Otra discusión de las miles que poblaban sus vidas desde que se conocieron convirtiendo su convivencia en un infierno.
Sino no era porque se había dejado el grifo de la ducha abierto era porque le había interrumpido su trabajo con un gesto cariñoso y así otra vez Shuichi era expulsado del cuarto que compartían para acabar en el sofá llorando de impotencia mientras su cabeza se llenaba de mil preguntas ¿Por qué era así con él? ¿Es que acaso tan mal expresaba el amor que sentía por él que no lo dejaba vivir en paz? ¿Entonces si era así porque no lo echaba de su vida de una vez?
Al otro lado de la casa el escritor tecleaba sus últimas palabras de su novela.
Esa misma noche Shuichi decía dócilmente a las disculpas de Yuki acabando como siempre en un falso ritual de amor donde los dos interpretaban el papel de dos amantes que se deseaban pero Shuichi sabia que tan pronto como la actuación llegara su fin él acabaría en un segundo plano en la vida de su pareja.
Aquella mañana el pelirosa se había levantado antes y mientras miraba el café que su taza contenía tomó una decisión que tenia que llevar acabo antes de que el escritor saliera de su cuarto.
-¿Podemos hablar?-preguntó el cantante asomando su cabecita por el cuarto de los dos.
-Ahora no-dijo el escritor tajantemente sin apenas mirarlo.
-¡¡Pues yo quiero hablar ahora!!!! –Dijo enfado el más joven-¡¡¡Nunca tienes tiempo para nada!!!!
Shuichi hartó de la indiferencia del que se supone que era su pareja empezó a chillarle todo lo que su corazón sentía le daba igual que el escritor se enfadara al fin de cuentas Yuki siempre se enfada por cualquier tontería, ahora le tocaba demostrarle a él que el también tenia carácter.
Eiri se enfadó mucho ante aquel reclamo por parte de su amante aunque sabia que era verdad lo que el chico le decía.
Aquello reclamos fueron la pieza que derrumbo la pirámide de su paciencia y con toda la rabia acumulada por problemas con la editorial su pasado y una pizca de su habitual mal carácter Yuki pagó toda su frustración con Shuichi acusándole de muchas cosas de las el joven no tenia que ver.
Dolido por las palabras de Yuki Shuichi salió corriendo del cuarto a esconderse en algún lugar de la casa donde Eiri tardará en encontrarlo.
Shuichi no sabia el tiempo que había pasado desde que había salido corriendo de la habitación pero la demora de Eiri por buscarlo se hacia demasiado larga, podía estar toda su vida escondiéndose tenia que hablar con su pareja y aclarar las cosas hoy era el día definitivo en que su futuro se iba a elegir.
Buscó a Yuki por toda la casa pero no lo encontró se le hizo raro que hubiera abandonado su ordenador ¿habría salido?
Se encaminó al cuarto que compartían para ver si le había dejado una nota .Abrió la puerta despacio y la escena que vio le dejó helado.
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Eiri estaba sentado en la cama mirando al espejo que había en la pared quedaba en frente del lado donde el rubio dormía. La expresión de su cara reflejaba pánico de la imagen que tenia en frente.
Shuichi se acercó con cuidado y se quedó mirando en la misma dirección que los ojos de su amante pero no vio más que su propio reflejo, por mucho que miraba no encontraba la imagen que tan asustado tenia a su pareja. Se sentó a su lado y esperó al que el rubio reaccionara dándose cuenta de su presencia.
-¿Yuki que has visto en el espejo?-preguntó bajito el más joven.
-Un demonio –dijo el escritor sin apartar la vista del espejo.
-¿Un demonio?¿Un demonio en el espejo? anda ya seguro que a sido algún reflejo de luz en el espejo-dijo el pelirosa tratando de calmar a su pareja-Los demonios no existen solo son producto de la imaginación de la gente. Además...
-Si que existen tu convives con uno-dijo Yuki.
Shuichi se quedó parado ante la contestación de su pareja no sabia que decirle.
-Yuki tu…tu no eres ningún demonio
-Si que lo soy-dijo el rubio mientras por sus mejillas corrían la grimas fugitivas de sus ojos-El espejo me lo a enseñado, me ha enseñado en que me convierto cuando me enfadó, en un demonio en un demonio que solo piensa destruir incluso lo que más quiere sin poder controlarse.
El pelirosa se quedó callado .Nunca pensó que llegaría en que el escritor abriría los ojos dándose cuenta del infierno en el que vivían.
-No eres un demonio solo que tienes tu genio-dijo Shuichi con una pequeña sonrisa pintada en sus labios.
-¿Cómo puedes vivir conmigo Shuichi?¿No tienes miedo?-preguntó Yuki-Cuando …me he visto reflejado en el espejo después de que salieras corriendo no me lo podía creer dentro del espejo había ser horrible y luego poco a poco me he dado cuenta de que ¡¡¡era yo aquel que estaba reflejado!!!.
El pelirosa se quedó en silencio mientras el rubio narraba los hechos del encuentro con su reflejo .Shuichi no relacionaba al Yuki de siempre con ese humano vulnerable que se volvía transparente como el agua al contarle sus temores y sentimientos como nunca lo había hecho.
-¿Cómo puede ser que aguantes estar conmigo después de cómo te trato?-dijo el rubio sin dejar de llorar.
-Es fácil-dijo Shuichi sonriendo porque yo te quiero tal y como eres.
El rubio lo mira sorprendido Dios le mandado un ángel una oportunidad para no arder en el infierno, un sello para controlar su maldición su carácter ¿Por qué no se dio cuenta antes?
Yuki coge a Shuichi y lo abraza fuerte como si en cualquier momento se fuera a desvanecer mientras le susurra todos los sentimientos que jamás a tenido el valor de decirle.
El menor sorprendido ante el gesto de su amante le devuelve el abrazo
El reloj de pared marca que el tiempo va pasando pero ahora eso no importa, el teléfono suena, el timbre protestó varias veces y aun había trabajo que hacer pero para ellos el mundo no existía ahora solo ellos dos tumbados en la cama mientras Yuki observaba a su salvador que se había quedado dormido entre sus brazos y el cual parecía no quererlo soltar.
Yuki mira el espejo, ya no ve a un demonio que aterroriza a un humano si no a un bello ángel enviado para salvar a un mortal de caer en el infierno
Yeee hola este es un pequeño fic que se me ocurrio cuando pensaba demasiado espero que os guste.