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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

¡¡uff al fin estoy aqui!! antes que nada una ENORME DISCULPA POR LA TARDANZA, es que no tenia pc y no me gusta ir a cibercafes, mi compu ya esta vieja y no se cuanto aguante mas, pero lo por pronto aqui estamos, gracias por su paciencia.

            -Siempre que sale nos trae regalos –dijo Luna.

            -Es muy generoso –intervino Pansy.

            Draco solo sonrió dándoles por su lado y siguieron su plática.

 

 

__________________________________________________________

 

 

            Esa noche, cuando Harry llego a las habitaciones de Draco, éste lo vio con desagrado.

            -¿De nuevo aquí?... ¿no deberías visitar a tus mujeres?

            -Ya las visite esta tarde –dijo él sentándose en el sofá y dándole un estuche- toma, es para ti.

            Draco miró sorprendido el estuche que Harry le daba, así que lo tomo y lo abrió viendo dentro un brazalete de oro y unas arracadas del mismo metal.

            -Gracias, pero no hay necesidad de darme nada.

            -Me gusta ser parejo con todas, a ti no tengo porqué hacerte menos.

            -¿Y por qué no me regalas una espada entonces?

            -¿Una espada para ti? –repitió alzando una ceja.

            -Sí, la uso más que un brazalete y no cambio de arracadas como si fueran calzones… no te ofendas pero tu regalo apesta, además las que uso están bien, las compré con mi sueldo.

            Harry solo sonrió mientras se levantaba diciendo:

            -Vamos a la habitación.

            -¿¡Otra vez?!

            -Sí, otra vez.

            -¡Pero lo hicimos anoche!

            -Y lo haremos a diario hasta que quedes preñado.

            -¡Pero estoy adolorido!

            -Pero ayer  te preparé bien, no es para que te quejes tanto hoy.

            -Escucha Potter, podemos llegar a un acuerdo.

            -¿Qué acuerdo?

            -Podemos hacerlo cada semana o dos, así no será tan molesto.

            -Dijo Dumbledore que mientras más te lo haga, las molestias irán disminuyendo cada vez.

            -Pues Dumbledore debería meterse un palo por el culo para que vea lo que se siente.

            -Anda, vamos…

            -Oye –dijo saltando del sofá y tomándolo de un brazo, cosa que sorprendió al moreno- de verdad… mira, como un favor especial ¿sí?

            Harry miró a Draco hablándole con calma pero primera vez y se sintió raro… tal vez fuese que estaba acostumbrado a pelear con él o lo que fuera, pero le agradó no solo recibir insultos ni críticas de parte del rubio.

            -Bueno… -respondio exhalando un suspiro- no creo que haya problema si no lo hacemos hoy.

            -Genial, entonces buenas noches –respondio aliviado caminando a la habitación y cerrando la puerta tras de sí.       

            Harry rodó los ojos y después negó con la cabeza, como si no terminara de entender a su concubino, luego fue a la puerta y entró.

            -¿No que hoy no? –pregunto Draco al verlo entrar.

            -Eso no significa que me vaya de aquí.

            -Entonces yo…

            -Tú dormirás aquí, ya basta de eso de dormir en la sala cuando estoy yo.

            -Pero…

            -Basta –exclamó comenzando a molestarse- suficiente tiempo te he dado ya para que sigas con estos estúpidos caprichos.

            -Pero…

            -Y si no estás conforme, podemos hacerlo hoy para que te disgustes con razón.

            Draco bufó enojado, esas actitudes eran justamente las que le recordaban que ya no se mandaba solo, que un hombre estaba a cargo de él y que la sociedad le exigía que simplemente agachara la cabeza y se limitara a decir “Sí”.

            -No es tan sencillo –dijo sentándose en la cama.

            -¿Qué cosa?

            -No es tan sencillo aceptar que tú me mandas… ¿Por qué tú tienes que decidir todo?

            -¿Por qué soy tu esposo? –preguntó con ironía comenzando a desvestirse.

            -¿Y eso qué?... no significa que seas mi dueño.

            -Claro que no, pero yo como tu esposo sé lo que es mejor para ti.

            -¿Perdón? –Exclamo sonriendo incrédulo girándose a verlo- soy una persona inteligente, el ser un doncel no me hace tarado, solo yo sé lo que es mejor para mí.

            -Obvio no o ya hubieras entendido tu lugar aquí.

            -¿Seguimos con eso? –Dijo levantándose molesto- ¡mi lugar aquí, mi lugar aquí, no dejas de repetir eso!

            -¡Porque no terminas de entenderlo!

            -Lo único que entiendo… -respondio caminando hasta él- es que tú eres un idiota y un…

            La fuerte bofetada que recibió, le impidió terminar la frase.

            -Es la última vez que me insultas ¿entendido? -Draco lo miraba atónito mientras su mano se dirigía a su mejilla automáticamente- y como parece que solo así entiendes y  te gusta mucho estar solo, te quedaras en la habitación una semana sin salir y sin recibir a nadie –concluyó dirigiéndose a la puerta y saliendo de ahí.

            Draco aun estaba como ido, sintiendo un hormigueo en su mejilla y un vuelco en su estomago, luego pareció asimilar las últimas palabras de Harry y entonces se dirigió a la puerta, pero la perilla no giró cuando intentó abrir.

            -No puedes… -masculló tomando la perilla con ambas manos- tú no puedes encerrarme aquí… ¡no puedes encerrarme aquí!

            Fuera, Harry estaba sentado en el sofá, apretando los dientes y los labios enfurecido, deseaba gritar y romper cosas pero sabía que eso no solucionaría nada; luego escucho a Draco intentar abrir la puerta y segundos después sus gritos.

            -¡Sácame de aquí, sácame de aquí! ¡No tienes ningún derecho, no eres nadie para encerrarme!... ¡déjame salir!... ¡estúpido cara rajada, abre la puerta!

            Primero golpes, luego patadas y mas insultos hasta que después de un buen rato, se hizo el silencio dentro de la habitación.

            -Idiota… -mascullo Draco sintiendo ardor en la mejilla y un nudo en la garganta- eres un maldito idiota…

            Lagrimas de impotencia amenazaban con escapar de sus ojos y supo que si no se controlaba, rompería a llorar como un niño.

            -Imbécil… -dijo sorprendiéndose de su propia reacción, pues desde el primer día enlistado en el ejercito, ni la herida más grave, ni el golpe más fuerte le habían hecho llorar, y ahora, una simple bofetada le había dolido en el alma; pero lo que en realidad le dolía era el significado de aquel golpe, pues antes si  alguien hubiese hecho eso, podía responderlo con total libertad.

            No era que apoyara la violencia, era más bien lo desigual de la situación, a él si podían pegarle, pero él no podía regresar el golpe… ya no.

            Inhaló profundo y luego exhalo haciendo eso varias veces hasta que logró recuperar el control de sus emociones, así que decidió acostarse y dormir, ya pensaría al día siguiente  que hacer.

 

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            Al día siguiente, Minerva se sorprendió al encontrar un guardia dentro de las habitaciones de Draco.

            -Buenos días –saludó al hombre, que estaba a un lado de la puerta de la recamara.

            -Buenos días Minerva, dame la charola, yo se la daré.

            -¿Qué sucede?

            -El concubino está castigado.

            -¿Por qué? –pregunto alarmada.

            -Yo no sé, solo sé que tiene prohibido salir de la habitación y hablar con absolutamente nadie durante una semana, así que deja la comida y retírate.

            Asintiendo en silencio, ella dejo la comida y se fue, después el guardia abrió el cuarto y dejó la comida en la cama ante la mirada del rubio.

            -¿Pero porqué, que pasó? –preguntaron las chicas.

            -No lo sé… -respondio preocupada- pero mucho me temo que él se lo buscó, ya saben como es.

            -Sí, creo que tienes razón –dijo Luna entristecida- es muy irrespetuoso con nuestro esposo, no entiendo porque si él es muy bueno.

            -Yo creo que es como un pajarito silvestre –exclamó Pansy- siempre fue libre y de un día para otro fue enjaulado.

            -No lo había visto de esa manera… tienes razón, no ha de ser nada fácil.

            -¿Y no podemos visitarlo Minerva?

            -No, el príncipe puso un guardia en la puerta.

            -Vaya, que mal.

           

 

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            -¿Cómo va todo? –pregunto Harry al guardia casi al terminar la semana.

            -Bien majestad.

            -¿No ha dado problemas?

            -Ninguno.

            -Bien, retírate.

            Haciendo una reverencia el guardia se retiró dejando solo a Harry, quien se quitó el turbante y se desplomó en el sofá deseando que esos días hubieran calmado a Draco; pero en lo que menos pensaba Draco dentro de ese cuarto era en calmarse, pues el encierro estaba a punto de volverlo loco.

            -Quiero salir de aquí… -masculló tumbado en la cama mirando el techo- no debo estar aquí, mi lugar es en el desierto cuidando las aldeas… no aquí siendo sometido por un tipo idiota…

            Entonces se enderezó sobresaltado al oír la puerta abrirse.

            -Espero que hayas reflexionado –dijo Harry entrando.

            -¿Reflexionado en qué?

            Harry hizo una mueca al escuchar aquello.

            -En que debes tratarme con respeto.

            -¿Y tú a mi no?

            -Yo te he tratado con respeto.

            -No lo creo.

            -Te he dado tu lugar, he sido amable contigo, pero tú sigues portándote como un soldado, como un hombre soltero que puede hacer lo que quiere y ya no es así.

            -¿Pero porqué…?

            -Tus padres no supieron educarte –interrumpió comenzando a molestarse de nuevo- y he aquí las consecuencias, ahora me han dejado esa tarea a mí dejándome como el malo.

            Draco se sentó dándose cuenta de que nunca llegarían a un entendimiento.

            -Sí estuvieras en mi lugar entenderías –dijo sin mirarlo.

            -Y si tú estuvieras en el mío, también entenderías.

            -Bueno ¿y ahora que va a pasar, vas a encerrarme de nuevo?

            -Eso depende de ti.

            Draco ya no dijo nada, obviamente deseaba discutir, pero más deseaba salir de ese cuarto, así que solo guardó silencio.

            -Bien –dijo Harry cerrando la puerta- desvístete.

            No pudo evitar protestar mientras era tomado por su marido, pero para su fortuna Harry no tardó mucho y terminó todo en menos de quince minutos, por lo que después pudo dormir sin ser molestado en toda la noche… obviamente con su esposo durmiendo junto a él.

 

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            -¿Y bien? ¿Cuándo me darás la feliz noticia? –preguntó james mientras Harry revisaba una manada de camellos que pensaban adquirir.

            Harry hizo un imperceptible gesto de fastidio mientras revisaba la dentadura de un camello.

            -¿Y yo que sé? Dumbledore dijo que no hay fecha exacta.

            -Pero lo has tomado todas las noches ¿no?

            -A veces.

            -¿Cómo a veces? –Repitió frunciendo el ceño viendo a su hijo tomar la pata de un animal para revisar sus pezuñas- ¿Por qué?

            -En ocasiones se siente indispuesto –respondio como si nada pasando al otro camello.

            -¿Y eso qué? Es su obligación estar dispuesto para ti ¿o acaso ya se te subió a las barbas y no puedes controlarlo, necesitas ayuda?

            -No padre, no necesito ayuda –contestó secamente.

            -Mírame –respondio james girándolo para mirarlo frente a frente- necesitas un heredero ¡el reino necesita un heredero! Estás casado desde hace seis años y no aun no tienes un hijo varón.

            Harry iba a responder ¿pero que podía decir? Él mismo estaba harto de ese tema y simplemente se quedó callado.

            -Quiero que todas las noches vayas con tu concubino y cumplas con tu obligación.   

            -Discúlpame padre, pero tú no  puedes decirme cuando visitar el lecho de mis concubinas.

            -De tus concubinas no, pero de tu concubino si, por eso te lo conseguí.

            -¿Qué tú me lo conseguiste? ¡Lo descubriste por casualidad! –Respondio molesto- tú no tienes merito alguno, si él está aquí es por su propio descuido, así que ahora no vengas a decirme que todo esto es gracias a ti.

            -¡Harry!

            -¡Yo sé cuando lo tomo y cuando no, así que déjame en paz! –gritó yéndose de ahí.

            Ciertamente ya habían pasado un par de semanas sin siquiera entrar al área de las concubinas, estaba molesto, cansado, estresado y sobre todo confundido, solo deseaba olvidar que tenía una obligación y ser como cualquier persona; así que para relajarse fue a los baños de los cuarteles, en donde a veces solía bañarse sin que a los soldados se les hiciera extraño, pues aparte de ser el príncipe de Hogwarts, también era capitán de tropa.

            Se metió en una pileta de agua templada con una toalla en los hombros deseando olvidarse de todo, pero simplemente el tumulto de pensamientos confusos se agolpaban en su cabeza; se mojó el cabello y la cara y luego se recargó hacia atrás para estar más cómodo mientras las palabras de Draco hacían eco en su cabeza.

            -“Eres homosexual”… -recordó viendo sin ver el pasar de hombres de un lado a otro- no, no soy homosexual… -musitó- “Entonces eres bisexual, eso también es pecado ¿he?” –recordó también.

            Exhaló un suspiro sintiendo una opresión en el pecho… no, no era homosexual ni bisexual, eso estaba mal, estaba prohibido… si se excitaba con su concubino era porque era un doncel, no era lo mismo, él no podía llevar esas perversiones en el cuerpo ni en el alma.

            -Hola compañero ¿Por qué no me avisaste que ibas a venir? –dijo Ron acercándose con una toalla en la cintura y otra en el cuello.

            Para su disgusto, el pelirrojo se metió con él en la pileta sin dejar de hablar.

            -Hace días no te veo, parece que has estado ocupado.

            -Mas o menos.

            -Te veo decaído.

            -No es nada.

            -¿Es por tu concubino?

            -¿Cómo? –exclamo sobresaltado sintiendo su cara enrojecer.

            -Sí –dijo Ron lavándose la cara sin darse cuenta del sonrojo de Harry- imagino que es por eso… bueno amigo, te entiendo, seguro yo estaría igual.

            -No entiendo –respondio viéndolo secarse la cara con su toalla húmeda.

            -Bueno Harry, de la noche a la mañana tienes a alguien más a quien embarazar, pero no es una chica, es nada más y nada menos que un doncel… lo veas por donde lo veas es un tipo.

            Harry se le quedó viendo fijo mientras su amigo tomaba una esponja de un cubo de madera que llevaba con él y comenzaba a frotarse los brazos.

            -Pero es un doncel –dijo mojando su toalla en el agua y frotándose los brazos también más que nada para tener algo que hacer.

            -¿Y?... tiene pito, sino fuera por las marcas de la cara jamás pensarías en acostarte con él, imagino que has de montártelo bocabajo,  así ha de ser mas fácil olvidar que tiene bolas igual que tú ¿no?

            Harry comenzó a frotarse la cara para tener un pretexto de no contestar, por lo que Ron continuó hablando:

            -Lo siento por ti Harry, al menos no está gordo ni viejo, obviamente solo le vi los ojos cuando llegó y no pude estar en tu ceremonia, así que no lo vi con la cara descubierta, pero espero que no sea feo.

            -No, de hecho no –respondio  haciendo un esfuerzo de aparentar naturalidad.

            -Eso es lo que te tiene así ¿no? –preguntó viéndolo ahora a la cara.

            -Algo así.

            -Solo imagina que es como una de tus esposas, no le veas la cara a la hora de tomarlo, así será más fácil.

            -Ajá… dime Ron.

            -¿Mmm?

            -Sí tú estuvieras en mi lugar ¿Qué harías?

            -Bueno viejo, para empezar si estuviera en tu lugar tendría que hacer lo mismo, pero si yo no fuera el príncipe y mi esposa no me diera un hijo varón, tomaría mas concubinas… y si tuviera la oportunidad de desposar un doncel, pues… mira, tal vez lo haría, después de todo  a la hora de meterla solo tendría ante mí un par de nalgas, un culo excita sea como sea, pero le cubriría la parte de enfrente.

            -Eso sería como denigrante para él ¿no?

            -Pues sí, pero es que a mí los tipos no me van, yo me limitaría a penetrarlo, eyacular dentro y listo, obvio le daría su lugar en la familia, pero nada más, nada de besitos, tú entiendes ¿no?

            -Claro.

            -Ya verás que cuando tengas a tu hijo en camino, todo habrá valido la pena.

            -Sí.

            -Bueno, bueno, basta de charla, ya me tengo que ir –dijo recogiendo las cosas de su cesto de madera.

            -¿Y eso?

            -Tengo una cita con los padres de Hermione, veremos eso de la dote, nos vemos.

            -Nos vemos.

            Cuando Ron se fue, su ánimo quedó hasta el fondo de la pileta.

            -Así que no me inquieta tanto porque sea un doncel… -pensó sintiéndose el ser más miserable del planeta- ¿entonces por qué?

            Un nudo se le hizo en el estomago y en la garganta pensando en la posibilidad que tanto temía, pero que cada segundo que pasaba se le hacía más claro… ¿gusto por los hombres también? Porque por las mujeres era seguro, le encantaba tocar y besar los pechos suaves de sus mujeres, tocar las curvas de su cintura y piernas, entrar en su sexo… ¿pero por un hombre también? O un doncel solamente…

            Pero por mas intentos que hacía por hacerse el desentendido, recordó como en su adolescencia las figuras masculinas también llamaban su atención, lo atribuyó a las hormonas recién despiertas pero ¿y ahora, cuál era el pretexto?

            -Eso está prohibido… lo dice el libro sagrado.

            Tragó en seco a pesar de estar rodeado de agua, entonces un hombre  pasó con una pequeña toalla en la cintura y su balde de madera en un brazo, iba canturreando una canción cuando de pronto giró el rostro y lo vio.

            -Buen día capitán.

            -Qué tal Cédric.

            -Nos vemos.

            -Adiós.

            Cédric Diggory, uno de sus soldados, caminó hasta una pileta que estaba hasta el fondo, entonces se quitó la toalla y su pene quedó al descubierto mientras movía cosas de su balde de madera muy quitado de la pena; Harry volvió a pasar saliva mientras lo miraba discretamente decidido a descubrir el origen de sus miedos.

            Cédric dejó su balde en el suelo y mientras lo hacía se agachó sin importarle quien más pudiera está ahí, pues realmente nadie se prestaba más atención de la necesaria y a media mañana los baños estaban casi vacíos; entonces Harry pudo ver el culo del soldado y sin ser consciente de ello, se mojó los labios.

            El chico se metió a medias a la pileta pues se sentó en la orilla mojándose solo los pies quedando de frente a Harry, quien vio su pene quedar atrapado entre sus muslos mientras mojaba una esponja y la llenaba de jabón para después comenzar a frotar su pecho.

            Harry miró sus piernas y su torso, sus brazos firmes y finalmente su rostro agraciado… demasiado; sus cejas pobladas y su piel clara a pesar del sol; entonces vio algo que lo hizo entrecerrar los ojos, espero un momento y sucedió de nuevo… Cédric miraba discretamente a un par de soldados que se bañaban a unos metros de él y después se metió  la pileta y cuando volteó a ver a Harry, éste fingió dormitar, pero con los ojos entrecerrados no dejó de observarlo, entonces Cédric metió su mano bajo el agua y comenzó a mover su brazo de una forma muy particular.

-¡Se está masturbando! –pensó sorprendido.

Pasó media hora más para que Cédric saliera del agua, y entonces su bien formado cuerpo paso junto a Harry quien pudo ver por un instante el pene semi erecto.

Cuando quedó solo, miró a los demás hombres que quedaban y ninguno se percató de nada, entonces pudo al fin dejar escapar el gran suspiro que estaba conteniendo, luego miró hacia abajo y a través del agua pudo ver su erección… y con gran decepción de si mismo comprendió que significaba aquello… comprendió que se excitaba con Draco no porque fuera un doncel…

-Sino porque es un hombre… -pensó inclinando la cabeza.

Suspiro recordando el pene de Cédric y se pregunto cuál sería su sabor… solo el agua que escurría por su cabello disimuló las lagrimas que escaparon de sus ojos al comprender que era un trasgresor de las leyes divinas, que era justamente lo que Dios rechazaba y  sintió asco de sí mismo.

            Paso un buen rato lamentándose, después se mojo la cara e intentó recomponerse pues ya era hora de salir del agua y pensar que haría; seguía sintiéndose mal, pero también había algo de alivio en aquello, en descubrir finalmente que había dentro de su corazón que lo inquietaba tanto, al menos ese “algo” ya tenía nombre.

            Pasó un par de días observando a Cédric y notó que nadie más hacía lo que él, nadie más miraba a los otros como él y comprendió que el soldado era igual; así que decidió hacer una prueba de fuego, algo así como cruzar la línea y saber a ciencia cierta dónde pisaba.

            Esa tarde, cuando salió de los baños, se dirigió a un soldado.

            -Dile a Cédric que vaya a mis habitaciones, tengo un encargo para él.

            -Sí majestad.

            Diez minutos más tarde, alguien tocó a su puerta, así que abrió dejando pasar al soldado.

            -Buen día capitán, estoy a sus órdenes.

            Harry le hizo la seña de pasar más al fondo y cuando Cédric obedeció, él cerró su puerta con llave, entonces caminó hasta él, muy cerca, tanto así que Cédric lo miró extrañado al tenerlo a un palmo de distancia; lo que segundos después sucedió lo dejó tan impactado que simplemente no hizo nada.

            Harry lo había tomado de la nuca y le había estampado un tremendo beso que le hizo abrir los labios a la fuerza lastimándoselos mutuamente; primero no hizo nada por un par de segundos, luego forcejeó por un par de segundos también y finalmente terminó abrazando al príncipe abriendo mas la boca para responder al beso.

            Se besaron salvajemente, como si cada uno tuviera sed de un beso así,  como la de un hombre que ha estado horas expuesto al sol sin beber agua y finalmente encuentra un oasis.

            Se separaron juntando sus frentes, con Harry tomándolo con fuerza de la cara, diciendo con respiración entrecortada:

            -Quiero montarte…

            Cédric lo miró fijo, respirando igual, tomándole las manos con las suyas y simplemente asintió sin decir nada; ambos se  quitaron la ropa rápidamente sin dejar de mirarse a los ojos y cuando estuvieron desnudos se dirigieron a la cama en donde el soldado se acostó dejando a su capitán encimársele.

            Se besaron, incluso se mordieron y arañaron, sintiéndose, tocándose como desesperados; el príncipe chupo y mordisqueó sus tetillas haciéndolo retorcerse, entonces hubo un momento en que Cédric lo detuvo y le dijo al oído:

            -Quiero chupártela…

            Harry lo miró fijo, como no pudiendo creer lo que oía, entonces Cédric no espero respuesta, se coló en sus piernas abiertas y tomándole el pene con una mano lo metió a su boca.

            -¡Ah!... –jadeo sintiendo la lengua de Cédric  pasando por el hoyuelo- ¡Cédric!


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