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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Primera actualizacion del año!!!... y la ultima tambien... al menos de esta historia ^^

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            Días después, estando Harry visitando a Luna y a sus hijas en el área de concubinas y estando a punto de irse, Luna le toco un brazo diciendo:

            -Mi señor ¿puedo hablar a solas por favor?

            El asintió y fueron a la casa de Luna.

            -Dime Luna ¿Qué sucede? –pregunto sentándose en un sofá.

            -Yo… bueno, lo he pensado mucho –comenzó ella evidentemente nerviosa- pero sé que esto es lo correcto, al menos para mí.

            -¿Sí?

            -Sí, yo… lo siento, estoy nerviosa –añadió con una sonrisa titubeante.

            -Solo dilo –dijo Harry presintiendo hacia donde iba aquel asunto.

            -Yo… quiero el divorcio.

            Harry no respondio, solo inclinó la cabeza sonriendo débilmente, realmente no le sorprendía aquella petición y más bien se preguntaba cuándo sería; el cambio en la vida y actitud de Pansy habían sido claves para la decisión de Luna.

            -Yo lo siento –dijo sentándose a su lado, estrujándose las manos.

            -Mi querida Luna, si pretendes iniciar una nueva vida, no puede ser con una actitud que pida perdón por todo.

            -Lo siento… ¡Oh! –exclamó cayendo en cuenta de dicho.

            -Está bien –dijo sonriendo, viendo que los mismos nervios de su concubina hacían que se portara así.

            -No parece sorprendido, mi señor.

            -Pues no, más bien ya lo veía venir; pero dime ¿Qué piensas hacer si te lo doy? Porque déjame decirte que no he dicho que si.

            -Bueno… -respondio mirándose las manos- yo deseo lo que tiene Pansy… no es que desee un marido como ella, es decir… mi felicidad no es que sea un hombre, más bien lo que yo deseo es ese brillo que tiene ahora en su mirada, ese brillo de algo que la impulsa a seguir su vida con alegría y no por nuestras hijas, eso es obvio, sino por nosotras mismas, no sé si me explique.

            -Sí, se a que te refieres.

            -No sé si me vaya bien o mal, no sé si mi padre este de acuerdo en que yo me divorcie, no sé si me acepte de regreso en casa, pero esto es algo que debo hacer.

            -¿Y Adab?... ¿piensas que dejare que te la lleves también como Pansy se fue con Baasima?

            Luna miro el rostro serio de Harry y se hubiese mentido a si misma si no aceptaba que le dio miedo, sin embargo también estaba decidida a luchar por lo que quería.

            -Sí mi señor, también deseo que mi hija me acompañe.

            Harry exhalo un suspiro, preguntándose en qué momento sus mujeres habían comenzado a pensar por sí mismas.

            -Déjame pensarlo –dijo poniéndose de pie.

            -Por supuesto mi señor.

 

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            Cuando Harry llego a sus habitaciones, le contó todo a Draco.

            -¿Y qué piensas hacer?

            -Bueno, ella es muy joven, tiene derecho a hacer su vida al lado de alguien que si la ame, aunque dice que ese no es el principal motivo por el cual me pide la separación.

            -Sí, eso es lo mejor, que esa no sea  la única razón.

            -De hecho se lo daré, pues no quiero a nadie conmigo a la fuerza, el asunto es otro.

            -Adab ¿cierto?

            -Sí, se irían a Ravenclaw.

            -También dejarías de verla como a Baasima.

            -Solo me quedaría Kala y de hecho me preocupa que se quede tan sola.

            -Pero no vas a separarlas ¿no?

            Harry lo miró ceñudo, por lo que Draco alzó las manos diciendo:

            -Sí, perdón, perdón, ya sé que odias que alguien más, especialmente yo, te diga qué hacer.

            -Exacto, al menos ya me conoces.

            Draco rodó los ojos mientras exhalaba un suspiro al tiempo que le cambiaba el pañal a Malik.

            -Uy que maldito genio… -mascullo por lo bajo.

            Harry salió de ahí para dirigirse a las caballerizas y montar a Hedwig, estuvo fuera por mucho rato, hasta que cayendo el ocaso, regreso al área de concubinas.

            -¡Oh mi señor, no lo esperaba tan pronto! –exclamó Luna cuando lo vio llegar a su casa.

            -Sí, sé que es aparentemente pronto, pero realmente no había mucho que pensar –respondio sentándose- Luna… es más que obvio que voy a darte el divorcio, no me gusta tener a alguien conmigo en contra de su voluntad; el asunto aquí es nuestra hija… quieres llevártela y dejaría de verla como sucedió con Baasima, pues aunque puedo verla cada que quiera, en realidad no es tan sencillo, pues está muy lejos y Ravenclaw lo está también.

            Luna escuchaba atenta, intentando disimular su angustia.

            -De acuerdo –dijo Harry después de unos segundos- puedes llevarte a Adab.

            Luna dejo escapar la respiración, que sin darse cuenta había estado reteniendo.

            -Por el profeta… -susurró sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas.

            -Y lo acepto por la misma razón por la que dejé ir a Baasima, es muy pequeña para separarla de su madre.

            -Gracias mi señor –exclamó tomándole una mano y oprimiéndosela contra el pecho.

            -Pero las mismas reglas se aplicaran a ella.

            -¿Cómo?

            -Cuándo Adab cumpla doce años, vendrá a vivir al palacio.

            -Oh… bueno –respondio sacando un pañuelo para sonar su nariz- sé que esa fue la condición de Pansy y sé que no podré obtener mejor trato, así que con gusto aceptaré mi señor.

            -De acuerdo, entonces mañana nos reuniremos con los ministros para llevar a cabo el divorcio.

            -Muy bien mi señor, muchas gracias –dijo apretando de nuevo su mano.

            Y después de eso, Harry regresó a sus aposentos, en donde Draco prefirió no preguntar nada.

           

 

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            Una semana después, Harry se despedía de su hija, que en un mar de llanto abrazaba a su padre y no lo quería soltar.

            -Ahora serás tú Ron, quien se encargue de cuidarlas.

            -Déjalo en mis manos amigo –respondio Ron, quien con esposa y equipaje, también se mudaba como custodio oficial de Adab.

            -Algo genial salió de esto –dijo Draco mirando a Ron de arriba abajo- dejaré de ver por aquí, caras horribles.

            Ron apretó los labios sin poder decir nada, y Harry simplemente no hizo caso pues ya conocía a su concubino.

 

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            Pasaron seis meses y Harry seguía trabajando como siempre por mantener un país estable en todos los sentidos.

            -Harry, deberías descansar un poco, te ves agotado –dijo Draco masajeando los hombros de su marido.

            -Mmm eso se siente muy bien –respondio cerrando los ojos con deleite.

            -¿Te gusta?

            -Sí, sigue.

            -He visitado a Kala todos los días, Minerva dice que ya está muy bien, las primeras semanas se deprimió mucho al no tener a su hermanita con ella, pero el que tú mismo la visites todos los días la ha ayudado mucho.

            -Sí, sabía que iba a resentir la partida de Adab y de Luna,  por eso me esfuerzo en pasar más tiempo con ella; Minerva ahora es su madre y hace un magnífico trabajo.

            -Sí, ella es genial.

            -Bueno, ya debemos dormir, mañana tengo una reunión a primera hora con los ministros.

            -¿Y en que trabajas ahora?

            -No te lo había dicho hasta tenerlo listo.

            -¿Qué cosa? –pregunto sonriente mientras se le sentaba en las piernas.

            -Mi nuevo proyecto.

            -¿De qué trata?

            -Escuela…

            -¿Escuela?

            -Ajá… -dijo abrazándolo y besándole la mejilla- las niñas también tendrán derecho a asistir a la escuela.

            -¿¡Qué?!... ¿en serio? –exclamó sonriente.

            -Sí, mis hijas no serán unas ignorantes y aunque ellas estarían en una situación privilegiada pues serían educadas aun si existir esta ley, no quiero que sean las únicas beneficiadas con esto;  será un trabajo duro pues es lo mismo que con la ley de bodas con niñas, la gente principalmente los conservadores, se opondrán, pero como ya lo había dicho anteriormente, esto será un trabajo que rendirá frutos hasta dentro de algunos años.

            -Oh Harry, eres genial, te amo por eso –respondio abrazándolo.

            -Ya lo sé –dijo riendo- y creo que merezco un premio.

            -No lo negaré, será un gran premio.

            Harry se levantó haciéndolo ponerse de pie y caminar hasta la cama en donde lo acostó para enseguida encimársele y besarlo mientras le metía las manos por debajo de la túnica.

            No paso mucho tiempo antes de que Draco sintiera la dureza de Harry restregársele encima, por lo que comenzó a desnudarlo también.

            Sin muchos miramientos, ambos se deshicieron de la ropa hasta quedar totalmente desnudos, entonces Draco se le sentó a horcajadas, abriendo las piernas y encimándosele mientras le rodeaba el cuello con los brazos y le daba un beso.

            Cuanto adoraba Harry esa boca tan ladina que le hacía sentir que de un momento a otro le saldrían canas verdes, pero en momentos como ese no la cambiaría por nada del mundo.

            Separaron sus labios solo para que Harry comenzara a besarle el cuello, haciéndolo sentir escalofríos, provocando que él también se pusiera erecto.

            -Oh Harry… -musito sintiendo como el duro pene de Harry se restregaba entre sus nalgas.

            Las manos del rey subían y bajaban por la blanca espalda, tocando sus omóplatos y enseguida las carnosas nalgas, las cuales estrujaba y acariciaba después, prolongando por un buen rato estos jugueteos pues al moreno le encantaba ese cuerpo, le gustaba saber que era suyo solamente, que Draco no se entregaba a nadie más, solo a él.

            Sus manos abrían las nalgas de Draco y acariciaban alternativamente su tierna entrada, hasta que optó por acostarlo y abrirle las piernas para tomar su pene e introducírselo a la boca.

            -Ah… -jadeo el rubio poniéndose las manos en la cabeza, sintiendo la boca de Harry succionarle el pene hasta hacerlo removerse en la cama- por el profeta, Harry…

            -No seas profano, el profeta no tiene nada que ver en esto… -mascullo sonriendo para volver a chuparle el pene mientras le acariciaba los testículos con una mano.

            Draco suspiraba y gemía de placer hasta que Harry dejó su pene en paz y comenzó a recorrer a besos la larga pierna, lo hizo girar para besar también sus nalgas.

            -¿Quieres coger mi boca? –dijo Draco girando el rostro, sabiendo que eso que proponía era de las cosas favoritas de su marido.

            -Sí.

            Entonces se levanto y se hincó sobre la cama en tanto Harry se ponía de pie dejando su pene justo en su rostro; así que el rubio abrió la boca y Harry metió su miembro comenzando un mete y saca suave, sujetándole la cabeza mientras Draco lo tomaba por las nalgas.

            El doncel levantó la vista para mirarlo a los ojos, viendo con deleite el rostro embelesado de su marido mientras le hacía el amor a su boca; y con un mudo entendimiento entre ambos se corrió dejando que su blanca semilla inundara la boca del rubio, que tragó todo o al menos eso intento, pues un poco de semen escurrió por la comisura de su boca.

            -Oh… -jadeó Harry recostándose en la cama mientras dejaba que Draco se acostara a su lado.

            Pero el rubio lo hizo no para descansar con él sino para estar a la altura de sus pezones, pezones que comenzó a chupar y a lamer alternativamente mientras Harry se friccionaba el pene, dejándose acariciar por su concubino.

            Draco sonreía al verlo hacer muecas permaneciendo con los ojos cerrados, disfrutando la lengua que jugueteaba en su pecho.

            -¿Quieres que te la chupe? –susurró en su oído.

            Harry sonrió  y sin que dijera nada, Draco se movió hasta llegar a su bajo vientre, acariciando los rizos negros de su pubis, luego tomó el pene que Harry seguía friccionando y se lo metió a la boca, dibujando con sus labios el contorno de la cabeza; luego lo metió un poco más para comenzar el sube y baja de su cabeza.

            -Mmmm… Draco… tienes una boca maravillosa…

            -Lo sé –respondio separándose un momento para enseguida volver a lo suyo.

            Después de un rato así, Harry tuvo tiempo de descansar y recuperarse quedando totalmente erecto de nuevo, así que Draco lo dejó y de nuevo se recostó a su lado en donde comenzaron a besarse, beso en el que Harry mantenía sus manos ocupadas pellizcándole suavemente los pezones.

            Luego dejo su boca y paso directamente a chuparlos mientras Draco le revolvía el cabello con las manos.

            -Después de esto tú me vas a peinar –dijo riendo.

            -¿Qué le haces, si tú no conoces lo que es un peine?

            Harry rió con ganas y subió para atrapar su boca nuevamente, hasta que Draco se separó y le susurró al oído:

            -Móntame ya Harry… muero porque entres en mí…

            Harry no se hizo del rogar, se enderezó y lo acostó de espaldas, le separó las rodillas y se acomodó entre ellas, su posición favorita, pues así podía ver su rostro cuando iba penetrándolo.

            Draco le rodeo el cuello mientras él acomodaba su pene, después comenzó a empujar haciendo que Draco arrugara la nariz.

            -Sí… oh si… -susurró sintiendo como ese enorme pene le abría el culo.

            Cuando Harry estuvo con su pene introducido en su totalidad, se quedo quieto disfrutando el estar dentro de su concubino, sintiendo ese calor rodear su miembro.

            Draco suspiró y cerró los ojos, entonces Harry apoyando sus manos a sus costados comenzó a embestirlo.

            -Ah… ah… ah… -jadeaba cada que Harry se la metía, hasta que comenzó a hacerlo con más intensidad haciéndolo gemir más fuerte- ¡oh!... ¡sí!... Harry…

            Entonces Harry se detuvo y salió de él, lo puso de costado y le levantó una pierna, lo penetró de nuevo y comenzó a embestirlo otra vez.

            Draco se detenía con una mano en el colchón, hasta que Harry volvió a detenerse y lo hizo ponerse en cuatro, sujetó sus caderas  y se introdujo sin miramientos; Draco pegó su frente en el colchón mientras su cuerpo se movía con cada embestida de Harry.

            -Oh Harry… móntame más duro…

            Harry se enterraba con fuerza, viendo el ano enrojecido de Draco estirarse cada que lo penetraba.

            -¡Ah!... ¡mmm!... Oh…

            El moreno levantó la cara al hecho sintiéndose al borde, pero deseaba prolongarlo, deseaba seguir así, metiéndose en ese cuerpo caliente que temblaba entre sus manos.

            -Harry… déjame a mí…

            Harry se detuvo y se acostó boca arriba sabiendo que era lo que el rubio deseaba hacer; lo vio sonreírle y montársele a horcajadas, acomodando por detrás su pene erecto justo en su entrada.

            -Anda, siéntate  en él… -dijo el moreno acariciándole los muslos.

            Draco comenzó a bajar penetrándose poco a poco hasta sentarse por completo en Harry, luego puso sus manos en su pecho y se levanto, comenzando una fricción que hizo  a Harry cerrar los ojos de deleite.

            -Sí… así… oh Draco… así…

            Draco lo cabalgó un buen rato, deteniéndose a momentos y apretando las nalgas haciendo a Harry gemir, jugueteando con su propio pene y dejando también que Harry lo masturbara, hasta que se cansó de las piernas y entonces volvieron a la posición inicial, con Harry entre sus rodillas separadas.

            -Mmm estás delicioso… -susurró penetrándolo de nuevo con fuerza haciéndolo jadear.

            Ondulo su cadera, penetrando a un Draco que ahora se abría de piernas gustoso para su esposo, el rey de Hogwarts, y al cabo de un par de minutos, Harry se corrió dentro de su concubino siguiéndole éste instantes después.

            -Oh… -suspiro Draco con su esposo encima, respirando agitado.

            Harry ya había eyaculado dentro, pero aun así dio unas suaves embestidas para finalmente salir.

            -Te amo… -Lo abrazó como siempre, jalando una colcha para cubrir sus cuerpos sudorosos y dormir.

 

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            -Buen día –saludo Harry al despertar el rubio, quien vio a su esposo ya bañado y vestido, listo para salir.

            -¿Por qué no me despertaste? –Dijo estirándose- Malik y Scorpius ya debieron haber desayunado –añadió viendo que eran ya las ocho de la mañana.

            -La sierva ya los alimentó, así que me gustaría que cuando te alistes, vengas a mi oficina, quiero hablarte de algo.

            -Uy que serio ¿de qué se trata?

            -Allá hablamos, Severus me espera, nos vemos –respondio dándole un beso rápido y saliendo de ahí.

 

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