de ti mismo? —lo fulminó con su inocente mirada, haciendo que sintiera un dolor en su pecho—No quieres entender las cosas, eres un egoísta, Sehun. Un egoísta que sólo piensa en sí mismo, no te das cuenta cómo me has hecho sentir. Tengo miedo, yo…quiero irme de aquí.

 

La mirada de súplica de Luhan lo estaba matando, pero no era su intención dejarlo ir, ni ahora ni después. Quería que entrara en esa cabeza lo mucho que lo amaba. Fueron años de observarlo, espiarlo… Enamorado como un niño. Se volvió enfermizo cuando empezó a verlo junto con amigos y sintió una llama de celos encenderse en su interior y así todo lo que rodeaba a Luhan lo odió. Compañeros, amigos, profesores…

Estaba totalmente obsesionado con saber de él, quien le caía bien, quien no. Y así, averiguando esas cosas, había empezado a apartar gente de su lado sin que sospechara nada. Él mismo sabía que estaba loco, lo aceptaba y no le importaba.

Sehun desde pequeño tuvo muchos problemas para relacionarse con las personas. Sus padres lo habían educado en casa y él nunca tuvo un contacto directo con las personas. No llegó a formar vínculos de amistad, ni siquiera familiares. Eran solo él y sus padres, en una enorme casa alejada de la ciudad.

Cuando empezó a interesarse por el arte, también empezó a florecer en él interés en lo que le parecía estéticamente hermoso. La belleza para Sehun era algo primordial en lo que respectaba al arte. Coleccionaba obras que consideraba particularmente bellas. Le apasionaban los ángeles. Con aquellos rasgos delicados, esos cabellos claros y enormes alas blanca, y claro, esa mirada pura de inocencia.

Entonces así, un día Luhan se cruzó en su camino, en los pasillos de la universidad de artes, la cual su madre solía frecuentar. Él iba por pura curiosidad a ver los trabajos de alumnos, ver sus niveles académicos, aunque él era mucho más joven que todos esos estudiantes pero tenía muchos más conocimientos.

Desde ese primer día que vio a su chico ciervo, todo le dio vueltas por completo. Sentía que era una obra de arte viva, con pies y manos… Quiso tocarlo tanto él tocaba el lienzo de los cuadros, pasando su dedo, sintiendo la textura que las pinturas dejaban.

 

—No quiero dejarte ir—le dijo volviendo a acercar sus labios—Quiero intentar algo…

 

—Sehun, ¿qué estás…?

 

Volvió a besarlo, pero esta vez fue diferente. Su boca se abrió paso entre la de Luhan, por más que el chico lo rechazara, parecía estar cediendo y darle acceso a un beso más profundo. Sehun dejó que su lengua saliera y se introdujera en la boca del otro.

Le pareció excitante que Luhan se dejara besar, incluso que participara del beso. Y siguió, moviendo su cabeza lentamente de un lado a otro mientras dejaba de sujetar al chico por los brazos y los pasaba por sus cabellos dorados.

Luhan agarró con sus manos las de Sehun y las apretó, después se las apartó de su rostro y cuando el chico dejó de besarlo, lo miró a los ojos lleno de confusión.

 

—Te dejaste besar—dijo Sehun sonriendo por aquella reacción.

 

—Yo…

 

Después de unos segundos, Luhan sintió lástima. El beso fue el más hermoso que nunca le habían dado, fue cálido y pudo sentir que Sehun en realidad estaba completamente loco por él. Pero era tarde, no podía dejar atrás lo que le había hecho. No era normal encerrar a alguien y obligarlo a que se enamorara.

 

—Sehun, siento lástima por tí—dijo mirándolo con tristeza.

 

—¿Qué…?

 

Sehun se incorporó, poniéndose de rodillas juntos a Luhan, quien se sentó sobre el pasto. Mantuvo su cabeza gacha pensando lo que diría.

 

—Si las cosas no hubieran sido así…—levantó la cabeza—Podríamos haber tenido algo, quizás, no sé…Tú eres—intentó ser duro con sus palabras, pero sincero—un chico hermoso. Pero siento que estés tan mal de la cabeza.

 

—¿Me estás diciendo que habrías salido conmigo? —ignoró lo último. Luhan asintió.

 

Una chispa de emoción hizo que Sehun se emocionara y tomó al chico rápidamente de las manos, sonriendo. Luhan se dejó, pero no sonrió, lo miró sin expresión.

Lo que era seguro es que Luhan se habría interesado en Sehun en cualquier momento. Al encontrárselo en la tienda de arte, lo atrapó por completo, después con aquellos halagos sobre su persona y el ver que apreciaba su trabajo…Todas esas cosas fueron suficientes. Era muy triste para él darse cuenta de que ahora las cosas no  podrían salir bien.

 

—Intentémoslo ahora, Luhan—apretó sus manos y se las acercó a su pecho—Podemos empezar otra vez, yo…

 

—No, no podemos—negó con su cabeza de forma brusca—No puedo confiar en alguien como tú, mira lo que hiciste. Pensé que ibas a matarme. No estás bien de la cabeza—le dijo por tercera vez—Fuiste demasiado lejos, Sehun.

 

—Nunca te haría daño, Luhan. Quiero que seas feliz, quiero darte todo lo bueno y compartir todo eso contigo. Podemos vivir en nuestro propio mundo.  

 

Las manos de Sehun presionaron con más fuerza las de Luhan contra su pecho y depositó un suave beso en ellas. Después se dedicó a mirarlo, esperando una reacción, algo… Pero el chico estaba callado, sin saber qué decirle. Le había dicho todo lo que pensaba y él sólo seguía insistiendo en que se quedara con él, algo que no veía probable y que, si así era, por mucho que doliese verlo asustado, no iba a dejarlo marcharse.

Él debía estar a su lado, complementarlo. Vivir junto a su obra de arte, su ángel, su pequeño ciervo. Si él no lo tenía, nadie más lo haría.

Comenzó a sentir rabia de sí mismo por lo que había hecho. La amargura lo recorrió cuando Luhan apartó sus manos y miró hacia la puerta, con ganas de marcharse.

 

—Ya es tarde—volteó a mirarlo—No amaré a una persona como tú, nunca.

 

Luhan se levantó y esperó el momento perfecto para salir corriendo y escapar de Sehun. Pero él no dejaba de mirarlo, y ya no era una mirada de amor sino que daba miedo, parecía un psicópata a punto de atacar y Luhan por nada del mundo iba a quedarse ahí parado esperando que lo amordazara y lo encerrara bajo llave o algo por el estilo.

Dio una mirada rápida hacia la puerta y después de contar tres segundos mentalmente sus pies salieron disparados hacia aquella dirección. Corrió cuanto pudo pero sintió un sonido a sus espaldas que lo obligó a frenarse de inmediato. El sonido de un martillo de pistola.

Sehun había sacado una pistola calibre 38. La guardaba desde hacía tiempo, cuando se la heredó de su tío que trabajaba en la policía. Era muy paranoico y por eso la tenía cargada y la solía llevar consigo. En realidad nunca pensó en usarla, pero ya estaba sobrepasando el límite de la locura.

Que Luhan lo rechazara, que se escapara de su vista, le rompía el corazón. No lo iba a dejar ir. Tomó la pistola y apuntó al joven que lo miraba aterrado, su cuerpo temblaba, sus pulsaciones se aceleraron en un abrir y cerrar de ojos. ¿Qué estaba haciendo? Le había jurado no hacerle daño y ahora era exactamente lo que estaba a punto de hacer.

 

—Sehun, por favor, no hagas locuras…—alzó sus manos temblorosas y se acercó lentamente para intentar quitarle el arma—Baja eso ¿sí? No me iré, me quedaré aquí pero, por favor…—empezó a sollozar—baja el arma.

 

—¡Mentira, no te quedarás conmigo! —gritó alterado, bajando apenas la pistola.

 

Su cabeza ya no procesaba nada, ni lo que estaba bien ni lo que estaba mal, sólo cometía acciones sin pensar.

Sintió la temblorosa mano de Luhan sobre la suya, haciendo que bajara del todo el arma que sostenía en su mano, pero fue sorprendido al ver cómo el otro tomaba el arma y ahora, él le estaba apuntando.

 

—¿Me vas a matar? —Le preguntó Sehun acercándose a Luhan sin temor—Entonces, dispárame aquí…

 

Sehun tomó la punta del arma repentinamente y se la colocó sobre el corazón. Luhan en ese instante que la mano del chico tomó el arma se asustó. Nunca antes en su vida vio ni sujetó un arma con sus manos. El miedo y lo nervioso que se sentía fue tan grande que al pensar que Sehun podría volver a quitarle el arma, presionó el gatillo sin querer debido a su temblor y acabó por dispararle donde él mismo posicionó la pistola.

El rostro de Sehun palideció de inmediato y miró a Luhan a los ojos realmente sorprendido de lo que había hecho. Después, sólo cayó hacia atrás, la sangre bañó el césped de color rojo y el cuerpo del chico rubio quedó tendido sobre el charco.

Luhan se quedó inmóvil, aun sujetando el arma en su mano. Sus ojos se llenaron de lágrimas  y se tiró de rodillas al suelo, observando lo que había hecho.

 

—Oh dios…Se-sehun…¿qué hice? —se acercó hasta el cuerpo, tembloroso y dejó el arma cerca.

 

Sehun aún seguía respirando, le era muy difícil hacerlo. Luhan no le había disparado directamente al corazón, sino que al estar tan nervioso el arma se movió y acabó por dispararle cerca del estómago. Pero no tenía tiempo, iba a morir de todos modos. Apenas podía ver algo, pero sabía que Luhan estaba ahí, a su lado, lamentándose por lo que había hecho. Escuchaba que le decía algo, pero no entendía.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, su mano se acercó hasta tomar el arma y en menos de un segundo el disparo resonó en ambas mentes. Luhan miró a Sehun y después bajó su mirada hasta cerca de su pecho. Se tapó con sus manos y sintió un líquido algo espeso salir de él. La sangre corrió y se escapó de sus manos. Su vista se nubló y se sintió débil. Fue cayendo lentamente hacia delante hasta que quedó tendido sobre el pecho de Sehun. Éste al sentir el peso de Luhan y con sus últimas fuerzas lo rodeó con los abrazos y aprisionó a él.

“Sí no eres mío, no lo serás de nadie…”

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!! <3


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