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Perfecta imperfección por Jeremy Crouse

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Notas del fanfic:

Fanfic que por cuestiones personales borré, pero ahora puede volverlo a subir. Espero les guste.

Notas del capitulo:

Oneshot basado en desordenes alimenticios visto desde la persona que lo padece. 

KaiSoo.

El juego había comenzado y él estaba listo para comenzar la batalla.

¿Su enemigo? Su propia mente.

¿Las marcas? En su piel.

Él tenía en sus ojos la alegría, en su sonrisa mostraba una paz interna tan grande que era imposible no sentirse estable estando junto a él. Su voz expresaba el canto de los ángeles, tan capaz de tocar el alma de las personas con tan solo una nota. Pero el destino cambia y juega, tu mente se confunde y tu alma se pierde dentro de ella.

Tal vez fue ese comentario estúpido mientras comía una tarta de chocolate. Tal vez fue su hermano burlándose de él cuando su ropa empezó a quedarle chica. Tal vez fue chocar con un espejo y atraparse en un espejismo, un espejismo que mentía.

Tan solo era un chico de dieciséis con un poco de peso extra; tan lleno de vida estaba él, sabia tan bien valorar los pequeños momentos que la vida le daba, pero ahora su vida se había apagado, poco a poco, tan lento que nadie noto cuando su sonrisa se borró, cuando corría al baño en cuanto terminaba de comer. Nadie notó que cambió su belleza por huesos, cambió su vida por un infierno que arrastraría hasta morir.

Cuando su madre se dio cuenta de los juegos de su pequeño Kyungsoo se lamentó, pero a pesar de sentir que estaba fallando como madre, aun podía intentar salvar el alma herida de su hijo.

-Mi amor, estoy contigo. Saldremos de esto juntos.- dijo la primera vez que entró al baño de Kyungsoo sin avisar y vio su cuerpo desnudo.

Él estaba en los huesos.

El tiempo siguió avanzando, cuatro años de miedo a la comida. ¿Dónde estaban sus metas, sus sueños, su alegría? Él había perdido todo ganando una felicidad instantánea que era perder peso.

-¿En qué momento mande mi vida a la mierda?- pensó mientras volvía a ver su apartamento vacío.- Quiero curarme pero no quiero subir de peso, maldición.

Sus amigos se habían alejado de él, lo veían desmejorado y criticaban sus defectos, él se daba cuenta y reaccionaba con su cuerpo. No reía, no lloraba, no se sentaba, se levantaba y así quemaba calorías.

El amor dejó de importarle cuando decidió ese estilo de vida que no incluía calorías, pero si dos dedos en su garganta.

-Kyungsoo, ten.- su doctor tendió su mano con una tarjeta de presentación.- Es un amigo mío que es un muy buen psicólogo y es especialista en desórdenes alimenticios, por favor, ve a verlo aunque sea una vez.

Al salir del hospital con la misma información de siempre <osteoporosis en avance, gastritis>, decidió hacerle caso a su doctor, ¿Qué más podía perder? 

-Hola, soy Do Kyungsoo. Me ha mandado el doctor Lee, tengo cita con el psicólogo Kim.- la recepcionista se sorprendió al ver a un chico tan delgado que, con un poco de peso seria en demasía atractivo.

-S…si, pasa, por favor.- Kyungsoo suspiró, estaba acostumbrado a esas miradas. Asintió y se dirigió a la puerta que estaba al final del pasillo.

Toco un par de veces y una voz un tanto gruesa pero suave lo invitó a pasar.

-Tú debes ser Kyungsoo. Dime, ¿Qué te trae por aquí?- Kyungsoo se quedó un momento shokeado, era la primera vez en cuatro años que alguien le llamaba la atención, pero es que ese hombre frente a él era simplemente hermoso. Era obvio que ese hombre frente a él sabia el porqué de su visita, tanto por su físico tan frágil como por ser amigo de su doctor. Suspiró.

-El doctor Lee me recomendó venir aquí.

-¿Por qué crees que el doctor Lee haya echo eso?- dijo en un tono más cálido.

-Supongo que aún tiene esperanza de que lo que me ocurre se detenga.

-¿Y qué te ocurre? ¿Cuál es tu enfermedad?

-Anorexia nerviosa con ataques de bulimia.- Kyungsoo no se sentía tan incómodo como creía que estaría, pero aun así jugaba con sus dedos.

-¿Qué edad tienes?

-Veinte años.

-¿Cuánto llevas haciéndote esto?

-Cuatro años.

-¿Qué te llevo a tomar esta decisión?

-Estaba gordo.

-¿Y qué pasa con que estuvieras gordo?- cruzó sus dedos frente a él.

-Quería perder peso.

-Si querías perder pudiste cortarte un brazo o una pierna, habrías perdido mucho peso.

Una larga platica se desato entre ambos chicos, Kyungsoo nunca se había abierto de esa manera antes. Las interrogantes que ese psicólogo le hacía eran por mucho, más distintas a las interrogantes que cualquier médico le hubiera hecho anteriormente.

¿Realmente valía la pena dejar de comer?

¿Realmente quería que su vida acabara así? Si se dejaba llevar, el sería el único culpable, estaba claro.

-Kyungsoo, quiero agradecerte por abrirte conmigo y tenerme confianza. En agradecimiento, por favor, vuelve a venir cuando gustes, la consulta será gratis porque me nace ayudarte.

Ese fue un día en que Kyungsoo sonrió honestamente un instante, un instante que fue eternamente rápido.

-

Noches de insomnio y mala autoestima.

Kyungsoo fumaba un cigarrillo en la ventana de su habitación mientras su mente lo torturaba nuevamente. Si tan solo su mejor amigo, Luhan, no se hubiera ido en cuanto se enteró de su enfermedad, tal vez sería diferente la situación actual. Pero, entre más tiempo estuvo sin Luhan y su enfermedad lo consumía más, se dio cuenta de algo, ya no había manos que pudieran salvarlo y las que podían hacerlo no eran tan fuertes como para no caer con él, si se iba a hundir se hundiría solo.

Un par de antidepresivos y a dormir.

-

Las consultas con el psicólogo Kim Jongin cada vez eran más frecuentes, hasta que cierto día no fue una consulta el motivo del que Kyungsoo viera a Jongin, era más bien algo que la gente normal llamaba ¨cita¨. Cita que se dio en el apartamento de Kyungsoo y termino en suaves besos con ese hombre mayor que él por seis años.

Para Jongin, Kyungsoo era una persona que, aun estando tan atrapado, era especial y sus ojos aún tenían esa chispa que se veía que hace algunos años era aún más resplandeciente. Tocar el cuerpo de Kyungsoo no le daba repugnancia ni mucho menos, aunque sintiera que pudiera romperse, el aprendería a tocar la porcelana sin romperla.

-Aléjate de mí, no quiero que sufras por mí.- llevaban seis meses de novios y la situación de Kyungsoo era la misma.

-Nunca me alejare de ti. Sé que tu no dejaras de hacer lo que haces, y pase lo que pase yo estaré contigo hasta el final.- Jongin atrapo a Kyungsoo en sus brazos y lo aprisiono sin querer dejarlo ir… nunca.

Kyungsoo lloró, amaba a ese hombre y quería curarse y ser feliz junto a él, pero su enfermedad era una adicción tan fuerte que le podía.

El invierno fue el más frio de todos, invierno que Kyungsoo por primera vez en cuatro años no pasó solo. Fue increíble la forma en que logró tener fuerzas de hacer el amor en brazos del amor de su vida, como su cuerpo tan frágil fue capaz de soportar por estar y complacer a ese hombre. Pero a pesar de quererlo, no era suficiente para que su enfermedad no lo consumiera completamente.

Llegó la primavera, que sirva de ejemplo su corta carrera.

Las flores más bellas se secan si se empeñan en partir.

-¡Kyungsoo! ¡No! ¡Por favor!- Jongin cayó de rodillas en el suelo de la sala de espera. Sus lágrimas salían vivazmente y su corazón podría detenerse en cualquier momento. Junto a él su suegra y su cuñado, en un mar de lágrimas.

-Traigan una camilla, ¡Rápido!- la madre de Kyungsoo tenía la presión alta y no podía respirar bien.

Es irónico pensar que un psicólogo ahora tenga que tomar antidepresivos, que su mejor amigo ahora se lamente por no haber estado ahí los últimos momentos.

Todas esas personas que amaron a Kyungsoo se sentían culpables, era como si hubieran estado viendo a una persona caer y a pesar de que extendieron sus manos, esa persona cayo, si tan solo la hubieran extendido más.

Kyungsoo sin darse cuenta, cumplió con un pensamiento que lo atormento los primeros dos años ¨si muero, al menos moriré delgado¨.

Hay que ser muy cruel para hacer creer que no hay que comer para tener un cuerpo perfecto. Hay que ser muy cruel para hacer creer que vale la pena dejar de comer.

-Jongin.-

Esa maldita obsesión por mejorar tu figura te llevo a desvariar hasta la locura, por esa maldita obsesión que te aparto de mi vida.

Hoy es tu cumpleaños, hoy cumples veintiuno, no estás conmigo, pero aun te siento aquí. 

Tantas grandes cosas nos quedaban por vivir que al pensar en la anorexia veo lo absurdo de existir.

Y yo aún sigo extrañándote, ¿a quién quiero mentir?

Notas finales:

Principalmente, gracias por leer! 
Desearía saber sus comentarios respecto a este oneshot o si fueron de los que lo leyeron la primera vez que lo subí.


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