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El Fénix del Rey por Orseth

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            Esta vez Blaise se había vestido su uniforme de soldado y puesto su insignia de capitán, sin embargo estaba nervioso por lo que fuera a encontrar y por la reacción del rey.

            -Bueno… -pensó parado frente al palacio- al mal paso, darle prisa.

            Llegó y entro al patio, en donde había más soldados, en eso no había problema, prácticamente cualquier ciudadano podía entrar a los patios delanteros del palacio, pero para entrar a la edificación no era tan sencillo y él lo sabía, por lo que se presentó a uno de los guardias que custodiaban la gran puerta quitándose el velo y diciendo:

            -Buen día amigo, soy Blaise Zabini y pertenezco a la decimo vigésima división que comanda el general Sirius Black, soy capitán de tropa designado a Hufflepuff y vengo a solicitar una audiencia personal con el rey.

            El soldado asintió mientras miraba con atención la identificación y credenciales de Blaise y luego se las pasó a su compañero para que las rectificara.

            -Parecen en orden –dijo entregándoselas- entonces no tienes audiencia.

            -No.

            -Espera aquí, hay que ver si el rey está disponible para recibirte o tal vez debas solicitar una para después.

            -Estoy dispuesto a esperar lo que sea necesario aquí, pero no puedo esperar una audiencia, como compañero te pido que insistas por mí.

            -De acuerdo, déjame ver.

            El soldado entró y otro tomó su lugar mientras Blaise regresaba al patio y tomaba asiento junto a algunos soldados.

            -¿Vienes de lejos? –preguntó uno ofreciéndole un té.

            -Sí, vengo desde Hufflepuff.

            -¿Y por qué tan lejos?

            -Es una encomienda personal de mi general, por eso debo esperar porque no tengo una audiencia programada… ojala me reciba.

            -Lo dudo amigo, el rey ha estado cada día peor.

            -¿Por qué?

            -Desde que su concubino se fue, el rey perdió el rumbo… como si solo le importaran las faldas del doncel.

            -¡Oye! –Exclamó otro soldado llamándole la atención- no debes hablar así del rey.

            -Sé que no debo hacerlo pero me exaspera que ya no sale a patrullar con nosotros, antes compartía como uno más, lo sentía cercano, ahora hace semanas que ni siquiera lo veo de lejos.

            -Desde que fue coronado tampoco salía ya con nosotros, estaba ahogado de trabajo.

            -Sí, pero ahora dicen que deambula como fantasma.

            -¿Y todo desde que se fue el doncel? –pregunto Blaise.

            -Sí.

            -Y lo peor es que se fue preñado… -dijo el segundo soldado para después dirigirse a su compañero- el hijo del rey anda perdido por quien sabe donde ¿y tú aun lo juzgas por andar deprimido?... el doncel se escapo con el futuro rey en su vientre… el muy hijo de puta…

            -Pero al menos la reina está embarazada –exclamó Blaise después de darle un sorbo a su té- con suerte será un varón esta vez.

            -Yo lo dudo mucho –dijo el segundo soldado- la reina solo da niñas.

            -Recemos al profeta para que esta vez sí nazca un heredero –dijo Blaise.

            -Solo hay un heredero –respondio el soldado sentándose a un lado- pero está perdido.

            -Perdido el heredero y perdida la razón del rey, buen futuro nos espera –concluyo el primer soldado con desanimo.

            -Pero eso pasó porque el rey no supo educarlo desde el principio –dijo un tercer hombre uniéndose a la plática mientras daba grasa a sus botas- el doncel se le subió  a las barbas y miren lo que pasó, escapo con el heredero.

            -Sí, probó la vara muy tarde –intervino otro asintiendo con convicción- el rey tiene la mano ligera.

            -No te creas –dijo otro- yo estuve cuando lo castigo la ultima vez… el rey estaba hecho una furia y nos pidió sujetarlo; hombre… lo tundió hasta que se canso y más, el pobre concubino creo que hasta se orinó.

            Blaise solo apretó los labios y bajo la vista para no demostrar que deseaba patear la cara del “pobre rey”

            -¡Hey! –exclamó el soldado de la puerta.

            -¿Sí? –Respondio Blaise acudiendo rápido- ¿tuve suerte?

            -Sí, podrás verlo al anochecer.

            -Hombre, son las nueve de la mañana.

            -¿Y?... tuviste suerte, el rey no iba a recibirte siquiera, lo que pasa es que me encontré al primer ministro y fue a él quien le rogué por tu causa.

            -De acuerdo, te lo agradezco compañero ¿a qué hora debo presentarme?

            -Ven como a las siete de la noche, el rey cena a las ocho y después se retira a sus habitaciones.

            -Gracias, que el profeta Merlín te bendiga.

            -Amen.

            Blaise se fue del palacio despidiéndose con la mano de sus compañeros, regreso al campamento de caravanas y se dispuso a esperar.

            -No le vas a decir que estoy aquí ¿verdad?

            -¡Ah como friegas, ya te dije que no!

            -¿Y entonces porqué aun estoy aquí? Ya hice lo mío, quiero regresar a Hufflepuff por mi mercancía.

            -¿Piensas llevar a ese pobre niño al desierto?

            -No la jodas Blaise –respondio con hastío- como si ningún niño recién nacido viajara por el desierto, por si mal no recuerdo, tú  me contaste que naciste en una caravana.

            -De acuerdo, de acuerdo… pero entonces espéranos, regresaremos todos juntos en cuanto terminemos este asunto.

            -Bien –respondio no muy convencido.

            Cuando llego la hora, Blaise regreso al palacio, esta vez conducido adentro por un guardia.

            -Espera aquí –dijo conduciéndolo a una habitación- no salgas hasta que yo venga por ti, no puedes andar deambulando por el palacio tu solo.

            -Bien.

            Quince minutos después, el mismo soldado regreso por él conduciéndolo a la oficina del rey.

            -Adelante –dijo alguien adentro cuando el guardia tocó.

            -Pasa –le dijo a Blaise.

            Blaise entró a la enorme habitación doble que tenía muebles de oficina por un lado y una hermosa sala con sofás blancos por otro; un hombre miraba por la ventana atrás de su escritorio dándole la espalda.

            -Recibí tu mensaje –dijo Harry dándose la vuelta- ¿Para qué tanta urgencia?

            Blaise se sorprendió al verlo, pues lo conocía desde que era niño, al menos de vista y este Harry Potter que ahora tenía ante sí, estaba demacrado y con varios kilos menos.

            El soldado se inclino respetuosamente ante el rey y después dijo:

            -No vengo de parte del general Black, majestad.

            -¿Ah no?... eso me habían dicho –exclamó Harry extrañado encogiéndose de hombros- ¿y entonces?

            -Majestad ¿puedo sentarme?

            -Claro –respondio sentándose también.

            Blaise se sentó frente al rey pensando en cómo comenzar pues el discurso que había ensayado en su mente previamente, de pronto no tenía sentido.

            -Señor… -comenzó Blaise  mirándolo fijamente- tengo la certeza absoluta de que hay una conspiración en su contra.

            -¿Qué? –exclamó Harry frunciendo el ceño, como prestándole atención por primera vez.

            -Esta elaborándose un plan contra el reino y tuve que decírselo personalmente pues ignoro quién es de confiar dentro y fuera del palacio.

            -¿Qué bases tienes para decir eso?

            -Sí me lo permite, le contare como es que lo sé.

            -Habla.

            Blaise conto lo que Draco le había dicho, pero en primera persona, haciendo a Harry quedarse callado por la impresión.

            -Eso me lleva a deducir que el que su concubino intentara escapar una vez y lo lograra la segunda ocasión, no fue por casualidad… alguien se encargó de provocar la situación adecuada para que sucediera.

            Harry permaneció callado mirando al soldado, su mente estaba tan impactada que asimilar todo lo que había dicho Blaise era demasiado, pues implicaba todo su entorno, sus seres queridos y su vida misma.

            -Planean asesinarlo majestad, no sé quien ni cuando, pero el plan ya está en marcha y sabe perfectamente que solo hay una manera de constatarlo para que vea usted mismo que no miento.

            Harry seguía sin decir nada, hasta que de pronto se levanto tan rápido que sobresalto a Blaise.

            -No saldrás de aquí hasta que yo diga, habrá un guardia afuera –dijo dirigiéndose a la puerta.

            Cuando salió le dijo al guardia que no dejara salir a soldado hasta que él regresara; cuando caminaba no sentía nada, iba como ensordecido y no era consciente de lo que pasaba a su alrededor, no notaba siquiera a los sirvientes que se cruzaban en su camino y dejaba sorprendidos y preocupados al verle el semblante mas pálido de lo normal, con ojos muy abiertos como desquiciado… y entonces se detuvo, se detuvo recargándose en una columna como si hubiera corrido un maratón y de pronto necesitara detenerse para recuperar el aliento.

            Respiraba entrecortadamente recargado en la columna, cerrando los ojos con expresión de dolor en el rostro… había un culpable… un culpable aparte de él de todo ese embrollo  infernal que estaba viviendo… alguien había provocado eso y él había caído…

            -Pero no es seguro… -pensó abriendo los ojos poco a poco- no es seguro…

            Pero pensar aquello era tan monstruoso que nuevamente se le fue el aliento al pensar en que el bebé que Bellatrix llevaba en su vientre, era tan solo un cojín.

            -Imposible… -pensó sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas- imposible…

            Varias veces había llegado con ella a tocar su vientre, a hablarle al bebé no nato como había hecho con todas sus hijas siendo eso su único consuelo en aquel mar de culpas y dolor, sintiendo al nuevo bebé cómo una bendición tal como sentía a cada una de sus pequeñas sin importarle que fuera una niña otra vez; pero curiosamente nunca lo había sentido patear… “está dormido” decía ella… “justo acaba de moverse”…

            -No… -musito recomponiéndose más a fuerzas que de ganas- ella está embarazada… ella tiene a mi hijo en su vientre… o hija… -añadió sonriendo como tonto- siempre tengo hijas… seguro viene una niña… pero no importa… -exclamo comenzando a caminar de nuevo rumbo al área de concubinas- aunque sea una niña yo la quiero… -pues de hecho estaba seguro al cien por ciento que de nuevo nacería una niña, nunca pensó que fuera varón pero no se lo decía a su esposa para no herir sus sentimientos.

            Llegó al área de concubinas con actitud recompuesta, algo automático últimamente; se encontró con Minerva encendiendo las luces del  jardín.

            -¡Majestad, que sorpresa! –Dijo sonriendo.

            Pero Harry ni siquiera le escucho, paso de largo a la casa de Bellatrix.

            -Buenas noches querida –dijo entrando a la casa de la reina.

            -¡Querido! –Exclamó Bella sentada en el sofá bordando una capa, sorprendida de verlo ahí- no me avisaste que vendrías, me hubiera puesto linda para ti.

            -No hace falta, siempre lo estás –respondio sonriendo mientras se sentaba a su lado- estaba inquieto y pensé que visitarlos me calmaría –añadió acariciándole el vientre.

            -Sí, nuestro hijo y yo estamos para ti, somos tu fuerza… ven cuando quieras –respondio encantada acariciándole la mejilla.

            -¿Y cómo ha estado mi pequeño hoy?

            -Muy inquieto –respondio sobándose la panza- pero creo que ya se cansó… es un perezoso.

            -Esta bien –dijo recargando la mejilla en su enorme vientre mientras que con su mano la tocaba- que descanse ahora que puede, porque cuando sea rey tendrá mucho trabajo.     

            -Es verdad –respondio acariciándole la negra cabellera.

            -Bueno querida, debo irme.

            -¿Tan pronto? –respondio decepcionada cuando él se levanto.

            -Sí, de pronto recordé algo urgente que tengo pendiente, que descanses –dijo dándole un beso en los labios y saliendo de ahí.

            Camino con paso tranquilo hasta salir de ahí, ni siquiera miró al guardia que estaba en la entrada, solo siguió caminando hasta detenerse quién sabe dónde, con el alma congelada, con un nudo en la garganta… con los ojos anegados de lagrimas cuando levanto su mano y vio entre sus dedos el alfiler que llevaba oculto y que había clavado en el vientre de su esposa sin que ella dijera nada.

            -No existe… -pensó recargándose en la pared y dejándose caer poco a poco, con las lagrimas escapando de sus            ojos- Mi hija no existe… no existe…

            -¡Majestad!... –exclamó el primer ministro pasando por ahí- ¿¡Qué está haciendo ahí, que sucedió?! –dijo presuroso hincándose junto a él.

            -Tenías razón Severus… -musito con la cabeza inclinada- tenías razón…

            -¿De qué, que pasa?

            Pero Harry ya no dijo nada, más bien no pudo, lo único que hizo fue recargarse en el pecho de Severus y continuar llorando.

            Severus lo abrazo, dejándolo llorar, dejando al rey desahogarse por primera vez desde que su concubino se fuera… ¿Qué había sucedido para terminar de romperlo de aquella manera?... ni idea, pero sospechaba que era algo terriblemente malo.

            Estuvieron así por un largo rato, con el ministro sosteniéndolo en silencio y el rey sujetándose de él como única salvación; después ya más tranquilo lo levantó y lo llevó a su habitación en donde le sirvió un trago para ayudarlo a despejarse.

            -Dígame ¿Qué ha sucedido? –pregunto sentándose frente a él después de darle la copa.

            Pero Harry permaneció en silencio, por lo que Severus lo animo a beber para relajarlo, algo que pareció servir pues después de un par de sorbos Harry parpadeo como saliendo de un trance.

            -Severus…

            -Majestad, dígame que está pasando.

            -Severus… -repitió mirándolo- mi reino está en peligro y mi reina está implicada.

            -¿Qué dice? –Pregunto frunciendo el ceño- ¿Quién dijo eso, como lo supo?

            -Tú tenías razón, me dijiste que investigara más las circunstancias de la medicina y yo no hice caso…

            -Basta –exclamó sacudiéndolo por un hombro- reaccione, aclare la mente y dígame todo desde el principio.

            Harry exhalo un suspiro e inclino la cabeza y comenzó a decirle de la visita de aquel soldado que le había revelado que había una conspiración en su contra, como lo había sabido  y algunos de los principales implicados.

            -Pero majestad, eso que dice de la reina es monstruoso ¿Cómo podría llevar a cabo tal engaño? ¿Qué tan confiable es ese soldado?

            Por toda respuesta Harry alzo su mano y le mostro un alfiler del tamaño de una pulgada y media.

            -Lo acabo de clavar en el vientre de Bella… y no paso nada.

            Severus también quedó mudo recargándose en el respaldo de la silla.

            -Bellatrix no está embarazada… nunca lo estuvo, todo fue un engaño de ella y su médico.

            -Por eso nunca ha permitido que Dumbledore la revise.

            -Así es –dijo levantándose y caminando hasta su ventana- planean asesinarme cuando mi hijo nazca… bueno, mi supuesto hijo.

            -La medicina anticonceptiva… -dijo Severus entendiendo muchas cosas- nunca averiguamos quien la metió.

            -No fue nadie de fuera… el enemigo ya estaba dentro.

            -Por el profeta Merlín…

            -Severus, he estado tan hundido en mis tristezas desde que Draco se fue, que mi reino se está hundiendo frente a mi nariz y yo sin darme cuenta.

            -Me temo majestad, que eso es muy cierto.

            -Debo hacer algo –dijo decidido, pero aun con la actitud de quien reacciona en modo automático.

            -Para empezar debemos saber quiénes son traidores.

            -Sí.

            -Déjeme eso a mi majestad, yo me encargare.

            -Pide ayuda a Ron y a Cédric Diggory, con ellos dos bastara para sacarle información a Greyback, llévalo a los calabozos del ala oeste del palacio, es una sección prohibida para los soldados, nadie sabrá lo que ocurra ahí.

            -Lo haré en seguida –exclamo levantándose presuroso- seremos muy discretos.

            -Severus…

            -¿Sí?

            -Están autorizados para usar cualquier medio, si al final muere no me importa.

            -Entendido… y ¿Qué pasara con la reina, majestad?

            -Por ahora nada, pero la información que necesito no puede esperar a mañana, sobre eso planearemos el siguiente movimiento.

            -De acuerdo, me retiro.

            Cuando Severus salió de la habitación de Harry, con paso rápido pero aparentemente despreocupado, fue al cuartel del palacio y busco a Ron y a Cédric para pedirles un favor personal, cosa que todos los presentes escucharon con o sin intención, por lo que los dos soldados salieron a cumplir el encargo; ya fuera les enseño unos documentos que quería que entregaran a unos posibles hombres con los cuales negociar, al menos eso escucharon los soldados que iban pasando a su lado mientras se alejaban; pero cuando estuvieron fuera del alcance de todos, Severus los llevo a una habitación en donde les puso al tanto de todo; los soldados aun impactados se mostraron prestos a cumplir las órdenes del rey y del primer ministro, así que cuando localizaron al capitán Fenrir Greyback con engaños lo llevaron hasta los calabozos clausurados y comenzaron su trabajo.

 

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            Después de unos minutos en donde un terrible dolor de cabeza le aquejó, salió de ahí con la mano en la sien directo a su oficina en donde esperaba Blaise.

            -Tenías razón –dijo al verlo ponerse de pie- la reina no está embarazada.

            -¿La confrontó, majestad? –pregunto sin volverse a sentar.

            -Tú te quedaras aquí, no regresaras por ahora a tu división –dijo sin responder su pregunta, haciéndole una seña para que se sentara, lo mismo que él.

            -¿Para qué?

            -¿Cómo para qué?... tú me avisaste, no puedes irte así como así.

            -¿Ayudaré en algo?

            -Ya lo veremos.

            Blaise se quedo en silencio, deseaba saber que había planeado el rey pero se veía que el hombre no quería soltar prenda.

            -Supongo que ya puso manos a la obra –dijo observándolo, no dándose por vencido en saber.

            -Algo así.

            -Planean asesinarlo… planean apoderarse de Hogwarts… es bueno que su concubino sepa esconderse ¿no?

            Harry alzo la cara sorprendido por tal afirmación o por tal atrevimiento, no lo supo, solo supo que el enojo llenó su cabeza.

            -Por eso debía estar conmigo, para que yo lo protegiera… para que yo lo cuidara.

            -El sabe cuidarse solo, tal vez por eso escapó.

            -¡¿Cómo te atreves?! –Exclamó estrellando sus palmas en el escritorio mientras se ponía de pie- ¡Tú no sabes nada!

            -Yo lo conocí –respondio Blaise sin alterarse ni ponerse de pie- yo también soy de Slytherin y él era mi capitán.

            Harry se quedó callado, sorprendido de que a cada momento aquel hombre le revelara algo nuevo.

            -Y por desgracia fui yo quien lo entregó a ustedes… y no sabe cómo me arrepiento.

            Harry volvió a sentarse, sintiendo de nuevo el aguijón de la culpa.

            -Yo… yo me equivoqué –respondio perdiendo todo su aplomo de nuevo, empequeñeciéndose otra vez.

            -Draco podrá ser todo un cabrón hijo de puta, rebelde y  necio, mas terco que un camello cuando no quiere caminar… pero si algo tiene es que es responsable de sus propios actos, algo que usted debió saber antes de machacarlo a azotes como si fuera una bestia.

            Harry ni siquiera respondio, solo inclino la cabeza como si de repente el cielo entero le cayera encima.

            -¿Y crees que no lo lamento ahora?... yo… yo estoy tan arrepentido…

            -Claro… ahora que sabe que la reina no está embarazada, necesita a su doncel ¿no?

            -¡No!... –exclamó alzando la vista para después inclinar la cabeza de nuevo- si… pero no es por eso que lo necesito…

            -¿Y entonces?

            -El era… -musito Harry sintiendo más que nunca la ausencia de su concubino- mi fénix… -musito con voz quebrada.

            Blaise lo observo y no vio a un rey sino a un hombre derrotado, un hombre que parecía haberlo perdido todo.

            -Fue avisado a tiempo, su reino aun puede salvarse si detiene la conspiración ahora.

            -¿Y crees que solo eso me importa? –Respondio sonándose la nariz con un pañuelo que saco de un cajón- mi reino está vacío si él no está.

            -¿Draco?

            -Sí.

            -Entonces escúchame bien, maldito bastardo hijo de puta… -exclamó Blaise poniéndose de pie- es hora de que hagas a un lado tu título de mierda y hablemos de hombre a hombre.

 

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            -¡Yo… yo no sé nada! –balbuceó Greyback encadenado a la pared mientras los dos soldados lo miraban, dagas en mano.

            -Sabemos que eres un traidor –dijo Ron quitando los restos de la túnica que quedaban en el cuerpo del capitán- también sabemos que la reina está implicada, que su embarazo es falso y que el rey Tom Riddle planea gobernar Hogwarts… lo único que queremos saber es quienes más están implicados.

            -Así que comienza a decir los nombres de los traidores –continuo Cédric dejando el cuchillo en una mesa de madera y tomando un papel y una pluma- empieza.

            -¡Yo no sé nada!

            -De acuerdo… -dijo Ron exhalando un suspiro- nunca he desollado un cerdo, pero siempre hay una primera vez.    

            Un grito espeluznante hizo eco en los lúgubres calabozos cuando Ron comenzó a desollarlo vivo.

 

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            Después de una corta conversación, Blaise terminó diciendo:        

            -No sé si él regrese algún día, pero si decide hacerlo espero que no seas tan estúpido.

            -Ya entendí, ahora vete que aquí no te necesito.

 

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            Blaise llego en la madrugada al campamento, Goyle estaba sentado junto a la fogata con Crabbe conversando cuando lo vieron llegar.         

            -Creí que dormían –dijo sentándose junto a ellos, calentándose las manos- ¿y Draco?

            -Está dormido en la tienda con el pequeño, el pobre aun no se repone del todo –respondio Goyle- ¿y cómo te fue?

            -No fue fácil pero tal parece que el rey comenzó a reaccionar, ahora todo ya está en marcha, solo nos queda ver lo que sucede, por lo pronto tenemos trabajo.

 

 

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            La aflicción de Harry fue dando paso a la ira conforme pasaban las horas, su mente fue aclarándose como si saliera de un pesado y horrible sueño, por eso cuando a eso de las siete de la mañana llegaron Cédric, Ron y Severus con los resultados de los interrogatorios, estaba más que dispuesto a escuchar.

 

 

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            -¿Entonces si van a regresar conmigo? –pregunto Draco preparando un biberón.

            -Así es, ya te lo había dicho ¿no? –Respondió Blaise preparando sus cosas- además el rey me pidió que vigiláramos nuestro entorno pues no sabemos hasta qué punto se infiltro la traición- seremos sus ojos.

            -Ya veo.

            -Además no esperarás que te dejemos viajar solo con Scorpius ¿no? –intervino Goyle atando todo a su camello.

            -Al menos viajaremos juntos hasta Hufflepuff –dijo Crabbe.

            -Bueno –respondio Draco contento de estar más tiempo con sus compañeros, pues extrañaba su vida de soldado, de convivir en grupo con sus amigos.

 

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Notas finales:

perdon por no responder todos los mensajes, como mencioné antes, mi pc ya esta fallando de nuevo y es un triunfo hacer que encienda, pero me esforzare en responder, pues es un gusto para mi, besos!!


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