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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

gracias a Luxam90 por prestarme su idea de x donde nacen los bebés de los donceles ^^

por lo demas, espero que les guste, besos y felix lectura.

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            -A sus ordenes majestad –dijo Lucius cuando fue llamado a la presencia del rey James.

            -La ceremonia de certificación de pureza se celebrará pasado mañana –exclamó James sin siquiera preguntar la respuesta de Draco- espero que te haya quedado claro cuál será la posición de tu hijo si no la pasa y también quiero que recuerdes que exigiré la dote si ya no es virgen pues de todos modos se quedara aquí.

            -Sí mi señor, yo le diré –respondió Lucius sintiéndose vacío.

            -Retírate.

            Cuando Lucius se fue, Lily y Harry llegaron poco después.

            -¿Ya le dijiste cuando será la ceremonia? –preguntó Harry.

            -Sí.

            -Eso solo es un requerimiento que se debe cumplir –dijo Lily haciendo un gesto despectivo con la mano mientras se sentaba en un sofá- el muchacho estuvo por años en el ejercito, su virtud es tan cuestionable como su educación, es evidente.

            -Lo sé –respondió James dejando lo que estaba haciendo para mirar a su esposa y a su hijo- yo tampoco espero que lo sea, pero necesitamos constatarlo para saber cuál será su posición en el palacio.

            -Pero aunque sea parte de la servidumbre deberá tener trato especial cuando quede preñado de Harry, esposo mío.

            -También sé eso, no te preocupes, no se le asignara nada cuando eso pase… hijo, tendrás que tomar a un doncel de moral cuestionable, deberás aceptar que lo tomarás siendo impuro.

            -Lo sé papá, ya lo he pensado, ahora entiendo más que nunca el deshonor que una mujer o doncel provocan con su comportamiento deshonroso, tomarlos estando así de sucios es simplemente inaceptable.

            -Sí hijo, lo sé… Lily, retírate, debo hablar con mi hijo a solas.

            Lily hizo una reverencia a su esposo y salió de ahí.

            -Harry –dijo James sentándose en el sofá junto a él cuando quedaron solos- la homosexualidad está prohibida por Dios y el profeta Merlín nos lo deja muy claro en el libro sagrado, y sé que tú no piensas siquiera en esas aberraciones; pero con un doncel no es igual, pues fueron hechos con el claro propósito de servir al plan divino de asegurar la descendencia… pero yo entiendo… -añadió buscando las palabras correctas- que realmente será un varón al que tomes en el lecho… ¿podrás con eso?

            Harry suspiró suavemente antes de responder.

            -Papá… he visto a muchos hombres desnudos cuando comparto el baño con los soldados, pero jamás de esta manera, no sé qué sentiré pero sé que solo es un doncel, así que te aseguro que cumpliré con mi responsabilidad.

            -Aunque esté sucio por ya no ser virgen.

            -Eso me provoca asco, debo aceptarlo… pero tendremos un heredero sea como sea.

            James sonrió satisfecho al escuchar a su hijo.

 

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            -No, no y no –exclamó Draco al escuchar por boca de su padre sobre la ceremonia de certificación de pureza.

            -Draco –dijo Lucius- no me agrada… de hecho puedo entender que el deshonor haya sido tentador para ti –exclamó tocándose la cabeza mostrando claramente el desagrado que hablar de eso le provocaba- ya acepte que nos quedaremos en una situación económica muy difícil pues el rey exigirá tu dote, pero por favor… -añadió evidentemente agotado- no pelees mas, hazlo por nosotros, acepta la ceremonia.

            -¡Pero es humillante!

            -Pero es la tradición.

            -La dichosa tradición me importa un pito –exclamó sin importarle que su madre se escandalizara al oírle hablar así.

            Lucius ya no lo regañó por su manera de hablar, conocía el carácter explosivo de su hijo y desde hacía mucho se había resignado a que estando con soldados y viviendo en cuarteles, palabras delicadas precisamente no iban a salir de su boca.

            -Hijo –dijo Narcisa viéndolo caminar de un lado a otro como león enjaulado- todas las mujeres pasamos por eso antes de nuestro matrimonio.

            -¿Y eso lo hace menos denigrante?... como si mi valor como persona estuviera en lo que tengo entre las piernas.

            -Hijo, por favor, recuerda que tu madre está aquí.

            -Papá no puedes pedirme esto –exclamó suplicante mientras hacía gestos dramáticos.

            -Yo pasé por eso –dijo Narcisa- todas las mujeres lo hacemos, los donceles también deben hacerlo.

            -¡Pero es absurdo! Ellos no son un dechado de pureza precisamente… tan solo tú papá ¿mamá era la primera mujer que yacía en tu lecho?

            -No es lo mismo, yo soy hombre.

            -¡Es exactamente lo mismo! –dijo mesándose la rubia cabellera.

            -No, no lo es y no voy a discutir eso contigo, tú nunca dejas de debatir.

            -Draco, hijo… esta ceremonia se lleva a cabo en todos los matrimonios –dijo Narcisa intentando convencerlo de la mejor manera- es muy duro, lo sé… pero solo dura unos minutos.

            -Fue horrible para ti, como debe serlo para cualquier mujer a la que se le expone como un pedazo de carne, no me mientas.

            -No me sentí como un pedazo de carne, era mi obligación cumplir ese requerimiento.

            -Esa ceremonia se celebra con el médico y las respectivas madres de los novios –continuó Draco- pero cuando son celebraciones de muy alta alcurnia, como lo es el maldito hijo de puta del príncipe…

            -¡Draco, cállate, te pueden oír! –exclamó Lucius.

            -Cuándo es así… -continuó Draco sin hacer caso a su padre- en la ceremonia no solo está el médico y las madres, sino que están ambos padres de los novios… ¿se dan cuenta? ¡Ustedes dos estarán ahí!

            -¿Y eso qué hijo? –Respondió Narcisa comprensiva- es normal, tú lo has dicho, en ceremonias de alta alcurnia están ambos padres, pero no debes avergonzarte, yo soy tu madre.

            -Esto es una mierda… -alegó poniéndose una mano en la frente mientras negaba con la cabeza.

            -Lo que yo quiero –intervino Lucius- es que entiendas que no tienes opción y lo único que te pedimos es que te comportes y no armes escándalo, termina de aceptar de una vez por todas que esta unión se llevara a cabo llueva, truene o relampaguee.

            -Padre, me pides que me humille… lo sabes ¿verdad?

            -Hijo, no eres igual a los hombres para nada y no reconocerlo es fuente de sufrimiento seguro.   

            -¿Entonces que soy, un camello?

            -No es hora de bromear Draco –exclamó Lucius molesto.

            -La mujer lleva inscrita la obediencia en su interior; el hombre en cambio, lleva la vocación de la libertad y la guía.

            -Madre, hasta ahora me doy cuenta que tan ciega estás.

            -Sí, estuve ciega al no educarte como lo que eres.

            -Bueno, si tú quieres llevar la obediencia en tu interior… -exclamó con sarcasmo y haciendo comillas con los dedos- es tu elección, yo no soy una mujer.

            -Pero tú y yo somos iguales, hijo, el libro sagrado lo dice: “Y di a las mujeres y donceles que bajen la vista con recato, que sean castas y castos y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros y a sus hijos, en cuanto a aquellas y aquellos que se revelen, pasando por alto la ley de Dios, amonestadles duramente”

            -Incluso te lo sabes de memoria… -dijo rodando los ojos.

            -También el libro sagrado dice: “Es obligatorio para ti, doncel, obedecer a tu marido, pues fuiste creado en virtud a servir a Dios y Dios se manifiesta en el santo matrimonio o concubinato”

            -Ya me duele la cabeza –expresó Draco rascándose la cabeza con vigor.

            -Cariño… -dijo ella tomándole ambas manos- compórtate el día de la ceremonia, por favor, hazlo por mí.

            -Mamá por favor... –respondió sabiendo perfectamente que ya no se trataba solo de él- no me pidas esto,  me estás pidiendo ser otra persona.

            -Mi amor, esto es lo mejor para todos, principalmente para ti, aunque ya no seas virgen quedarás en una buena posición, mucho mejor que la de muchas mujeres y donceles.

            -¿Ah sí y cuantos donceles conoces?

            Narcisa hizo un gesto de contrariedad viendo que nada convencía a Draco.

            -Es nuestro deber cuidar de ti hasta encontrarte un buen marido, que es lo que estamos haciendo –dijo Lucius viendo a Narcisa ir a sentarse derrotada.

            -Pero tú no pensabas eso antes ¿Por qué ahora?... antes estabas orgulloso de mi por ser capitán.

            -Sí, es verdad… yo deseaba tener un hijo del cual enorgullecerme, que llevara honor a la familia.

            -¿Y acaso yo no lo hice?

            -Sí lo hiciste, claro que lo hiciste… pero a fin de cuentas me estaba engañando a mí mismo.

            -No entiendo.

            -Te eduque para ser un gran hombre, un hombre que representara el apellido Malfoy con orgullo, pero a los quince años, cuando aparecieron las grecas de doncel en tu cara… yo… yo me di cuenta de que ya no iba a ser así… al menos no de la forma en que yo había pensado.

            Draco vio la desilusión en la cara de su padre, como si lo que él fuera, fuese por naturaleza una decepción.

            -¿Entonces por qué me dejaste enrolarme en el ejercito? –preguntó ocultando el dolor que aquella expresión le estaba causando.

            -Porque tontamente pensé que las cosas podían ser iguales… tu mentalidad era la de un guerrero, tú mismo lamentaste la aparición de esas grecas ¿Por qué no intentar que las cosas siguieran el curso que llevaban?

            -Pero solo son unas marcas… sigo siendo yo, tu hijo varón.

            -Cometí un error hace mucho tiempo, no voy a repetirlo ahora.

            -Pero papá…

            -No nos llenes de vergüenza –interrumpió Lucius- me ha costado mucho aceptar el que ya no seas virgen, pues los siguientes tres años después de enterarnos que eras doncel, te educamos para que te respetaras a ti mismo y a nosotros; si no fuera el rey quien te solicitara seguro ya habrías sido apedreado por libertino.

            -Lucius…

            -¿Me dirás que no, mujer?

            Draco ya no dijo nada, a pesar de todo, ver la decepción en los ojos de su padre hacía que su mundo terminara de derrumbarse cada vez más.

            -Papá, el no ser virgen no me quita valor como ser humano… -dijo después de un momento- yo no estoy sucio solo por haber…

            -Cállate –interrumpió indignado y enojado- solo cállate Draco o no sé que soy capaz de hacer.

            -Hazlo por nosotros –dijo de nuevo Narcisa poniéndose de pie- no provoques nuestra humillación más de lo que ya lo has hecho.

            Y sin decir más, salieron de la habitación dejándolo solo.

 

 

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            Al día siguiente no fueron a verlo en todo el día, deseaban dejarlo solo para que pudiera reflexionar, pero el día de la ceremonia, fue Narcisa la que se encargó de hablar con él.

            -Hijo mío, la ceremonia de certificación se llevara a cabo a medio día.

            Draco no dijo nada, solo se quedó viendo la palmera que se mecía muy a los lejos por el viento.

            -Lo harás ¿verdad?... te comportarás correctamente por nosotros –dijo acercándose a él y tocándole un brazo.

            El chico solo giró el rostro sin decir nada.

            -En una hora vendrán a prepararte.

            -¿A prepararme? –Exclamó al fin mirándola con el ceño fruncido- ¿Quién, de que hablas?

            -Vendrá la sierva de la princesa y las concubinas a bañarte, dos siervas más la ayudarán con tu ropa y yo me quedaré contigo para que te sientas mejor.

            -¡Eso no va a suceder!

            -¿Cómo dices?

            -Nadie va a bañarme, eso puedo hacerlo yo solo… ¿Cómo se les ocurre semejante estupidez?

            -Pero hijo…

            -¿Y tú desde cuando ayudas a un hombre adulto a bañarse, no se te hace eso muy enfermo?

            -Eres mi hijo doncel, no hay nada de malo en ello.

            -Esto no puede ser… -masculló sonriendo irónicamente mientras se alejaba de la ventana.

            -Te traerán ropa para la ocasión elegida especialmente por los reyes, eso es un gran honor.

            -Y estoy taaaan agradecido.

            -Draco –dijo tomándolo de un brazo pero mirándolo gravemente- ellos están de acuerdo en no armar escándalo cuando no pases el examen, son muy comprensivos en ese aspecto; incluso el príncipe te tomará aún estando sucio.

            -¿Sucio?... ¿ser dueño de tu cuerpo y disfrutarlo con quien tú deseas es algo sucio?

            -Lo es cuando no están casados.

            Draco miró hacia el frente apretando los dientes de exasperación.

            -Bien… -dijo al fin- no haré escándalo, pero de una vez te advierto que no dejare que nadie me bañe, lo haré yo solo y tú no estarás aquí cuando esas mujeres vengan ¿está claro?

            -Está claro hijo -respondió evidentemente aliviada.

           

 

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            -¿Ya vio al doncel, señorita McGonagall? –preguntó Millicent una de las siervas que acompañarían a Minerva.

            -No, aún no, de hecho nadie lo ha visto, ha permanecido en una habitación desde que llegó.

            -Nunca he visto a uno –dijo la chica emocionada.

            -De hecho hace muchos años no había nacido ninguno –dijo Myrtle la otra sierva que también ayudaría.

            -¿Pero como tenemos que llamarlo?... su nombre es Draco Malfoy ¿le diremos doncel o cómo?

            -Se le llamará señor Malfoy –respondió Minerva acomodando en una cestita todas las sales aromáticas para el baño- es un doncel pero también es un varón, así que así lo llamarás ¿entendido?

            -Entendido.

            -Es una gran bendición para el reino que por fin vaya a nacer un heredero varón- dijo la otra.

            -Le caerá en el hígado a la princesa Bellatrix.

            -Bueno, bueno niñas, dejen de chismorrear y vámonos, ya es hora.

 

 

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            -Sé que yo no entiendo de anatomía Dumbledore –dijo Harry en el estudio de James- pero sé cuando una mujer ya no es virgen, su himen está roto ¿pero en un doncel?... vaya, a ellos se los toma por detrás, todos defecamos por ahí ¿Cómo está eso?

            -Tú mismo lo dijiste, es como un himen –respondió el viejo medico mientras tomaba unas frutillas que el mismísimo James le había ofrecido, pues a pesar de ser el médico de la familia real, Dumbledore había sido medico de su padre y era un gran amigo- el himen de las mujeres tiene un pequeño orificio por donde la sangre pasa cuando tienen su periodo, es lo mismo con ellos.

            -¿Y podrás reconocer esa membrana?... digo, nunca le has hecho el examen a uno.

            -Pero tuve excelentes mentores –respondió sonriendo comprensivo ante las dudas del muchacho- no te preocupes Harry.

            -¿Pero por donde nacen sus bebés?

            -bueno, eso sí es algo más complicado.

            -¿Por qué?

            -Cuándo un doncel llega al octavo mes de embarazo, un orificio comienza a abrirse en su perineo, es por donde nacerá el bebé y cuando el alumbramiento pasa, el orificio comienza a cerrarse, pero ya no desaparece totalmente, queda una pequeña marca.        

            -Eso es raro.

            -Sí y tampoco les crece barba ni bigotes.

            -Cómo a las mujeres.

            -Los cuerpos de los donceles son iguales a los de los varones, de hecho no pienses que tienen útero ni ovarios.

            -¿Entonces?

            -Hay una pequeña glándula pegada a su próstata que comienza a segregar una hormona cuando llegan a la pubertad, es cuando aparecen las grecas de su cara;  cuando el cuerpo del doncel es tomado por un varón y recibe en su cuerpo el semen de su marido, los espermatozoides se mezclan con esta hormona y conciben al bebé, pero es muy difícil para el doncel pues su cuerpo no tiene útero, por lo que el bebé en su correspondiente membrana protectora, comienza a formar algo parecido y cuando dan a luz, expulsan todo; es muy pesado para el padre, incluso doloroso, deben descansar mucho.

            -¡Vaya! –Exclamó muy sorprendido- no tenía idea de nada de esto.

            -Lo imaginé… por cierto majestad –dijo dirigiéndose a James- sabe que no hay garantía de que a la primera el doncel quede preñado ¿verdad?

            -¿De qué hablas? –Preguntó Harry frunciendo el ceño- ¡pero es un doncel, se supone que en cuanto lo tome lo embarazaré!

            -Pues no es así –respondió Dumbledore- el hecho de que lleguen a la pubertad no los hace fértiles precisamente.

            -¿Y cuando crees que su cuerpo madure para eso? –preguntó James haciendo evidente que eso ya lo sabía.

            -No hay una respuesta concreta para eso, hubo donceles que concibieron hasta los veinticinco o veintiséis años.

            -El chico tiene veintitrés, no estamos seguros de nada hasta que lo tomes –dijo dirigiéndose a Harry- de todos modos lo montarás cada noche hasta que suceda.

            -Bien, pero Dumbledore ¿aún podría considerarse virgen si ya se acostó con alguna mujer, cuenta eso? Es que eso de los donceles es algo confuso.

            -Los donceles por naturaleza gustan de los hombres, podría asegurarte que si se relaciono con alguien, no fue una mujer.

            -Da igual… de todos modos ya no tiene honor.

 

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            En su habitación, Bellatrix no dejaba de llorar habiéndose enterado de la existencia de un doncel, y para colmo el príncipe casi ni la había visitado desde el fallecimiento de su hija.

            -Hola Bella ¿podemos pasar? –preguntó Luna asomándose a la puerta, pero sin esperar respuesta entró seguida de Pansy.

            -¿Qué hacen aquí? –dijo evidentemente molesta.

            Las dos chicas se sentaron en la cama con ella.

            -Entonces ya lo sabes –dijo Luna.

            -Obvio que lo se –respondió recargándose en la cabecera mientras se secaba las lagrimas con un pañuelo.

            -El príncipe tampoco volvió a yacer en mi lecho desde que perdí al bebé –dijo Luna con rostro sombrío.

            -Y yo no me embaracé –añadió Pansy suspirando- pero ánimo chicas, de todos modos el príncipe seguirá siendo nuestro esposo –añadió con falso entusiasmo.

            -¿Eres estúpida o qué? –Exclamó Bellatrix- si yo siendo la primer esposa casi no me visita ¿acaso crees que se acordará de ustedes una vez que tome al concubino?

            Las dos chicas bajaron el rostro sabiendo que lo que decía Bellatrix era muy cierto.

            -He sido buena esposa –musitó Luna- sigo las enseñanzas de mis padres… las del libro sagrado ¿Por qué entonces Dios no me bendice con un hijo varón?

            Esa pregunta también se la hacía Bella e incluso Pansy, pero no había respuesta, solo sabían que en algún lugar del palacio estaba aquel que haría lo que ellas no pudieron.

 

 

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            Caminando de un lado a otro con los nervios de punta, Draco se sobresalto cuando la puerta se abrió pasando por ella tres mujeres.

            -Buen día señor Malfoy –saludó Minerva sonriente mientras las otras dos siervas intentaban disimular su curiosidad.

            Draco no respondió, solo vio a las mujeres cerrar tras ellas y acomodar en un mueble la ropa y toallas que llevaban.

            -Pueden dejar eso ahí, me bañaré yo solo –dijo dándoles la espalda.

            -Pero señor Malfoy –respondió Minerva sosteniendo en sus manos la cesta y una caja con unos zapatos- nuestro deber es prepararlo para la ceremonia.

            -Y yo entiendo que son sus órdenes –manifestó dándose la vuelta- pero nunca he necesitado ayuda para bañarme, pueden dejar las cosas ahí y yo me las arreglaré.

            Las dos siervas se miraban entre sí confundidas, pero Minerva les hizo una señal para que se retiraran quedándose ella solamente.

            -¿Qué sucede, no fui claro? –dijo viéndola quedarse en la habitación.

            -Señor Malfoy –respondió acercándose comprensiva- entiendo perfectamente que desee estar solo y rechace mi asistencia, pero déjeme decirle que no tiene nada de qué avergonzarse, esto es perfectamente normal, además yo soy la sierva principal de la primera esposa y las concubinas, o sea que nos veremos todos los días.

            -Qué gran consuelo –pensó haciendo una mueca.

            -Le prepararé el baño, traje sales aromáticas que también son relajantes –exclamó tomando la cestita y dirigiéndose al baño.

            -Dije… -exclamó con voz firme- que no tomaré ningún baño de tina con esas estúpidas sales de mierda.

            Minerva se volvió boquiabierta al escucharlo.

            -Puedo bañarme solo –continuó Draco tomando una de las toallas y dirigiéndose al baño pasando de largo frente a ella y cerrándole la puerta en la nariz.

 

 

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            -¿¡Viste que guapo es?! –exclamó la sierva Milicent tomando la mano de su compañera.

            -¡Sí!... ¡es rubio y tiene ojos hermosos!

            -Cuándo las mujeres del príncipe lo conozcan, se van a infartar.

            -Lastima que sea un doncel.

            -Eso no evita que admiremos su belleza, querida.

            -Tienes razón y las marcas de su cara son tan bonitas –dijo Myrtle

            -¿Tú también lo notaste?

            -¿Y cómo no hacerlo? Eso lo hace más lindo.

 

 

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            Cuando Draco salió del baño, llevaba solamente la toalla en la cintura, por lo que se detuvo abruptamente al ver a Minerva sentada en una silla esperándolo.

            -¿¡Qué demonios?!

            -No puedo irme sin ayudarlo, no haga que me castiguen señor Malfoy, es mi obligación asistirlo.

            Draco exhalo un suspiro y alzo la cara al techo.

            -De acuerdo –dijo finalmente- pero me vestiré sin ayuda ¿de acuerdo?

            -Bien, mire estas son las ropas que llevará.

            Draco miró una hermosa túnica de seda color lavanda que más bien parecía una bata de baño sin cinta, solo con botones plateados al frente.

            -¿Y los pantalones? –Exclamó buscando con la mirada- ¿y la ropa interior?

            -Señor Malfoy… esta túnica es especialmente para la ceremonia de certificación de pureza, no necesita pantalones ni ropa interior.

            Draco abrió la boca como tonto al entender a que se refería la sierva.

            -Mierda… -masculló aventando la ropa a la cama- malditos bastardos hijos de puta…

            -¡Señor Malfoy! –Exclamó poniéndose una mano en la boca- como próximo concubino del rey, usted no debe expresarse así.

            -Yo hablo como se me da mi puta gana, soy un soldado, no un… -suspiró quedándose callado y sentándose en la cama.

            -Se agota el tiempo, hay que darse prisa, mire, usara este velo en la cabeza, esta vez no usara turbante… también estos zapatos.

            Draco miró los zapatos que minerva le enseñaba, realmente eran bastante bonitos; unas babuchas de tela gruesa, del mismo color que la túnica y con hermosos bordados al frente… nada que ver con sus botas altas de cuero.

            -Vamos, aquí tiene este aceite.

            -¿Y para qué?

            -Para untarlo en su cuerpo obviamente, es aromático.

            -No usaré esa mierda –respondió poniéndose de pie y quitándose la toalla para ponerse la dichosa túnica.

            -Aquí está el peine –dijo Minerva dándole un peine de marfil, resignada a que no usara el aceite tampoco.

            -¿Peine?.... no gracias –exclamó pasándose los dedos por entre la cabellera húmeda para deshacer los pequeños nudos.

            Luego tomó las largas mascadas y comenzó a enredarlas en su cabeza mientras Minerva colocaba los zapatos en el suelo.

            -Muy lindo –dijo ella sonriendo ante el aspecto final de Draco.

            Draco bufó quien sabe qué cosa y caminó para tomar un vaso de agua y refrescar su boca seca.

            -Siento que el aire me pasa por las bolas –exclamó sirviéndose un vaso de agua.

            -Por el profeta Merlín…

            -Y dime ¿eres casada, cuánto tiempo llevas aquí? –preguntó después de beber de un tirón el vaso lleno.

            Sorprendida por ser el primero que le preguntara eso en su primer encuentro, respondió:

            -No, no soy casada… mis padres sirvieron al padre del rey y me cedieron para el servicio personal de la reina, fui  nana del príncipe y ahora soy la encargada de su esposa y concubinas.

            -Entonces has vivido aquí toda tu vida.

            -Pues sí, realmente así es… ¿y usted?

            -¿Yo qué?

            -Supe que estaba en el ejército ¿Cómo pudo un doncel enlistarse en el ejército?

            -Ocultando mis marcas –respondió alzándose de hombros como si nada.

            -¿Pero cómo?

            -Con maquillaje contra el agua, así de sencillo.

            -Pero usted es un doncel ¿Cómo se le ocurrió hacer semejante cosa?

            -Porque soy un hombre, fui educado como tal, así que me enliste en el ejército y llegue a ser capitán.

            -¡Vaya, que increíble!

            Draco volteó a verla, sorprendido de no oír reproche en su voz como en la de todos los demás, entonces unos toquidos en la puerta lo hicieron respingar.

            -Yo abriré –dijo ella.

            Draco la vio abrir la puerta y hablar con alguien afuera, después cerró diciendo:

            -Es hora.

            Draco se dio cuenta de cuan nervioso había estado, miró a su alrededor como en reflejo nervioso y luego miró a la vieja sierva.

            Ella caminó hasta él y le puso una mano en un brazo diciendo:

            -Tranquilo, será rápido y mientras más pronto, mejor.

            Por alguna razón, ella logro lo que ningún otro pudo.

            -Estaré bien –dijo asintiendo.

            -Por supuesto, es un soldado ¿no?

            Draco sonrió titubeante, sintiendo renacer su orgullo natural, por lo que alzó la cabeza y se dirigió a la puerta.

 

 

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Notas finales:

Hasta la proxima!!


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