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This Love por Bloqued 1

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Notas del fanfic:

Kuroko No Basuke no me pertenece. Es propiedad de su autor Tadatoshi Fujimaki.

La canción This Love no me pertenece. Es propiedad de Adam Levine y la banda Maroon5

Notas del capitulo:

Había una única regla entre ellos: no podían enamorarse.

I was so high I did not recognize

The fire burning in his eyes,

The chaos that controlled my mind.

 

(Estaba tan excitado que no me dí cuenta

Del fuego ardiendo en sus ojos,

Del caos que controlaba mi mente.)

 

 

Volver a sentir aquella suave y delicada piel debajo de sus manos era el mejor regalo que podía estar recibiendo en ese momento. El sabor del interior de su amante era el dulce que más le gustaba probar con su lengua y, al ya no verse privado de él, iba a degustarlo como más quisiera.

Habían pasado más de cinco meses desde la última vez que había podido marcar ese cuerpo como suyo y ahora, antes de hacerlo nuevamente, iba a disfrutarlo de la mejor manera y lo más que podía.

Los gemidos ajenos eran una maravillosa melodía que inundaban sus oídos, llevándolo al lugar más lejano del mundo, logrando que se olvidara de todo lo que lo venía acongojando durante el tiempo que estuvieron alejados.

Deslizó su húmeda lengua por aquel escultural abdomen hasta llegar al blanquecino pecho y atrapar entre sus dientes uno de los rosados y erectos pezones, provocando que el otro arqueara su espalda de forma exagerada, dejando salir un erótico jadeo como respuesta a semejante acción.

Decidió levantar la mirada, solo para molestar al más bajo, y deseó nunca haberlo hecho.

—Aominecchi. — susurró con lujuria Kise, clavando sus orbes doradas en los zafiros ajenos, dejando a la vista el enorme placer que lo tenía prisionero.

Por primera vez, desde que habían empezado esa difícil relación, jamás había visto esos ojos, al menos no de la forma en lo que los veía ahora.

Era oro líquido, caliente, oscuro. Aquel joven piloto de cabello rubio y de facciones delicadas y femeninas estaba desesperado por algo y él no podía comprender qué.

El simple hecho de oírlo de esa manera, de saber que el cuerpo ajeno seguía reaccionando a sus estímulos como siempre, le bastó para dejarse llevar por la enorme bestia que tenía enterrada muy en lo profundo de su pecho y que no había salido desde la última vez que habían tenido relaciones.

Dejó de intentar descifrar qué era lo que Kise quería decirle con aquellos ojos y se colocó sobre él para atacar su cuello con mordidas y lamidas mientras encerraba el miembro ajeno entre sus delgados, largos y morenos dedos.

—Hazlo. — demandó el rubio, abriendo las piernas por instinto y enredando las mismas alrededor de la cadera ajena, acercándola a la suya, provocando que la virilidad de Aomine a penas rozara su entrada.

El peliazulado gruñó cual pantera contra su oído y soltó el pene del más bajo para tomar el propio y posicionarlo contra aquel mojado y contraído anillo musculoso que había preparado solo con su lengua.

La intromisión fue dolorosa pero el hecho de sentir ese calor inundar su ser opacaba todo lo malo del sexo entre hombres. Sus caderas se movían por inercia, al igual de las del moreno, que ya no podía controlarse y ni siquiera recordaba cómo se llamaba.

Cada día que pasaban separados era una tortura, las pieles de ambos se secaban y sus labios se agrietaban como si se encontraran en el desierto más seco y caluroso del mundo.

Pero su acuerdo era estricto. Solo sexo, nada de besos ni nada de palabras amorosas. Aquel que se enamorara sería desterrado de aquel juego y no habría posibilidades de poder retomarlo desde cero.

 

 

Whispered goodbye and he got on a plane

Never to return again

But always in my heart

 

(Susurró ‘adiós’ y se subió a un avión

Para no volver nunca más

Pero quedándose por siempre en mi corazón.)

 

 

 

Se le estaba haciendo tarde para llegar al aeropuerto y tomar su vuelto a tiempo, pero Aomine se rehusaba a dejarlo salir de la cama.

El moreno, obstinado y caprichoso, como siempre lo había sido, desde que se conocieron en la secundaria, siempre hacía la misma escena cuando ambos sabían que el fin era inevitable.

— ¿Cuándo volverás? — indagó el más alto, deshaciendo el agarre de la cintura ajena y apoyando su codo sobre el mullido colchón para luego colocar el perfil de su cara sobre la palma de su mano.

—No lo sé. — había sido la escueta respuesta del rubio mientras se colocaba el saco de piloto sobre su camisa blanca.

Y es que, siempre estaba esa incertidumbre. Pero era justamente por eso que Daiki seguía presente para Ryouta a pesar de las dificultades.

Al principio se excusaba diciendo que a él siempre le habían atraído los retos, y qué mejor reto que no saber si podrás mantener a tu pareja a tu lado.

Pero luego de la confusa mirada que había recibido del piloto, algo en su mente le decía que aquella excusa estaba perdiendo validez.

Como un rayo, Kise besó los labios ajenos de forma fugaz, saliendo por la puerta de la habitación y dejando detrás de sí un Aomine taciturno que se dejó caer sobre el colchón, posando su mirada en el blanco techo y acariciándose levemente la zona besada anteriormente.

—Creo que terminaré perdiendo. — susurró con una sonrisa socarrona pensando en que finalmente él, el gran Aomine Daiki, había caído rendido ante aquel sentimiento que, bien sabía, tenía que evitar.

 

 

This love has taken its toll on me

He said goodbye too many times before

And his heart is breaking in front of me

I have no choice cause I won't say goodbye anymore

 

(Este amor ha cobrado su precio en mí

Él dijo ‘adiós’ tantas veces antes

Y su corazón está rompiéndose frente a mí

Y no tengo opción porque no diré ‘adiós’ otra vez.)

 

 

 

Por petición de Ryouta, el amor estaba prohibido entre ellos. Según el rubio, porque él no podía hacerse cargo de alguien en ese momento de su vida; era mentira y Aomine lo sabía.

No era verdad que Ryouta no tenía tiempo para el amor, simplemente es que no quería tenerlo porque temía enamorarse de nuevo.

¿Por qué razón? Haizaki Shougo.

No hace falta aclarar que el modelo temía volver a enamorarse porque aquel idiota, el cual también compartió la secundaria con él, lo había engañado infinidades de veces, dejándolo como un ingenuo en frente de todos.

Era justamente por eso que el rubio había prohibido la presencia de aquel sentimiento que tanto lo había hecho sufrir en el pasado.

Pero Daiki era muy idiota —en todos los sentidos — y no había podido evitar caer ante los encantos de tan maravillosa persona que había cautivado su corazón desde el primer momento que lo conoció, cuando iban a la misma secundaria.

Sabía que no sería aceptado, sabía que Kise no iba a corresponder sus sentimientos para luego correr a sus brazos y comenzar a salir como una pareja normal. Pero también sabía que el rubio sufría una fuerte contradicción dentro de sí mismo.

Porque, si no, ¿qué había sido aquella miradita durante el acto sexual? ¿Qué tipo de sentimientos quería expresar con aquellos ojos color ámbar que tan loco lo volvían?

Lo conocía mejor que nadie. Había presenciado una y cada una de las reacciones del otro como para saber qué era lo que le estaba ocurriendo a su amante.

Kise también se había enamorado de él pero era obvio que no iba a decirlo en voz alta por el mismo motivo que Aomine lo estuvo manteniendo en secreto durante tanto tiempo.

—Solo queda una cosa por hacer. — se dijo a si mismo mientras se miraba al espejo y se preparaba con su uniforme de policía.

Porque asi se habían vuelto mucho más cercanos y habían podido entablar aquella relación que rondaba entre el noviazgo y amigos con derecho a roce.

Aomine, al mismo tiempo que Kise comenzó a trabajar como piloto en una de las más importantes aerolíneas japonesas, había comenzado a ser parte de la seguridad del aeropuerto donde el rubio comenzaba sus vuelos y donde los finalizaba.

El plan era simple. Lo provocaría, obligaría a Kise a confesarse ante él. Ya que el rubio era el que había impuesto tan disparatado contrato, era obvio que no iba a poder convivir con una contradicción como aquella y terminaría cediendo ante él, dejándolo como un ganador.

 

 

I tried my best to feed his appetite

Keep him coming every night

So hard to keep him satisfied

 

(Hice lo mejor para saciar su apetito

Lo mantenía viniendo cada noche

Fue difícil mantenerlo satisfecho.)

 

 

 

Pero como no todo en esta vida es fácil, Aomine tuvo que hacer sus mejores jugadas, hasta llegar al punto de poner en riesgo su puesto de trabajo, teniendo relaciones con el rubio piloto en uno de los baños del aeropuerto.

—Aaah… Aominecchi… — gemía Kise mientras sentía como el moreno lo embestía por atrás, logrando que el choque entre su trasero y los testículos ajenos creara el sonido más morboso y satisfactorio que jamás había oído en su vida. —De-Debo irme o… Aaah…

—Solo un poco más. — exigió el peliazulado, aumentando la velocidad de las arremetidas para llegar al tan preciado orgasmo.

Sabía que Kise, luego de ese vuelo, tendría unas merecidas vacaciones de quince días donde podría tenerlo para él. Pero la desesperación, la ansiedad de lograr que el rubio se declarara de una buena vez, era más fuerte que él. Volviéndolo irracional y llevándolo a hacer cosas como aquellas.

Presionando el cuerpo ajeno contra la puerta del pequeño cubículo, levantó la pálida pierna y buscó llegar más profundo al interior de Ryouta, teniendo éxito y sintiendo con placer como su pene era apresado por aquellas paredes que tan bien conocía.

El sudor, el aroma de ambas pieles mezclándose en aquel mar que conllevaba el hecho de tener sexo era algo que siempre los iba a tener embriagados. No importaba cuantas veces lo negaran, lo suyo era mucho más complejo que un par de noches de satisfacción. No había palabras ni besos de por medio, pero es que tampoco hacía falta. No podían admitir en voz alta sus sentimientos pero tampoco podían evitar que sus cuerpos los delataran.

 

 

Keep playing love like it was just a game

Pretending to feel the same

Then turn around and leave again

 

(Seguimos jugando al amor como si fuera un simple juego

Fingiendo sentir lo mismo

Para luego dar media vuelta y alejarnos de nuevo.)

 

 

 

Habían sido los mejores quince días de su vida. No había una sola esquina de su casa que no le recordara la forma en la que había tomado el cuerpo de Kise, y no solo por las noches.

Su perfume, su presencia, sus ropas aún seguían rondando por su casa a pesar de que nuevamente el rubio piloto había partido para retomar su trabajo.

Durante las incontables veces en la que pudo penetrarlo, se tomó el atrevimiento de besarlo de improviso, recibiendo una reprimenda al terminar el acto y excusándose con que se había dejado llevar por el momento.

Pero es que ya no podía seguir negando lo que estaba naciendo en su pecho.

Quería hacerlo suyo de forma apropiada. Quería que todos supieran que aquel atolondrado y atractivo chico de ojos dorados era de su propiedad. Que solo respondía a él, a sus manos y a sus labios.

‘Se me está acabando el tiempo.’, pensó esa mañana, luego de que Kise desapareció por la puerta después de un leve portazo.

Cada vez estaba hundiéndose más en esas piernas, en ese cuerpo, en ese chico que le estaba quitando la poca vida que le quedaba.

Ya no sabía qué más hacer para que Ryouta sucumbiera, para que se confesara, para que de una vez por todas diera por terminado aquel estúpido contrato y se dedicara a ser su novio, como debía de haber sido desde un principio.

 

Un nuevo encuentro, luego de casi dos meses sin verse, había sucedido y era la última oportunidad para el peliazulado de obligar al más bajo para que pudiera corresponderle sin delatarse a sí mismo.

Estaban acostados en su cama, como siempre, con Kise dándole la espalda y el abrazándolo por la cintura mientras lo masturbaba y besaba su cuello con gula.

—Aaah… Ao-Aominecchi… Aaah… — jadeaba el piloto, estirando la piel de su cuello para que el otro tuviera mejor acceso al momento de besarlo y lamerlo.

—Dime, Kise. — comenzó el moreno mientras guiaba su mano libre a los glúteos del otro, apretándolo entre sus dedos, masajeándolos con deseo. — ¿Por qué no quieres salir conmigo?

A pesar de haber introducido dos dedos de una sola vez, el rubio no emitió sonido alguno. Ni siquiera movió su cuerpo mientras Aomine seguía besando su cuello y movía sus dedos en forma de círculos, buscando dilatar aquella entrada.

— ¿A qué viene aquello? — indagó Ryouta confuso y sintiéndose un tanto nervioso.

—Todo sería más fácil, ¿no crees? — dijo el moreno con una sonrisa antes de morder su hombro y enterrar un tercer dedo en su cavidad anal.

De forma brusca se separó del cuerpo del otro y lo miró con molestia. Daiki no sabía muy bien porque había parado de esa manera pero de todas formas mantuvo su mirada lujuriosa, dudando de si aquello era algún tipo de juego sexual que el rubio quería implementar.

Sin aviso previo, Kise tomó su camisa y comenzó a vestirse, al igual que lo hizo con sus pantalones y su saco.

Aomine abrió los ojos con sorpresa ante todos aquellos movimientos y, con rapidez y desesperación, estiró una mano para tomar la muñeca ajena y tironear de ella, haciendo que el modelo y piloto cayera de lleno sobre la cama, quedando debajo de su cuerpo.

— ¿A dónde crees que vas? — le preguntó a modo de reprimenda mientras volvía a atacar su cuello.

—Suéltame. — se quejó el más bajo, forcejeando en vano, puesto que su fuerza no era nada comparada con la de su enorme amante.

—No quiero. — contestó el peliazulado con capricho mientras bajaba sus labios por la base del cuello hasta llegar al pecho que estaba cubierto por la camisa, la cual comenzó a desabrochar, encerrando al rubio entre el colchón y su pelvis.

—Te enamoraste. — sentenció el rubio con el ceño fruncido. — Ya sabías que no podías hacerlo.

—No te hagas el ofendido cuando tú también estás enamorado de mí. — lo acusó el más alto antes de terminar de deshacer los botones y abalanzarse sobre aquel pecho que tanto le gustaba.

Kise quedó en silencio de nuevo y sus mejillas se tiñeron de un fuerte rojo, dejándolo en evidencia cuando menos lo quería. ¿Cómo lo había descubierto? ¿Acaso lo había dicho en alguna de las veces que lo hicieron en sus vacaciones? ¿O tal vez había sido aquella vez…?

‘¡Maldición!’, pensó el rubio al recordar la mirada que le había lanzado al moreno aquella vez. Pensó que solo estaba muy excitado por no haberlo sentido durante cinco meses, pero al parecer había dejado que sus sentimientos se desbordaran sin que él pudiera hacer algo al respecto.

—Déjame ir. — volvió a demandar el rubio, revolviéndose molesto debajo del cuerpo ajeno, buscando desesperadamente una salida a toda aquella situación que obviamente quería evitar.

Entonces, Aomine lo besó. No de forma fogosa, ni tampoco con deseo. Fue un roce sutil, donde de los labios de cada uno se desprendieron fuertes descargas eléctricas que fueron a parar a sus pechos, logrando que los corazones de ambos latieran como locos.

—Quiero que vuelvas a sentir lo que es el amor. — le dijo el moreno con seriedad, conectando sus miradas por unos buenos minutos. — Quiero que me ames como yo te amo a ti.

De nueva cuenta los labios del más bajo fueron devorados y sus piernas, como siempre, y aun vestidas por los pantalones, encerraron la cadera ajena entre ellas, sucumbiendo ante aquellas caricias y aquel beso que le estaba robando el aire.

 

 

I'll fix these broken things

Repair your broken wings

And make sure everything's alright

(Arreglaré estas cosas rotas.

Repararé tus alas rotas

Y me aseguraré de que todo esté bien.)

 

 

A pesar de estar dejándose llevar muy bien por la situación, su mente no dejaba de recordarle lo mal que lo había pasado la última vez que se había enamorado, y en lo mucho que el moreno le recordaba a su ex novio.

La personalidad arrogante y despreocupada del otro le rememoraba a Haizaki, en todas las veces que le mintió para tener sexo con él y en todas las veces que lo descubrió besando a otra chica; y a veces, a otro hombre.

Quería confiar, quería entregarse, pero algo en su corazón no se lo permitía. Tal vez su orgullo, que tan herido tenía, era la parte más grande que no lo dejaba avanzar en su vida. Pero no podía evitarlo, no podía dejar pasar el dolor tan grande que había inundado su ser hacía más de tres años atrás.

Aomine sintió aquella inseguridad, por la forma en que Kise empujaba su pecho levemente y por lo rápido que su cadera había sido liberada de las piernas ajenas, y por eso fue que detuvo todo movimiento lascivo y solo se dedicó a abrazar el cuerpo que tenía debajo, entregándole su calidez y seguridad.

—No haré lo que hizo él. — dijo en su susurro contra la oreja del rubio. — No te lastimaré, no te mentiré.

Los ojos de Kise se abrieron como platos al oír aquellas palabras, tan llenas de ternura, tan llenas de confianza; algo que no sentía hacía mucho tiempo.

—Te curaré. — continuó el moreno. — Me encargaré personalmente de que nunca vuelvas a pensar en él.

—Aominecchi…

—Te amo, Kise. — finalizó el peliazulado, con la mirada seria y clavada en el rostro del más bajo que lo miraba con genuina incredulidad.

Los finos y rosados labios de Ryouta dibujaron una sutil pero satisfecha sonrisa que desapareció en el momento que volvieron a besarse, correspondiendo al amor que le estaban entregando, dejándose arrastrar por las miles de ilusiones que el rostro del moreno había creado en su mente de un minuto a otro.

De nueva cuenta rodeó la cadera ajena con sus piernas y sus manos fueron a parar a la enorme y trabajada espalda de Daiki, arañándola y apretándola entre sus dedos, pidiendo indirectamente concretar el acto que apenas si estaba comenzando.

Los labios del más alto se sentían calientes, suaves, dulces. Las morenas manos se asemejaban a trozos de seda que danzaban por su pecho y abdomen. Sus labios no podían mantenerse unidos en ningún instante porque debía expresar en voz alta la conformidad que lo estaba invadiendo.

Aomine depositó un delicado beso sobre el glande del pene ajeno antes de desnudarlo y llevárselo de lleno a la boca, acariciándolo con sus labios, humedeciéndolo con sus mejillas. Los testículos de Kise estaban siendo acariciados con extrema dedicación, logrando que el rubio gimiera y jadeara desesperado por algo más.

 

 

My pressure on your hips

Sinking my fingertips

Into every inch of you

Cause I know that's what you want me to do

(Mi presión en tus caderas

Hundiendo las yemas de mis dedos

En cada recoveco tuyo

Porque sé que eso es lo que quieres que haga.)

 

 

El primer digito se adentró en su ano y la espalda de Ryouta no pudo evitar arquearse de forma exagerada, dejando salir un sonoro gemido que, Aomine estaba seguro, los vecinos oyeron.

—Y pensar que estás acostumbrado a esto. — dijo el moreno entre risas mientras dibujaba círculos en el interior del más bajo, buscando el punto justo y la perfecta dilatación de aquella cavidad que presionaba bestialmente su dedo.

—Aaah… Aaah… Ao-Aominecchi… — jadeó el modelo al sentir como un segundo intruso lo invadía y lograba rozar la cara inferior de su próstata.

Por primera vez, desde que habían comenzado a tener relaciones sexuales, se sentía feliz, pleno de poder ser preso de esas sensaciones que siempre creyó habían sido una mentira en su vida.

Aomine le estaba entregando una gota más de cariño con cada caricia, beso y movimiento. Quería reír, fuerte y escandalosamente. Expresar la felicidad que lo invadía por ser correspondido y por saber que no sería maltratado como en el pasado.

Un tercer dedo, acompañado de una fuerte embestida, logró sacarle un suave suspiro de satisfacción que fue interrumpido a la mitad por los labios del peliazulado, que masajeaban los suyos con desesperación y amor.

—Ya… —logró articular el más bajo cuando se separaron por falta de aire, intentando contener las diferentes emociones que en ese momento lo estaban abrazando.

Aomine sonrió.

Las pálidas piernas, largas y trabajadas a la vez, fueron acariciadas por el moreno antes de ser colocadas alrededor de la cintura del mismo, enredándolas por los pies.

El duro y oscuro falo rozó el rosado anillo musculoso, mojado y dilatado, y ambos supieron que su autocontrol ya había decidido irse de vacaciones al otro extremo del planeta.

Las estocadas comenzaron suaves, lentas pero constantes. Sin embargo, el aumento de los gemidos del rubio no era de mucha ayuda para Daiki, quien intentaba mantener tranquila a la bestia que dormía en su interior. Porque no quería tener solo sexo, quería hacer el amor, quería ser delicado, quería tener cuidado, quería…

—Más fuerte… Daiki… — suspiró Ryouta, apretando los bíceps ajenos, regalándole al peliazulado la mirada más lujuriosa que jamás había visto.

‘Contigo no se puede.’, pensó frustrado el más alto antes de enterrar sus dedos en los glúteos ajenos y enterrar su virilidad en el fondo de aquel promiscuo y lascivo modelo.

La cabecera de la cama golpeaba la pared con furia, los resortes de aquel grueso colchón chirriaban con ansiedad. Toda la habitación se había vuelto desesperada, inundada por los jadeos de Ryouta y los gemidos roncos de Daiki.

Chocolate y vainilla hacían un espectacular baile de pasión entre aquellas sabanas que tan bien los acogían. El chapoteo incesante que creaba el choque entre los testículos y las nalgas acompañaba la calenturienta voz del rubio mientras el peliazulado aumentaba desesperadamente las arremetidas.

El contrato estaba roto y sus corazones más curados que nunca.

Jamás iban a dejarse ir. Jamás iban a volver a mentirse a ellos mismo. Nunca más volverían a esconderse por miedo.

Un corazón emparchado y un alma decidida habían concretado la unión más perfecta y habían recibido el regalo más hermoso de sus vidas; no les importaba el precio a pagar si eso significaba que podrían dejar de reprimir aquel amor que había florecido con la censura.

 

 

This love has taken its toll on me

He said goodbye too many times before

And his heart is breaking in front of me

I have no choice cause I won't say goodbye anymore

(Este amor ha cobrado su precio en mí.

Él dijo “adiós” tantas veces antes.

Y su corazón está rompiéndose frente a mí

Y no tengo opción porque no diré “adiós” otra vez.)

Notas finales:

Ohaio Hosaimasuuuuuuuuuuuuuu!!!! He vuelto, aunque solo para publicar esta historia que he tardado (y no es broma) TRES SEMANAS en escribir!! No saben lo dificil que fue para mi encontrar algo de tiempo para poder escribir y solo son un poco más de 3000 palabras!

Igual, quiero que sepan que ya empecé a escribir las historias que les debo como por ejemplo, los capitulos faltantes de De Las Puertas Para Adentro y la continuación de Viajando a Hokkaido, asi que espero no se enojen por verme publicar algo que se supone no tendría que ser mi prioridad en este momento!

Sé que me fui porque tenía que estudiar y que les debo cosas pero al oir esta cancion en uno de mis muchos viajes a la uni la idea de relacionarla con estos dos no pudo evitar salir a flote y bueno, he aqui el resultado!

Tambien quiero que sepan que, en diciembre, cuando retorne totalmente, volveré con fanfics de Free y Haikyuu ya que he vuelto a ver esos animes y mi mente fujoshi ha comenzado a funcionar como una bestia salvaje!

Ya saben, y espero no lo hayan olvidado, que amo leer sus rw, sean criticas o sugerencias y/o opiniones! Todo es hiper apreciado porque me gusta complacerlos como siempre intente hacerlo cuando escribía mis otras historias!

Nuevamente volveré a las sombras por tiempo indefinido, tal vez vuelva sorpresivamente como ahora, quien sabe jajajaja

Si quieren, pueden buscarme en instagram como chaque_ y de ahi podrán encontrar mi twitter y mi facebook.

Nos leemos pronto mis queridos y queridas! Que tengan un bello domingo! Matta ne!


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