Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Fénix del Rey por Orseth

[Reviews - 288]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

            

 

            Cédric continúo chupándola viendo con satisfacción el enorme tamaño de esa erección, lamió sus testículos y después la metió en su boca de nuevo y la chupo por un rato hasta que Harry lo jaló hacia arriba para devorar su boca otra vez.

            -Ya quiero metértela… -masculló sobre sus labios.

            -Lubricante… ¿tienes? –respondio mordiéndole un labio.

            A tientas, Harry abrió su cajón y sacó uno de los pequeños tubos que Dumbledore le había dado e iba a destaparlo cuando el soldado se lo quitó, lo abrió el mismo y sonriendo lascivamente se unto los dedos y los dirigió hacia su propio trasero.

            Harry miró embobado como Cédric hacia movimientos en su culo que él no podía ver, pero el solo intuir de qué se trataba, hacía que su pene doliera de urgencia; después de un rato el soldado retiró su mano y se volteó poniéndose en cuatro dándole al príncipe una vista espectacular.

            -Por todos los…

            -Anda, ya lo quiero dentro…

            Harry se hinco entre sus piernas separadas y apunto su miembro a la entrada de Cédric, que impaciente estrujaba las sabanas. 

            -¡Mmm! –jadeó cuando fue penetrado de golpe.

            Harry comenzó a embestirlo sujetándole cadera.     

            -¡Ah!... ¡mas fuerte!...

            No esperó a que se lo repitiera y comenzó a penetrarlo con más vigor hasta que lo único que se oía en el cuarto era el choque de sus muslos con las nalgas de Cédric, jadeos, gemidos y quejidos.

            Después Cédric se giró y lo empujo contra la cabecera haciéndolo sentarse, para después sentársele a horcajadas y penetrarse él mismo mientras lo abrazaba por el cuello; Harry lo rodeó con los brazos mientras éste comenzaba a moverse, subiendo y bajando con un poco de dificultad, pero lo suficientemente excitante para que Harry le mordiera un hombro haciéndolo gemir.     

            -¡Oh!

            Después de un rato así, Harry lo acostó y se le encimó penetrándolo de nuevo; Cédric lo rodeó con las piernas mientras era embestido una y otra vez hasta que con un grito ahogado no pudo más y se corrió mojando el vientre de Harry; al sentir las contracciones internas, Harry no se contuvo mas y también se corrió dentro de Cédric, luego se desplomo encima de él con respiración entre cortada.

            Al cabo de unos segundos se retiro y se acostó a un lado, ambos estaban con el corazón acelerado, uno con el pene palpitante aun y el otro con el  esfínter contrayéndose espasmódicamente… cerraron los ojos y se dejaron llevar por el delicioso y agotador sopor post orgásmico por unos momentos.

            Sin abrir los ojos, Cédric dijo:

            -Sí esto fue una especie de prueba, creo que reprobé…

            -No… -respondio Harry también sin moverse- creo que el más tronado fui yo.

            Permanecieron en silencio un rato mas, recuperándose; con la cama revuelta y los pies hacia la cabecera; luego Harry abrió los ojos y mirando al techo dijo:

            -Yo… no quiero que malinterpretes esto... tú y yo no…

            -No malinterpreto, si sobreentendido esta, pero la cama tiene la misma altura de tu lado que del mío, así que sobre ella somos iguales; ni tú eres un príncipe ni yo soy un soldado; solo somos dos hombres y uno de ellos requiere una explicación.

            Harry suspiro y se levanto para sentarse recargado en la cabecera siendo imitado por Cédric, volviendo a pasar unos minutos en silencio.

            -Tienes lindos ojos –dijo el soldado con una pequeña sonrisa- siempre me parecieron bonitos, son como esmeraldas… como piedras vivas…

            -Es raro recibir halagos de un hombre –respondio sonriendo débilmente mientras miraba sus dedos juguetear con la punta de la sabana.

            -Sí, por lo general uno suele escuchar “que bien peleas” no “que bien coges”

            -Sí, es verdad… -dijo sonriendo sin ganas.

            -Y esos ojos bonitos no van con un rostro tan atormentado.

            Esta vez Harry no dijo nada y tampoco sonrió…solo miraba el bordado de la sabana como si ahí estuviese escrita la solución a sus problemas.

            -¿Y bien?

            -Lo siento –respondio Harry recomponiéndose- pero no es nada.

            -Hace unos minutos te tuve dentro de mí –exclamo sin reproche en la voz- y de hecho tengo algo tuyo dentro de mi todavía… creo que merezco un voto de confianza y sobre todo de respeto… tranquilo, no es como que yo vaya pregonando esto.

            Harry volteó a verlo y se encontró con un rostro amistoso, lo miró por unos segundos sintiéndose extrañamente en confianza.

            -Siento haberte sorprendido así.

            -No te preocupes, estas sorpresas si me gustan –respondio riendo.

            -Debe parecerte raro…

            -¿Qué el príncipe me haya tomado?... no, para nada, esto pasa todos los días.

            Harry volvió a reír dándose cuenta de que nunca había hablado con Cédric más que para darle un par de órdenes y recibir uno que otro informe.

            -Por el profeta Merlín, esto es tan raro –dijo pasando los dedos por entre su cabello.

            -Bueno, si no piensas decir nada –exclamo Cédric levantando la sabana que apenas cubría sus partes intimas- espero que esto que acaba de pasar no juegue en mi contra.

            -Espera… -dijo poniéndole una mano en el hombro haciéndolo detenerse- lo siento… es solo que esto es muy difícil para mí.

            Cédric regresó a su lugar y se quedó callado observándolo.

            -Sí, tienes razón…- continuó Harry- me siento atormentado.

            -¿Por qué?

            -¿Y preguntas porqué? –dijo sonriendo irónico.

            -¿Por esto que acaba de pasar?

            -¿No es suficiente?

            -Entonces comencemos por el principio –dijo Cédric intentando deshacer el nudo de pensamientos de Harry- ¿Cómo es que te diste cuenta de que yo…?

            -Te observe, vi que  mirabas a los demás de un modo distinto…

            -Bien, pero eso no explica lo que acaba de pasar.    

            -Sí, yo… bueno, todo comenzó con la llegada del doncel.

            -¿Por qué?

            -Porque al tomarlo me di cuenta de cuánto lo deseaba… de que su cuerpo llamaba mucho mi atención… no es como dijo Ron, que tratándose de un doncel, él solo se ocuparía de su culo porque le sería difícil tener relaciones con él tratándose de un hombre, pero en mi caso…

            -No fue así.

            -No, no fue así, incluso una mañana yo disfrute su cuerpo sin penetrarlo porque estaba adolorido, pero yo deseaba tanto tocarlo… yo deseaba… -continuó gesticulando con las manos como queriendo ayudarse a expresar lo que  no podía con palabras- pensé que era normal porque era un doncel, pero…

            -Pero es un hombre –completo Cédric al verlo quedarse callado.

            -Sí… y entonces recordé que en mi adolescencia no solo las chicas comenzaron a llamar mi atención… yo… yo veía los penes de los soldados cuando estábamos en los baños y…

            -Deseabas tocarlos –volvió a completar cuando Harry volvió a quedarse callado.

            -Sí –respondio con desaliento- pero sabía que eso era malo, que está prohibido por Dios, así que no sé cómo, pero lo eche en el olvido, además las mujeres también llamaban mi atención, así que cuando me casé y tuve mis concubinas, no hubo mayor problema pero ahora… -dijo exhalando un profundo suspiro antes de continuar- lo que acaba de pasar era una especie de prueba no para ti, sino para mi… de ver que tanto me excita el cuerpo de un hombre.

            -Pues lo que entró en mi culo estaba muy excitado, así que déjame decirte que si… definitivamente te gustan los hombres y mucho.

            Harry suspiro e inclinó la cabeza, por lo que Cédric le palmeó un muslo diciendo:

            -Pero oye ¿Por qué esa cara?

            -¿Y tú lo preguntas?

            -De acuerdo, sé que este gusto tan peculiar es muy difícil y arriesgado, pero tú tienes una ventaja sobre mi y es que también te gustan las mujeres, no como a mí, que solo gusto de los varones… al menos tú puedes disimular, pero vuelvo a hacer la misma pregunta ¿por eso tienes esta cara?

            -Sí… soy una especie de aberración.

            -Gracias por lo que me toca.

            -No quiero ofenderte, pero es que esto está prohibido.

            -Sí, pero esto no es algo que tú elijas… dime ¿tu elegiste ser bisexual?

            -No, claro que no.

            -¿Entonces? No es tu culpa.

            -Teóricamente no, pero no puedo dejar a un lado una educación de toda la vida… incluso ni siquiera pude ir con prostitutas, siempre estuve muy vigilado y mis padres son muy estrictos en ese sentido; de hecho me sorprendieron cuando estuvieron dispuestos a aceptar al doncel aunque no hubiese sido virgen, es solo porque quieren un hijo varón, pero… la verdad me siento muy mal… siento que hice algo terrible.

            -De hecho estuviste muy bien –dijo sonriendo.

            -Sabes de que hablo –respondió agradecido de que Cédric le quitara esa tensión al asunto- no es tan fácil aceptar lo que uno es.

            -Yo le llamo a eso “candados mentales”

            -¿Candados mentales?

            -Sí… mentalidades que no puedes romper porque las mamaste en tu casa, porque las recibiste desde que tienes uso de razón, por eso  no las puedes romper… al menos no tan fácil.

            -¿Tú los tenías? –preguntó viéndolo a la cara.

            -Por supuesto, la mayoría los tenemos, pero pensé que suficiente tenía con el juicio condenatorio de la sociedad como para condenarme yo mismo… mi vida no es fácil, nunca lo fue ¿entonces porqué añadirle juicios personales  a algo que no tiene solución? No porque me avergüence dejaran de gustarme los hombres… yo sufría igual que tú, pero al menos yo sé lo que soy, no como otros, por ejemplo tu amigo Ron…

            -¿Qué hay con él?

            -Dice que solo se ocuparía del culo de un doncel, pero te apuesto que si el doncel le ofreciera una mamada, la aceptaría sin chistar poniendo mil justificantes después… no digo que sea homosexual, pero la mayoría de los hombres son hipócritas, juzgan en los demás lo que temen de sí mismos.

            -Todo eso suena lógico… ¿pero como hago para dejar de sentirme tan mal? –preguntó mirando sus manos.

            -Cuestión de practica –respondio intentando darle ánimos- solo atrévete a pensar por ti mismo, a valorarte como persona… no solo eres un pene, ve tus cualidades y examínate como ser humano; date cuenta de que la sexualidad solo es una parte de ti, no lo es todo.

            Harry lo miró a la cara y vio ese rostro sonriente, con esas cejas pobladas y ojos azules y de repente se dio cuenta de que una parte de esa carga que llevaba en la espalda últimamente, se aligeraba.

            -Eres genial –dijo sonriendo.

            -Lo sé –respondio alzándose de hombros- pero dijiste que todo comenzó con tu concubino ¿pero entonces por qué no desfogas todas tus ganas con él?

            -Porque me detesta.

            -Ya veo… supe que era un caballero del desierto, que ocultaba sus grecas y por eso nadie sabía de su condición.

            -Así es.

            -Pero fue descubierto y traído ante ti, así que de ser un capitán respetado por su tropa, ahora es el concubino del príncipe, encerrado en el palacio sin poder salir por su propia cuenta… creo entender el porqué te detesta.

            -Sí… pero yo no lo veía así, es decir… es un doncel, es su obligación.

            -Sí, pero puede ser que yo por ser como soy, puedo darme cuenta de la opresión de la sociedad para con algunos de sus miembros… las mujeres, los donceles y los homosexuales por ejemplo.

            -Ya veo –exclamó con desaliento.

            -El te detesta ¿pero y tú?

            -A mí me gusta… me gusta mucho… -dijo sintiéndose aliviado de reconocerlo por fin- y la noche de bodas me sentí mas excitado que nunca.

            -¿De verdad era virgen?

            -Sí… espera –dijo levantándose sin preocuparse de cubrir su desnudez.

            Cédric lo vio dirigirse a un armario de cerezo rojo, abrirlo y sacar un pequeño baúl.

            -Aquí están el cofre de mi esposa y mis concubinas, incluido el de él.       

            -Imagino que es lo que está ahí.

            -Sí, son los paños de virginidad –asintió abriendo el de Draco y sacando el paño de lino- esta es su virginidad y fue mía.

            -No puedes dejar de ser lo que eres –exclamó Cédric cruzándose de brazos y negando con la cabeza mientras sonreía.

            -Sí, puedo cambiar mi mentalidad en algunas cosas, pero en otras no… como tú dices, soy lo que soy y el haber sido el primero en su lecho me hizo muy feliz.

            -Veo que si te gusta mucho.

            -Mucho –Repitió guardando el paño de nuevo- pero no tolera que lo toque… me detesta porque le quite su libertad.

            -¿Y entonces como le estás haciendo si debes embarazarlo lo antes posible?

            -No lo he tomado en semanas.

            -¿En serio? –Preguntó sorprendido- ¿Y entonces?

            -Cuándo estoy con él –dijo Harry sentándose en la cama- y estoy penetrándolo… gira el rostro para no verme… y cuanto me gustaría que me viera… que también me deseara como yo a él.

            Cédric vio el rostro melancólico de su capitán y sintió un poco de envidia.

            -Pues él tiene mucha suerte.

            -Qué va… la primera vez que lo tomé, sufrió mucho –dijo sentándose de nuevo a su lado.

            -¿Por qué?

            -Porque yo no sabía nada de esto, es decir, no sabía que había que preparar primero el ano, vaya ni siquiera que se usaba algún tipo de lubricante.

            -¿Hablas en serio? –preguntó mirándolo con ojos bien abiertos.

            -Aja.

            -Eres un idiota, con razón te odia, yo en su lugar te hubiera matado.

            -¡Oye!

            -Es la verdad… -concluyó alzándose de hombros- ¿pero entonces que harás?

            -No lo sé, quiero estar en su lecho pero no a la fuerza.

            -¿Y cómo lo tratas?

            -Bien… bueno, no cuando él se lo busca.

            -Mejor ni pregunto –dijo rodando los ojos- pero mi consejo es que hagas una especie de cortejo.

            -No le gusta nada de lo que le doy.

            -Fue un caballero del desierto, pero a fin de cuentas es una persona como cualquiera y a  todos nos gustan los detalles.

            -Sí, pero mi padre sigue presionando, quiere un hijo ya y yo no estoy haciendo lo que debo.

            -¿Y qué piensas hacer?

            -No lo sé –respondio desanimado.

            -Bueno, pero por lo pronto deberías sentirte mejor, estás conociéndote mas y ya no debes temer a lo desconocido… tras esa cortina de miedo, solo estás tú.

            -¿Solo yo?

            -Ajá, no hay un monstruo como tu creías… solo estás tú.

            Harry sonrió sintiéndose mejor por primera vez en meses.

            -Gracias.

            -No hay de qué.

            -Oye, cambiando de tema… no quiero parecer descortés, como que solo quería cogerte, pero fuera de aquí…           

            -En primera, no seas mentiroso, solamente querías cogerme y en segunda, no tienes que decirlo, sé que poniendo un pie fuera de aquí eres el príncipe y yo un caballero del desierto, ya lo sé.

            -Gracias… ¿pero no estás molesto?

            -En realidad no, me gusto que un hombre como tú me montara… eres muy atractivo, tienes un cuerpo de fábula, solo que con tanta túnica encima no se ve.

            Harry sonrió de nuevo, después vio el reloj y comprendió que ya había pasado suficiente tiempo.

            -Cuándo quieras aliviar el estrés, cuenta conmigo  -concluyó Cédric guiñándole un ojo.

 

____________________________________________________________

 

.

            En el transcurso del día, Harry fue sintiéndose mejor, fue comprendiendo que lo que decía Cédric era cierto… tras sus miedos solo estaba él  y aunque había momentos en que la realidad pretendía agobiarlo con su peso, intentaba asimilar sus propias facetas.

            Fue con Bellatrix a beber el té y luego platico con sus concubinas, jugó con sus hijas y luego se fue de ahí, a Draco ni siquiera lo miró, no deseaba hostigarlo con su presencia, así que por el momento decidió poner distancia de por medio.

            Al día siguiente, cuando estaba a  punto de salir con una tropa, un mensajero real llegó.

            -¿Qué pasa? –preguntó James cuando los vio entrar a su estudio.

            -Es un mensajero del rey Riddle –respondio Harry haciéndole una seña al hombre de que se podía retirar.

            -¿Y ahora qué dice? –preguntó cuando quedaron solos.

            -Dice que vendrá a visitar a su hija.

            -Lo que faltaba… ¿y cuándo?

            -Bueno, el mensajero dijo que fue enviado en lo que se preparaban y como los preparativos para un viaje de un mes a camello por el desierto son de aproximadamente dos días, seguro eso tardara en llegar, unos dos días.

            -Dice que viene a ver a Bellatrix pero seguro solo viene a tantear el terreno, seguramente ya sabe lo del doncel.

            -Sí –respondio Harry sentándose- debe estar muy contrariado de que ese hijo varón no sea de su hija.

            -Pues sí, hubiera sido magnifico consolidar la alianza de esa manera, pero no habiendo otra opción, prefiero consolidar mi propio reino con un hijo tuyo con quien sea… por cierto ¿Cómo vas con eso?

            -Bien.

            -No te veo muy convencido… has visitado su lecho todas las noches ¿verdad?

            -Sí.

            -Mierda… esos donceles son tan imprevisibles; nada como una mujer para saber cuándo pueden concebir, solo sangran  y listo, ya están maduras, en cambio con ellos…

            -Hablando de eso papá, hay mujeres que sangran incluso a los diez años.

            -¿Y?

            -Me parece que aun son muy  jóvenes para casarse.

            -Tonterías, cuanto más jóvenes, mejor puedes educarlas y hacerlas a tu manera.

            Harry quedó impresionado con esas palabras de su padre, le pareció que lo veía por primera vez, como si recién fuera descubriendo sus ideas y personalidad, pero lo peor de todo fue que esas mismas ideas las había implantado en él, porque toda su vida había pensado lo mismo.

            Se quedó callado, pensando en que decir pero no pudo expresar palabra alguna pues estaba demasiado impresionado viéndose a sí mismo a través de su padre.

            -Bueno Harry, hagamos los preparativos para recibir a tu suegro.

            -Sí.

 

______________________________________________________________

 

 

            Cuando Bella recibió la noticia de que su padre llegaría al reino de Hogwarts, mostro alegría y entusiasmo, pero ya a solas comenzó a caminar de un lado a otro, angustiada y estrujándose las manos.

            -Viene por lo del doncel… -pensó nerviosa- me culpará por no haber podido darle un hijo varón a mi esposo.

            El día de la llegada del gobernante del reino vecino llegó y con ello mucho movimiento que incluyo  las concubinas y al doncel.

            -¿Y por qué yo tengo que ir  recibir a ese fulano? Ni que fuera algo mío.

            -¿Antes eras así de irrespetuoso con la realeza y los gobernantes? –pregunto Minerva con cierto enojo mientras ponía ante él un cofre con varias cadenas y brazaletes de oro y demás joyas para que él eligiera que ponerse.

            -Antes de que me encerraran como un vil prisionero yo respetaba a todo el mundo, pero ahora los detesto –respondio viendo despectivo las joyas; además ¿usar turbante y velo bajo techo, estando dentro del palacio? ¡Es ridículo!

            -Antes los usabas.

            -Pero es cuando viajamos en el desierto, para protegernos del sol y la arena.

            -Pero ya no eres soltero, debes cubrir tu rostro…. Además siempre ha sido así ¿Por qué te enoja tanto ahora?

            -Porque no me tocaba usarlo a mí, yo lo usaba cuando quería, no cuando alguien me lo impusiera… -además ese rey  no es nada mío.

            -Es el suegro de tu esposo, así que le debes mucho respeto y si no quieres que él mismo venga por ti, lo mejor es que tú mismo te prepares y no armes alboroto.

            Draco torció la boca y a regañadientes se vistió para la ocasión, lo mismo que las demás concubinas.

 

_____________________________________________________________

 

           

Cuando el rey Tom Riddle llego al palacio acompañado de un gran séquito de sirvientes y guardias, los reyes de Hogwarts y el príncipe estaban listos para recibirlo.

Draco estaba al lado de Luna y Pansy, de pie al lado del trono en donde Harry estaba sentado junto a Bellatrix y a un lado suyo estaban sus padres en sus respectivas sillas reales y cuando el rey Tom Riddle apareció, todos se pusieron de pie.

-Y pensar que yo estaba en la guardia que cuidaba a estos idiotas –pensó Draco nostálgico, recordando aquellas ocasiones en que su tropa era llamada como apoyo cuando se hacían visitas oficiales.

Tom Riddle, un hombre alto y de porte distinguido, sonrió ante el rey james y el príncipe Harry, quienes se habían adelantado para darle la bienvenida.

-Es un placer tenerlo aquí Alteza –saludó james dándole la mano.

            Después de los saludos correspondientes entre ellos, la esposa del rey y la princesa Bellatrix pudieron acercarse también; después se dirigieron a otro salón para que el rey descansara.

            -¿Por qué viene sin su esposa? –preguntó Draco en voz baja a Pansy.

            -El rey Riddle es viudo y no ha tomado otra esposa, solo tiene diez concubinas y nunca las saca.

            -¿¡Diez, hablas en serio?!

            -Sí, la madre de Bella era la primera esposa.

            -¿Tiene hijos varones?

            -Tenía dos, eran mayores que bella y eran el orgullo de su padre, pero murieron en un accidente, que trágico ¿no?

            -¿Y no ha tenido más hijos con tanta concubina?

            -Sí, tiene tres pero están muy pequeños, andarán entre los dos y tres años.

            -Ya veo… ¿y cuando podemos retirarnos?

            -Hasta que nuestro esposo nos lo permita, pero por lo general es cuando es la hora de la comida, pues no podemos quitarnos los velos antes esas personas.

            Draco bufó y se cruzo de brazos mientras caminaba en fila india tras el grupo de personas; permanecieron unos instantes de pie ante ellos, viéndolos sentarse en cómodos sofás mientras los sirvientes llevaban refrigerios y bebidas; Draco pensó que su imaginación le jugó una mala pasada pues por un instante descubrió la vista del rey Riddle clavada en él.

            -Es hora –susurro Pansy- ya podemos irnos.

            Acompañados de Minerva y las dos siervas, las dos concubinas y Draco, regresaron a sus habitaciones.

 

________________________________________________________________


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).