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El Fénix del Rey por Orseth

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            Cuando la novia apareció, a pesar de sus malestares Draco sonrió al verla, lo mismo que Harry.

            -Se ve hermosa –dijo el rubio.

            -Lo mismo opino.

            Y cuando el novio apareció, Pansy sonrió radiante; la ceremonia se llevó a cabo sin ningún inconveniente, con Luna y Minerva llorando a lagrima viva cuando todo concluyo con un suave beso de Blaise a Pansy antes de colocarle el velo que debía llevar nuevamente como mujer casada, concluyendo todo con un fuerte aplauso de todos los invitados.

            -Se ven muy felices… -dijo Draco secándose la frente sudorosa.

            -Sí, vamos a felicitarlos.

            -¿Ahora?

            -Pues claro, nos corresponde felicitarlos primero y después a la demás gente ¿Por qué?

            -Por nada.

            -Draco ¿estás bien?

            -Sí –respondio en un susurro.

            -No me mientas.

            -Estoy bien –dijo tragando en seco, pues justo en ese momento llegaba una contracción mas.

            -No, tú no estás bien ¿Dónde está Dumbledore? –dijo buscando volteando a todos lados buscando al anciano.

            -Harry, vamos a felicitarlos, en serio estoy bien –insistió tomándolo de la mano- solo estoy cansado.

            -No, nos vamos ya, busca a Dumbledore –ordenó  a un siervo.

            -Solo los felicitamos y nos vamos –exclamó apretándole la mano.

            Harry exhaló un suspiro y aceptó; pero cuando estaban a un par de metros de los novios, una contracción más fuerte hizo jadear a Draco.

            -¡Ah!

            -¡Draco! –exclamó Harry acuclillándose ante él.     

            Eso llamó la atención de los novios, que corrieron hacia él.

            -¡¿Draco, estás bien?! –preguntó Blaise acuclillándose también.

            Pero Draco no respondio, pues el dolor de otra contracción le hizo apretar los dientes mientras tomaba la mano de Harry con fuerza y con la otra se quitaba el velo de la cara pues comenzaba a sentirse sofocado.

            -Vamos a nuestra habitación –dijo Harry poniéndose de pie y moviendo la silla- Dumbledore nos alcanzará allá.

            Pero después de cinco minutos de espera en los que Dumbledore brillaba por su ausencia, Harry estaba hecho un energúmeno.

            -¡No me importa dónde está, búscalo y tráelo aquí! –ordeno con gritos a Ron, quien salió corriendo de ahí a cumplir lo ordenado.

            -¡Ay! –gritó Draco retorciéndose en la cama.

            -Tranquilo, todo va a estar bien –dijo nervioso y asustado tomándole una mano.

            -Duele… -masculló apretando los ojos.

            Narcisa, Lucius, Luna, Minerva, Pansy, Blaise y sus padres, incluso los suegros del soldado esperaban afuera, también Crabbe y Goyle angustiados por su amigo; entonces la puerta se abrió y se asomó Harry pidiéndole a Minerva que entrara.

            -¿En qué puedo ayudar majestad? –preguntó solicita.

            -No lo sé… realmente no lo sé –respondio angustiado, caminando de un lado para otro- ¿Dónde demonios se metió Dumbledore?

            -No lo sé majestad, pero todos los soldados lo están buscando.

            -¡Ay!...

            Harry corrió al lado de su concubino, que con los ojos anegados de lágrimas le tomó la mano.

            -Duele mucho… -musitó- Harry, tengo miedo…

            -No tienes porqué, todo saldrá bien.

            -¿Y el viejo?

            -Ya viene.

            Pero Draco no era tonto y sabía que algo pasaba, así que apretándole la mano dijo:

            -Trae a Blaise.

            -¿Cómo?

            -¡Qué traigas a Blaise!

            Harry le hizo una seña a Minerva, que de inmediato se asomo afuera haciéndole una seña al soldado para que entrara.

            -¿Sí?

            -Blaise ayúdame… -dijo Draco sollozando al verlo- solo tú puedes…

            -¿Pero qué…? –respondio asustado y confundido mientras se acercaba rápidamente a la cama.

            -El viejo inútil no aparece ¡ah!...

            En un instante Blaise entendió a lo que se refería y sintió que hasta el aire se le iba.

            -Pero Draco… -balbuceó asustado- yo no…

            -¡Ah!... –gritó haciendo que Harry le tomara de un hombro.

            -Por favor, ayúdalo.

            Bastó un momento para que Blaise se decidiera, así que respiró hondo y le dijo a Minerva:

            -Hierva agua y tráigala aquí.

            -¡De inmediato! –respondio la anciana saliendo de ahí.

            -¿Qué puedo hacer para ayudar? –pregunto Harry.

            -Dígale a Crabbe y Goyle que entren.

            Harry se apresuró y ordenó al par de soldados que entraran.

            -¿Y qué hacemos Blaise? –preguntó Goyle presuroso acercándose a la cama.

            -Nada.

            -¿Qué?

            -Es solo que necesito apoyo moral.

            Los dos soldados rodaron los ojos al oír a su capitán, sin embargo sabían que lo que estaba pasando no era nada fácil, así que los dos se colocaron al otro lado de la cama y comenzaron a hablarle a Draco.

            -Draco, tu eres fuerte,  acuérdate que ya pasaste por esto.

            -Pero duele igual… ¡Ay!...

            Con ayuda de Harry, comenzaron a desvestirlo y a ponerlo cómodo, y al cabo de un rato llego Minerva con lo solicitado.

            -La enfrié lo más que pude –dijo la sierva con varias toallas en el brazo.

            -Bien -dijo Blaise arremangándose las mangas para despues lavarse las manos con ayuda de Minerva, luego destapó a Draco y comenzó  a lavarle el área genital viendo en el proceso que de su abertura perineal salía el líquido cristalino que ya había visto una vez.

            -Harry… -sollozó viendo al moreno.

            -Tranquilo, todo va a estar bien- respondio tomándole la mano.

            -Todo esto es tú culpa…

            -¿Eh?

            -¡Tú me hiciste este hijo!.... tú deberías sentir estos malditos dolores de parto, con un carajo…

            Ante eso Harry se quedó sin saber que decir, pero no hubo necesidad de que dijera nada pues el rubio comenzó a apretarle la mano con fuerza ante la siguiente contracción.

            -¡Uff!...

            Así pasó cerca de una hora en donde Draco gritaba y maldecía cada determinado tiempo o más bien, en cada contracción; eso lo aprovechó Blaise para quitarse la banda de tela, la casaca y hasta el pequeño turbante para estar más cómodo quedando solo con una camisa de algodón, volviendo a echar otro vistazo a Draco.

            -Blaise… lamento… lamento arruinar tu boda… -dijo todo sudoroso mientras sujetaba la mano de Harry.

            -Nah, no te preocupes, ya me las pagarás –respondio el capitán viendo que el liquido transparente dio paso a un liquido con matices rojizos.

            -¡Ah!...

            -Ya no falta mucho –dijo palmeándole una rodilla- Minerva…

            -¿Sí?

            -Traiga una navaja desinfectada, la necesitaremos para cortar el cordón.

            -En seguida.

            Una hora más paso Draco entre dolorosas contracciones, hasta que Blaise noto lo mismo de la vez pasada.

            -Draco, creo que ya es hora –dijo acomodándose entre sus piernas abiertas- cuando venga la siguiente contracción, puja.

            -No… -sollozó el rubio.

            -Anda, tu hijo quiere nacer.

            -Yo lo sé, pero…

            -Sé que duele mucho –dijo Harry hincado a su lado.

            -No, tú no sabes nada…

            -Anda Draco –continuó Harry secándole la frente- sé fuerte, por nuestro hijo.

            Sabiendo que debía hacerlo, Draco asintió en silencio sin que las lágrimas dejaran de escapar de sus ojos. Y pronto llegó la ocasión de hacerlo, pues una contracción se hizo presente un par de minutos después.

            -Eso Draco, con fuerza… -dijo Blaise arrodillado en la cama, con las manos entre los muslos de Draco, ya manchados de sangre.

            -¡Ah!...

            -Eso es, ya viene –exclamó viendo la coronilla de la cabeza comenzar a asomarse.

            Draco sentía que prácticamente le partían la cadera y el mismo dolor le debilitaba, pero también sabía que no había nada que hacer, que su hijo debía nacer y eso dependía de él.

            -¡Oh Dios!... –susurró cerrando los ojos.

            -Animo Draco –dijo Crabbe- falta poco.

            -Cállate Crabbe… -respondio el rubio sin abrirlos -¡Ah!

            Pujó varias veces sin que nada sucediera, por lo que comenzó a desesperarse.

            -Cálmate Draco y descansa un momento -dijo Blaise con firmeza viéndolo a los ojos.

            Draco asintió confiando en su amigo como nunca lo haría con el doctor.

            -Ayúdame Blaise… -musitó hipando.

            -Eso estoy haciendo, confía en mí.

            Pasaron un par de contracciones mas en las que no pujó, solo gimió aferrado al brazo de Harry.

            -¡Mmm!... oh… Dios mío…

            -Bien Draco, en la siguiente aspira por la nariz y puja –dijo Blaise poniéndole las manos en  las rodillas.

            -Sí… si… ¡Ah!

            -¡Hazlo!

            Draco obedeció, Pujo de nuevo haciendo que la cabeza de su pequeño comenzara a asomarse para volver a ocultarse.

            -Lo estás logrando Draco, sigue así.

            Draco tenía el rostro empapado de lágrimas y sudor, por lo que Minerva le acercó una toalla húmeda a Harry.

            -Vas bien mi pajarillo, sigue así –susurró Harry secándole el rostro.

            En la siguiente contracción, Draco cerró los ojos y pujo con fuerza haciendo que una pequeña cabeza asomara de nuevo.

            -¡Vamos, vamos! –dijo Blaise tomando la cabecita.

            El cuerpecito del bebé salió por completo siendo recibido por el capitán Blaise Zabini.

            -¡Sí, lo lograste Draco! –exclamó Goyle viendo al bebé fuera.

            Draco respiraba entrecortadamente, sintiendo que el dolor desaparecía casi como por arte de magia con la salida de aquel cuerpecito.

            Blaise comenzó a limpiarle la boca con un lienzo que le dio Minerva.

            -¿Cómo esta? –preguntó Draco alzando la cabeza.

            Pero Blaise no respondio pues el bebé no lloraba a pesar de haberle limpiado las vías respiratorias.

            -Blaise, mi hijo…

            Blaise comenzó a frotar todo el cuerpecito inerte, haciendo a Harry ir rápido a ver qué sucedía.

            -Mi hijo… -dijo impactado al verlo inerte sobre la cama.

            Pero Blaise no hacía caso, solo hacia lo que su instinto le decía, así que comenzó a dar suaves masajes en el pecho del pequeño.

            -¡Dámelo! –exclamó Harry intentando quitárselo.

            -¡No, Goyle quítame a este estúpido de aquí!

            Goyle se quedó pasmado un segundo ante la orden del capitán, pues no era a cualquier persona a quien iba a quitar, pero sí de confiar en alguien se trataba, era en ese hombre de piel oscura que intentaba reanimar al pequeño, así que solo tardo un par de segundos en llegar hasta Harry y sujetarlo de los brazos para dejar a su capitán ocuparse sin problemas del asunto.

            -¡Suéltame, te ordeno que me sueltes! –grito Harry forcejeando.

            -Blaise… -sollozó Draco intentando levantarse.

            -Tranquilo Draco, déjalo hacer lo suyo –dijo Crabbe sosteniéndolo con un brazo atrás de su espalda.

            -Vamos, vamos… -musitaba Blaise sin dejar de masajear al pequeño, y al cabo de un par de minutos más, un llanto se dejó oír en la habitación.

            -Oh Dios mío… -sollozó Draco apoyándose en Crabbe.

            -¿Lo ves? Todo iba a salir bien.

            Minerva le alcanzó la navaja y Blaise cortó el cordón, hizo un pequeño nudo con un cordel y lo envolvió en una manta para después acercárselo a Draco.

            Goyle entonces soltó a Harry, quien en un par de zancadas llegó hasta Draco, quien sin dejar de llorar cargaba a su bebé en sus brazos.

            -Hola bebé… -dijo sonriendo entre lágrimas- me diste un buen susto.

            Blaise sonreía al verlos, solo entonces pudo exhalar un suspiro de alivio; después vio la bolsa aun dentro del cuerpo de Draco y comenzó a sacarla para terminar con aquello lo más pronto posible.

            Las sabanas y mantas quedaron manchadas de sangre, lo mismo que el colchón, pero ya se ocuparían de eso después, por lo pronto y como pudieron colocaron ropa de cama limpia y arroparon al padre con su pequeño.

            -Listo –dijo Blaise viendo a Harry recostado junto a Draco, ambos mirando embelesados al pequeño.

            -Te deben una camisa nueva –dijo Crabbe viendo la blanca tela manchada de sangre.

            Blaise se miró y vio que efectivamente su traje de bodas estaba arruinado por completo, pero no le importo, lo que realmente deseaba era que todo saliera bien y afortunadamente así había sido.

            -Uff… -exhaló un suspiro mientras se desplomaba en una silla.

            -Buen trabajo muchacho –dijo Minerva ofreciéndole un vaso con licor.

            Blaise lo aceptó sabiendo que un trago le caería de maravilla.

            -Sí, es el partero oficial del concubino del rey –exclamó Goyle acercándose y palmeándole la espalda.

            Pero Blaise no tuvo energías ni siquiera para protestar, por lo que solo apuró su trago de licor.

            -Avisaré afuera que todo salió bien –dijo Minerva.

            Un rato después, Harry se levantó viendo que Draco y el bebé dormían y se dirigió a los tres hombres que conversaban en voz baja a un extremo del cuarto.

            -Majestad… -dijo Blaise con una inclinación mientras tomaba su casaca y se la colgaba del brazo, listo para salir de la habitación.

            -Una vez más… -respondio Harry sonriendo- una vez más te debo todo.

            -No me debe nada, él es mi amigo –respondió alzándose de hombros sonriendo con sencillez.

            Para sorpresa de los tres, Harry se acercó y lo abrazó para después decirle:

            -Estoy en deuda contigo de por vida, cada vez que necesites algo, estoy a tu servicio.

            -Oh… pues gracias majestad –respondio un tanto abochornado- bueno, nos retiramos, hay que seguir la fiesta y hoy hay doble motivo de celebración.

            -Es verdad, disfruten y disculpen nuestra ausencia.

            -Ah lo olvidaba –dijo Blaise dándose la vuelta, haciendo que sus dos amigos se detuvieran también- ¿Cómo va a llamarse?

            -Para variar Draco dijo que él elegiría el nombre.

            -¿En serio?

            -Sí y no fue opcional.

            -Sí, creo que sé a qué se refiere –respondio conociendo a rubio- ¿y cuál eligió?

            Harry sonrió mientras decía:

            -Su nombre será Malik, significa…

            -Rey –interrumpió Blaise.

            -Así es,  mejor nombre no pudo escoger.

            Sonriendo, Blaise terminó de tomar sus cosas y salió de ahí seguido de sus amigos.

 

 

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            Fue hasta el anochecer que el viejo doctor por fin apareció, con un enorme chichón en la cabeza y una terrible jaqueca.

            -Lo bueno es que Blaise estaba aquí –dijo Draco dándole un biberón al pequeño.

            -¿Cómo dice que pasaron las cosas? –pregunto Blaise.

            -La verdad es que me desoriente y no supe a ciencia cierta qué camino tomar de regreso, así que entre a un callejón llamado “Knockturn” y…

            -¿Entró al callejón Knockturn? –interrumpió mientras él y Draco se miraban sonriendo.

            -Solo dos tipos de personas entran al callejón Knockturn –exclamó Draco.

            -Sí –confirmó Blaise- los delincuentes y los estúpidos.

            -Y ya sabemos que usted no es un delincuente –exclamó Draco a punto de la carcajada.

 

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            -¡Es hermoso! –exclamó Pansy con el nuevo bebé en brazos.

            -Y es rubio –dijo Luna sentada a su lado, con su mano acariciando el suave cabello que escapaba del gorrito- pero está dormido, no veo de qué color son sus ojos.

            -Son verdes –respondio Draco adormilado- pero más claros que los de su padre.

            -Es que los ojos del rey son únicos –dijo Pansy mirando embobada al nene- oh yo quiero uno.

            -¿Un ojo del rey? –pregunto Luna riendo.

            -No tonta, un bebé.

            -Bueno, pues ya tienes marido, solo ponte a trabajar en ello.

            -¡Oh cállate torpe! –respondio ruborizada ante la risa de Minerva, Luna y Draco.

 

 

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            La fiesta duro una semana, semana en la cual Draco se recuperó lo suficiente para poder salir de su habitación y estar presente en la última comida en honor de los novios y en donde el rey presentó a su hijo a la comunidad y después iniciaron los preparativos para emprender el regreso.

            -Voy  extrañarte tanto –dijo Luna abrazando a Pansy, en su nueva casa.

            -Y yo a ti –respondio enjugándose las lagrimas- y ni que decir de las niñas… Luna, solo quiero decirte algo antes de que te vayas.

            -¿Sí?

            -Lucha por ti misma, por tu propia felicidad, lo mereces como cualquier varón, como cualquier persona.

            -Gracias Pansy.

            Y los amigos se despidieron una vez más.

            -Draco, pórtate bien –dijo Blaise cuando el rubio ya estuvo acomodado en su palanquín, con sus dos hijos, pues Scorpius no había querido separarse de su padre.

            -Yo siempre me porto bien.

            -Ajá…

            -De nuevo gracias Blaise, por una vez me alegro de la delincuencia de Slytherin… impidieron que ese viejo me atendiera.

            -¿Y qué culpa tengo yo?

            -Oh vamos, ya eres como un segundo padre para mis hijos –respondió riendo al ver la cara de horror del soldado.

            -Zafo.

            Draco extendió un brazo y Blaise se dejó abrazar sin importarte en ese momento lo que pudieran decir.

            -Espero que no pase mucho para volvernos a ver –dijo Draco cuando los camellos se levantaron y se pusieron en marcha.

            -Solo si prometes que no va a ser para atenderte otro parto –respondio antes de bajarle la cortinilla.

            El regreso fue mucho más tranquilo para Draco, pues las molestias físicas que había sufrido anteriormente habían desaparecido casi por completo.

            -¿De verdad te sientes bien? –preguntó Harry emparejando su camello.    

            -En comparación de antes, de maravilla –respondio con Scorpius jugando a su lado- tengo dolor de cintura pero tolerable y también tengo el culo dolorido.

            Harry miraba embobado al pequeño Malik que dormía en brazos de su papá.

            -Quita esa cara –dijo Draco riendo.

            -No puedo evitarlo –respondio sonriendo- gracias Draco, por darme otro hijo sano y hermoso.

            -Cuándo quieras, ya sabes –dijo con sarcasmo.

            -De acuerdo.

            El viaje se llevó a cabo sin contratiempos, por lo que dos meses después llegaron a Griffindor ante el júbilo de la gente al saber que el otro príncipe ya había nacido.

           

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            -¡Por fin en casa! –exclamó Draco en sus habitaciones.

            -Sí, fue agotador –respondio Harry tomando de sus brazos al bebé.

            -Dormiré por un mes –dijo dejándose caer en la cama.

            -¡Pá! –lloriqueó Scorpius trepándose a la cama y subiéndose en su papá.

            -Scorpius, ten piedad de mi –dijo Draco acariciando la negra cabellera de su pequeño.

            -Todos queremos una parte de ti, mi pajarillo –exclamó Harry sonriendo- pero te dejaremos descansar, Scorpius ¿quieres nadar conmigo?

            En cuanto escuchó eso, Scorpius bajó de inmediato de la cama y corrió hacia la puerta que daba al jardín.

            -Con cuidado –dijo Draco a Harry, quien dejó al bebé en la cama mientras Draco se acostaba junto a él.

            -Lo sé –respondio dándole un beso en los labios y saliendo de ahí para atender a su otro hijo.

 

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Notas finales:

Y con esto me despido este 2016 y espero que el 2017 venga lleno de cosas hermosas para ustedes, y con muchas fuerzas para enfrentar a las cosas que no lo sean tanto y que incluso nos hagan llorar, pasenla y disfruten  a sus seres amados, Dios me los bendiga.

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!


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