Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Fénix del Rey por Orseth

[Reviews - 288]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

__________________________________________________________

 

 

            Después de una semana, Harry fue a visitar al resto de su familia en el área de concubinas.

            -Majestad –dijo Minerva cuando Harry salió de nadar con las niñas y sus madres las secaban- perdone mi atrevimiento…

            -Quieres saber sobre él ¿verdad? –dijo Harry secándose el cabello.

            -Sí mi señor, hace una semana que llego y aun no ha venido a vernos.

            -Dale tiempo Minerva, tiene muchas cosas en la cabeza…

            -¿Y el niño, majestad? –pregunto sonriendo ansiosa.

            -Está hermoso, es todo un Potter –respondio radiante.

            -Muero por verlo, de verdad… insístale majestad, dígale que lo extrañamos.

            -Se lo diré.

           

            Esa tarde Harry estuvo hasta altas horas de la noche en una reunión con su grupo de concejales, así que cuando llegó a su habitación Draco ya dormía, por lo que solo encendió la lamparita de su buró.

            -mmm…

            -Perdón, no quería despertarte –dijo Harry sentándose en la cama para quitarse las botas.

            -Está bien… ¿Qué hora es?

            -Son las dos y media de la mañana.

            -¿Por qué tan tarde?

            -Estábamos discutiendo una nueva ley… fue difícil, llevo en esto un par de meses pero al fin lo logré.

            -¿Qué lograste?

            -Duérmete, mañana hablamos de eso, ya es tarde.

            -Bien… -respondio dándose la vuelta y durmiéndose de nuevo casi al instante.

            Al día siguiente mientras desayunaba en la habitación con Harry, éste sacó una carpeta con documentos, agitándola frente a él.

            -¿Qué es eso? –pregunto dándole una cucharada de papilla a Scorpius.

            -Es una nueva ley, se instaurará una nueva ley a partir del mes entrante.

            -¿Ah sí, y cuál es?

            -Queda prohibido el matrimonio con mujeres menores de dieciseis años.

            Draco quedó literalmente con la boca abierta mientras Harry seguía hablando mientras cortaba un trozo de carne habiendo dejado la carpeta a un lado.

            -¿Es en serio? –dijo al fin.

            -Sí… lleve a cabo una investigación con ayuda de Dumbledore, me dijo las consecuencias físicas del embarazo en niñas,  quede asombrado al saber que niñas que tienen sexo antes de madurar lo suficiente pueden quedar estériles.

            -¿En serio? –pregunto asombrado.   

            -Sí, una de varias consecuencias claro, también hice una encuesta con varios cientos de niñas, se les pregunto su opinión respecto a su matrimonio… las respuestas fueron desastrosas y la verdad quedé en shock después de leerlas; así que hice lo posible por derogar la ley que permite el casamiento con niñas apenas teniendo su primer sangrado; esto no será nada fácil y traerá muchas protestas y problemas, pero esto estará acompañado de campañas de concientización que serán impartidas por médicos en todas las ciudades y aldeas… aun así será difícil pues la mayoría de los médicos, sino es que todos, piensan también que el matrimonio con niñas está bien… será un largo camino –dijo negando con la cabeza mientras Draco lo observaba- siendo franco, esto es solo el primer paso y llevará generaciones cambiar eso, ninguno de los dos verá esta ley cumplirse en su totalidad… tal vez nuestros nietos con un poco de suerte.

            -Pero es un enorme paso.

            -Así es.

            -¿Y cómo es que se te ocurrió hacer todo eso?... ¿la investigación y encuestas?

            -Sí soy honesto, no lo pensé nunca… hasta que tú llegaste –respondio mirándolo.

            -¿Yo?

            -Sí Draco, me hiciste pensar en muchas cosas -Draco asintió asombrado mientras miraba su taza de té- pero hay cosas en las que nunca intervendré, como lo es el velo en las mujeres casadas… y donceles –Draco lo miró entendiendo a que se refería- son tradiciones, es nuestra cultura… tú  me pides romper paradigmas, que abra mi criterio a otras cosas y lo estoy haciendo… con mucho esfuerzo, pero lo estoy intentando, sin embargo hay cosas que no admiten cambio, puede parecerte una tontería, pero así lo veo yo y aunque seré permisible en muchas cosas contigo, te pido que tu aceptes tu propia cultura, tus tradiciones… ellas son parte de ti.

            Draco miró su taza de nuevo mientras Harry seguía comiendo.

 

___________________________________________________________________

 

 

            Esa noche, cuando Harry se acostó a dormir, Draco estaba en la habitación de Scorpius dándole un biberón pues el pequeño había estado inquieto y se negaba a dormir; para cuando llego al cuarto, Harry ya dormía solo con la lamparita encendida.

            Se puso su pijama, apago la luz y se acostó, miro el ventanal y luego miró el techo de su cama adoselada… sus ojos simplemente se negaban a cerrarse pues su cabeza no dejaba de dar vueltas en lo de esa mañana… Harry había hecho algo muy importante para la población de Hogwarts, algo trascendental que armaría revuelo… y todo por él.

            “¿Qué es más importante, el orgullo, el miedo o el amor?”

            Se giro hacia su esposo viendo su espalda, su respiración acompasada y el calor de su cuerpo cercano… y deseo sentirlo de nuevo en su piel, deseo estar de nuevo en aquellos brazos… hacer a un lado su recelo; suspiro viéndolo mientras su corazón flotaba en el amor que el rey había sembrado en él.

            Así que indeciso se mordió un labio, alargo su mano y tocó el hombro de su esposo.

            -¿mmm?... –gimió Harry adormilado.

            Draco apretó un poco la mano haciéndolo girarse sin siquiera abrir los ojos, entonces se acercó y se acurrucó en el pecho de Harry.

            Harry abrió los ojos dándose cuenta de lo que pasaba, no dijo nada, solo sonrió y lo abrazó besándole la coronilla.

 

_______________________________________________________________

 

           

            Al día siguiente Harry se levanto de muy buen humor y le dio un beso en los labios a Draco mientras dormía, luego fue a ver s Scorpius y finalmente salió a hacer sus labores; el rubio despertó también sintiéndose más alegre que otros días y supo que se debía a lo ocurrido en la noche, no había habido sexo pero sentía que nuevamente había comenzado a acercarse a Harry otra vez.

            A medio día, estando Scorpius sin sueño y sin hambre, pensó en dar su primer recorrido por el palacio sin velo, con un guardia pisándole los talones pero de eso ya se ocuparía después.

            -Scorpius ¿quieres ver algo bonito? –Dijo cargándolo- pues entonces vamos a las caballerizas.

            Abrió la puerta y salió de ahí como si nada, vio al guardia mirarlo sorprendido por ver su rostro descubierto y sin siquiera usar turbante.

            -¿Para qué usar turbante si no estoy en la intemperie? –pensó sonriendo al ver al hombre mirarlo con reprobación mientras comenzaba a caminar tras él.

            Caminó disfrutando la libertad de no tener que cubrirse mientras caminaba en el palacio, la edificación que tendría que empezar a sentir como su casa.

            Varios sirvientes lo miraron sorprendidos cuando el concubino del rey paso como si nada por ahí, en dirección a las caballerizas.

            -Mira hijo, ahí duermen los caballos y camellos –dijo al pequeño, que llevaba una sonaja mientras miraba con interés los animales a lo lejos- hay un caballo muy bonito, ven vamos a verlo.

            Ron vio a un hombre rubio con un niño pasar entre algunos soldados e ir a la casilla del caballo del concubino, fue entonces que cayó en cuenta quien era ese hombre y casi se va de espaldas.

            -¿Qué haces aquí, Harry sabe que estás fuera? –pregunto llegando presuroso hasta donde estaba.

            -Mira Scorpius, este caballo se llama Hedwig –dijo Draco al pequeño que miraba embobado al hermoso caballo blanco.

            -Oye, te estoy hablando.

            -¿Has visto a las comadrejas hablar, Scorpius?

            -No te hagas el gracioso ¿Harry sabe que estás aquí sin velo? ¿Te dio permiso? –dijo poniéndole una mano en su hombro.

            Draco suspiro con exasperación antes de girarse y encararlo.

            -En primera, comadreja estúpida… no te atrevas a tocarme, ningún hombre puede tocarme ¿recuerdas?

            Ron retiró su mano al caer en cuenta de que el doncel tenía razón.

            -Y segunda… por supuesto que el rey sabe que estoy aquí y estoy sin velo, cuento con su permiso ¿vas a cuestionar sus decisiones… comadreja estúpida?

            -No vuelvas… -exclamo Ron con expresión asesina- a llamarse así.

            -¿Tú estás dándome ordenes?... solo el rey puede ordenarme… comadreja estúpida.

            -¡No me llames así! –gritó asustando al niño.

            -¿Qué pasa aquí? –pregunto Harry llegando en ese momento.

            -Ya, ya cariño, no  llores… -musito Draco arrullando a Scorpius que comenzaba a lloriquear.

            Harry vio a Draco tranquilizando a su hijo y comprendió todo sin necesidad de explicaciones.

            -Harry lo lamento, no quise asustar a tu hijo, es que…

            -Retírate –interrumpió mirándolo serio- y es la última vez soldado, que le gritas a  mi concubino.

            Ron enrojeció hasta la coronilla al oír la amonestación del rey, pero solo hizo una reverencia y se fue de ahí; Draco en tanto ya había calmado a Scorpius y entraba a la casilla del caballo mientras Harry se acercaba a la puertecilla para verlo.

            -Oye, es hora de regresar –dijo con calma.

            Draco lo miró y supo que esa calma solo era por fuera… estaba satisfecho de lograr poner en su lugar a aquel soldado que ya detestaba, pero de alguna forma sabía que se había pasado de la raya.

            -Solo espera un poco –respondio montando a Scorpius en Hedwig.

            -Ten cuidado.

            -Por supuesto, yo sé lo que hago.

            El gesto adusto de Harry fue borrándose al ver la risa de Scorpius al sentir en sus pequeñas manos el pelaje del caballo.

            -Te gusta ¿verdad? –dijo Draco sonriendo- anda Harry, ven a sostenerlo.

            Harry entro a la casilla y sostuvo a Scorpius sobre el caballo.

            -Aun es muy pequeño pero los caballos le van a encantar –dijo Draco haciéndose a un lado.

            -Sí, tendrá los mejores caballos… será un experto jinete.

            -Su padre sabe montar muy bien.

            -Por supuesto –dijo Harry- yo mismo le enseñaré.

            -Hablaba de mí.

            Harry lo miro y luego comenzaron a reír rompiendo esa tensión que había comenzado a sentirse; después de un rato Harry cargo a Scorpius y salieron de ahí.

            Cuando estuvieron en la habitación y dejaron a Scorpius sobre la cama, jugando; Harry miró a Draco.

            -Sabes lo que hiciste ¿no?

            -¿Hablas de haber ido  a las caballerizas sin velo?

            -Sí.

            -Andaba por ahí y de repente quise ver al caballo, lo siento… se me pasó –dijo alzándose de hombros.

            -Draco…

            -Toda mi vida anduve así, a veces se me olvida.

            -De acuerdo –respondio no queriendo discutir- pero que no vuelva a pasar.

            -Bien, bien.

            -Oye, Minerva quiere verte… y desea conocer al niño.

            -Ah…

            -¿Cuándo piensas visitarlas?

            Draco se tiró en la cama y cerró los ojos.

            -No lo sé.

            -Mira, así como tú debes aceptar que tengo concubinas, ellas ya han aceptado que eres mi favorito.

            -Parece que hablas de tu mascota preferida, no me interesa ser tu favorito –exclamó dándose la vuelta y dándole la espalda.

            -Draco, no empecemos de nuevo… -dijo acostándose atrás de él y poniéndole una mano en la cadera.

            -No, está bien, ya entendí.

            Y si, ya lo había entendido, pero no aceptado… ese hombre que estaba atrás de él y que le estaba demostrando que lo amaba, no era solo para él.

            Harry torció la boca y retiró su mano colocándose boca arriba, cruzando los tobillos y las manos sobre su estomago.

            -¿Por qué no se puede? –Pensó Draco impacientándose cada vez, hasta que no pudo y se giró encarando a Harry, sorprendiéndolo- ¿Por qué no se puede?

            -¿Eh?

            -¿Por qué no puedo ser solo yo?

            -Draco… ¿estás hablando de lo que ya hablamos? –pregunto un tanto confundido de que Draco hablara de eso con tal ímpetu.

            -Sí… de eso hablo –contestó levantándose, decidiéndose a soltar todo lo que se había guardado, con las palabras de Blaise resonándole en la cabeza- ¿Qué es más fuerte? –dijo mirando a Harry enderezarse y sentarse en la cama.

            -¿Cómo?

            -Blaise me pregunto eso… ¿Qué es más fuerte, el orgullo, el miedo o el amor?... me costó mucho decidir, pero no más… ya basta.

            -¿Basta de qué?... ¿en qué te he tratado mal ahora?

            -En nada… de hecho cada día me doy cuenta de cómo eres en realidad.

            -¿Y eso es bueno o malo?

            -Harry… -exclamó dando vueltas por el cuarto- yo… yo…

            -¿Ajá?

            -Yo te quiero… -dijo sintiendo su cara enrojecer- yo… estoy enamorado de ti.

            Harry se levantó sintiendo que su mundo se volvía mil veces mejor al escuchar esas palabras… de cierta forma ya lo intuía al haberlo escuchado en el jardín, pero una cosa era oír que deseaba ser querido y otra que él quisiera… y no solo “querer”… Draco había dicho estar enamorado.

            -¿Me amas Draco? –Dijo acercándose a él- ¿estás enamorado de mi?

            -Sí… -respondio sintiéndose extraño de haber soltado algo tan grande que llevo escondido por mucho tiempo hasta de sí mismo.

            -Draco –dijo Harry tomándolo por los hombros.

            -No –respondio dándose un paso atrás desconcertándolo- lo siento, pero yo… yo no puedo.

            -¿No puedes qué? –pregunto frunciendo el ceño.

            -Harry, yo te amo… pero no puedo, no acepto y no quiero… no quiero compartirte con alguien más.

            Harry entendió a que se refería.

            -Draco, ya hablamos de eso.

            -Ya lo sé, no soy estúpido… -exclamó con actitud impaciente- pero no puedo… lo siento Harry, pero yo quiero que tú solo seas para mí.

            A pesar de sentir que tocaba el séptimo cielo con esas palabras, Harry sabía que no todo era tan sencillo.

            -¿Quieres que las repudie?

            -No, claro que no, ya te lo había dicho… a ellas las quiero como hermanas, pero… pero… -dijo no encontrando las palabras exactas para expresar su desesperación, inconformidad y celos- mira… -dijo encarándolo- tendrás tus concubinas, ya lo sé, no puedes ni quiero que las repudies, es verdad… y que yo no puedo negarme a estar en tu lecho y que de hecho me tomes cuando quieras… ya lo sé…

            Harry lo miró serio, viendo su real desesperación, viendo que las palabras salían a trompicones, que de hecho la voz se le quebraba y sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

            -Pero yo… yo no puedo… -balbuceó gesticulando exageradamente con las manos, como si con ellos pudiera expresar más claro lo que no podía con la boca.

            Harry se acercó y lo abrazó mientras Draco rompía a llorar.

            -Está bien, tranquilo…

            -No… -gimoteó aferrado a su ropa- yo te amo… yo te amo y… y… quiero que seas solo para mí…

            Harry cerró los ojos, disfrutando el oír aquellas palabras, pero afligido al ver la tristeza de Draco.

            -Yo… a pesar de ocultar mi condición… -dijo con la mejilla recargada en el hombro de Harry- y de saber que no… que no era posible… siempre soñé… con un amor increíble… co-con alguien… a-alguien que diera todo por mi… que fuera so-solo para mí…

            -Calma… -susurró acariciándole el cabello.

            -¡No! –Exclamó separándose lo suficiente para verlo a la cara- ¡No puedo calmarme!... ¡Estoy e-enamorado y… me mata que esa persona no me ame solo a mí!

            -Yo te amo.

            -Pero no… n-no eres solo mío… -respondio separándose totalmente- escucha Harry… sé que no me queda de o-otra que aceptarlo pero… eso me parte el corazón… -concluyo saliendo de ahí y yendo al cuarto de Scorpius.

            Harry suspiro suavemente mientras se inclinaba a cargar a Scorpius que le daba los bracitos.

            -Ven cariño… -susurró besándolo y saliendo con él al jardín.

            Se sentó en una tumbona cargando al bebé y viendo sin ver las palmeras meciéndose al viento.

            -¿Quieres esto? –dijo agitándole un juguete.

            Scorpius alargo las manitas mientras lloriqueaba.

            -¿Qué tienes bebé?

            Scorpius se retorcía en los brazos de su papá, por lo que Harry se levantó y salió de ahí; caminó por el palacio arrullando a Scorpius y sin planearlo sus pasos lo dirigieron al área de concubinas.

            -¡Por el profeta Merlín! –exclamó Pansy viendo a Harry entrar con el niño en brazos.

            Las otras dos mujeres, que tomaban té bajo la sombra, voltearon a verlo sorprendidas.

            -Buen día –saludo Harry sonriente.

            Todas miraron a Scorpius ansiosas y curiosas.

            -Es hermoso –exclamó Minerva con las manos en la boca.

            -Es un niño muy bendecido –dijo Luna, con una mezcla de emoción y tristeza de que ese pequeño no fuera suyo.

            Pansy se levantó y se acercó para verlo de cerca.

            -¿Puedo?

            -Claro –respondio Harry dándoselo- pero no se que tiene, está muy inquieto y llorón.

            -Seguro son los dientes –dijo cargándolo- ya está en edad.

            -¿Le saldrá un diente? –pregunto sorprendido y emocionado.

            -Es lo más probable ¿verdad bebé? –Dijo acariciando el suave cabello negro de Scorpius- que hermosos ojos… iguales a los de su padre.

            Minerva se acerco a verlo y vio sus enormes ojos grises, también vio las expresiones melancólicas de las dos chicas.

            Luna también se acercó para tocarlo y acomodarle el rebelde cabello negro, revuelto como el de su padre, como si añorara algo.

            -¿Su concubino estuvo de acuerdo en que lo conociéramos, majestad? –preguntó Minerva discretamente.

            -No le pregunte… ¿crees que hice mal, Minerva? –Pregunto viendo a sus concubinas cargar y acariciar a su hijo- no es mi intención lastimarlas.

            -Tarde o temprano debían conocerlo.

            -Sí.

            Minerva observo a Harry y supo que esa expresión calmada guardaba algo más.

            -¿Qué sucede majestad?... ¿el fénix no está contento en su jaula?

            -No, no lo está… -respondio recargándose en la mesa de piedra mientras las chicas caminaban por el jardín tratando de distraer a Scorpius.

            -¿Por qué?

            -Creo que quiere el nido para él solo –respondio mirándola mientras sonreía cansinamente y se cruzaba de brazos.

            -Ya veo… no me sorprende, creo que es ese tipo de persona.

            -Sí, es de todo o nada… creo que por eso era tan buen soldado… ¿puedes creer Minerva, que se ha enamorado de mi? –Dijo de repente, sonriendo emocionado y con voz baja- me ama… ¡dijo que me ama!

            -¿Y por qué a pesar de esa sonrisa, no lo veo tan feliz?

            La sonrisa emocionada de Harry se desvaneció poco a poco.

            -Espere tanto que me dijera eso, pero…

            -¿Pero?

            -Es complicado Minerva, en realidad no sé qué hacer.

            Minerva iba a decir algo pero las chicas regresaron en ese momento.

            -Sienta, mi señor –dijo Pansy indicándole que dejara que Scorpius mordiera su dedo.

            -¡Esta duro! –Exclamo sorprendido- ¡tenías razón, esta saliéndole un diente!

            -Hay que dejar que muerda compresas frías o darle juguetitos para morder.

            -Entiendo… hice bien en traerlo –respondio cargándolo de nuevo.

            Curiosamente ninguna de las dos chicas pregunto por Draco, pero para Harry eso fue más que conveniente.

            -Nos vamos –dijo dándoles un beso a cada una en la frente.

            Ellas asintieron sonrientes, pero cuando el rey desapareció con su hijo, las dos se sentaron en silencio.

            -Queridas… no se entristezcan.

            -Ese niño es su sueño, Minerva –dijo Luna suspirando- y Draco  es su favorito, ya vive en sus aposentos, algo que ni la reina pudo lograr.

            -¿El corazón de un hombre se puede dividir? –pregunto Pansy a nadie en particular mientras seguía mirando el corredor por donde había desaparecido el rey.

            Y sin decir nada más se levanto y se retiro  sus habitaciones, entro y se metió a su cuarto en donde se sentó en la cama mirando hacia la ventana; no estaba enojada… estaba triste, pensaba que todo era una broma de la vida, una broma de Dios o del profeta Merlín para ver que hacían los hombres y las mujeres con sus leyes absurdas.

            Suspiro nostálgica, dándose cuenta de que en realidad deseaba ser amada… pero amada única y exclusivamente, sin compartir con nadie más el corazón de su hombre; se pregunto que se sentiría ser poseedora exclusiva del amor de un hombre… ya no de su marido, si no de quien fuera.

            Ni con Luna que era su hermana de matrimonio deseaba compartir, quería ser ella solamente.

            -¿Eso está mal? –Se pregunto sintiendo un vacio en el pecho- ¿Por qué los hombres tienen muchas esposas?... ¿Cómo es que debemos conformarnos con un trozo de su corazón?

            Nunca lo había pensado hasta que vio que alguien había sido capaz de atrapar el corazón de su marido… porque no estaba ciega ni era tonta, ya sabía que Harry estaba enamorado de Draco, que su pasión y sus caricias se habían ido desde que el doncel había llegado y no era solo la necesidad de un hijo varón, solo había que ver como lo miraba, lo escuchaba… lo  celaba…

            -Estás enamorado, esposo mío… -susurró mientras una lagrima corría por su mejilla- pero no de mí.

 

_______________________________________________________________

Notas finales:

Hasta la proxima y gracias por sus comentarios ^^

besos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).