Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

[BTS - YoonSeok] Así de complicado por Bastianxt99

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta es la continuación del One Shoot:  Así de simple.

http://www.amor-yaoi.com/browse.php?type=tracker&add=169980

Hoseok pegó su frente a los azulejos sin dejar de acariciarse con maestría. El agua tibia resbalaba por su espalda y cada centímetro de su piel ardía. Un gruñido escapó de sus labios y apretó los ojos, bajando la telita que recubría su glande y pasando su pulgar por la abertura. En ese momento odiaba a su novio o amigo… a su novio-mejor amigo, odiaba cómo lo atormentaba la definición etérea de su relación. Era cierto que había magia, pero la frustración crecía cada vez más: estaba cansándose de ser él mismo el que se tocara. Un par de golpes le obligaron a abrir los ojos y aumentó el ritmo, decidido a ignorar a quien fuera.

—Hoba —una voz le llegó del otro lado de la puerta. Era Yoongi, quien era precisamente al que menos quería ver—. Hobie, necesito entrar.

—Si fuera en mí… —murmuró Hoseok.

—¿Ah? No te escucho, ábreme.

—Cuando quieras ponte de rodillas —murmuró de nuevo.

—No te escucho. Abre de una puta vez, necesito entrar al baño.

Todavía ignorándolo, se dio tres tirones más y sintió cómo su cuerpo temblaba y un orgasmo bastante mediocre lo golpeó. Su cuota auto-regalada de placer no solo había sido interrumpida sino que por ironías de la vida, lo había hecho la única persona que le tenía las hormonas así de alborotadas. Se aseó con rapidez y sin cerrar la regadera, fue a abrir la puerta. Las facciones de Yoongi al verlo desnudo fueron un poema.

—Me duchaba —explicó con llaneza, regresando a su posición bajo el agua.

—Buenos días para ti también —dijo Yoongi, abriendo la tapa del retrete y orinando.

Yoongi estaba aclimatándose con esto del noviazgo. Los besos, abrazos y ocasionales mamadas que compartían, aunque no eran precisamente su actividad prioritaria en la vida, no le molestaban… Lo que sí le molestaba era la indiferencia de la cual era objeto ahora.

—También me daré un baño —anunció para su propia sorpresa, bajándose el pantalón de su pijama junto con la ropa interior.

No recibió respuesta, ya que Hoseok estaba ocupado en echarse un poco de champú en la mano y masajeándose el cuero cabelludo.

—¿Estás molesto o qué? —preguntó con cuidado.

—No.

Por la mentira tan obvia, Yoongi resopló. El humor de Hoseok jamás era un secreto, en especial para él. Su rostro era demasiado similar a un libro abierto, conocimiento que era producto de años de conocerse y de mantener una relación cercana. Sabiendo que era inútil presionar, cambiaron de lugar bajo el chorro de agua caliente y agarró la pastilla de jabón. Mientras se enjabonaba el torso, al fin logró captar una mirada recorriéndolo de pies a cabeza, y elevó una ceja.

—Si adivino qué te enfada, te llamarás Min P.D. lo que resta de la semana.

Hoseok puso los ojos en blanco.

—¿Y si no adivinas? —le siguió el juego sin quitarle la vista de encima a Yoongi, cuya piel blanca y tersa a su alcance le encogió el estómago. Reconocía que si no fuera porque acababa de aliviarse a sí mismo, hubiera reaccionado.

—Na’, yo lo sé todo —desestimó—. Te enfada que haya elegido a Jimin como mi favorito en la última entrevista que tuvimos —afirmó.

Eso no era, y ambos lo sabían bastante bien, pero Hoseok captó la intención de Yoongi de normalizar el ambiente comprometido entre ambos, y no pudo más que rendirse. Había elegido continuar por un camino que sabía que sería intrincado y quería seguir recorriéndolo. Dejando de enjuagarse el cabello, se adelantó hacia donde estaba Yoongi y apoyó sus dos manos a la altura de su cabeza como si estuviera acorralándolo. Y lo besó.

El primer impulso de Yoongi fue pegar por completo su espalda a las baldosas frías. Una conocida sensación de placer le invadió, reflejándose en sus facciones y que en sí, no era producida por el beso. No aceptaría abiertamente que los minutos en los que no era el centro de atención de Hoseok despertaban en él una ansiedad extraña; era algo que había incrementado las últimas semanas y que no sabía cómo eliminar. Por tal motivo, los besos largos y húmedos que al principio le parecían una labor latosa, habían evolucionado de ahí a ser tolerables y luego bienvenidos, siempre y cuando estuviera de buen humor.

Como en ese momento.

La mano de Yoongi bajó por el vientre del otro y llegó hasta su ingle, provocando que este se sorprendiera. Hoseok se había acostumbrado a tener “dosis” reducidas de su novio y algunas oportunidades, cuando más impotente se sentía, a casi devanarse el cerebro en planear cómo conseguirlas. Sabía que podía… que tal vez debía hablar de su frustración con Yoongi, sin embargo, jamás encontraba lo que quería decir o cómo plantearlo.

Ahí mismo no sabía qué había sucedido para que Yoongi se comportara así, aunque apostaba que no pasaría de roces. Su abdomen se contrajo cuando, contra todo pronóstico, sintió un agarre en su pene comprobando su dureza y unos dedos se deslizaron hacia sus testículos. A pesar de haber estado masturbándose hasta hacía poco, su cuerpo respondió sin pérdida de tiempo al toque y a la cercanía del otro.

Instintivamente, deshizo el beso y mordió con delicadeza los hombros de Yoongi, dispuesto a que este interrumpiera sus acciones de un instante a otro. El agua caliente seguía cayendo en parte de sus omóplatos y acalló sus jadeos cuando Yoongi no tuvo reparos en volver a su erección, esta vez envolviéndolo en su puño cerrado. Dejó de mordisquearle, contentándose con solo apoyar la frente en su hombro. Su mirada se centró en donde Yoongi estaba acariciándolo, intentando digerir la visión erótica, y lo tocó a su vez. No le costó demasiado obtener una erección que rivalizara con la suya y maravillado por el cambio que había tenido su mañana de forma inesperada, apartó la muñeca de Yoongi.

—¿Umh?

Hoseok no contestó a la pregunta implícita de qué estaba haciendo si no que salvó la escasa distancia que separaba sus entrepiernas y empujó contra el contrario, consiguiendo que se estimularan uno con el otro, sus pieles sensibles y mojadas resbalando con facilidad. Era casi demasiado considerando que minutos atrás ni siquiera se hubiera atrevido a soñar que algo así pasaría. Utilizó sus manos para mantener sus penes frotándose y no se detuvo hasta que Yoongi se corrió en un gemido ronco. Para alcanzar su propio orgasmo, bastó que se diera un par de apretones antes de dejar manchas blanquecinas en el vientre de Yoongi. Sus rodillas amenazaron con ceder ante su segundo clímax, este más intenso y mucho más satisfactorio, pero dos brazos lo sostuvieron.

—Pesas mucho —se quejó Yoongi y Hoseok se sostuvo de la pared, parpadeando seguido e inhalando profundamente para deshacerse de los rezagos post-orgásmicos.

—Eso fue… inesperado —confesó, contemplando a Yoongi ponerse debajo del agua de la ducha, encargándose de limpiar las huellas de sus andanzas y lavándose el cabello.

No hubo réplica, sin embargo, una vez que él también se limpió y al fin cerraron la regadera, Yoongi lo miró con seriedad. Hoseok iba a limitarse a tenderle una toalla, pero viéndolo así, se puso una encima de sus hombros y empezó a secarlo.

—Te lo he repetido un millón de veces y media, pero aquí va de nuevo: fuimos amigos antes de algo más, no lo olvides —pronunció Yoongi.

—Siempre lo tengo presente —contestó, secándole  el torso e inclinándose para hacer lo propio con sus muslos y pantorrillas.

—No parece —resopló Yoongi, levantando una pierna a la vez para ayudarlo en su labor autoimpuesta—. Si algo te molesta, me lo dices y hablamos sobre cómo solucionarlo. No es tan complicado.

Un golpazo fuerte los paralizó y ambos miraron a la puerta. Hoseok, que era el que más se había asustado ante la sorpresiva interrupción, solo suspiró al escuchar la voz de Namjoon.

 

Namjoon arrugó el ceño con gravedad, sin quitar la mirada de Si-hyuk. Yoongi, sentado al lado de Hoseok, mantenía la cabeza gacha y moviéndola de forma rítmica. Los vocales por el contrario, sonreían sin contener la excitación al escuchar aquella maqueta para una nueva canción. La actitud de Bang Si-hyuk siempre era buena en las mesas redondas de la disquera y solo cuando un fulgor particular aparecía en sus ojos, era señal de algo más. Ellos eran jóvenes e impetuosos, pero reconocían que cuando el CEO les daba libertad creativa y les dejaba elegir algo en lo que él no estaba de acuerdo, las cosas no siempre salían a pedir de boca. Así que ese brillo era bien acogido.

Al finalizar, un manotazo en la mesa hizo que todos salieran de su ensimismamiento.

—Esto es un hit, esto es muchos primero lugares, esto, esto es oro —dijo pausado y no por eso sonando menos eufórico.

Los presentes se relajaron, Hoseok de manera más visible, volteando la visera de su gorra y acomodándose mejor en la silla que ocupaba.

—Nombres, quiero saber quién la compuso y la produjo —pidió el CEO con una sonrisa que lucía amenazadora. Namjoon señaló a los dos raperos frente a él y Yoongi por fin elevó la mirada—. Magnifico, está genial. Sé que falta, pero la proyección del sentimiento es… extraordinaria, un timing perfecto y sin perder el alma. ¿Qué hicieron diferente esta vez?

Las mejillas de Yoongi se sonrojaron de inmediato mientras Hoseok pensaba en que lo único distinto era la evolución de su relación. Dentro del estudio no habían hecho nada diferente… excepto por unos cuantos besos y un par de orales. Comenzó a reír y sintió un fuerte dolor en el brazo, cortesía de un puñetazo de Yoongi que lo censuraba.

—Nada ha sido diferente.

—Pidan algo lo que quieran, muchachos, se lo merecen.

—Una cena para los dos en un steak house suena fantástico —pidió Hoseok sin pensarlo. La vista de los demás se clavó en él, pero no se inmutó, sabiendo que un buen pedazo de carne era lo que más gustaba comer a Yoongi y por ende, una buena recompensa.

—Considérenlo hecho.

 

El delicioso olor de la comida dispuesta ante ellos no distrajo a Hoseok. Algo en la expresión de Yoongi le indicaba que no estaba a gusto, tal vez cómo contraía sus labios sin darse cuenta o el modo en el que evitaba alargar demasiado la charla. Se rascó la mejilla y miró a su alrededor. Estaban en una parte bastante apartada del restaurante, un área escogida justo porque quedaban ocultos de miradas indeseadas; siempre y cuando conversaran en volumen normal, nadie tendría por qué enterarse de lo que hablaran.

—Está bien, ahora eres tú el disgustado, Yoon-ah —dijo separando sus palillos.

—Hm… Comamos con tranquilidad.

—Te conozco, no lo disfrutarás a menos que hables. Eres demasiado visceral como para guardarte lo que te causa malestar.

—Tampoco es que tú estés siendo muy franco con lo que te enfada —señaló Yoongi y se llevó a la boca un pedazo de cerdo sumergido en salsa de soja, masticando con lentitud.

—Por eso creí que era bueno estar a solas en un ambiente neutro.

—Pues no, así el resto sospecha más de nosotros…

Ante esto, Hoseok parpadeó y frunció el ceño. Sabía que con ese “resto”, Yoongi se refería a los otros cinco de Bangtan Boys, con quienes convivían y pasaban gran proporción de tiempo. Sus managers, las coordi-noonas y demás miembros del staff con frecuencia se encontraban presentes, sin embargo, los chicos eran con quienes compartían más.

Su relación se había concreto dos meses atrás y según veía, no se había efectuado un gran cambio en su interacción con el entorno. Yoongi todavía veía películas con Seokjin o Jungkook de vez en cuando, se preocupaba porque Jimin comiera bien y arreglaba algunos desastres en los dormitorios que el “dios de la destrucción”, Namjoon, hacía. Él por su parte, cocinaba con Seokjin y practicaba duro con la dance line hasta entrada la madrugada. Interrumpió sus pensamientos de golpe, su entendimiento negado.

 Sin cambios notorios, ¿a qué apuntaba? Y en todo caso, ¿qué tendría si supieran?

—¿Qué de malo habría si se enteran? —vocalizó su última reflexión. Yoongi arqueó la ceja, viéndole fijamente—. Vaya dulce mirada —murmuró apoyándose en el respaldar de la silla, dejando de comer.

Primero debían poner las cosas en orden o tampoco disfrutaría.

—Ya me conoces, no quiero dramas ni nada. No quiero tener que explicarme —respondió Yoongi imitando su posición. En varias circunstancias eran como un espejo, uno de los motivos por los cuales se llevaban tan bien.

—Nadie sabe nada, nadie sospecha nada, está en tu mente.

Yoongi denegó con la cabeza. —No es que yo vaya repartiendo besos y tomando duchas con alguien más.

—Hablo de nuestra proyección hacia el exterior. Siempre hemos tenido este tipo de interacciones, solo que apuesto que ahora tienes metido entre ceja y ceja el término “cita” para cuando estamos comiendo juntos. ¿Antes cómo se llamaba?

—Estás siendo tenso… —Antes de ser replicado, Yoongi notó su error y añadió—: Sé que yo también lo estoy siendo, pero solo quiero que lo que tenemos siga siendo de nosotros dos, y no un asunto que involucre a los muchachos. Quiero dejar intacta la sinergia del grupo.

Sin ver con claridad qué exponía Yoongi, Hoseok asintió. Gracias a su hermana y a la sucesión de novios que ella tuvo desde pequeña, había aprendido temprano que las relaciones no eran sencillas por una u otra razón. Desde donde lo analizara, su relación con el que seguía siendo su mejor amigo, era lo que había esperado y más aún, asexualidad, contraste de personalidades, humor complementario incluidos.

—¿Quieres que cambie mi modo de comportarme contigo? —preguntó, sin querer que hubiesen malentendidos.

—Claro que no, pero…

—¿No debo expresar explícitamente que eres mi insuperable novio?, porque hasta donde sé, no tienes reparo en decir que soy lindo frente a las cámaras o…

Yoongi le dio un puntapié sin fuerza por debajo de la mesa y compartieron una sonrisa.

—Sigamos como siempre, excepto sin declaraciones o gestos reveladores en extremo.

 

Hoseok supo que todo estaba saldado cuando la risa de Yoongi resonó en sus oídos mientras se tapaba la boca. Su cara se hallaba teñida de un suave color melocotón que le daba un aire hermoso a su palidez usual. Como les era natural, no habían sentido la transición de los minutos inquietantes de su previa charla a estos que eran pura diversión gracias a una casi parodia de Hoseok emulando a uno de los managers. Las luces comenzaron a ser apagadas en el fondo y vieron que el bartender conversaba con el gerente del lugar, echándoles ojeadas nada sutiles.

—Creo que conspiran para que nos vayamos —bromeó Hoseok, viendo con asombro en su reloj de muñeca que pasaban de la una de la mañana.

Salieron del restaurante justo a tiempo para tomar uno de los taxis que ofrecía la recepción. La temperatura empezaba a descender y cada uno observaba el trayecto por la ventana a su costado.

—Alcohol y música —propuso Yoongi de pronto.

—Hecho —aceptó Hoseok, pidiéndole al conductor un cambio en la dirección.

Al llegar a su destino, saludaron al guardia y subieron al piso que debían, directo al estudio de Yoongi.

—Me acabo de acordar que tengo algo especial —expresó Hoseok, abriendo el frigobar y sacando de allí una botella de vino—. ¡Tadah!

Yoongi evaluó el vino, dándole su aprobación antes de señalar las tazas en las que tomaban té. —No tenemos copas.

—Oh, lo dices como si importara.

Habían pasado varios días concentrados en la maqueta de la canción que habían compartido esa tarde con el CEO y su equipo, intercambiando ideas y esforzándose para volverla un hit. Todavía debían seguir trabajando, pero hasta entonces les había valido una cena apetitosa, así que ambos sabían que se merecían un rato de distracción. Chocaron sus tazas con el líquido carmesí, brindando, y bebieron.

El vino era semi-seco, pero pasó por su garganta con facilidad, característica de una buena cosecha. Hoseok suspiró, divisando la expresión de agrado en la fisonomía de Yoongi. Sin resistirse, se acercó y tomó su mejilla, dejando un beso en su boca. Su gesto no fue rechazado, y animado, lo alargó, profundizándolo.

Los besos que compartían eran seguidos, aunque pocas ocasiones llevaban a algo más, y nunca se cansaba de ellos. Era como tomar de una fuente dulce que no empalagaba y en realidad, tenía efecto contrario, provocando cierta adicción. A lo ciego, dejó la taza vacía en la superficie plana más cercana y rodeó la cintura de Yoongi, apegándolo a su talle. Fue ahí que sintió una palma contra su pecho y el otro se giró, rompiendo el contacto.

Con la excusa de poner música, se alejó de Yoongi y manoteó los controles. Encontró su playlist más reciente de R&B y regresó a servirse más vino.

—Lamento si… —inició, pero Yoongi, que se había quedado en su misma posición, negó.

—No pasa nada.

Y en verdad no ocurría nada, y era lo que dejaba a Hoseok en el limbo. Era consciente que por más razonamiento, comprensión y sentimientos que hubiera de su parte, su deseo y su consecuente frustración, estaba saliéndose de su control.

Se sentó en el sillón-cama, dándole sorbos a su taza con vino, sospechando qué sucedería: compartirían un silencio incómodo, luego uno de los dos saldría con algún comentario y asunto arreglado. O al menos así era cómo se desarrollaba su dinámica. Un cojín se estrelló contra su rostro, sacándolo de sus cavilaciones. Yoongi le sonreía y devolviendo el gesto, le lanzó el cojín de regreso.

—De verdad no quiero hacer nada de eso hoy. Comí demasiado bien y mi postre es inexistente…

En respuesta, Yoongi se levantó y revisó tener su billetera. —Consigue café, yo traigo el postre —declaró saliendo del estudio.

Hoseok se quedó pestañeando, sorprendido por haber quedado a solas después de una insinuación que pecaba de descarada. De repente, lanzó una risotada que se escuchó por encima de la música. Su carcajada cargaba trazos de diversión, sí, pero también un poco de resentimiento. Sabiendo que lo segundo no duraría, finalizó su vino y apoyó la cabeza en el sillón, cerrando los ojos y obligándose a analizar.

En la ducha, días antes, Yoongi había actuado como seda entre sus dedos, sin rechazar sus avances e incluso teniendo iniciativa. En cambio, ahora había preferido huir ante su insinuación directa.

—¿Qué fue diferente? —murmuró. Podía atribuirlo a las distintas circunstancias, al ánimo del mismo Yoongi, pero… Eso no era, no completamente.

En el baño, él había estado malhumorado por la frustración, comportándose de una manera que apenas rozó lo amigable con Yoongi, sin prestarle atención por temor a que su molestia se trasluciera. Un momento atrás, había dejado en evidencia lo que quería.

Se preguntó si aquella era la respuesta al acertijo y decidió que probaría su hipótesis. De un brinco estuvo en pie y con renovada energía fue a una de las máquinas expendedoras que había cerca. El café no era el mejor, pero era lo que había a su inmediata disposición.

—Deberíamos comprar una cafetera —expresó cuando Yoongi regresó. Hoseok se había apostado frente a la computadora y revisaba el inicio del Facebook del grupo.

—Compré kkultarae —le dijo.

Yoongi dejó la bolsa en su regazo, como si no hubiera otro espacio más adecuado.

—Mhm… rico.

Extrañado por esa indiferencia, Yoongi ladeó la cabeza. Era uno de los postres favoritos de Hoseok y lo mínimo que había esperado era un agradecimiento. Fue por su taza, la llenó de alcohol y jaló una silla para sentarse a su lado.

—El vino no está mal —comentó sin recibir mayor réplica que un asentimiento.

Hoseok pretendía estar completamente absorto, y era algo que podría irritarle a cualquiera, sin embargo, Yoongi era demasiado random para eso.

—¿Algo en especial? —cuestionó estirando su cuello para ver la pantalla

—Plano, ni siquiera hay de qué reírse.

Yoongi enarcó la ceja. —Si no hay nada podríamos, no sé… Aquí una sugerencia loca: comer el postre.

—Ah sí, el kkultarae —dijo Hoseok con el entusiasmo de un niño antes de entrar a una cita con el odontólogo.

Hoseok se giró hacia él, sonriéndole y dándole un pequeño golpe en la pierna. Agarró la bolsa que se encontraba sobre sus piernas y fue hacia el sillón.

—¿Estamos bien? —preguntó Yoongi con recelo.

Hoseok observó a su novio, notándolo contrariado. Debía manejar la situación con pinzas, no quería que Yoongi creyera que estaba molesto con él. Según su hipótesis, lo que desencajaba al otro chico era su apatía y cuando se percataba de esto, tal vez sin darse cuenta, buscaba de vuelta su atención, sus mimos, su cuidado… Debía reconocer lo había malacostumbrado en aquellos dos meses.

—Claro cariño, estamos bien.

La combinación del postre junto con el vino marcó la siguiente media hora. Hoseok, en especial, saboreaba cada bocado de miel, jarabe de maltosa y el relleno de nuez como si fuera lo único que existiera. No ignoraba las miradas de Yoongi y correspondía su conversación sin evasivas, pero actuaba como si estuviera más interesado en comer y al finalizar, agradeció y regresó frente la computadora.

—Comería uno de estos todos los días —dijo cambiando la música y dándole la espalda a Yoongi.

—Si subes de peso, además de dieta, tendrías que ir al gimnasio.

—No, no, todo menos hacer pesas. Basta con el cardio de las horas en los ensayos de baile.

Esta vez abrió el Twitter del grupo para curiosear si los otros habían publicado, y no dio muestras de sobresaltarse cuando sintió la mano de Yoongi en su nuca.

—¿Quieres trabajar en la canción? —preguntó cerca de su oído.

Hoseok sabía que no era su intención provocarlo, por lo que volteó la silla hacia Yoongi y se negó: —Por hoy no.

Antes, por molestarlo, hubiera atraído a Yoongi a que se sentara sobre sus piernas, pero fiel a lo que quería, se centró de nuevo en la computadora y esta vez abrió la página del Fancafe de Bangtan.

Yoongi resopló y se retiró, yendo a servirse más vino.

—Bufonada en su máxima expresión —manifestó y sin respuesta, sacó su teléfono para revisarlo. No sentía que Hoseok estuviera enojado con él, por lo que ese desinterés no le cuadraba en lo más mínimo. Revisó su bandeja de entrada, su Kakao talk y volvió a bufar.

El sonido no pasó desapercibido para Hoseok, que se obligó a permanecer mirando el monitor y siguió haciéndolo hasta que percibió de vuelta una mano fría en su cuello.

—Hoba… —El tono y el volumen bajo lo estremecieron. Los dedos de Yoongi recorrieron su cuello, acariciándolo y bajó los párpados—. Siento que me estás ignorando…

Hoseok se contuvo, sin querer ceder así de rápido. Antes que poder darse cuenta, Yoongi había girado la silla y su mirada dulce, casi juguetona se mezcló con una expresión de clara confusión

—Quiero uno de esos —le dijo luciendo su, en ocasiones, pésima forma de expresarse.

—¿Qué “esos”? —interrogó e incrédulo, sus piernas sostuvieron el peso de Yoongi, que además de sentarse encima de él, lo rodeó con un brazo.

—Un beso, tonto.

Su hipótesis había pasado a teoría. ¿Quería que Yoongi se acercara por su propia cuenta? Debía ignorarlo. Satisfecho, cedió al pedido, disfrutando del beso que si bien no duró mucho, le supo a éxtasis.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).