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El Fénix del Rey por Orseth

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Notas del capitulo:

Aqui estamos de nuevo, espero lo disfruten ^^

 

 

__________________________________________________________

 

 

            -Por favor señor Malfoy ya son las seis de la tarde, ya el guardia tocó la puerta, salga ya –dijo Minerva tocando la puerta del baño.

            -Ya voy.

            -Eso lleva diciéndome desde hace diez minutos, los reyes son muy puntuales.

            -Ese no es mi puto problema.

            -Señor Malfoy, por favor…

            -Ya voy.

            Minerva espero un rato más a que el chico saliera pero lo que menos deseaba Draco era abrir esa puerta.

            -Tengo que hacer algo, tengo que hacer algo… -pensaba Draco en el interior del cuarto de baño caminando de un lado a otro.

            -Señor Malfoy ya son las seis con cinco minutos, enviarán por usted, ya salga por favor.

            Draco miró sus manos y vio que temblaban, también se dio cuenta de que sudaba a mares, por lo que se quitó el turbante y se mojó el cabello.        

            -¡Señor Malfoy, un guardia esta aquí, debemos irnos ya!

            -¿Quieres que abra la puerta? –dijo una voz de hombre.

            -No hace falta, él ya va a abrir…. ¡señor Malfoy!

            Apretando los dientes, abrió la puerta de un tirón.  

            -¡Por el profeta Merlín! –Exclamó Minerva con las manos en la boca al ver la facha de Draco- ¿Qué ha hecho con su apariencia? ¡Mojó los hombros de su casaca!

            -Es hora, sígueme –dijo el guardia dándose la vuelta.

            -¡No, debemos arreglarlo! –dijo Minerva.

            -No hay tiempo, que se ponga el turbante en el camino, después de todo será la última vez que podrá salir con el rostro descubierto.

            Esas palabras detuvieron en seco los pasos de Draco; dándose cuenta de eso, Minerva lo tomó del brazo hablándole suavemente al tiempo que lo animaba a caminar.

            -No escuche nada de eso señor Malfoy, todo saldrá bien y pronto podrá ir a sus nuevas habitaciones a descansar.

            -¿Nuevas habitaciones?... ¿no me quedaré aquí?

            -Por supuesto que no, pero eso no importa –dijo ella omitiendo a propósito decirle que estaría en el área de las concubinas- sus padres están esperándolo, hágalo por ellos, vamos… mientras vaya colocándose de nuevo el turbante.

            Caminando como autómata, Draco se dejó conducir por Minerva hasta llegar al salón, en donde un impaciente y nervioso príncipe y un enfadado rey lo esperaban.

            -¡Son las seis con veinte minutos! –Exclamó James- ¡¿Dónde está su educación?!

            -Querido, recuerda de donde viene, se paciente por favor.

            Sintiendo como que flotaba, Draco no puso objeción cuando Minerva lo puso frente a la familia real.

            -Vaya, que impuntualidad –exclamó James molesto viendo al mismo tiempo con agrado, el aspecto de Draco- puede comenzar.

            Los padres de Draco se acercaron para tomar su lugar al lado de su hijo y entregarlo al príncipe como correspondía; el chico no dijo nada, estaba como en una especie de trance mientras sus padres decían quien sabe que cosas y le daban su mano al príncipe… ¿su mano al príncipe?

            La retiró bruscamente causando sobresalto en los Malfoy y en Harry, quien frunciendo el ceño la tomó de nuevo, y de nuevo él la retiro como si quien le hubiese agarrado la mano hubiese sido la cosa más nauseabunda del planeta.

            -¡Draco, compórtate! -masculló Lucius acercándose.

            -Hijo, hazlo por nosotros, por favor –susurró Narcisa.

            Draco fulminó con la mirada a Harry cuando de nuevo éste le tomó la mano, dejándola esta vez en su lugar; la ceremonia siguió su curso, con frases sin sentido del hombre que estaba uniéndolos, con frases en donde Draco solo exhalaba suspiros impacientes y rodaba los ojos.

            -… Y es obligatorio para ti doncel… -dijo el sacerdote leyendo el libro sagrado- obedecer a tu marido, pues fuiste creado en virtud de servir a Dios y Dios se manifiesta en el santo matrimonio o concubinato…

            Draco lanzó un bufido que hizo al sacerdote levantar la cabeza y mirarlo con desaprobación.

            -… Los hombres son los protectores y proveedores de las mujeres y donceles, por lo tanto las mujeres y donceles correctos, son devotamente obedientes y sumisos ante su marido…

            -Ajá...

            Esta vez Harry fue quien volteó a verlo ceñudo mientras el sacerdote seguía leyendo.

            -… El doncel realizado ama ante todo, escucha, anima, consuela, perdona, une y hace sitio a su esposo, da honor a su marido con su sumisión porque lo pone por encima de él y le confiere autoridad…

            Draco comenzó a mover un pie en una especie de tic nervioso que hizo a sus padres mirarse más nerviosos aun si eso era posible, luego voltearon a ver a los reyes y con horror se dieron cuenta de que estaban notando todos los desplantes de su hijo.

            Llego el momento en que Harry tenía que colocar un anillo a Draco y éste lo aceptaba para después comenzar a cubrirse el rostro como hombre unido a su marido, o al menos eso se suponía que debía hacer pues el doncel se quedó sin hacer nada después de recibir el anillo.

            -Draco, el velo… -susurró Narcisa acercándose a él- ¡Draco!

            Un pellizco en su brazo lo hizo respingar para enseguida tomar de mala gana el velo que su madre le ofrecía y comenzar a colocárselo mientras el sacerdote leía un fragmento del libro sagrado:

            -… Y di a las mujeres y donceles que bajen la vista con recato, que sean castos y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres y a sus suegros, en cuanto a aquellas y aquellos que se revelen pasando por alto la ley de Dios, amonestadles duramente…

            Esa parte significaba que Draco, como un doncel con marido ya no podría andar con el rostro descubierto cuando saliera de sus aposentos como podían hacerlo las mujeres solteras y en su caso, los donceles solteros.

            La ceremonia terminó con un fuerte aplauso de los presentes y un abrazo de los padres de ambos.

            -Compórtate con honor –susurró Lucius cuando abrazó el cuerpo tieso de su hijo- y da honor a la familia.

            -Hazlo por nosotros, sé un buen hijo –susurró Narcisa cuando fue su turno.

            Hubo una cena en donde la nueva pareja ocupaba la mesa central mientras se servía una suntuosa cena a los invitados; pero Draco no probó bocado, permaneció callado mientras Harry conversaba animadamente con el primer ministro Severus Snape.

            Siendo las diez de la noche, el príncipe se levantó y comenzó a despedirse primeramente de sus padres y luego de los invitados, cosa que hizo a Draco ponerse alerta.

            -Es hora de retirarnos –dijo Harry cuando terminó- se supone que también debes despedirte de tus padres.

            Draco miro a sus padres esperándolo, pero no se les acercó, no había nada que pudiera decirles y sabía muy bien en cambio lo que ellos le dirían; así que ignoró la mano que Harry le tendía y sin decir nada se levantó.

            Armándose de paciencia, Harry salió del salón en medio de la gente que les había abierto camino con Draco caminando atrás de él viendo a todos lados menos al frente.

            Se preguntaba a dónde irían, pues por lo que había dicho Minerva, ya no iba a regresar a su habitación, sino que siguió a Harry por otros corredores, siempre seguidos por un guardia por indicaciones del rey,

            -Hijos de puta… -pensó molesto viendo detrás de él al guardia que no le quitaba la vista de encima.

            Cuando llegaron al área de las concubinas, otro guardia se hizo a un lado cuando vio al príncipe, luego éste camino por un pasillo que daba a un hermoso jardín, producto de experimentados jardineros que se encargaban de mantenerlo así en un clima tan caliente y seco; y finalmente llegó a una habitación, abrió la puerta y se hizo a un lado para que el doncel pasara.

            Draco paso de largo y cuando Harry se dispuso a entrar, un fuerte portazo casi le rompe la nariz.

            -¿¡Pero qué demonios…?! –exclamó azorado viendo la puerta de madera a un palmo de su cara.

            Enfurecido tomó la perilla y entró en la habitación como huracán.

            -¿¡Por qué diablos hiciste eso?!

            -Porque es más que obvio que no vas a pasar la noche aquí –respondió Draco dignándose por fin a hablar.

            -¡Pero soy tu marido!

            -Eso me importa una mierda, largo de aquí –respondio Draco quitándose el velo y aventándolo por ahí.

            Harry rio con incredulidad mientras Draco daba unos pasos por la habitación.

            -Mira –dijo aspirando aire al tiempo que se armaba de paciencia- sé que todo esto es difícil para ti y por eso no te llamé la atención en la ceremonia…

            -¿¡Que, qué?!... ¿¡Qué tu no hiciste qué?! –respondio abriendo tremendos ojos antes de estallar en carcajadas.

            -Escucha Draco, habrás podido tener una educación distinta a la que debería tener un doncel, pero eso no cambia lo que eres.

            -No, escucha tú, hijo de puta… la estúpida ceremonia que se celebro allá afuera no significa nada para mi ¿entiendes?

            Harry quedó impactado por la forma de hablar de Draco, pues hasta ahora nadie, ni siquiera Ron se habían dirigido a él de esa manera.

            -¡Oh! ¿Sorprendido de que un hombre se dirija así a ti y no quiera besar tu real trasero… cara rajada? –añadió viendo la cicatriz de su frente.

            Harry apretó los labios y lanzo aire por la nariz como toro de lidia, sin embargo tampoco era un hombre que se dejara apabullar por alguna situación inesperada, por lo que caminó por la habitación mientras se quitaba el turbante.

            -Tú… -dijo después de pasar los dedos por entre su cabello- crees que todo esto es un juego ¿no?... que puedes salirte con la tuya y burlarte de mí enviándome fuera de tus aposentos.

            Draco respondio torciendo la boca.

            -Pues déjame decirte que yo puedo entrar aquí cada vez que se me dé la gana.

            -De lo que tengas ganas me importa un pito… ¡oh perdón! Un soberano pito.

            Harry estaba escandalizado por la forma de hablar del doncel, no era algo que esperara de su concubino, más sí de un soldado.

            -Es tiempo de que olvides lo que eras y recuerdes que posición ocupas ahora.

            -Yo era un soldado y aun lo soy.

            -No, no lo eres, eres mi concubino.

            -No… yo no elegí unirme a ti, fui obligado.

            -Tus padres hicieron el convenio, no hay nada fuera de la ley aquí.

            -Toda esta palabrería me aburre, será mejor que salgas de aquí porque quiero dormir.

            Harry no dijo nada, solo se giró y cerró la puerta con llave para después meterla en su bolsillo, si el doncel quería ponerse en ese plan, de acuerdo.

            -¿Por qué cierras con llave? –Pregunto frunciendo el ceño- sobre todo ¿Por qué estando tú dentro?

            Harry se dio cuenta de que se vio muy ingenuo esperando un comportamiento sumiso de un doncel que fue un caballero del desierto por años, más aun, de un capitán de escuadrón.

            -Escucha…

            -No, escucha tú –interrumpió Draco- acepte ese estúpido examen por mis padres, acepte ser tu concubino, pero no te aceptare en mi lecho ¿está claro?

            Harry fue hasta el sofá y se sentó en el al tiempo que se desabotonaba la casaca.

            -¿Qué no piensas irte?

            -No, esta es mi noche nupcial.

            Esas simples palabras causaron escalofrío y rechazo en Draco.

            -Tú eres el príncipe de Hogwarts, eso lo sé… y serví durante años con el mayor fervor hacia mi Rey, pero ahora veo que todos son una mierda, así que tú no significas nada para mí.

            Harry sabía que someter al ex soldado sería toda una odisea y con seguridad no saldría indemne pero también sabía que si no lo hacía, sería la burla de todo el reino, perdería el respeto de su ejército y sobre todo de su padre; además estaba el hecho de que necesitaba un hijo varón y el único que podía dárselo con toda seguridad era el hombre que estaba frente a él mirándolo con un desprecio feroz.

            -Hagamos esto por las buenas –propuso con toda tranquilidad- porque no quiero ser rudo contigo.

            Draco rio de nuevo, el príncipe sí que sabía bromear.

            -Bueno, pues tan solo inténtalo.

            Harry observó como Draco se quitaba el turbante también y se sorprendió al ver su cabello rubio, ya sabía que tenía el cabello claro por sus cejas, pero no pensó que tanto.

            -Draco… piénsalo bien –dijo poniéndose de pie.

            El rubio preparó su cuerpo cuando Harry se fue acercando lentamente hasta quedar a un par de pasos de distancia, entonces el moreno levantó la mano para tocarle un hombro, pero sin  llegar a rozarlo siquiera pues recibió un puñetazo que lo hizo dar un par de pasos atrás tocándose la cara.

            Quedó aturdido por un instante, pero se enderezó furioso con el pómulo punzándole de dolor; ese comportamiento era inaceptable en un concubino, pero eso ya era demasiado.

            -Nunca he castigado a ninguna de mis concubinas, ni siquiera a mi esposa… pero tú…

            -¡¿Yo, qué?! –Interrumpió sarcástico- ¿vas a castigarme por mandarte a la mierda, hijo de puta?

            -¿¡Pero quien te crees que eres?!

            -Soy Draco Malfoy, capitán de la decima octava tropa de la región norte –respondio altivo- y tú no eres nadie para tocarme sin mi permiso.

            Era inaudito ¡un doncel rebelándose de tal manera!... nunca imaginó la situación que estaba viviendo, se suponía que las mujeres y donceles sabían el lugar que les correspondía.

            -Sí quieres que te eduque, eso voy  hacer.

            Por toda respuesta Draco le mostró el dedo medio y luego esquivó el puñetazo que Harry le dio; era bueno con los puños, no solo con la espada, pero reconocía que su complexión era más bien delgada, por lo  que se especializaba en esquivar golpes cuando de pelear a puños se trataba; además era evidente que el príncipe tenía un cuerpo fuerte y seguramente un buen golpe lo mandaría al quinto infierno, por lo que lo mejor era mantenerse fuera del alcance de esos puños.

            Una batalla campal se desató en los nuevos aposentos del área de las concubinas, tanto así que el ruido proveniente de cosas rotas despertó a Bellatrix, a Luna y a Pansy quienes realmente solo dormitaban en la oscuridad; sus luces se encendieron provocando que Minerva fuera a verlas, pues la vieja sierva tenía su habitación cerca de ellas por si necesitaban algo.

            Harry alcanzó a Draco y Draco se lo regresó, pero Harry era muy fuerte y logró alcanzarlo pero por poco tiempo pues el rubio era muy escurridizo; después de un buen rato la habitación quedó hecha un desastre y los dos hombres sangraban de la nariz y respiraban jadeantes por el gran esfuerzo; pero de algo estaba seguro Harry y era de que no sería la burla del reino entero, iba a consumar su noche de bodas por las buenas o por las malas.

            -Escucha príncipe… -dijo Draco no presintiendo nada bueno en aquellos ojos verdes que le miraban fijo- puedo llegar a entender que necesites un hijo... pero yo no tengo porqué ocuparme de tus asuntos… -continuó haciendo un intento por razonar con Harry, pues siendo realista, el hombre resultó ser más fuerte de lo que pensó y si eso continuaba así...

            -Un hijo varón es tu asunto también… tu obligación es darme un hijo y no lo vamos a conseguir solamente hablando.

            -¿Qué parte de que yo no lo deseo, no entiendes?

            -¿Y qué parte de que es tu obligación, no entiendes?

            -¡Pero yo no estoy aquí por gusto!

            -Al menos podrías pensar en tus padres ¿no?... no creí que fueras tan egoísta.

            Bien, ese fue un golpe bajo, pero no lo suficiente para ablandar a Draco.

            -A mis padres no los menciones.

            -¿Sabes que sucederá si no hay paño de virginidad?

            -Podrías manchar el paño con la sangre que sale de tu nariz.

            Harry lo miró por unos segundos y luego sonrió ante la desfachatez del rubio.

            -Sí no hay paño, es más… si yo accedo a no consumar esta noche ¿sabes lo que les sucederá a ellos?

            -No te atrevas a amenazarlos maldito bastardo –mascullo cambiando de expresión.

            -No, si yo no pienso hacerles nada… serías tú quien lo hiciera y sabes muy  bien de que hablo.

            Draco apretó los labios dando pie a que Harry continuara hablando.

            -Tú esposo no es el hijo del tabernero, es el príncipe de Hogwarts… serían deshonrados por la gente del reino, no haría falta que yo moviera un dedo, las personas los repudiarían a donde quiera que fueran como si llevaran un tatuaje en la frente ¿y todo porqué, porque su doncel no quiso cumplir con sus obligaciones?

            Draco apretó los puños sintiéndose cada vez más impotente.

            -Yo perdería mucho… -continuo Harry tomando una servilleta de tela de la mesa para limpiarse la sangre que escurría por su barbilla- pero tus padres perderían todo.

            Draco miró hacia un lado, dándose cuenta del alcance de todo aquello… para su maldita mala suerte, el príncipe tenía razón, la gente repudiaría a sus padres y no habría lugar para ellos en todo Hogwarts; sintió una opresión en el pecho al darse cuenta de que una vez más estaba atrapado.

            Alzó la mirada y Harry pudo ver la vacilación en los ojos grises.

            -Pero yo…

            -Voy a la habitación –interrumpió Harry no dando lugar a mas discusión, pues desde que entraron en los aposentos, sentía que por primera vez tenía el control- te espero ahí.

            Draco lo vio entrar a otra habitación y cerrar la puerta dejándolo solo en medio de aquel desastre… miró a su alrededor y a pesar de haber estado en campos de batalla dejando cadáveres cubiertos de polvo, nunca se sintió más derrotado que en ese momento a pesar de no haber arena y muertos a sus pies, sino simple cerámica, cristal y muebles rotos.

            Caminó rompiendo fragmentos de vidrio con sus zapatos y se desplomó en un sofá… ni siquiera le dolían ya los golpes, no percibía nada físico, solo se daba cuenta de que estaba en unas habitaciones con un hombre esperándolo en el otro cuarto para tener sexo con él… y a pesar de haber enfrentado un sinfín de peligros en el desierto, se dio cuenta de que estaba aterrado y sintió que se quedaba sin aire, tanto así que abrió la boca para jadear.

            -No puede ser… no puede ser… -pensó cubriéndose la cara con las manos.

            Sabía que el príncipe tenía razón, tenía toda la razón… ¿y entonces?... ¿ahora qué era lo que seguía?... alzo la cara y miró la puerta del dormitorio y un escalofrío recorrió su espalda.

            -Tal vez… solo una vez… -pensó pasándose las manos por el cabello.

            Aspiró aire y se levantó de golpe, diciéndose a sí mismo que si iba a acceder a aquello, sería solo por una vez y nada más, que si iba a entrar a esa habitación iba a ser porque así le convenía por el momento, no porque el hombre que estaba ahí dentro fuese su marido y tuviese poder sobre él.

            -No… -pensó dando un paso- nadie tiene poder sobre mi… solo yo… solo yo…

             Harry se sorprendió de que no pasara mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y Draco entrara.

            -¿Ya más tranquilo? –preguntó parado junto a la ventana con los brazos cruzados.

            -No me trates como idiota –respondio cerrando tras él- terminemos con esto.

            -De acuerdo –dijo Harry señalando el baño con la cabeza- si quieres prepararte…

            Fulminándolo con la mirada, Draco se dirigió al baño y cerró de un portazo; ya dentro se giró y vio un hermoso baño con paredes de mármol y enormes espejos y al fondo una tina de baño con agua y flores flotando encima, con velas encendidas por ahí y por allá.

            -Qué mierda… -masculló rodando los ojos.

            Entonces vio en los muebles del baño, ropa para él; se acercó y tomó una bata de baño de color verde oscuro y la aventó de regresó torciendo la boca.

            Exhaló aire sintiendo que se ahogaba, por lo que apagó todas las velas, harto de aquel ambiente supuestamente romántico, luego botó las babuchas, se quitó la casaca, la camisa y cuando sus dedos tocaron el botón del pantalón, tragó en secó y lo desabrochó y quitó sin dar cabida  a nada en su cabeza, pero cuando llegó el turno de la ropa interior, el miedo volvió a invadirlo… no era que nunca hubiese estado desnudo ante alguien, de hecho había visto muchos hombres desnudos en su vida, y muchos lo habían visto a él cuando convivía con las tropas, pero ninguno esperaba tener sexo con él, así que no importaba, pero ahora…

            -Al mal paso, darle prisa… -pensó cerrando los ojos y bajándose los calzoncillos para botarlos en el suelo, luego se puso la bata de baño y la anudó fuertemente como si de una armadura se tratara- Bien… -musitó viendo la puerta- aquí vamos.

            Cuando abrió la puerta del baño, se encontró con Harry aun vestido con su misma ropa, cosa que lo confundió y al mismo tiempo lo alivió, pues ¿Quién sabe? Probablemente el principe había entendido el punto.

            Pero Harry en lo que menos pensaba era en que quería Draco, pues el príncipe estaba también muy nervioso… ¿montar a un hombre?... ¿tocarlo, excitarse con él?... de hecho eso era lo que le estaba preocupando, pues desde que lo vio llegar al palacio y ver sus ojos grises, se preguntó que sería yacer en el lecho del doncel; se preguntó porqué estaba tan ansioso, el porqué deseaba que esa noche llegara; pero al mismo tiempo que pensamientos confusos cruzaban su mente, otros más acudían a tranquilizarlo.

 

 

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