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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Hola a todos,una nueva entrega, esperola disfruten, besos!!

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            Al día siguiente, Harry se levanto y como de costumbre inicio un día lleno de trabajo, pero su mente estaba en otra cosa, no dejaba de darle vueltas a lo ocurrido la noche anterior en su jardín, estaba feliz de que Draco se le hubiera entregado de aquella manera, con aquella intensidad, con total libertad… y eso había hecho que tomara una decisión, una decisión que le dolía en el alma pero que no podía hacer a un lado, por eso cuando tuvo un espacio de tiempo, se dirigió al área de concubinas.

            Minerva lo miró llegar e ir directamente  a la casa de Luna, quien se sintió feliz al verlo entrar a su casa.

            -¡Mi señor! –exclamó dando palmaditas.

            -Hola Luna –saludo él sonriendo besándola en la frente y tomándola de las manos.

            -Me hace feliz que este aquí mi señor ¿Por qué no me avisó? Me hubiese puesto algo bonito para recibirlo.

            Harry sonrió y la guió hasta el sofá en donde se sentaron.

            -Perdón por no haber venido en días, estaba ocupado.

            -No tiene porqué disculparse.

            Harry se quedó callado por un momento, viendo el rostro hermoso y risueño de su concubina, como pensando en cómo decir lo que tenía que decir.

            -Luna, la reina murió y el protocolo me exige nombrar una nueva reina, como tú sabes ése derecho le corresponde a la primera de mis concubinas, pero también puedo casarme de nuevo y darle el título a otra, ese también es mi derecho.

            -Sí, lo sé –respondio sintiendo pesar en el pecho al oírlo hablar de ese tema.

            -Luna… -dijo tomándole una mano- lo siento, pero no te tomaré como reina.

            Luna lo miró sin decir nada, de hecho ya sabía que nunca sería reina y menos ahora que había un favorito, aunado a que ese favorito le había dado un hijo varón; pero de alguna manera esa situación era un tanto lejana pues nunca había hablado de eso con su esposo y el que él mismo sacara el tema ponía todo en un nuevo plano, en uno más real.

            -En este caso, ya estoy casado… -continuó Harry- y Hogwarts tendrá dos reyes varones, yo…

            -No –interrumpió ella poniéndose de pie, sorprendiéndolo- yo… yo no tengo deseos de hablar de eso ahora…

            -Pero…

            -Pido mil perdones mi señor… -respondio ella con gesto serio mientras se ponía una mano en el pecho y su rostro se ponía pálido preocupando a Harry- pero yo… yo olvide ir por Adab, está en casa de Pansy y… y esta resfriada y…

            -Luna… -dijo el poniéndose de pie.

            -Debo irme –exclamó ella dándose la vuelta y escabulléndose de su propia casa dejándolo parado a media sala.

            Luna caminó con paso apresurado hasta la casa de Pansy, en donde sin siquiera tocar entró encontrando a Pansy bordando una mascada para Baasima, quien jugaba en el centro de la sala con sus hermanas.

            -¿Luna, que pasa? –exclamó poniéndose de pie preocupada al verla entrar así.

            Luna no dijo nada, solo camino hasta ella y la abrazó llorando.

            -¿Qué sucede, querida, por qué lloras?

            -Oh Pansy… nuestro esposo… él va a coronar  a Draco…

            Pansy entendió todo, así que solo pudo frotarle la espalda y luego la llevo a la habitación para evitar que las niñas la vieran así.

            -Luna, ya lo sabíamos –dijo cuando ambas estaban sentadas en la cama.

            -El nunca dijo… que lo coronaría –respondio entre hipidos mientras se secaba las lágrimas que no dejaban de fluir.

            -Pero era más que obvio.

            -Ya lo sé, pero es que siento que nos hace a un lado…

            -Somos concubinas, no tenemos los mismos derechos que la primera esposa, además él no está faltando ni al libro sagrado ni a las leyes…

            -Claro que sí, ya no viene a nuestro lecho, esa es una falta grave.

            -¿Y para qué, para que te monte como a una yegua solamente y que al otro día se vaya dándote un beso en la frente?

            -Hablas como Draco… -exclamó sonándose la nariz.

            -Deja de engañarte, nuestro esposo está enamorado y ya no vendrá a nosotras como antes, no visitara a sus concubinas, visitará a las madres de sus hijas solamente, se siente pleno, se siente lleno ¿para que vendría a nosotras? ¿Tú crees que Draco siendo como es, aceptará compartir el corazón del rey?

            -Pero no puede impedirlo, la ley nos respalda.

            -¿Y tú crees que necesita a las leyes?... no querida, el corazón del rey no está en guerra, él ya perdió ante el concubino… lo ama con locura y Draco ya no necesita pedirle nada; el rey al fin tiene lo que quiere y simplemente no se deshace de nosotras porque no puede.

            -No hables así de él.

            -No Luna, no me malinterpretes… sé que él nos quiere y nunca nos repudiaría, yo sé que nuestro esposo es bueno… pero con esto quiero decirte que te olvides de una buena vez por todas de tenerlo en tu cama una vez más, porque no va a ser así.

            Pasado un rato, Luna regresó a su casa y se sorprendió al ver a Harry sentado en un sofá.

            -¿Te sientes mejor? –pregunto al verla parada en la entrada.

            -Yo… eee… si.

            -Pasa.

            Sintiéndose avergonzada, Luna entró y caminó hasta él, quien se había puesto de pie.

            -Mi señor, lamento haberme comportado así…

            -Está bien –dijo abrazándola.

            Luna se quedo de una pieza al verse envuelta en los brazos de su marido.

            -Mí querida Luna… -dijo Harry con su barbilla en la coronilla de la chica- soy capaz de suicidarme, antes que faltarte al respeto y causarte deshonor…

            -Mi señor… -musitó colocando sus manos en la cintura de Harry, aun con su mejilla en el pecho del rey.

            -Yo te quiero Luna, eres mi primera concubina y eres mi amiga también, nunca pienses que no te quiero.

            -Sí… pero no está enamorado de mi… -susurró sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas otra vez.

            Harry suspiro suavemente mientras inclinaba la cabeza y su nariz se llenaba con el aroma a hierbas del cabello de Luna.

            -Eso es verdad –dijo al fin- no puedo mentirte.

Un sollozo escapo de Luna mientras abrazaba por completo al rey.

-Quisiera… quisiera de algún modo evitarte este dolor… -dijo él sintiendo un nudo en la garganta mientras sus ojos se empañaban- quisiera que todos pudiéramos tenerlo todo… quisiera poder hacer todo… Luna, si yo pudiera tomar en mí el dolor que te causo, lo haría con gusto… perdóname querida… perdóname…

-Lo he perdido… -musito aferrada a él.

-No querida, siempre me tendrás.

-No como yo quiero… este abrazo me sabe a despedida.

-Luna, vendré a verlas lo más que pueda, como siempre.

-Pero no como antes… ¿verdad?

Harry tardo un instante en responder, para finalmente decir:

-No… ya no como antes.

Después de conversar un rato mas, Harry salió de ahí y vio en la banca de piedra a Pansy, por lo que se dirigió ahí.

-Mi señor –dijo ella levantándose y recibiendo el beso de Harry en la frente.

-Pansy…

-Por favor… -interrumpió poniéndole una mano en el pecho- no hace falta, sé que de alguna manera viene a decirnos adiós, sé que en su corazón solo hay espacio para uno.

El no necesito que ella le explicara esas pocas palabras, solamente asintió mientras exhalaba un suave suspiro y se fue de ahí.

 

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            Cuando llego la hora de comer, fue a ver a Draco para comer con él.

            -Ya no quiero comer aquí –dijo el rubio sentado a la mesa en la habitación de Harry- quiero hacerlo en el comedor como la gente normal.

            -De acuerdo, pero que conste que fuiste tú quien no quería salir de aquí. –respondio alzándose de hombros mientras cortaba un trozo de pan para mojarlo en la salsa de su plato.

            -Y tampoco me gusta esta comida ¿no saben hacer otra cosa?... solo saben hacer cordero –exclamó mientras le daba su papilla a Scorpius.

            -Es que es mi carne favorita, por eso procuran preparar platos con base de carne.

            -Sí, ya me había dado cuenta, pues ordénales otra cosa, es aburrido.

            -¿Y porque no se los ordenas tu?

            -¿Yo? –Pregunto extrañado- Scorpius no escupas la comida.

            -Sí, este palacio necesita orden y yo no puedo estar en todo.

            -Pero soy solo un concubino, no puedo hacer eso –respondio sonriendo.

            -Hablando de eso –dijo Harry dejando su pan a un lado- sabes que no hay reina.

            -¿Y?... Scorpius no hagas eso, ya te pareces a Harry.

            -¡Oye!

            Draco comenzó  reír al ver la indignación del moreno, quien siguió hablando.

            -Bueno, pues no necesito una reina a mi lado, pero sí a un rey consorte.

            Draco dejo de reír lentamente para mirarlo entendiendo el punto.

            -Hogwarts te aceptará como rey consorte Draco, porque eres un doncel.

            -Pero… yo no quiero ser rey.

            -Mas bien te asusta, se te ve en la cara.

            -No es verdad –replicó con el ceño fruncido mientras sacaba a Scorpius de su silla alta- es solo que no busqué nunca un titulo real.

            -Eres el concubino del rey, ya tienes un titulo real.

            -Sabes de que hablo.

            -Draco, quieres ser el único ¿no? pues el paquete no es a medias, las concubinas ya lo saben.

            -¿Qué?

            -Hice lo que querías… -continuó con gesto serio- hablé con ellas.

            -¿Qué? –Repitió sin entender- ¿de qué hablaste con ellas?

            -Son mis concubinas y las quiero, pero saben que te amo solamente a ti y que no volveré a visitar su lecho como antes.

            Draco se recargo en el respaldo de su silla sin saber que decir.

            -Pero… ¿Por qué hiciste eso?... seguramente ahora me odian –dijo al fin poniéndo una mano en la frente.

            -Querías eso ¿no? ser solo tú.

            -Pero… -se quedó a medias viendo el alcance de sus palabras.

            -¿No querías lastimarlas?

            -Exacto.

            -Pues no había de otra y tú ya lo sabías.

            -Pero Harry… -dijo cambiando su gesto serio a uno preocupado- ¿ellas como están?

            -No tiene caso hablar de ellas, lo que me interesa ahora es que ocupes el lugar que necesito y que te corresponde en este palacio, los ministros también me han estado presionando en este asunto, o tomo a Luna o te tomo a ti.

            -¿Luna?

            -Así es, a ella le corresponde por ser la primera concubina.

            -¿Y entonces?

            -¿No sabes nada de protocolos reales Draco, no que eras buen soldado? –exclamó frunciendo el ceño mientras agarraba de nuevo su pan.

            -Yo no me ocupaba de esas mierdas, yo solo hacía mi trabajo y punto.

            -Pues es mi derecho casarme de nuevo y pasarla por alto, pero en este caso ya estoy casado y te quiero a ti como rey consorte.

            -Pero… -balbuceó aun en shock- pero yo no quiero.

            -Es que ese es el punto, no te estoy preguntando, te estoy avisando –exclamó firme mientras tomaba un vaso de jugo de naranja.

            -¿Cómo?

            -¿Acaso estás sordo el día de hoy, que pasa contigo?

            -Pasa que vienes y me hechas en la cara que quieres hacerme rey y esperas que yo diga “si Harry ¿lo hacemos mañana?”

            -¿Y qué habría de malo con eso?

            -¡Qué yo no quiero!

            -¡Pues no me importa, es tu obligación! –respondio molesto azotando el vaso con firmeza en la mesa.

            -¿Mi obligación?

            -Así es… quieres ser el único ¿no?... bueno, pues afronta las consecuencias, estoy faltando al libro sagrado y a las leyes al no visitar mas a mis concubinas en su lecho como es mi obligación solo por ti, no pienses que todo eso es de a gratis.

            -¡Ah! ¿Ahora me lo hechas en cara?

            -No, solo te recuerdo que un matrimonio es de dos, no de uno –concluyo Harry enojado levantándose de la mesa y saliendo de la habitación.

            Draco quedo deseando aventar los trastes al suelo, pero en lugar de eso se levanto con Scorpius en brazos y salió al jardín; Harry tenía razón en algo… estaba asustado, impactado de hasta donde el mismísimo rey de Hogwarts estaba llegando solo por él.

 

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            -Majestad… -dijo el primer ministro.

            -¿Sí Severus? –respondio Harry en su oficina.

            -La siguiente semana entra en vigor la nueva ley sobre la edad de los matrimonios y la campaña que lanzamos hace semanas no está dando resultado, hay muchas protestas.

            -Eso era de esperarse ¿no?

            -Sí, pero me preocupa que la gente se aglomere a las afueras del palacio como han venido haciendo en los últimos días en los palacios de los gobernadores exigiendo que no entre en vigor.

            -Severus, dime una cosa ¿te arrepientes de haber secundado esta nueva ley?

            -Bueno, yo mismo vi las respuestas de muchas mujeres y niñas en las encuestas realizadas y nunca espere que sufrieran tanto al casarse tan jóvenes… realmente nunca se les ha preguntado nada, además en cuestión de salud no sabía que tener sexo a una edad tan temprana tuviera tantos perjuicios para su salud; pero si he de ser sincero majestad, espero que ya no cambie mas tradiciones que han perdurado siglos en nuestra cultura.

            -No te preocupes Severus, hay cosas que se quedaran como están, pero otras como los matrimonios con niñas definitivamente no puedo seguir tolerándolo, así que refuerza la seguridad del palacio y sigue con las platicas de concientización, aunque yo se que esas platicas se las pasan por el culo.

            -Eso es muy cierto.

            -Pero este cambio es para futuro Severus… llevará años hacer que se comience a ver resultados.

            -Deberemos tener mucha paciencia.

            -Así es, por lo pronto me preocupa la seguridad de las concubinas y de Draco.

            -Y más si el concubino se pasea por todo el palacio, incluida las caballerizas.

            -Ya no ha vuelto más por ahí sin supervisión, deja de fregar con eso Severus.

            -Pido disculpas majestad.

            -Necesito a alguien de confianza para el cargo de seguridad, toma… -dijo escribiéndole unos nombres en un papel- tráelos aquí, los necesito.       

            -A la orden.

           

 

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            Cuando anocheció, finalmente se fue a descansar encontrando a Scorpius dormido y a Draco recargado en la cabecera leyendo un libro.

            -Uff estoy muerto –dijo el moreno estirando el cuello mientras se desplomaba en la cama.

            -Date un baño y descansa –respondio dejando el libro sobre sus piernas y mirándolo acostado a su lado.

            -Sí, eso haré.

            Draco permaneció en silencio unos instantes mientras Harry cerraba los ojos y se dejaba llevar por la somnolencia.

            -Oye…

            -Mmm…

            -Sobre lo que hablamos en la mañana…

            -¿Ajá?... –respondio sin abrir los ojos.

            -Mira, yo entiendo pero ¿podemos esperar un poco?

            -¿Esperar qué? –dijo abriéndolos y enderezándose para sentarse a su lado quedando hombro con hombro.

            -Pues no sé, solo esperemos.

            -Draco, yo se que te asusta pero tranquilo, no es como que vayas a dirigir el país.

            -Ya lo sé, no soy idiota, sé lo que es un rey consorte.

            -¿Y entonces?

            -Es una situación nueva que me incomoda, mira no me estoy negando, ya sé que no tengo opción, pero me gustaría esperar un poco más ¿de acuerdo?

            -No tenemos porqué esperar, no tiene sentido –respondio cruzándose de brazos.

            Draco lo miro y frunció el ceño, cuando Harry se empecinaba en algo no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, sin embargo en ese tiempo había aprendido algo, así que dejo su libro en el buró y recargó su cabeza en el hombro de su marido.

            -Pero Harry… -dijo cambiando el tono de voz a uno más meloso haciendo que Harry sonriera muy a su pesar.

            -Draco no hagas eso…

            -¿Hacer qué? –Dijo acariciándole el antebrazo- solo esperemos un poco ¿Qué tanto es un poquitín?

            -¿Qué tan “poquitín” quieres esperar?

            -Pues no sé, algunos meses… años…

            -Años no –exclamó firme.

            -Pues semanas tampoco… anda ¿Qué te cuesta decir “sí”?

            -Es que esto es muy importante.

            -Ya lo sé, pero tú eres el rey, eres tú quien ordena, no los demás.

            -Pues sí, pero…

            -Y solo con ese detalle me harías muy, pero muy feliz.

            -Puedo hacerte feliz de otra manera –respondio girando la cabeza y besándole el cuello.

            -¿No que estabas muy cansado?

            -Un poco de ejercicio nocturno nunca estás de más.

            -¿Pero entonces sí? –pregunto recostándose con Harry metiéndole mano.

            -¿Sí que? –pregunto chupándole el cuello.

            -Lo de la espera… podemos esperar más tiempo antes de volver a hablar sobre mi coronación.

            -Sí, lo que quieras… -masculló bajándole el pantalón de su pijama.

            Draco sonrió antes de responder a las caricias de su marido.

 

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            Dos meses después, estando en su oficina, Severus Snape anunció:

            -Majestad, ya están aquí.

            -Magnifico, hazlos pasar.

 

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            Draco estaba en la cocina cuando una sierva le anuncio que el rey le esperaba en su oficina.

            -Qué engorroso… toma, cuídalo un rato –dijo a una de las cocineras mientras le entregaba a Scorpius.

            Cuando el rubio llego a la oficina y toco esperando respuesta, nunca espero lo que vio cuando entró.

            -¿¡Blaise?!... ¡Crabbe, Goyle!

            Harry estaba recargado en el escritorio sonriendo al ver la reacción de su concubino al ver a los soldados.

            Draco se acercó a Blaise abriendo los brazos pero la palma extendida de su amigo le impidió acercarse más.

            -Lo siento Draco, es inapropiado.

            Draco entendió a que se refería y miró ceñudo a Harry, quien solo se alzo de hombros.

            -¡Pero eres mi amigo! –dijo viéndolo de nuevo.

            -No es correcto y en todo caso necesito la aprobación de tu esposo.

            Haciendo muecas y gestos de enojo, molestia y demás, Draco solo miró a Harry, quien al cabo de unos instantes sonrió diciendo:

            -De acuerdo.

            Aun con el ceño fruncido, Draco abrazó a Blaise, después a Crabbe y a Goyle.

            -No puedo creerlo aun… -dijo sonriendo cuando acabó- amigos, no saben cuanta falta me hacen.

            -Pues no te veo muy sufrido ¿he? –Respondió Blaise- creo que ya hasta estás más gordo.

            -¡Eso no es cierto!

            Los demás hombres rieron al ver su indignación.

            -¿Y cuanto tiempo estarán por aquí, están de licencia o su batallón fue trasferido?

            -Nada de eso –respondio Harry- yo los mandé traer.

            -¿Tú?... ¿Y eso?

            -Necesito gente de confianza aquí y Blaise quedará a cargo del área de concubinas.

            -¿Qué? –Exclamó sonriendo incrédulo- ¿en serio?

            -Sí, desde hoy se integrarán a sus puestos.

            -¡Es genial, podremos platicar todos los días!

            La sonrisa  de Harry se borro poco a poco siendo esto notado por Blaise, quien intentó poner las cosas claras desde un principio.

            -No Draco, te equivocas, yo estoy aquí como soldado, no como tu amigo, además no puedes hablar con hombres ¿recuerdas?

            Draco se quedó con la sonrisa congelada en la cara mientras la expresión de sus ojos cambiaba evidentemente.

            -Y ahora majestad, si nos permite –dijo dirigiéndose a Harry- debemos reportarnos con nuestro superior para recibir el cargo.

            -Adelante –respondio el rey.

            Los tres soldados salieron de la habitación después de hacer una inclinación, dejándolos solos.

            -Ahora estoy más tranquilo –dijo Harry con una sonrisa; sin decir nada, Draco se dio la vuelta y se dirigió a la puerta- ¿Qué sucede?

            -Nada.

            -Oh vamos, te conozco y algo sucede ¿Qué paso si estabas muy contento?

            Deteniéndose, Draco se dio la vuelta y exhalando un suspiro dijo:

            -Ya lo sabes, no podré hablar con él cuando yo quiera.

            -¿Y? –exclamó alzándose de hombros mientras le daba la vuelta a su escritorio para sentarse y seguir sus labores.

            -¿Y? –Repitió frunciendo el ceño- ¡Pasa que es mi amigo y no solo él, también Crabbe y Goyle!

            -Sí, pero eres un doncel Draco, y las reglas se aplican contigo de igual manera que con las mujeres así hayas sido un capitán o general o lo que sea, agradecido deberías de estar que dejé que les hablaras sin velo.

            Draco lo miró boquiabierto, sintiendo la furia renacer en él como volcán en erupción, pero solo pudo decir:

            -Vete a la mierda, cara rajada –y sin más salió de ahí dando un fuerte portazo ante un atónito Harry.

            Respirando como toro de lidia, Draco se dirigió a la cocina por Scorpius y luego se fue a su habitación cerrándola bajo llave, por lo que cuando Harry se dirigió hacia halla horas después, simplemente no pudo entrar.

            -¿Draco? –Dijo en voz alta- ¿estás ahí? La puerta se atoró.

            -No se atoró estúpido, yo le eché llave –respondio Draco del otro lado.

            Harry quedó sorprendido al tiempo que tomaba el pomo e intentaba girarlo.

            -Abre.

            -No quiero.

            -Abre inmediatamente –repitió enojándose cada vez mas.

            -¿O si no qué, vas a pegarme?

            -Draco, abre la maldita puerta, te lo advierto.

            -No, yo te lo advierto… -respondio con voz firme- esta noche no dormirás aquí, así que vete a buscar otro cuarto que este mugroso palacio tiene muchos.

            Harry abrió la boca atónito, tanto así que se quedó varios segundos sin decir nada, así que solo se dio la vuelta y fue a su oficina por la llave; por lo que cuando Draco lo vio entrar al cuarto, solo alcanzó a cerrar la puerta de la habitación de Scorpius antes de que Harry terminara siquiera de cerrar.

            -¡Draco sal de ahí!

            -Vas a despertar a Scorpius, no seas tarado.

            Harry respiró intentando controlar su enojo, por lo que respirando pausadamente dijo:

            -De acuerdo, solo abre y hablemos.

            -Muy bien… pero si intentas algo te arrepentirás ¿de acuerdo?

            -Draco, hace tiempo me juré a mi mismo no volver a pegarte… aunque te lo merezcas con creces –mascullo dando unos pasos hacia atrás.

            -¿Qué dijiste?

            -Nada, que abras ya, hay que hablar.

            Alzando la cara y con el cuerpo listo para responder cualquier agresión, Draco abrió la puerta viendo a Harry parado a media habitación.

            -¿Y bien? –Dijo Harry con gesto serio- ¿Por qué este maldito drama?

            -¿Y aun lo preguntas?

            -No entiendo nada –exclamó enojado mientras tomaba una silla y se sentaba de golpe- ¿a que vino esta maldita escena?

            -Ese es el problema, que ni siquiera te das cuenta.

            -Habla de una vez Draco, no estoy para tus estúpidos juegos.

            -No es un estúpido juego –respondio caminando hasta la cama y sentándose en ella- esto es por la forma en que me trataste en tu oficina y ni siquiera lo notas.

            -¿De qué rayos hablas? –exclamó frunciendo el ceño con exasperación.

            -¡Qué me tratas como a una mujer!

            -Otra vez con eso… -mascullo sobándose el puente de la nariz mientras cerraba los ojos.

            -Sí, otra vez con eso… ¿Por qué no terminas de ver que no soy como una mujer aunque sea un doncel? Y no es que menosprecie a las mujeres también, pero tú y yo somos iguales.

            -Draco –respondio respirando hondo y deseando acabar con esa pelea de la mejor manera a pesar de querer estrangularlo- tú sabías a que te enfrentarías cuando decidiste regresar.

            -¡Pues sí, pero…!

            -Y cuando lo hiciste, tú mismo me dijiste que acatarías las reglas, que aceptabas someterte a tu marido.

            -Pues sí, pero… -continuó ya sin tanto ímpetu.

            -Hay muchas cosas que no debes hacer y sin embargo permito que las hagas.

 

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