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Love Secret por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

¡Hola! :D después de desaparecerme por casi un mes estoy de regreso ;)


Ok... realmente lamento la demora, pero entre en un pequeño cuadro de depresión (sí, desafortunadamente soy una mujer que carece de suficiente confianza y se deprime fácilmente) pero bueeenooo... ya paso y ahora aquí estoy con toda la actitud ;D


Dejando las cosas tristes a un lado, espero que les agrade este capítulo. Creo que la primera parte quedo algo cursi, pero así me encanto. Si ven algún error en la redacción u ortográfico, lo siento, pero si me pongo a editarlo como dios manda me demoro más en subirlo u.u y ya no quería retrasarme más.


Sin más que decir les dejo leer. 

Cap.15 Soluciones (Parte II)

La palabra “prometido” hacía mella en su cabeza, ¿por qué justamente ahora le nombraba a aquella persona cuándo hace casi nada le había confesado su amor?, trato de soltar el agarre que tenía el mayor sobre su mano pero obviamente este se lo impidió. Ahora encontraba una explicación para la angustiosa expresión de su pareja. Angustia,  otra palabra que se esclareció en su cabeza, ¿por qué hablar de tu prometido te causaría cierta angustia? ¿Será acaso que no le amaba? Pero sí no le amaba, ¿por qué un lugar especial para ambos?

— Te amo— volvió a escuchar cómo le susurraba el moreno aquellas palabras, alzando la mirada para ver el perfil de su pareja— tanto que ya no soy capaz de alejarme de tu lado.

Naruto no emitió palabra alguna, solo se dedicó a mirar el frente y enrollar los dedos de su mano con la contraria, no comprendía el proceder de su pareja, por lo poco se había atrevido a observar al moreno logró captar la melancolía, como si estuviese recordando algo o a alguien. Aspiro profundo, esperaría lo suficiente hasta que el Uchiha se animara a hablar y aclarar las intenciones del haberlo invitado a aquel lugar.

—Tengo hambre— susurro el doncel, siendo escuchado por el mayor que se levantó de donde estaba sentado y se dirigió al auto, todo bajo la atenta mirada del chico que no se había movido de su lugar. El mayor regreso con una bolsita de semillas y frutos secos, extendiéndoselos a su pareja para que tomara un puñado de la bolsa. Madara volvió a tomar asiento al lado del rubio, solo que en esta ocasión habían quedado frente a frente.

—Cuando tenía tu edad yo ya estaba comprometido— empezó a hablar el mayor— era mi mejor amigo de la infancia, su nombre era Senjû Hashirama. Nosotros nos conocimos años antes en este lugar, para ser precisos en la orilla de aquel río— señalo el dichoso sitio— cuando aquello ocurrió, desconocíamos que nuestros padres eran conocidos, cada vez que teníamos oportunidad de salir de nuestras casas acordábamos de vernos siempre en este mismo lugar para hacer cualquier cosa que se te venga en mente, éramos unos críos— emitió una leve risilla— así pasaron los años, luego nos encontramos en el instituto en un sistema de intercambio, pasando obviamente más tiempo juntos. Conforme íbamos creciendo los sentimientos que teníamos entre nosotros cambiaron convirtiéndose en algo más que una amistad y llevándonos a convertirnos en novios. Todo lo manteníamos en completo secreto de nuestros padres, sabíamos que estábamos comprometidos pero no con quien, así que cuando llegara el momento adecuado se los haríamos saber, pero para nuestra sorpresa era entre nosotros mismos.

Pudo ver como una triste sonrisa se dibujaba en el rostro de su pareja, quiso acercarse a consolarlo, no soportaba ver que hiciera aquella expresión pero Madara le negó con la cabeza cualquier acercamiento y en cambio le volvió a ofrecer más semillas. Naruto sabía que no necesitaba ser muy listo para saber a donde quería llegar el mayor, por lo que lo dejaría terminar su relato.

— Ambos esperábamos ansiosos el día en el que ambos cumpliéramos la mayoría de edad para poder contraer matrimonio— soltó un largo suspiro— todavía faltaban tres años, hasta que ocurrió el accidente que me lo arrebato.

Guardo silencio, ya no era capaz de pronunciar más, a pesar de todo todavía rememorar aquellos días le causaba cierta tristeza. Enfoco correctamente su oscura mirada con la figura de su amado sol, encontrando un gesto indescifrable, algo parecido a la decepción.

— ¿Eso tiene algo que ver en qué ahora este yo aquí?— se aventuró a preguntar con la voz un poco temblorosa, ya se imaginaba que algo así le había ocurrido al prometido de su ahora pareja, ya que se había referido desde un inicio de él en pasado. El moreno se acercó al menor y lo rodeo con un brazo, recargando su cabeza en el hombro del joven.

— No, no realmente— soltó un corto suspiro y poso su mano sobre la de su amado— yo le amé demasiado, tanto así que pensé que jamás me volvería a enamorar de alguien más. Cuando él se marchó todo perdió color de alguna manera pero…— una sincera sonrisa decoro su rostro— apareciste tú. Todavía eras un crío, un mocoso de seis años, uno que dijo que yo sería el padre de sus hijos, dejándome en ridículo con mis familiares— <<pero siendo aquello el inicio para que empezara a mostrar cierto interés en ti>> pensó.

— No recuerdo haber dicho esa clase de cosas— se separó un poco— eres un mentiroso dattebayo.

El Uchiha solo atino a reírse un poco por la expresión berrinchuda de su pareja, se inclinó un poco para robarle un fugaz beso y regresar a la posición que anteriormente se encontraban— créelo, si no pregúntale a Fugaku o a Itachi— el rubio se avergonzó aún más sabiendo que como posibles testigos se encontraban el resto de los pelinegros.

— Eso quiere decir que eras un depravado pedófilo, asalta cunas— expreso con cierto dramatismo el rubio, separándose de su pareja y señalándolo con un dedo, el mayor se guardó la carcajada que quería brotar de lo más profundo de su garganta.

— No, yo no soy un “pedófilo depravado, asalta cunas”, solo lo soy contigo— dijo alegre el Uchiha— así que no te pongas celoso.

— No soy celoso y eso nada tiene que ver— se cruzo de brazos e hizo un ligero puchero— solo recalque que tenías una rara manía con los niños desde muy joven.

— No, eso no es verdad, en aquella época a mi punto de vista eras como cualquier mocoso, escandaloso y latoso que dejaba sacar lo peor de mi sobrino— dijo serio— cuando empecé a sentir una ligera atracción hacia ti fue hace aproximadamente cuatro o cinco años, pero solo contigo, luego de aquel accidente no había sentido fijación por nadie más— sus mejillas se tiñeron de un ligero color carmín casi imperceptible, manteniendo fija la mirada sobre su pareja.

El rubio se ruborizo un tanto, una parte de él no podía creer que el azabache se hubiese sentido atraído hacia él mucho antes de que el mismo se diera cuenta de sus sentimientos, se sentía dichosamente feliz— pero, ¿por qué me cuentas todo esto?

Se irguió correctamente y volteo el rostro de su amado para que le viera directamente a los ojos, tomo un poco de aire, soltándolo lentamente antes de responder la pregunta—  Te conté esta pequeña parte de mi historia porque ya es momento de cerrar aquel ciclo de mi vida. Le amé demasiado y todos aquellos momentos en los que Hashi y yo pasamos juntos los atesorare por el resto de mi vida— sonrió, al fin sentía una paz en su interior que había tardado años en sentir— este lugar es especial y muy querido para mí, por lo mismo quería compartirlo contigo ya que por lo visto eres un amante de la naturaleza— el rubio se encogió un poco abochornado— y quiero que también veas este sitio como algo especial y querido por ambos. Por último, quise sincerarme contigo antes de que cualquier cosa pase, tengo decidido hablar con tu padre y para serte sincero no sé cómo vaya a reaccionar. Soy casi doblemente mayor y por lo tanto es casi un delito el tipo de relación que mantenemos, faltan tres años para que cumplas la mayoría de edad y quiero que sepas que cualquier cosa que llegue a pasar yo estaré para siempre por ti.

Sin poder evitarlo algunas lágrimas empezaron a fluir a través de sus acaneladas y sonrosadas mejillas, nunca creyó que una persona ajena a su familia le fuera a demostrar ese grado de cariño y amor hacia su persona, sin ni siquiera pensarlo rodeo con sus brazos el cuerpo del mayor demostrándole también lo tanto que le amaba, además de ocultar en el pecho de este el llanto que al parecer no se quería detener— yo… yo ta, ta también te amo y nunca me alejaría de tu lado— hablo entre cortadamente y aferrándose más al cuerpo de su amado. Madara lo tomó de los hombros para separarlo un poco de sí y besar tiernamente todo su rostro, para por último depositarle un suave beso sobre los labios.

Naruto acomodó su cabeza en el hombro del mayor, enredando sus dedos en la mano del contrario, ambos se relajaron y sin emitir palabra alguna se quedaron contemplando el bello paisaje que se reflejaba frente a ellos.

-o-

— ¡La comida estuvo deliciosa!— expresó Naruto sonriente y satisfecho mientras salían del establecimiento— creo que ya tenía bastante tiempo en que no probaba un plato de delicioso ramen.

Madara no emitió ninguna palabra, solo le regalo una tenue sonrisa, el ramen no era que digamos su platillo favorito, pero ver a su pareja engullirlo con rapidez y felicidad hacía que valiera la pena consumir al menos más de un plato— ¿Hace cuánto que no lo comes?— preguntó con cierta curiosidad.

Con una pose pensativa y deteniéndose en medio de la acera empezó a rememorar cuando había sido la última vez— creo que llevaba cinco días o ¿tres? No sé— levanto los hombros restándole importancia, el peli-negro movió suavemente la cabeza de un lado a otro pensando que el menor exageraba con los días transcurridos por haber dejado de comer ese “suculento platillo”, al parecer el rubio se dio cuenta de la expresión que mantenía su profesor y amante, la misma que una vez pusieron sus amigos cuando supieron de su obsesión por el ramen— ni se le ocurra reírse— dijo un tanto amenazante, con las mejillas hinchadas y las cejas levemente contraídas— el ramen es lo más delicioso que puede existir y sí por mí fuera lo comería todos los días a todas horas— el Uchiha quería reír ante la actitud defensiva que había adquirido su pequeña pareja, se veía tan adorable molesto— lo amo y por lo tanto no voy a tolerar que se burlen, ni usted ni nadie— se cruzó de brazos y volteo su cabeza viendo el lado contrario.

— ¿A quién amas?— pregunto ronco el mayor.

— Al ramen— dijo con la voz un poco más aguda de lo habitual, probablemente a causa de su “notoria” molestia.

— ¿Más o menos que a mí?— se acercó para susurrarle al oído, logrando que el blondo se estremeciera un poco al sentir el tibio aliento del mayor.

— E… eso no importa, amo el ramen y punto— trato de mantener firme la voz, saliendo un poco temblorosa y sin atreverse a mirarlo de frente, el azabache pasó su brazo alrededor de los hombros mostrando una prepotente sonrisa y acercándose más al muchachito que empezaba a dejar entrever su nerviosismo— es… estamos en un lugar público— volteo su rostro para después proceder a empujarlo, pero el sonido de su móvil evito que hiciera aquella tarea, ya que el mayor se había alejado por cuenta propia.

Uchiha Madara se dedicó a seguir al joven rubio, que caminaba por la acera mientras atendía la llamada. Llegaron a una pequeña plaza, en donde Naruto tomó asiento sin despegar el móvil de su oído y hablaba animadamente con la persona del otro lado de la línea, el moreno tomó asiento a un lado de él, esperando pacientemente a que el rubio concluyera con su llamada. Transcurrieron alrededor de quince minutos hasta que Naruto dio por finalizada su charla, presionando algunas teclas y por último guardando el móvil en el bolsillo derecho de su pantalón.

— ¿Quién era?— preguntó un poco tosco, la expresión que mantenía su pareja no le agradaba demasiado. El rubio se sobresaltó un poco por tan sorpresiva pregunta.

— Un amigo— una respuesta corta que dejaba más dudas en el mayor, le molestó el tono con el que le había hecho la pregunta, además de que la expresión severa que mostraba en ese momento no ayudaba— Itachi me mandó un mensaje, van a pasar a recogerme dentro de cuarenta minutos— estaba a punto de levantarse de su lugar, pero un firme agarre sobre su brazo le impidió si quiera hacer el intento, volteo su rostro regresándole la misma expresión que mantenía su novio, una molesta.

— No has respondido correctamente mi primera pregunta y ¿por qué Itachi va a pasar a recogerte?— su voz comenzaba a escucharse rasposa producto del malestar que le causaba la evasiva que le daba el joven, Naruto contrajo más sus cejas y su mirada se tornó más seria, jaló su brazo bruscamente para tratar de zafarse del agarre en el que estaba, pero Madara lo intensifico logrando que una mueca de dolor se dibujara en el rostro contrario.

— Me, me lastimas— apenas susurró, Madara al escucharlo inmediatamente deshizo el agarre arrepintiéndose por su precipitado actuar, Naruto bajo la mirada hacia sus piernas, se sentía dolido por las acciones y conductas que ahora dejaba ver su pareja, no comprendía el malestar del mayor si solamente estaba hablando por teléfono con uno de sus amigos que no veía ni sabía de él desde hace ya un tiempo. Escuchó un suave “lo siento”, iba a levantar la mirada pero su malestar era aún más  fuerte, que solo apretó sus puños con fuerza— creo que mejor me voy yendo— acomodo su bolso sobre el hombro y se levantó dirigiéndose hacia la parada de autobuses, el moreno lo seguía en silencio.

— Puedo llevarte hasta tu casa— ofreció el Uchiha en cuanto se percató del rumbo al que ambos se dirigían, el rubio le ignoro acelerando más el paso. Llegaron a la parada, Naruto movía su pie de arriba abajo impaciente, lo único que deseaba era marcharse de ahí para aminorar un poco su furia y después hablar más calmadamente con su pareja.

— Luego hablamos— negó con la cabeza y expreso serio, Madara no tuvo oportunidad de decir algo, ya que el autobús ya estaba en la parada y Naruto había abordado en este. Solo se quedó viendo como el transporte público se iba alejando poco a poco hasta perderlo de vista.

-o-

— ¡Es un idiota!— grito el rubio una vez que estuvo dentro de su casa, lanzando el pobre bolso a algún lugar indeterminado de la vivienda. A grandes zancadas se dirigió a la sala de estar y prendió el televisor, dejándose caer de sentón en el sofá con los brazos cruzados, tomó el control remoto y paso los canales de uno a otro sin decidirse que ver.

Soltó un largo y pesado suspiro, hace apenas unos momentos se habían prometido silenciosamente el estar siempre el uno con el otro sin importar que, y ahora ambos ya se encontraban disgustados por una banalidad. Se revolvió sus alborotados cabellos rubios, no hallaba justificación alguna para el comportamiento del Uchiha, lo único que había hecho había sido hablar animadamente por teléfono. << ¿Probablemente se molestó por qué le ignore mientras hablaba?>>  pensó, desechando esa idea al instante, ¿quién se molesta cunado recibes una llamada importante? No pudo seguir pensando, ya que escucho el sonido del timbre, miro el reloj que estaba incrustado en la pared, viendo que ya eran exactamente las seis de la tarde. De un salto abandono el cómodo sofá dirigiéndose directamente hacia la puerta.

— ¡Itachi! adelante, todavía no guardo lo necesario, acabo de llegar— empezó a hablar, mientras avanzaba y dejaba que su invitado ingresara— pero prometo no tardar nada ttebayo.

— No soy Itachi, hijo— Naruto dio media vuelta al reconocer esa voz, sus ojos se iluminaron y corrió inmediatamente a abrazar a su padre. Minato recibió gustoso la muestra de afecto de su pequeño, eran muy escasas las ocasiones en las que llegaba y su hijo estaba en casa, le alboroto los cabellos y correspondió el abrazo— siempre fíjate quien está del otro lado de la puerta antes de abrir, podría haber sido otra persona.

El pequeño Uzumaki sonrió nerviosamente ante el reclamo de su padre, asintiendo energéticamente y agradeciendo que no podía ver su expresión que denotaba lo distraído que estaba momentos antes de que él llegara— está bien papá, prometo fijarme la próxima vez— se separó del mayor para ambos encaminarse hacia el gran sofá a tomar asiento, Minato no pudo evitar levantar una ceja al ver los cojines regados por toda la sala y el bolso que en ocasiones llevaba su hijo a la escuela, botado a un lado de las escaleras y con todos los útiles esparcidos alrededor— pensé que ibas a regresar el miércoles.

— Nos llevó menos tiempo de lo esperado— levantó los hombros retándole importancia al asunto, el menor sabía que en parte le estaba mintiendo pero después averiguaría la verdadera razón— ahora dime, ¿qué es todo este desorden? Y ¿por qué esperabas a Itachi?

— Esperaba a Itachi porque iba a pasar la noche en casa de los Uchiha— dijo tranquilo, aun con la mirada analítica que le dirigía su padre— siempre que se ausentaban por más de tres días me quedo con ellos, ya lo sabías ¿cierto?— dijo un poco más nervioso.

— Sí, ya lo sabía. Aunque no me habías dicho nada al respecto— soltó un corto suspiro para después pasar una mano a través de sus cabellos— aun así no has respondido a mi primera pregunta jovencito.

— Je, je trataba de librar un poco mi frustración tteba— se rascó la nuca un tanto ansioso— ya sabes no he tenido un buen día— dijo esto último con un semblante decaído que recupero de inmediato, el rubio Namikaze no paso por alto aquel efímero cambio de ánimo.

— ¿Qué ocurrió, cariño?— preguntó con tono conciliador y pasando su brazo sobre los hombros de su pequeño— ¿discutiste con tu novio?

Se tensó sobre su lugar, le desagradaba en demasía que su padre fuera demasiado receptivo e intuitivo con respecto a temas que a él no le gustaba dar a conocer tan pronto. Se limitó a asentir suavemente como respuesta— aun así ¿quieres ir a ver a Sasuke, después de lo ocurrido?— sus ojos se abrieron un tanto ante el cuestionamiento, su padre aun creía que mantenía una relación con el menor de los Uchiha, ese sería el momento idóneo para darle a conocer sobre su verdadera relación.

— Sí, porque Sasuke no es mi novio, él es mi amigo— dijo en un tono de voz bajo, apenas audible. Minato sonrió un poco, al menos su retoño ya se había atrevido a decirle la verdad sobre la relación entre el Uchiha y el, ahora solo faltaba que le dijera quien era su actual pareja.

— Y se podría saber ¿quién es él?— pregunto calmado, lo más calmado que pudo ya que los celos de saber que su pequeño y único hijo anduviera con cualquiera que osara a hacerle algún daño, lograba que su paz interior se viera turbada— ¿asiste al mismo instituto que tú?—  se aventuró a preguntar para tratar de sacar más rápido la información, recibiendo solamente un asentimiento de cabeza como respuesta que lo dejo insatisfecho— ¿cómo es él?

Se puso nervioso, su padre, bueno sus padres nunca se habían interesado (o era lo que pensaba) en sus relaciones personales, fueran amistosas o sentimentales, ya que siempre se encontraban fuera de casa, pero ahora que su padre, siendo un poco más posesivo y sobreprotector de lo que lo fue su amada madre lo ponía un tanto ansioso e incómodo. Se atrevió a mirar fijamente a su progenitor, que le regaló solamente una sonrisa amable, la misma que siempre portaba cuando esperaba ansioso algo, paso saliva lentamente para buscar las palabras correctas y evitar que el mayor se alterara. Estaba a punto de emitir la primera oración cuando el timbre resonó en toda la casa.

Minato se levantó a abrir la puerta, dejando al rubio más joven en el sofá, que suspiro aliviado por la interrupción. Vio que la persona que entraba ahora la residencia ahora sí era Itachi, que con su porte tranquilo camino hacia la sala a unos escasos pasos atrás de su padre.

— No pensé que fuera a regresar el día de hoy, señor Minato— dijo el joven Uchiha mientras tomaba asiento en el sofá paralelo al donde estaban los rubios.

— No, no hay ningún problema, tampoco sabía que el proyecto en el que estaba asignado se cancelara por un accidente— trato de sonar relajado, pero con solo recordar el desastroso error de uno de sus colegas de trabajo hacía que la ira e impotencia se apoderaran nuevamente de él, respiro profundo, un error le puede ocurrir a cualquiera— entonces vienes a recoger a Naruto— se animó a habar nuevamente, afirmando lo evidente.

 

— Sí, pero al parecer ya no va a ser necesario, creo que quiere pasar más tiempo con su hijo ¿o me equivoco?— pregunto serio, viendo como el mayor sonreía y asentía mientras que  el menor bajaba la cabeza y jugueteaba con sus dedos— o ¿qué dices tú Naruto-kun?

El nombrado levantó la vista un tanto ilusionado por la pregunta de Itachi, volteó ver a su padre que le miraba serio, regresando su mirada otra vez al peli-negro y bajándola hacia su regazo— había prometido jugar videojuegos con Sasuke— susurró triste, Minato suavizo su mirada y le alboroto los cabellos para animarlo un poco.

— Esta bien, puedes ir, pero mañana te espero temprano— el joven doncel le miro entusiasmado asintiendo energéticamente y regalándole un fugaz abrazo para después levantarse e ir a preparar las pocas pertenecías que se iba a llevar, el Namikaze esbozo una cansada sonrisa antes de dejarse caer completamente al sofá— con esa mirada y esa vocecita no puedo hacer nada—  soltó una risilla, Itachi levanto un poco la curvatura de sus labios.

-o-

Ingreso a la residencia Uchiha casi corriendo, Itachi lo seguía por detrás caminado lentamente, conocía al rubio desde que era un bebé, por lo tanto ya no le extrañaban aquellos arranques de felicidad y emoción al encontrarse ahí. Llegaron a la sala de estar, Naruto volteaba de un lado a otro tratando de visualizar a su azabache amigo, podía ir directamente hacia su recamara, pero sabía que había un cierto límite de confianza y libertades dentro de aquella imponente mansión.

— ¿Dónde se encuentra Sasuke?— pregunto curioso y ansioso por una rápida respuesta, Itachi señalo el pasillo que dirigía al jardín— muchas gracias dattebayo— dio una leve reverencia y se dirigio directamente al lugar señalado, el peli-negro soltó un pequeño y corto suspiro al ver la pequeña maleta botada a un lado de la mesa ratona.

— Sasu, Sasu, ¡Sasuke!— gritó el rubio una vez que lo vio debajo de un árbol leyendo, el aludido interrumpio su lectura al reconocer esa aguda voz, levantándose y sacudiéndose el pasto que se había adherido a su ropa, no tuvo tiempo de reaccionar cunado sintió como era rodeado por los brazos de su querido amigo— ¿adivina quién se comunicó conmigo?— el moreno levantó una ceja esperando pacientemente la respuesta— Gaara, dattebayo, ¿puedes creerlo?— y estrujo al pobre Uchiha entre sus brazos.

— Oe, dobe ¿puedes dejar de apretujarme?— trato de empujarlo, se sentía incómodo por aquel efusivo abrazo que le regalaba el doncel, además de que le daba curiosidad al saber que después de tres años su amigo pelirrojo se comunicara con ellos. Luego de escuchar aquello, Naruto inmediatamente se separó del varón un tanto abochornado por su precipitado actuar— mejor vamos a mi habitación y me cuentas todo lo que te dijo Gaara.

El rubio sonrió, tomando la muñeca de su amigo y dirigiéndose hacia la habitación de este último. Sasuke no dijo nada respecto al contacto, al contrario se sentía tranquilo y feliz al haber recuperado la confianza de su rubio amigo y que las cosas siguieran casi completamente como antes. El par de amigos eran observados por un trío de azabaches que conversaban cómodamente en el jardín.

— Es lindo ver que mi Sasu haya arreglado sus diferencias con Naruto-kun— dijo Mikoto mientras le daba un pequeño sorbo a su taza de té.

— Es verdad, estos últimos días se había mostrado muy deprimido— prosiguió Fugaku, mientras observaba como el par se perdía al ingresar a la mansión— los dos hacen una linda pareja.

— ¿Verdad que sí?— expresó la fémina emocionada, viendo como su esposo asentía dándole la razón— o ¿Qué dices tú Mada-kun?

El nombrado que se había mantenido ajeno a la pequeña plática, viendo como su rubio iba tomado de la mano de  su sobrino y se mostraba tan sonriente, provocaba que los celos empezaran a consumirlo  no pudiendo así evitar fruncir el ceño y mostrar un gesto de total disgusto. La voz de su cuñada dirigiéndose a él, logró sacarlo de sus pensamientos y desviar su atención hacia ella— Lamento mi falta de atención, pero ¿me podrías repetir la cuestión?

Mikoto hizo un pequeño puchero al saberse ignorada, tomo un poco de aire y volvió a retomar su tranquila sonrisa— estábamos diciendo que ¿no crees que mi Sasu y Naru hacen una bonita pareja?

Madara frunció el ceño ante semejante pregunta, como podía afirmar estar de acuerdo, cuando tanto él como su sobrino se habían convertido por así decirlo en rivales. Tanto Fugaku como Mikoto miraban extrañados los gestos que dibujaba el menor en su rostro, algo raro porque no era común ver a Madara perder su siempre frío y atemorizante semblante. Al percatarse de las extrañadas miradas de su familia, carraspeo la garganta y desvió su mirada hacia la taza que yacía frente a él— sí, tienen razón, hacen una pareja perfecta— trato de suprimir el sarcasmo que quería brotar al decir aquello.

— No fantaseen con lo imposible, que Naruto-kun no ve de esa manera a mi hermanito— dijo Itachi acercándose al trío de pelinegro mayores.

— Eres malo Ita-kun— dijo Mikoto haciendo un gesto adorable con sus mejillas— pero, ¿por qué tardaste demasiado?

— Minato-san ya está en su casa, por lo tanto tuve que persuadirlo un poco para que dejara que su hijo viniera a nuestra casa— explico sencillamente mientras tomaba asiento a un lado de su tío— aunque mañana quiere que lo llevemos de vuelta a primera hora.

— Pensé que Minato tenía un proyecto que se extendía hasta el miércoles— dijo el mayor de los Uchiha viendo a su primogénito, que solo le levanto los hombros y la palabra accidente brotó de sus labios, inmediatamente captando el mensaje— debe estar molesto.

Itachi solo asintió, cruzándose de brazos y agradeciendo con un movimiento de cabeza a la chica del servicio que le había llevado una taza de té. Madara no pudo evitar sonreír un poco mientras se llevaba una galletita hacia su boca, al parecer la suerte estaba de su lado, mañana a primera hora iría a ver al progenitor de su pareja, mientras más pronto actuara buscaría una solución al problema que se suscitara.

— ¿Qué piensas hermano?— preguntó Fugaku un tanto curioso, ver esa sonrisa en el rostro de su hermano le daba buena espina— al parecer ya encontraste un enamorado o enamorada— esbozo una pequeña sonrisa pícara, aun sabiendo que su orgulloso hermano no le iba a responder, le quería fastidiar un poco, así como siempre lo hacía cuando sacaban ese tema a relucir.

<< Sí, estoy enamorado>> pensó, mientras seguía sorbiendo lentamente de aquel té negro, ignorando cualquier comentario que hiciera su hermano mayor al respecto. Itachi miraba a su tío en silencio para después seguir disfrutando de esa tranquila tarde charlando con sus familiares sobre cualquier tema o trivialidad, menos de negocios.

-o-

—…Y dijo que era muy probable el visitarnos la próxima semana— hablaba animadamente el rubio, haciendo todo tipo de expresiones, Sasuke solo se limitaba a sonreír, verlo tan feliz le causaba el mismo sentimiento, aunque podía ver un deje de decepción en las pupila azules— ¿crees que deberíamos comprarle algún presente?

El moreno que se encontraba de pie a un lado del armario, se dirigió a la cama sentándose en borde de la misma, con una seña invito a su compañero a que lo imitara, acción que acató de inmediato el más joven— Naruto, sé que estás más que feliz con la visita de Gaara, pero ¿sucedió algo o te pasó algo?— dijo mientras acariciaba la suave mejilla.

Se puso serio, todo atisbo de felicidad había desaparecido de sus facciones, Sasuke al ver que no se separaba o rechazaba el leve contacto que estaba ejerciendo en su mejilla, se acercó lo suficiente para rodearlo y darle un reconfortante abrazo, mismo que el rubio respondió, aferrándose a la espalda de su amigo.

— Es un idiota— susurró en el oído del azabache, dejando que con ese contacto aminorara el coraje que todavía fluía en su sistema contra su novio. Sasuke sabía que no tenía que ser muy listo para suponer que había tenido una pequeña diferencia con su tío.

— ¿Quieres hablar de ello?— Naruto negó, abrazando con mayor efusividad a su amigo. Entendía que no debía meter la nariz en donde no le llamaban, por lo que decidió cambiar el tema— que te parece si jugamos un torneo de FIFA, el que pierda le invita el almuerzo por toda una semana al ganador.

— Me parece perfecto— dijo el rubio separándose del Uchiha, reflejando en su mirada la determinación y la confianza tan característica de él— prepárate para ser derrotado y comprarme todo el ramen que quiera, teme.

— Ya veremos, dobe— sonrió arrogante, viendo como el blondo sacaba los controles de una caja y acomodaba la consola, el mientras tanto se levantó para ir a buscar el disco correspondiente.

-o-

El timbre de la residencia Uzumaki-Namikaze empezó a resonar en toda a vivienda, Minato se cubrió con una almohada la cabeza para hacer más lejano el sonido que percibían sus sensibles células auditivas. Lastimosamente el timbre no dejaba de sonar, no es que fueran muy persistentes pero era molesto el ruido a esa hora de la mañana. Abrió los ojos, notando que todavía estaba oscuro, giro su cabeza para ver la hora en el despertador notando así que apenas eran las seis horas con veinticuatro minutos. Tomo su bata que se encontraba colgada en el perchero, amarro las cintas correctamente y con el ceño fruncido, se dirigió a atender la puerta, miro por la mirilla quedándose sorprendido por su inesperada visita. Abrió la puerta invitando a pasar a su visitante a la sala, no cruzaron ninguna palabra hasta que ambos se encontraron sentados uno frente al otro.

—  Buenos días señor Namikaze, lamento irrumpir a estas horas de la mañana— habló firme y sin ningún deje que transmitiera culpa o arrepentimiento por su hora de llegada.

— No hay nada más que hacer, ya nos encontramos ambos aquí sentados— levanto un poco los hombros tratando de restarle importancia, pero aun así manteniendo una mirada fija sobre el peli-negro— ¿A qué debo su inesperada visita, Uchiha Madara?

El nombrado sonrió de lado, su mañana apenas estaba comenzando.

Notas finales:

Nuevamente, muchas gracias por llegar hasta aquí. =)

El momento que todos esperabamos (sí, porque yo también lo estaba esperando) ha llegado >:D

¿Cómo creen que reaccione Minato?

¿Madara sabrá emplear las palabras correctas?

¿Naru perdonará la "escena de celos" que hizo su novio?

¿Les gustaría un SasuGaa?

Todo esto y mucho más se verá en el siguiente capítulo.

(Ya denle un tiro por graciosa)*La voz de mi yo reservado.


Ahora sí, sin más me despido y hasta la próxima.

Les quiero


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