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Bajo la piel por Kalis97

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Notas del capitulo:

¡Buenas de nuevo! La intención de este segundo capítulo es que fuera mucho más largo, pero se me extendía demasiado y creo que parar el escrito en el momento que he escogido resultaba ser una buena idea para mantener la tensión jeje. Así que aquí está el segundo capítulo, que se centra en los protagonistas de esta historia: Haru y Makoto, y de cómo van descubriendo un poco más el problema que le ha surgido a Makoto. ¡Espero que les guste! 

Aquella noche Haru no logró pegar ojo. Las palabras de Makoto dichas horas antes le impedían conciliar el sueño. Se levantó varias veces a beber agua, como si ello le solventara su insomnio. Pero cada vez que se erguía de la cama y pasaba por el salón donde su amigo dormía plácidamente en el sofá, se ponía aún más nervioso. Era verle la cara, aunque tuviese los ojos cerrados, y escuchar de nuevo una y otra vez la conversación que habían tenido.


“Los niños se habían quedado petrificados al ver al profesor sacarme del agua inconsciente y sin apenas respirar.” Le había dicho Makoto. “Aunque no tenía los ojos abiertos podía escuchar a muchos de ellos sollozar y a otros gritar despavoridos. Pasé varios días en el hospital pero me recuperé gracias a los cuidados intensivos. Cuando volví a la piscina los niños me miraban con ojos de corderito, y tenían temor de acercarse a mí. Me sentí fatal, así que estuve hablando con mi médico y con mis maestros. Decidimos entre todos que lo mejor sería dejar la carrera de natación por el bien de mi salud… así que decidí volver aquí.”


Antes de volverse a echar en el colchón, Haru miró una última vez a Makoto dormir, vigilando que su respiración fuera normal. En efecto, el chico descansaba en paz pero daba la impresión de que llevaba noches sin haber podido dormir de tirón. Haru, con unos fríos ojos reblandecidos por la compasión, acarició la frente de su compañero, retirando unos pelos rebeldes del flequillo.


Makoto no se inmutó.


El moreno se quedó unos segundos contemplándolo mientras roncaba suavemente. Se hizo un hueco para sentar el trasero en una parte del sofá que más o menos quedaba libre, y tuvo que apoyarse en el respaldo cuando sus párpados le empezaron a pesar.


Y por primera vez en toda la noche, consiguió conciliar el sueño, aunque fuera sin estar tumbado, el calor amistoso de Makoto mecía su mente.


Makoto abrió los ojos cuando los primeros rayos de sol del día empezaron a iluminar sus párpados. Antes de nada, se estiró acompañando el gesto con un largo bostezo, y una vez relajado en su lecho, miró a su alrededor.


La imagen de Haru a su lado tumbado junto a su regazo de una forma incómoda le sorprendió.


- Ha...Haru… ¿Estás bien? ¿No te has hecho daño con esa mala postura…?- empezó a sacudirlo con suavidad del hombro. El moreno abrió uno de sus ojos para mirarlo. Se levantó para quedarse levantado, sin dejar de mirar a Makoto. Gruñó de pronto, al sentir un dolor punzante en la espalda.


- Vaya…- dijo acariciándose el torso trasero.


- ¿Estás bien?


- He dormido mal puesto.


- No, ya… ¿Qué hacías, no estabas en la cama?


Haru tardó un tiempo en responder.


- No conseguía dormir.


- Oye, Haru… ¿No habrá sido por preocuparte por mi?- se espantó Makoto, al percatarse de la posible verdad.


- No pasa nada, Makoto. He tenido pesadillas, solo eso. ¿Qué quieres para desayunar?


Makoto iba a abrir la boca para responder cuando de repente se fijó en la hora en su reloj. Se levantó de un respingo del sofá mientras Haru sacaba con una notable calma una sartén de uno de los armarios de su cocina.


- ¡Haru! ¿No tendrías que estar ya en la universidad? ¿A qué hora entrabas?- exclamó alarmado.


- No importa – lo cortó el otro.


Makoto no supo qué decir. ¿Acaso Haru planeaba quedarse con él?.


- Haru, no quiero que te saltes clases…


- ¿Y qué más me da lo que tu quieras? Tengo caballa para desayunar, así que nada de galletas o bizcocho.- dio la vuelta al pescado para que la parte cruda se hiciera con el fuego.


- Estoy bien. ¿ Crees que podría ir a la universidad contigo? Por si te quedas más tranquilo…


- No- espetó el otro con contundencia.


El pobre Makoto ya no sabía que más decir.


Su amigo apagó el fuego y sacó el desayuno de la sartén para ponerlo sobre un plato. Junto a un pedazo de pan del día anterior, sirvió el alimento en la mesa del salón donde Makoto se iba a sentar.


- Ahora me hago yo la mía- advirtió Haru- Tú ve comiendo si quieres.


El chico obedeció, tomó asiento y empezó a trocear el pescado y a metérselo en la boca para saborearlo. Estaba francamente delicioso, aunque nunca le había maravillado la carne de mar.


A los pocos minutos Haru se sentó a su lado con plato en mano. Y fue masticando trocito a trocito como si no pasara el tiempo. Por su parte, Makoto no encontraba el momento para iniciar conversación. Por momentos, empezaba a sentirse arrepentido de haberle confesado aquello…


Pocas veces Haru había dado el paso para romper el hielo como aquella:


- ¿Echas de menos el agua?- inquirió sin dejar de masticar.


A Makoto la cuestión le pilló desprevenido, pero aún así, ambos sabían que la respuesta era bien sencilla.


- Sí- contestó desviando la vista. Y aunque no los veía, podía sentir aquel par de ojos afilados y azules clavados en él.



- Haru… no me esperaba que quisieras saciar mis ganas con esto…


El de los ojos azules le estaba mostrando dos de sus bañadores favoritos. Ambos eran igual de cortos y de simples, de color negro con rayas de colores en los laterales. Le daba a escoger entre rayas azules o cianes.


- Te...tengo la casa aquí abajo… ¿Y si voy a por mi traje de baño?


Pero Haru le insistía con la mirada. Y el de los ojos verdes se sintió obligado a elegir uno de los dos por no hacerle un feo a su amigo.


- Creo que cogeré… el de las rayas cián- dijo sin una pizca de convencimiento.


El otro le tendió el traje escogido y le invitó a ponérselo mediante gestos.


- En serio, Haru...no hace falta que te empeñes en que tome un baño… No me importa, de verdad. No quiero molestar.


Haru hizo un mohín.


- Makoto, métete a la bañera- dijo cruzándose de brazos.


- E-está bien… pero puedes irte ¿Por favor?


Haru enarcó una ceja, como queriendo decir “tantos años juntos y sigues teniendo vergüenza”.


- Haru, lo decía por acostumbrarme a estar un rato solo con el agua… ¿No querías que me relajara?


- Sí, tienes razón. Si quieres algo más ¿Dímelo de acuerdo?


Antes de que abandonara el cuarto, Makoto se adelantó a él agarrándolo de la muñeca.


- ¡Espera! Vuelve en unos minutos, quiero decir, que puedes entrar cuando quieras…


- ¿Quieres compañía, cierto?


Makoto se encogió de hombros, como queriendo ocultar la evidencia.


- Está bien, pero métete y relájate un rato. - dijo mientras hacía ademán de cerrar la puerta tras de sí. Antes de desaparecer, entreabrió la puerta una última vez- Ahora vuelvo.


Makoto se quedó con la palabra en la boca. Suspirando con resignación, le dio la espalda a la pared y metió un pie en el agua con cuidado. El calorcillo ascendió por su pierna, y se decidió a introducirse entero poco a poco.


Por fin comprendía lo bien que se sentía Haru dándose una ducha de agua caliente todas las mañanas, para relajarse sin que nadie pudiera entrar a molestarle… aunque claro, siempre que alguien lo alentaba a salir… siempre había sido él. Y de repente Makoto se sintió terriblemente mal por todas aquellas mañanas que despertaba a su amigo del ensueño.


Recapacitando, hundió su cabeza bajo el agua, dejando que todos sus nervios percibieran con los cinco sentidos la profundidad y la calidez.


Abajo, manteniendo los ojos fuertemente cerrados, los sonidos se escuchaban más fuertes. Incluso el movimiento del tenue oleaje que se producía en la bañera por el choque del líquido con las paredes, o el sonido de los latidos de su propio corazón.


Hacía tiempo que no había tenido tiempo para poder sentir todo aquello, puesto que con los líos de la universidad apenas tenía un momento libre para tranquilizarse y pensar sin interrupciones.


Pero de repente, escuchó algo más. Algo así como unos pasos acercándose.


Casi se había olvidado de Haru. Abrió los ojos bajo el agua y alzando la vista a la superficie, distinguió la silueta de su amigo contemplándolo desde arriba.


Sacó la cabeza y la sacudió para secarse un poco el pelo. Aún así, las gotas de agua se escurrían de sus mechones de pelo con perseverancia.


- ¿Te ha sentado bien?- inquirió Haru, cogiendo una banqueta para sentarse a su lado.


Por un momento Makoto pensó que iría a tenderle la mano para ayudarle a salir. Pero Haru había advertido que este no tenía intención de separarse del agua, y así, tomando asiento, invitaba a que se quedara más rato remojándose.


Ninguno de los dos dijo nada durante un buen rato.


- ¿Te duele?


Makoto dio un respingo, consternado. De nuevo, se hizo el silencio, Haru esperó paciente a que el chico lo rompiera para responder.


- A ratos… de normal no se queja mucho, pero… otras veces siento un ardor insoportable en el pecho, y eso no significa nada bueno.


- ¿Pero los infartos no son una vez y ya está…?- preguntó sin pensarlo Haru, conmovido. Al segundo se percató de que la pregunta era estúpida y se sintió como un idiota ingenuo.


- Digamos que soy muy propenso a tener otro… pero… Haru, no es solo…- tragó saliva- no es solo el infarto…


Haru alterado se levantó con brusquedad de su asiento.


- ¿Qué quieres decir con eso?


Makoto sacó las manos del agua para moverlas de un lado a otro, como pretendiendo calmarlo.


- Probablemente tenga algún problema en el corazón…


Al tiempo que Makoto bajaba la mirada sin muy bien cómo mirar al moreno, Haru se quedaba de piedra en su sitio. Se dejó caer sobre la banqueta, como si fuese un peso muerto.


- ¿Qué quieres decir con eso?- reiteró como si no hubiese entendido nada.


- Haru, yo…- Makoto hizo ademán de salir del agua para tocar al destrozado chico, pero Haru fue más rápido.


- ¡Makoto! ¿Qué demonios te está pasando?- de nuevo estaba de pie, esta vez agarrando al aludido de los antebrazos y sacudiéndolo de un lado a otro. - ¿Por qué ahora de repente? ¿Nunca tuviste nada, no? ¿Entonces, dime, POR QUÉ? ¿POR QUÉ MAKOTO? ¿POR QUÉ?


Los gritos dieron paso al violento roncar de los jadeos del chico exhausto de chillar. También habían cesado los empujones y la sensación de tensión del ambiente. En su lugar, Haru se encontró frente a frente con la mirada escéptica y ruborizada de Makoto, que lo sopesaba con preocupación.


- Haru… ¿Estás…?


El aludido se pispó entonces. Con un movimiento poco amistoso y rápido soltó a Makoto y empleó una de sus manos para secarse las mejillas empapadas de lágrimas.


- No- le espetó negando lo innegable- limítate a explicarme qué te está ocurriendo.


La sonrisa que Makoto esbozó entonces fue lo último que Haru se podría haber esperado. Le dolió. ¿Por qué siempre tenía que comportarse así? ¿Por qué siempre aplicaba un sobre esfuerzo sólo para contentar a los demás?.


- Verás… los médicos me hicieron varias pruebas pero no lo tienen demasiado claro…- mientras contaba su historia se apoyó en el borde de la bañera- lo atribuyen a que mi corazón está fallando.


- ¿Qué estás diciendo?


Haru no paraba de notar cómo su cuerpo empezaba a temblar descontroladamente. Quiso pararlo, pero era incapaz. Por primera vez en su vida, sintió que su cuerpo no le pertenecía. La noticia le hacía sufrir escalofríos que le recorrían toda la médula, y no podía detenerlos.


Makoto ya no le miraba. Estaba apoyado sobre sus rodillas, en una postura que se apreciaba desolada, y contemplaba con sus ojillos verdes la nada, como si su vista fuera la misma que la de un ciego que no mira a ninguna parte.


Y de pronto, como poseído por un terrible demonio, alzó todo su cuerpo para mirarle directamente a las pupilas, con el temor y la incertidumbre hechos lágrimas.


- Haru… tengo miedo.


Y su voz sonó tan rota que fragmentó los ojos de Haru y de él mismo, haciendo que ambos dejaran escapar lágrimas ardientes que recorrerían sus mejillas encendidas. 

Notas finales:

ueno, hasta aquí el segundo capítulo. No quiero llamarlo “de relleno” pero realmente como ya he dicho antes el capítulo era demasiado largo si no y pensé que sucedería todo muy rápido en consecuencia. Así que, aunque haya sido corto, espero que os haya agradado y os haya encendido motores un poco jejeje


Gracias por leer y se agradecen comentarios :D


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