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Love Secret por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Aquí un nuevo capítulo =)

Espero y sea de su agrado.

Sin más que agregar les dejo leer.

Cap.17 Despedida

Miraba la pizarra como si esta fuera lo más impresionante jamás creado en el universo, no escuchaba nada de lo que decía el profesor en turno y las personas que estaban a su alrededor habían perdido completamente su interés. La hoja de apuntes estaba en blanco y el bolígrafo reposaba a  un lado de la libreta, regreso al mundo real cuando sintió como un objeto golpeaba su cabeza por detrás. Se sobo la zona afectada, bajando su mirada al piso y viendo un borrador desgastado color rosa pastel, levantándolo y leyendo el nombre que tenía escrito “Sakura”, volteo a ver el lugar en donde se sentaba ahora su amiga con el ceño fruncido, la joven solo le aventó una bolita de papel misma que atrapo Naruto y volvió a prestar “atención” al ejercicio que se estaban resolviendo. El joven rubio desdoblo con cuidado el papelillo leyendo solamente: “tenemos que hablar seriamente, si a los demás no les quisiste decir nada de mí no te libraras tan fácilmente. Te espero en el lugar de siempre antes de marcharnos y más te vale hacerlo porque ya sabes de lo que soy capaz. Con cariño yo”. Terminando de leer lo arrugo nuevamente y lo guardo en el bolsillo izquierdo de su pantalón, soltó un largo y pesado suspiro, haría lo que Sakura le pedía, no tenía ganas de hablar de ello pero parece ser que todos sus amigos ya se habían dado cuenta de su estado de ánimo tan anímico, además de que agradecía de que no le hayan presionado a decir palabra alguna por todas esas dos semanas transcurridas, pero sabía que de todos la que no iba a estar para nada satisfecha iba a ser la peli-rosa ya que entre ellos había algo mucho más fuerte que una simple amistad, y los demás lo sabían.

—  Joven Uzumaki, ¿puede pasar a resolver este diagrama?— Naruto respingo desde su lugar, no había prestado nada atención a la clase de química orgánica, observo rápidamente el diagrama, aspiro un poco de aire y se levantó directo hacia la pizarra, la ventaja de adelantar tareas y temas de estudios era esa.

-o-

— Naruto Uzumaki— dijo la peli-rosada mientras le entregaba una botella de té helado y se posicionaba frente al nombrado—me alegra que hayas venido por tu propia voluntad, ahora si dime, ¿qué sucede contigo? ¿Paso algo grave? ¿Minato está bien?

El rubio bajo la mirada, viendo el juguetear entre sus pulgares. Sakura estaba preocupada y él lo sabía, pero como contarle todo desde un inicio sin que esta se alterara y le viera mal o juzgaran a la persona que tanto ama. Las cosas no habían mejorado en su casa para nada, ya se iban  a cumplir veinte días y su padre le seguía aplicando la ley del hielo, bueno, se había ido a trabajar desde hace quince días y no se había comunicado con él en ningún momento, además de que después de la partida de Madara no había vuelto a tener alguna noticia de él.

— Sí, todo está de maravilla— levantó su mirada para posarla en la verdosa de su amiga, esbozando una sonrisa— gracias por la preocupación, ttebayo.

— ¿Por qué mientes Naruto?— habló un tanto dolida— puedes engañar a todos con esa sonrisa y actitud relajada, pero no a mí. Sé que estás sufriendo, y no solo ahora, lo has estado haciendo desde hace ya más de un par de meses. Para que somos amigos, hermanos, confidentes…

— Lo siento Sakura-chan— susurro el blondo— lamento todo esto, pero es de verdad difícil. Ni siquiera Sasuke pudo ayudarme en esto. No es que menosprecie tu ayuda y apoyo pero no lo considero suficiente.

Sakura abrió los ojos, sorprendida por lo revelado, relajando inmediatamente sus facciones y sintiéndose un poco ofendida. Una traicionera lágrima se deslizo sobre su mejilla, limpiándola con el brazo antes de que su amigo se percatara del cómo le dolieron sus palabras. Desafortunadamente para ella, Naruto se dio cuenta, atrayéndola hacia él, abrazándola y susurrándole repetidas disculpas que solo lograron que el llanto que estaba tratando de contener se liberara por ambas partes. Así estuvieron por un buen rato, hasta que ambos sintieron que ya era suficiente, la chica tomo asiento a un lado de su compañero, sacó el móvil y tecleo rápidamente para volver a colocarlo en su sitio.

— No te preocupes Naru, el día de hoy va a ser un día para nosotros dos. Así que en cuanto terminemos de aquí vamos a mi casa, ¿te parece bien?— dijo calmada y con una pequeña sonrisa decorando sus labios, el joven solo asintió en respuesta devolviéndole el mismo gesto.

— Papá está molesto conmigo, no me dirige la palabra desde hace más de una semana— comenzó diciendo, agarrando desprevenida a la fémina— me lástima su indiferencia, me duele y no sé cómo remediarlo.

— ¡Oh! Lo siento Naru— se disculpó sin saber porque realmente— pero ¿tienes alguna idea de cuál podría ser su malestar?

El joven doncel solo asintió, aspirando el aire necesario para revelar un poco de su verdad— es porque conoció a mi novio— las palabras salieron lentas y torpes. La joven se petrifico en su lugar, asimilando las palabras recién dichas por su amigo, ¿enserio había pronunciado aquella palabra? Pero antes de emitir alguna exclamación el rubio le gano— lamento no haberles dicho nada, pero quiero mantenerlo en secreto por un rato más.

Sakura dejó caer sus brazos derrotada, anhelaba saber quién había sido aquel varón capaz de captar la atención de una persona tan despistada como su rubio amigo, se pasó la palma de su mano a través de las hebras de su cabello para relajarse un poco. Le causaba cierta gracia lo realmente posesivo que podía ser el señor Minato con su hijo, pero no dirigirle la palabra por más de siete días eso ya era lago extremo— ¿no crees que tu padre exagera con eso de la ley del hielo?

El menor solo negó con la cabeza dejando más que confundida a su amiga, la chica quería preguntar más, su instinto o su intuición le decían que lo que Naruto apenas le conto es nada en comparación a lo que en realidad va el problema del asunto, pero ver lo mucho que le costó al menos decir una palabra relacionado al tema, sabía que ya no le iba a contar más de lo mencionado. El rubio miró su reloj de pulsera, poniéndose de pie y acomodándose el morral correctamente sobre la espalda, la joven Haruno le imitó quedando a su lado.

— Creo que ya terminamos aquí— dijo Naruto, mientras se encaminaba a la salida siendo seguido muy de cerca por su amiga— el sábado vamos al centro de videojuegos con los demás, ¿qué te parece?— volteó a verla con una resplandeciente sonrisa, la joven Haruno asintió animada, acelerando el paso para quedar a un lado de él y dirigirse los dos juntos a su casa.

-o-

Llegó a su casa cuando el reloj estaba marcando las veintiún horas con cuarenta y siete minutos, la residencia se veía en penumbras, catalogándolo a que su padre todavía no estaba en casa. Espero fuera hasta que el auto de su amiga se alejara lo suficiente para adentrarse al sepulcral silencio que rodeaba la casa. Dejo sus pertenencias en el recibidor y cerrando bien la puerta de entrada se dirigió a su habitación, checó su móvil para ver si tenía alguna llamada o algo por el estilo pero no tenía notificación de nada. Soltó un largo y triste suspiro, tomando su cambio de ropa para dormir e ir a tomar un baño, al menos este haría que se relajara y olvidara por unos momentos su malestar.

La ducha cumplió su objetivo, seco su cabello para después irse directamente a la cama y tratar de no pensar en nada que pudiera bajar más su moral, cerrando los ojos y relajando su reparación.

—Hoy es mi último día en Japón y solo me quería despedir correctamente de ti

Escuchó como le decía aquellas palabras, se había prometido internamente tratar de mostrar indiferencia, ya sabía que ese momento iba a llegar y quería hacer más “cómoda” la situación. Pero sus emociones le traicionaron y las lágrimas empezaron a deslizarse una por una a través de sus mejillas. Sintió como el mayor le abrazaba, palmeándole la espalda tratándole de dar consuelo. Se aferró al cuerpo de su pareja y dejo que el llanto fluyera, que se diera cuenta de cuanto le dolía su partida, sintiendo como el peli-negro le estrujaba más fuerte y un pequeño sollozo escapaba de su garganta.

Pasado un tiempo, Naruto se removió incomodo, alejándose lentamente del calor que le brindaban aquellos grandes y fuertes brazos. Madara le miro con infinito cariño, deslizando la palma de su mano sobre la mejilla del rubio, una vez que acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja. El rubio le miraba ansioso y triste, sin saber que hacer o decir.

— Me disculpo por como resultaron las cosas— dijo el Uchiha, haciendo una leve inclinación de cabeza— por no haber consultado la visita contigo y por no poder arreglar nada después de todo.

— No tendrías por qué estar disculpándote conmigo— susurró Naruto, dedicándole una tenue sonrisa—hiciste lo que creías correcto, aun sabiendo que te meterías en varios problemas conociendo el carácter sobre-protector de mi papá— bajó la mirada, tratando de contener el llanto que quería apoderarse nuevamente de él— yo también tengo la culpa, por no haberle dicho nada acerca de lo nuestro, por no aclararle a tiempo lo que tengo con Sasuke y por tratar de dejarte la responsabilidad a ti.

Tomó el mentón del rubio, obligándole a que levantara la cabeza y le mirara fijamente, sus miradas se cruzaron, contemplando los irises azules que tanto le fascinaban, su rostro se fue acercando lentamente al contrario, sin apartar la mirada, viendo como su joven pareja iba cerrando sus ojos lentamente, anhelando aquel contacto, un roce de labios, suave y lleno de afecto.

— Ambos somos responsables de nuestras acciones— susurró sobre sus labios— y como la pareja que somos hay que hacerle frente a todo aquello que se oponga a nuestra relación— Madara volvió a unir sus labios con los del contario, ejerciendo una suave presión sobre los mismos, con movimientos suaves que eran fácilmente imitados. Naruto levantó sus brazos para rodear el cuello del mayor y atraerlo más hacia él, sintiendo como este delineaba la comisura de sus labios con su lengua, pidiéndole permiso, mismo que le concedió sin ni siquiera pensarlo.

El beso se empezó a tornar un tanto más apasionado, el cuerpo de Naruto  poco a poco empezó a quedar recostado en el sofá, acomodando sus piernas a los costados del Uchiha  para darle mayor acceso y comodidad sobre su cuerpo. Rompieron el beso  cuando el aire empezó a hacer falta, sus miradas nuevamente se conectaron, contemplándose y diciéndose todo a través de las mismas. Madara empezó a repartir pequeños besos sobre todo el rostro de su pequeña pareja, logrando que esta se estremeciera y se sonrojara por tal acción. Sus manos empezaron a deslizarse, acariciando lentamente los brazos de su rubia adoración, bajando lentamente para acariciar los costados de su tórax y colar sus manos debajo de su ropa para hacer más íntimo el contacto.

Naruto por otro lado, disfrutaba de los besos que fueron descendiendo lentamente de su rostro hacia su cuello, en donde el peli-largo se encargaba de repartir besos un poco más pronunciados en aquella zona sensible de su anatomía y jugaba y lamía el lóbulo de su oreja. Mientras tanto él se dedicaba a acariciar su espalada y sus brazos, pasando de tanto en tanto sus dedos sobre la nuca y enredándolos en aquellas hebras de cabello negras, jalándolas cuando sintió como aquellas pálidas y grandes manos empezaban a repartir caricias sobre todo su pecho y como de tanto en tanto aquellos dedos traviesos jalaban un poco sus pezones. Trató de incorporase cuando empezó a sentir como el calor poco a poco empezaba a apoderarse de su cuerpo, apoyándose con sus manos para quedar levemente sentado. Madara le veía con las pupilas dilatadas por el éxtasis, las respiraciones de ambos eran lentas y pausadas, quedando embelesado por la imagen que captaban sus ojos, volvió a arremeter sobre aquellos sonrosados labios que parecía que le gritaban que los tomara nuevamente.

La ropa lentamente se fue deslizando de sus cuerpos hasta quedar regada por algún costado del sofá. Madara repartía suaves caricias y besos a través del todo el cuerpo de su pareja, tratando de memorizar cada parte y  haciéndole saber lo mucho que le amaba en ese momento. Oía los pequeños jadeos que provocaban sus toques, como aquel cuerpo vibraba cuando lamía y pellizcaba sus pezones y también del como su pareja se aferraba fuertemente a él. No quería llegar más lejos. Ambos tenían el torso descubierto y se repartían caricias a diestra y siniestra en aquella parte de su anatomía, pero no pudiendo contener más su impulso de querer escuchar algo más que aquellos excitantes jadeos, desabrocho aquel pantalón de vestir color beige, deslizándolos lentamente llevándose con ellos la ropa interior que traía puesta el doncel.  Las mejillas del rubio se tornaron más rojas por la vergüenza, iba a llevarse ambas manos a la cara no siendo capaz de hacerlo ya que el moreno le había proporcionado otro apasionado beso y tomaba con una de sus manos su miembro ya despierto.

Comenzó con el lento sube y baja a través de toda la extensión de su miembro, acariciando con su pulgar el glande que goteaba un poco de líquido pre-seminal, con su mano libre delineaba su espalda y acariciaba lentamente cada zona que recorría, mientras que con su boca succionaba y mordisqueaba la base de su cuello y hombros. De la boca de Naruto salían pequeños gemidos, seguidos de cortos suspiros y jadeos. Sus manos yacían aferradas en la espalda de su amado, trataba de acallar los vergonzosos sonidos que brotaba de su garganta, nunca se había sentido tan bien en su corta vida, podía sentir y apreciar todo el amor que le estaba demostrando el moreno, además del placer que también le estaba proporcionando al tocar de esa manera entre delicada, apasiona y brusca cada parte de su cuerpo. Sus brazos quedaron a un lado de su cuerpo, cuando el Uchiha se deslizo lentamente sobre todo su ser, dejando un rastro de saliva en cada parte que pasaba su lengua, deteniéndose en la parte baja de su vientre, dando cortos besos en alrededor para después tomar su miembro y engullirlo completamente en su boca. Sus manos trataron de aferrase a algo, siendo lo primero que encontraron la cabeza del mayor, enterrando y enredando sus dedos en esa abundante cabellera, los gemidos salían con más fuerza de su garganta, llevando su mano derecha en forma de puño hacia su boca para tratar de retenerlos un poco. Cuando sintió que ya estaba a punto de correrse fue cuando el mayor se detuvo y le miró fijamente, sin querer frunció el ceño inconforme, viendo como este le regalaba una sonrisa ladeada y empezaba a desabrocharse los pantalones. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver como la hombría de su pareja era liberada de aquella prisión de tela, sus mejillas que ya no podían estar más sonrosadas, adquirieron un color más profundo esparciéndose el sonrojo por todo su rostro, su respiración se hizo más lenta y sus pupilas brillaban de excitación.

— Te amo, Naruto— dijo Madara mientras se volvía a colocar sobre el nombrado, Naruto soltó un suspiro y ladeo su cuello cuando sintió como le depositaban un beso en el mismo y tomaba su miembro para volver a masturbarlo.

— Yo también te amo— susurró, aferrándose más al cuerpo de su pareja, disfrutando de cada caricia que era repartida sobre su cuerpo.

Madara sentó a Naruto sobre su regazo, quedando ambos mirándose de frente, besó sus labios delicadamente, deslizando sus manos a través de su espalda y llegando a sus glúteos, en donde con ambas manos los tomo y apretó acercándolo más a su cuerpo. Dejó que su hombría rozara  sus nalgas y que este recargara su cabeza sobre su hombro, todo sin dejar de acariciar el pene de su pequeño y repartirle pequeños besos. Empezó a simular embestidas, deslizando su hombría entre aquellos redondeados y respingados glúteos, sacando suspiros de placer en su acompañante. Los movimientos empezaron a hacerse más rápidos, tanto los de su mano que se dedicaba a estimular el miembro del rubio, y el movimiento pélvico, logrando así que el menor llegara primero a su orgasmo, derramando su blanca esencia sobre su pecho y vientre, mientras que él momentos después alcanzo su propio placer luego de un roce más insistente, derramando su semilla sobre sus piernas y parte de la espalda de su amado.

Los dos inhalan y exhalaban lentamente, tratando de regularizar su respiración. Naruto escondió su rostro en la base del cuello del mayor, envolviéndolo con sus brazos y aferrándose a su cuerpo, temiendo que este desapareciera en cualquier momento. Madara por otro lado imito el mismo gesto de su pequeño, apretujándolo contra su cuerpo y transmitiéndole de esa manera lo mucho que le amaba. Estuvieron así por un largo tiempo, hasta que empezaron a sentir la brisa fresca de la tarde. El rubio se alejó, sintiendo vergüenza por su estado y tomando rápidamente su ropa para ponérsela inmediatamente, el azabache miraba entretenido las reacciones del menor, colocándose también su ropa.

— Ve a tomarte una ducha y después te llevo a tu casa— dijo Madara, mientras trataba de limpiar y acomodar el desorden que ambos hicieron señalándole las escaleras que conectaban al segundo piso.

Un estruendoso ruido proveniente de la planta baja hizo que se levantara de golpe. Miro la pantalla de su móvil, cegándose por unos instantes gracias al alto brillo de la misma, notando que eran apenas las cuatro de la mañana. Volvió a escuchar como removían al parecer trastes en la cocina, tomando el bate que descansaba debajo de su cama, se armó de valor y salió de su recamara. Se asomó por el barandal, viendo que la luz de la cocina efectivamente estaba encendida, con pasos lentos y silenciosos se dirigió a la misma. Con el bate en alto y una gran determinación, empujo con fuerza la puerta de la cocina, viendo que el intruso no era ni nada más y nada menos que su padre.

— ¿Papá, que haces?— dejó el bate en la entrada de la puerta, dirigiéndose directamente hacia su progenitor que se encontraba de rodillas, sosteniéndose del fregadero— ¿qué te sucedió?— al acercarse pudo captar el penetrante aroma a alcohol— ¡estas ebrio!

— No estoy ebrio, solo todo me da vueltas— levanto su dedo, dando a entender que no lo estaba, cuando la realidad era justamente lo contrario y su voz se escuchaba torpe— solo quería un vaso de agua.

Naruto ayudo a su padre a levantarse, dirigiéndolo a la silla y sentándolo en la misma. Se encamino a darle el vaso de agua que tanto pedía a través de murmullos y a buscar de paso una pastilla para evitar la resaca. Una vez hecho eso, se sentó del lado justo en donde podía ver de frente al mayor, viendo cómo se tambaleaba en la silla y de repente sonreía o hacía diferentes muecas.

— Se supone que llegabas ¿ayer? En la tarde— comenzó diciendo el menor, sonando sin querer reprendedor— y llegas a estas horas de la mañana y lo peor de todo borracho.

— Ya te dije que no estoy ebrio, y además no eres mi madre para reclamarme mis horas de llegada. Soy un adulto responsable y se cuidarme solo— sus labios formaron una sonrisa burlona, soltando después una pequeña carcajada, Naruto en vez de causarle gracia se cruzó de brazos y lo miraba seriamente— no te pongas así, te pareces a tu madre cuando te enfadas— y volvió a reír, levantándose torpemente de la silla para encaminarse a su habitación.

El más joven de los dos lo siguió de cerca, tratando de agarrarlo para evitar que se cayera, pero siendo rechazado por un manotazo— ¿dónde andabas?— se atrevió a preguntar, recibiendo como respuesta una mirada molesta de su progenitor. Llegaron a la habitación principal, Minato se empezó a quitar la ropa, quedando solamente en interiores, cuando Naruto vio que se había ya acomodado en la cama estaba dispuesto a salirse y dejarle dormir, pero no lo hizo cuando escucho como su padre empezaba a hablar de nuevo.

— Tú si quieres saber a dónde ando y porque llegó en este estado— se acostó sobre su espalda, estirando sus extremidades y mirando el techo— pero tú no me pudiste decir nada de aquel día en que llegaste tarde—  guardo silencio, dejando al menor con duda— a pesar de que te prohibí verlo y a él que se acercara, ambos desobedecieron mi orden— lanzó un bufido y giro sobre su cuerpo para darle la espalda a su hijo— esperaba que me dijeras acerca de aquel día, que confiaras un poco en mí, pero no me dijiste nada, me tuve que enterar por otro lado. Vete, al rato hablamos quiero dormir.

Naruto se quedó ahí de pie, porque a pesar de que la habitación se encontraba ya a oscuras, espero a que su padre se quedara dormido. Una vez que vio cómo su respiración se volvía acompasada y su cuerpo se relajaba, fue que se marchó directamente hacia su recamara.

-o-

—  Cuando cumplas la mayoría de edad vendré a buscarte— comenzó a decir Madara, mirando fijamente al menor  a los ojos y tomando una de sus manos— no quiero que me prometas nada, sí encuentras el amor en alguien más lo entenderé y eres libre de hacerlo, así que no te reprimas por ello. Solo quiero que sepas que te amo y así será siempre— acarició la mejilla del menor, limpiando con el pulgar las lágrimas que poco a poco empezaban a fluir— hable con tu padre— hizo una pausa, tomando el aire necesario para poder continuar— me dijo que para tener su aprobación una de las principales normas era que no volviera a tener ningún tipo de comunicación contigo en lo que cumplías los veintiún años, nada de mails, mensajes SMS, llamadas, cartas, fax o cualquier medio de comunicación que se te venga en mente, y para que vea que respeto su decisión he optado por hacerlo.

—  Entiendo— dijo entre sollozos Naruto— papá todavía no me dirige la palabra, pero comprendo su punto. Hasta  creo que cuando yo sea padre actuaría de la misma manera— soltó una pequeña risa, tratando de hacer más armonioso el ambiente que se había formado entre ellos— pero te juro que mis sentimientos por ti no cambiaran por nada del mundo—trato de formar una de sus más grandes sonrisas, levantando ambos pulgares en alto y con una gran determinación en la mirada, aunque las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas.

— Te amo— repitió Madara, acercándose a su pequeño y depositándole un suave beso como despedida— es mejor que te vayas, está atardeciendo.

Naruto asintió automáticamente, ya que no se quería alejar de su pareja, volteo a ver a través de la ventana como el cielo se estaba pitando de anaranjado, indicando la entrada del atardecer. Regresó su mirada hacia el moreno, regalándole una pequeña sonrisa y una leve reverencia antes de descender del vehículo. Con su brazo se limpió el rastro de lágrimas y moviendo su mano se despidió del Uchiha, caminando rápidamente hacia su casa para hacer menos dolorosa la despedida. Madara arrancó el auto cuando perdió de vista a su joven rubio.

Los primeros rayos del sol se colaron a través de la ventana, levantándose de golpe. Miró el reloj despertador que descansaba en su cómoda, viendo que ya pasaban de las siete de la mañana. Al parecer ese día había faltado a clases. Dejó caer su cuerpo nuevamente sobre el mullido colchón, estirando sus extremidades y viendo al techo, soltó un corto suspiro y cerró los ojos, rompería su récord de asistencia y les daría el crédito a los engreídos del ala este.

Perezosamente se levantó, yendo al  baño para acicalarse un poco y por consiguiente bajar. Cuando llegó a la cocina, se dio cuenta que su padre estaba de espaldas, haciendo al parecer unos deliciosos hot-cakes por el  característico aroma, sin ni siquiera pensarlo, meditarlo o pensar en sus acciones se aferró a la cintura del mayor, como cuando era un niño y se quería disculpar por sus travesuras.

Minato se sorprendió por el repentino contacto, levantando la pequeña pala al aire y dejándola a un lado al reconocer el tacto de su pequeño. Desenredo los brazos que le estaban rodeando delicadamente, sacando de onda al menor que solo pudo componer una expresión triste y decepcionada que no pasó desapercibida para el mayor, que poniéndose a su altura le envolvió con sus brazos aceptando esa muda disculpa. Naruto correspondió el gesto, soltando algunas lágrimas de felicidad y susurrando repetidas veces disculpas por su actitud. Se separaron cuando el característico aroma a masa quemada llego a sus fosas nasales. Minato con una expresión alarmada fue a atender el sartén que estaba sobre la estufa y Naruto soltaba una “ligera” carcajada cuando su padre con una dramática expresión tiraba el chamuscado pan al cesto de basura.

Notas finales:

Gracias por leer. :)

¡Les quiero!


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