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Fuimos algo imposible de olvidar por Niji_Takagawa

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Notas del capitulo:

Hola hola a todos mis queridos lectores~ el día de hoy no tengo mucho qué decir realmente... sólo les aviso que es un capítulo dramático así que sin más por el momento, les dejo leer. Disfruten:

Las semanas recientes, los miembros de L’Arc~en~Ciel se habían encontrado tan llenos de trabajo que les quedaba poco tiempo para disfrutar de una reunión de índole social. Hacía un par de días se habían dado el lujo de organizar una, pero lamentablemente eso no podía suceder con la frecuencia que desearían. En eso pensaba Ken Kitamura mientras, sentado al borde de su ventana, observaba el panorama de la ciudad nocturna siendo iluminada por sus muchas luces artificiales, dejando que un cigarrillo se consumiera alternadamente entre sus labios y sus dedos. A momentos expedía una ligera nubecilla de humo blanquecino, el cual contemplaba como si éste fuera lo más interesante del mundo; desde que se convirtió en padre, se vio obligado a reducir dramáticamente su consumo de tabaco, siendo la noche su momento predilecto para sucumbir ante el mayor de sus vicios… después de Takanori y todo lo relacionado con su persona.

Esa noche en especial se encontraba bastante pensativo, pues tan sólo unas horas antes hubo recibido la llamada telefónica que había esperado por días. “Nos veremos mañana en mi oficina para darle los detalles”, había dicho el hombre al otro lado de la línea, por lo cual ahora no podría dormir al no dejar de pensar en ello. Era extraño como esa sensación de intriga le pesaba más que las horas de trabajo acumuladas durante la semana; empero, no podía evitarlo, pues finalmente se sentía cerca de la clave para mantener alejada a la única persona que le impedía ser feliz por completo: la madre de su hijo. No podía negar cuánto adoraba a sus bebés a pesar de no haber planeado la llegada de ninguno de ellos, pues en esos seres inocentes pudo descubrir el amor en la más pura de sus formas; a pesar de ello, y del amor que igualmente le unía al hombre con quien había concebido a su hija, no podía sentir ningún vínculo hermoso con la madre de su primogénito. El simple hecho de recordar su reencuentro con ella le causaba un terrible malestar en el cuerpo, y que sus profundos deseos homicidas volvieran a su cabeza…

~FLASHBACK~

Tan sólo unos minutos antes se había escabullido de la cama de Takanori, luego de haber cumplido su mayor fantasía de pasar una noche a su lado, amándolo como solamente en sus sueños se había atrevido; tenía planeado preparar una pequeña pero muy significativa sorpresa que le demostrara cuán feliz se sentía por lo sucedido, así que salió en busca de lo que necesitaría para ello y que el solista no tenía en su cocina. Ahora más que nunca se sentía convencido de confesarle directamente sus sentimientos y pedirle que se dieran una oportunidad como pareja: sería la mejor manera de complementar la maravillosa noche que habían compartido; en eso pensaba, caminando en dirección a la florería más cercana a la residencia de su amado, cuando una melodía que provenía de su móvil comenzó a sonar desde el interior de su bolsillo. Al principio supuso que se trataba del dueño de la casa que acababa de abandonar, ya despierto totalmente, y preocupado por él al no verle, por lo cual tomó la llamada sin ver el número en la pantalla.

─¿Aló? ─Debido a que mantenía aquella idea, mostró una amplia sonrisa al momento de, según creía, responderle a ese hombre que tanto amaba; no obstante, dicha expresión de alegría se desvaneció de golpe en cuanto escuchó la voz que le pertenecía a la verdadera persona al otro lado de la línea.

─Ken Kitamura ¿cierto? Ya ha pasado mucho tiempo ─era una voz femenina que no pudo reconocer inmediatamente; después de todo, en su época de gigoló había estado con tal cantidad de mujeres, que le era imposible recordarlas a todas. Ella se dio cuenta de esto prontamente, por lo cual siguió hablando─ soy Midori Abe, y hace tres meses tuvimos un encuentro en un bar, el cual terminó en sexo casual… ¿lo recuerdas?

─¿Un encuentro de sexo casual? Lo lamento pero siendo honesto, tuve tantos durante esa época que me sería imposible recordar a cada chica con quien me he relacionado ─hasta el momento no había notado algo que debiera alarmarle, por lo cual siguió hablando con cierta naturalidad─. Como sea, dudo que ese detalle sea verdaderamente importante, ¿se te ofrece algo? Me sorprende recibir una llamada como ésta…

─Imagino que sí, por eso no estaba segura de si debía llamarte o no pero… me ha ocurrido algo muy importante de lo cual debes estar enterado…

─Midori, discúlpame, no quisiera ser grosero pero no tengo tiempo ahora, ¿podrías dejarte de rodeos y decirme qué es eso tan importante? Aunque honestamente dudo que lo que te haya sucedido me concierna ya que en realidad no nos conocemos ─no olvidaba que en cualquier momento su amado despertaría, por lo cual le preocupaba que sucediera antes de que regresara; así que trató de terminar la llamada lo antes posible.

─¡Por supuesto que te concierne! ¡Esto es algo que te afecta a ti tanto como a mí! ─El hecho de haber sido interrumpida de esa manera la había alterado un poco, por lo cual no pudo evitar alzar la voz. No obstante, su insistencia parecía no rendirle frutos, pues la discusión continuó de la misma manera durante un par de minutos; transcurrido ese tiempo se dio cuenta de que no conseguiría convencerlo de verse para hablar. Así, fue cuando el afamado guitarrista amenazó con cortar la línea, que decidió decirle la noticia directamente, a pesar de haber deseado decírselo en persona─ Ken estoy embarazada.

─¡Y no me importa que…! ─Había comenzado a exclamar con evidentes intenciones de que terminara aquella conversación que no tenía sentido para él; sin embargo, en cuanto pudo procesar semejante confesión, su voz fue acallándose gradualmente. Su rostro se pasó de la ira y la confusión, a todo un poema de emociones donde predominaban el asombro y una confusión diferente, pero mucho mayor, además del miedo─ ¿dónde nos vemos…?

Apenas fue capaz de pronunciar esas últimas tres palabras, de forma casi mecánica, pues aún estaba sumido en un estupor tan profundo que parecía no poder pensar con la rapidez de siempre; por ello en cuanto escuchó una dirección, no dudó en salir corriendo hacia ella, sin siquiera pensar en lo que ocurriría cuando Takanori no le viera en su casa. Su mente se quedó casi en blanco, pues había una única cosa en mente: llegar al encuentro de aquella mujer para que le explicara la situación y pudieran discutir la “solución” más adecuada a las circunstancias. Requirió de unos minutos para arribar al punto de encuentro: un edificio de departamentos bastante sencillos y modestos; estando ahí no prestó atención a ninguno de los detalles de éste, y sólo se dedicó a correr por las escaleras. Una vez en el piso correcto, se limitó a buscar la puerta con el número que le había sido provisto, para así detenerse frente a ella y hacer sonar el timbre que anunciaría su llegada. Fue atendido al instante por una chica de estatura más baja que el guitarrista, cabellos de un castaño claro, ojos color verde y una expresión de angustia que no podía pasar desapercibida. En ese momento Ken la recordó, al igual que todos los sucesos acontecidos la noche en que la “conoció”; no se podía negar lo bella que era, a pesar de su expresión poco favorable… sin embargo, ella no le llegaba ni a los talones a ese hermoso hombre que verdaderamente amaba.

─Seré directo contigo Midori, ¿estás completamente segura de que estás embarazada? Si te hiciste una prueba casera… debes saber que a veces fallan ─necesitaba aferrarse a la muy pequeña esperanza de que todo fuera una equivocación; necesitaba estar seguro de la situación antes de tomar alguna decisión apresurada. Por ello había incluso olvidado los formalismos de cualquier tipo y pasó directamente a la conversación que tenía el poder de devolverle el alma al cuerpo o de acabar con sus esperanzas de felicidad.

─Estoy segura… no me hice ninguna prueba casera, fui al médico hace tres días y ayer me entregaron los resultados de los análisis de sangre… Tengo tres meses de embarazo ─al pronunciar su respuesta mantuvo la mirada desviada, pues se sentía tan nerviosa que no era capaz de sostenerle la mirada al músico. Éste por su parte, sintió tanto asombro y miedo, que sus pupilas se encogieron al instante, su rostro palideció, sus manos y su labio inferior temblaron, y percibió un sudor frío comenzar a cubrir su rostro y cuello; se había congelado momentáneamente, a tal punto que no pudo moverse durante los siguientes minutos─. ¿No me dirás nada? Ken… tenemos que buscar una solución a esto…

─¿A qué te refieres con eso? ─En cuanto se sintió capaz de pronunciar palabra, igualmente desvió la mirada, fijándola en la nada mientras apretaba los puños con cierta desesperación debido a la situación tan complicada en que ahora estaba─ espero que no estés haciendo referencia a lo que creo…

─No es eso… me refiero a nosotros; concebimos a este bebé debido a una noche de sexo casual, así que no tenemos nada más, ¿cierto…? Sin embargo me parece que sería injusto e irresponsable de tu parte que me dejaras sola en esta situación; yo no tengo los recursos necesarios para mantener un bebé como se debe.

─Entiendo… bueno yo nunca dije que te dejaría sola con el bebé; Midori…─por un momento dudó en decir lo que estaba cruzando por su mente; no obstante, supo que si no lo hacía le sería imposible vivir con semejante duda─ perdóname por preguntarte esto pero… ¿estás segura de que yo soy el padre…?

─¡Pero qué rayos estás diciendo! ¡Por supuesto que estoy segura! ─Sin permitirle decir más, comenzó a exclamar su contestación, mostrándose sumamente ofendida por la insinuación de su interlocutor─ a diferencia de ti, que ya tienes a tantas mujeres que ni siquiera puedes recordarlas a todas, ¡yo no suelo acostarme con cualquier hombre que me encuentre!

─¡Está bien está bien! Tranquilízate por favor… es que… comprenderás que esta noticia es demasiado inesperada para mí y necesitaba preguntártelo para estar seguro…

─Pues ya lo sabes; vas a ser padre en aproximadamente seis meses, así que Ken Kitamura, debes responderme por esto ─volvía a apaciguarse, por lo cual dirigió su propia mirada a encontrarse con la ajena, observándole fijamente y con decisión emanando de sus ojos.

─Ya te dije que sí… yo me haré cargo de todos los gastos que sean necesarios y… estaré al pendiente de ti para cualquier cosa que ustedes necesiten…─aún no se sentía sereno del todo; sin embargo, sabía que debía tratar de enfriar la cabeza lo suficiente para hablar, y que juntos pudieran llegar a algún acuerdo que resultara benéfico para los dos. Titubeaba al hablar, lo cual era evidente, y sus puños no dejaron de apretarse, siendo ambas acciones las pruebas inequívocas de su nerviosismo; a pesar de ello pudo pronunciar su respuesta con fluidez, pues ya no deseaba hacer evidente lo perturbado que se hallaba..

─Eso me parece muy bien; pero ¿tú crees que con eso será suficiente? Ken yo no soy sólo una chica más de tu harem; por tu causa estoy esperando un bebé, así que no esperes que con darme una cantidad de dinero accederé a dejarte en paz como si nada…─Hasta ese momento Ken había tratado de mostrarse lo más sosegado posible, pues sentía que debía comportarse a la altura de las circunstancias; es decir, como todo un hombre maduro. Sin embargo, en cuanto esas palabras llegaron a sus oídos, éstas comenzaron a repetirse en su cabeza, a manera de un terrible eco que no podía anunciar nada bueno. Empero, sólo necesitó de unos minutos más para comprobar que su corazonada era cierta debido a las terribles palabras que recibió a continuación─ quiero que te cases conmigo; si no lo haces, te juro que no te permitiré ver al bebé, y pienso encargarme de desprestigiarte tanto, que también tu banda sufrirá las terribles consecuencias. ─La apacible y atemorizada pero dulce expresión que el rostro de la chica hubo mantenido hasta ese momento se había esfumado de golpe, como si esa persona hubiera desaparecido repentinamente para darle paso a otra totalmente opuesta… una que se mostró seria, despiadada, que emanaba malicia, ambición, y que se convertiría en la peor pesadilla para el guitarrista tras su primera negativa.

~FIN FLASHBACK~

Aún ahora, habiendo transcurrido un año de aquel turbio reencuentro, él seguía sintiéndose cada vez más acorralado y desesperado por encontrar la salida que le sacara de esa terrible situación en que Midori le había dejado. Esa mujer, al haberle expresado aquella exigencia de matrimonio había comenzado a sumir su vida entera en un círculo doloroso de angustia, acoso y miedo del cual no sabía cómo salir ileso. Cualquiera que observara la situación de manera superficial, desde el exterior, no podría justificar el hecho de que Ken estuviera tan asustado; por este motivo, en ocasiones él mismo se reprochaba el sentir tal nivel de miedo que no podía hacer nada por arrancar el problema de raíz. Empero, solamente él, y Takanori luego de contarle todo, sabían que con Midori no podían fiarse, pues sus alcances estaban mucho más lejos de lo que ellos podían haber imaginado…

~FLASHBACK~

Desde la primera vez que Ken se hubo negado a casarse con la madre de su primer hijo, ella comenzó con un exhaustivo trabajo de acoso que no le permitiera olvidar que ella no iba a estar dispuesta a aceptar su rechazo. Por ese motivo, luego de transcurrieron un par de semanas de haberle dado la noticia de su embarazo al padre de la criatura que esperaba, decidió que era momento de comenzar a actuar para presionarlo…

Ese día Ken Kitamura se presentó a su trabajo con normalidad, de manera que cumplió con sus obligaciones como siempre… aunque su actitud no dejó de desconcertar a sus amigos y compañeros: llevaba días de mal humor, voluble y esquivo, especialmente con el tema de Takanori. No deseaba dar explicaciones de ningún tipo que estuvieran relacionadas con ese día, pues pretendía buscar una solución a la situación por sí mismo; de esa manera fue que decidió salir rápidamente de la compañía antes de recibir más preguntas de parte del bajista, pues éste parecía haberse empeñado en hacerle hablar aún contra su voluntad. No tardó mucho para llegar a su auto en el estacionamiento subterráneo, y justo cuando estaba a punto de encender el motor del vehículo, recibió una llamada. Por un momento dudó si debía responder, pero al tomar el móvil y darse cuenta de que el número que realizaba la llamada tenía clave de Osaka, supuso que sería de parte de su familia. En ese instante, su corazón dio un vuelco doloroso, pues inmediatamente sintió un mal presentimiento, ya que sus padres no solían llamarle entre semana si no se trataba de algo urgente. Por desgracia un minuto al teléfono le fue suficiente para confirmar que estaba en lo correcto; “voy para allá inmediatamente”, fue la única respuesta que dio antes de arrancar el motor y comenzar a conducir a toda velocidad hacia Osaka, donde se reuniría con su familia en el hospital…

─Madre, padre ─apenas hubo entrado en el hospital, se dirigió directamente hacia la sala de espera, pues le pareció evidente que los encontraría en ese sitio. Sintió un muy leve dejo de alivio al ver que ellos estaban bien, por lo cual se terminó de acercar para abrazarlos de manera estrecha y cariñosa─ ¿cómo está mi hermana…?

─Todo parece indicar que no es nada de gravedad, pero desafortunadamente hay algunas fracturas y golpes importantes que tardarán en sanar ─respondió el señor Kitamura, pues su esposa parecía no encontrarse en condiciones óptimas para hablar; lo único que ella se sintió capaz de hacer, fue de abrazarse fuertemente a su hijo, pues a pesar de que no era nada grave, aún se sentía sumamente angustiada.

─Pero ¿qué fue lo que pasó? Mina suele ser muy diestra al volante… no puedo comprender cómo fue que la chocaron de esa manera…─el guitarrista lucía sumamente consternado, pues ciertamente su hermana nunca había tenido un accidente automovilístico antes.

─Siempre ha sido así hijo, pero nos dijo que no pudo frenar a pesar de sus intentos; así que cuando la policía realizó su reporte del accidente, se dieron cuenta de que la manguera del líquido de frenos fue cortado a propósito.

Tras escuchar aquellas palabras Ken se quedó helado; su rostro empalideció al instante, y sus ojos casi inexpresivos se enfocaron en la nada: por fuera parecía no sentir nada que se pudiera exteriorizar… aunque por dentro estuviera muriendo de angustia y terror. En ningún momento dejó de abrazar a su madre, pues buscaba transmitirle su apoyo para que ella consiguiera la tranquilidad que él no encontraría sin importar qué; empero, no por eso su cuerpo dejó de tensarse, presa de las emociones que lo embargaban de golpe. Su padre seguía hablando, dándole detalles de lo sucedido, y aunque él podía escucharle claramente, no dio señal alguna de ello, pues se había sumido totalmente en sus pensamientos. Habría querido que la monstruosidad que cruzaba su mente fuera tan sólo una absurda suposición originada por su preocupación por su hermana; no obstante, en el fondo sabía que no había ninguna otra explicación lógica para lo sucedido, y lo peor del asunto es que estaba a punto de comprobar sus sospechas… En ese preciso momento había recibido un mensaje de texto, el cual se dispuso a leer una vez que hubo soltado lo suficiente a su madre; al inicio se quiso convencer de que se trataba de alguno de sus compañeros para tratar un asunto de trabajo. Empero, el simple hecho de leer el número en la pantalla le había causado una mayor tensión; y qué decir cuando leyó el contenido del mensaje: no tardó en experimentar un conflicto emocional aún mayor que lo anterior, pues a todas sus emociones anteriores se había sumado el verdadero terror:

“Si poner a tu hermana en peligro no te asusta, espera a que veas lo que le puedo hacer a tus padres y a tus amigos si me sigues rechazando…”

~FIN FLASHBACK~

Aquellos recuerdos estaban tan vívidos en su cabeza, que mientras los rememoraba, podía volver a experimentar las mismas emociones de ese entonces; motivado por esto, presa de una furia incontrolable, le dio un par de puñetazos a la pared que tenía enfrente. Sus nudillos quedaron bastante inflamados y lastimados al instante pero no le importó en lo absoluto, ya que en esa violencia momentánea encontró un pequeño escape a toda la ira que esa mujer le ocasionaba; no comprendió por qué había recordado todo eso en ese preciso momento en que tanto requería un poco de paz. No pudo evitar reprochárselo, pues parecía que su propia mente estaba jugando con él; sin embargo, aparentemente no estaba consignado a obtener calma durante toda esa noche, pues el destino le tenía una desagradable y dolorosa sorpresa preparada…

─¿Aló? ─Antes de continuar con los golpes dirigidos a la pared, recibió una llamada, la cual tomó inmediatamente, aunque con cierto fastidio reflejado en su rostro.

─’¡Ken! Gracias a dios me contestas… ¿estás en tu casa? Dime que sí…’ ─Apenas escuchó su nombre siendo exclamado de esa manera supo de quién se trataba; eso le ayudó a que sus hombros se relajaran levemente. Aunque debía admitir que su tono alarmado no era de ayuda para la tensión que lo acosaba en ese instante.

─Así es Tetsu, estaba fumando un poco junto a la ventana… ¿por qué? ¿Sucede algo? ─A pesar de sus alarmas internas, deseaba aferrarse a la idea de que su impresión estuviera equivocada y que en realidad todo estaba bien. Empero…

─’Ken necesito que guardes la calma y… y vengas al hospital en este instante…’

Tras pronunciar aquellas palabras el bajista estuvo dispuesto a darle algunas explicaciones generales para intentar que su compañero de cuerdas no se sintiera tan angustiado durante su trayecto al hospital; sin embargo ni siquiera pudo intentarlo, pues no pasó ni un segundo cuando ya había recibido contestación de su parte, asegurándole que estaría ahí en unos minutos. El guitarrista por otro lado ni siquiera pudo terminar de escucharle cuando ya se había puesto de pie para salir corriendo hacia la puerta principal de su hogar; fue inevitable experimentar cierto deja vú con respecto a lo acontecido el día del accidente de su hermana, por lo cual temió lo peor. No quiso saber quién estaba recibiendo atención médica: prefería enterarse al llegar ahí porque de algún modo sintió que no habría sido capaz de conducir luego de enterarse de lo sucedido. De esa manera arribó al hospital tras quince minutos de conducir lo más rápido posible, por lo que esta vez fueron sus piernas las que se encargaron de llevarlo hasta la sala de espera, donde encontró únicamente a Tetsu, quien se puso de pie de su asiento para acercarse a recibir a un agitado y acelerado Ken.

─Tetsu quién… a quién trajeron al hospital…─apenas tuvo el aliento para susurrar aquello de manera entrecortada, al mismo tiempo que sentía que su corazón daba un vuelco: en el fondo, él sabía la terrible respuesta que le aguardaba.

─Ken lamento muchísimo ser yo quien te dé esta noticia pero…─quiso hacer una pausa con el propósito de armarse de valor, pero la expresión cada vez más acongojada de su amigo le hizo seguir hablando─ Takanori tuvo un accidente. ─Detestaba tener que hacerle saber semejante noticia a su amigo, por ende había pensado decírselo con sutileza; no obstante, se vio obligado a decirlo de golpe para no alargar más su atormentada incertidumbre.

Justamente como Tetsu se lo temía, fue en el momento de la revelación que Ken dejó salir todo ese miedo y angustia que evidentemente habían estado oprimiendo su corazón desde que hubo recibido su llamada telefónica… desafortunadamente lo único que pudo hacer fue presenciar la escena lastimera en que su amigo expresaba su dolor, provocándole sincera empatía por ello. Por otro lado, Ken sintió su corazón encogerse, su rostro perdió todo color, y su cuerpo entero comenzó a temblar violentamente; su capacidad de habla se esfumó por los siguientes minutos, aunque cuando regresó lo único que se sintió capaz de pronunciar fue un desgarrador grito de desesperación. Estaba consciente de que ése no era el lugar apropiado para esas muestras de tristeza tan sonoras; empero, no lo pudo evitar, pues su preocupación por el amor de su vida era tal, que su dolor interno comenzaba a manifestarse en el exterior. Poco a poco sintió que sus piernas le fallaban, al punto que provocaron que se desplomara de rodillas sobre el suelo, llorando amargamente mientras comenzaba a dar puñetazos al suelo en busca de un desahogo. Así continuó durante un rato más, hasta que percibió un par de manos cálidas tomar sus puños para evitar que siguiera haciéndose daño, y luego, los brazos de su mejor amigo rodeándolo con cariño, tratando de contener su llanto.

─No puedo pedirte que estés tranquilo Ken, pero trata de sosegarte un poco; Taka no está grave, así que no hay consecuencias que debamos lamentar. Solamente está golpeado, se fracturó un brazo y deberá usar collarín; los doctores dicen que milagrosamente el impacto no fue tan fuerte, así que se va a recuperar ─poco a poco el abrazo le fue correspondido, por lo cual lo hizo más estrecho, pues mediante éste procuraba hacerle saber que contaba con todo su apoyo.

─Gracias por decírmelo Tetsu… me… tranquiliza un poco saber que estará bien…─por un momento apoyó la cabeza en el hombro de su líder, cerrando los ojos para tratar de recobrar la calma; empero, antes de que otra cosa sucediera recordó un detalle importante que había omitido hasta entonces. Por ello alzó la cabeza de nuevo y volvió a alterarse─ ¡Bara-chan! ¡¿Dónde está mi hija?! ¡¿Estaba con Takanori durante el accidente?! ¡Dímelo Tetsu!

─Cálmate por favor Ken, Bara-chan está perfectamente bien…─con tan sólo aquel inicio de su respuesta pudo percibir cómo el guitarrista volvía a relajarse debido al alivio que le daban sus palabras─ estaba con Takanori cuando lo atropellaron, pero está ilesa; aparentemente Taka la protegió con su cuerpo ya que supo reaccionar muy rápido, por lo tanto no le pasó nada a ella. Está aquí también ya que los doctores quisieron cerciorarse de su estado, sin embargo hace un rato el doctor me confirmó que está bien, la traerán en un momento.

─Qué alivio…─seguido de aquella respuesta, un profundo suspiro escapó de los labios del pelinegro, quien volvió a apoyarse en el hombro del menor─ Tetsu esto que acaba de pasar me ha hecho darme cuenta de que debo actuar más rápido de lo que pensé…

─¿De qué hablas? Ken esto fue un accidente y…─comenzó a hablar, mostrándose un tanto desconcertado por lo que acababa  de escuchar.

─No Tet, te equivocas ─antes de que éste terminara de hablar, le interrumpió de golpe para poder explicarle─ no les había contado nada porque eso sucedió durante el tiempo que no quise exponer ante ustedes mi situación con la madre de Kenzo, pero ahora quiero hacerte saber que Midori fue la culpable tanto de este accidente, como de otro que tuvo mi hermana hace meses. En el caso de Mina, ella chocó, y los reportes policíacos concluyen que alguien cortó la manguera del líquido de frenos; luego, estando en el hospital con mis padres recibí un mensaje terrible que me confirmó que todo fue obra de Midori. Por esta razón quise que lo mío con Takanori se quedara en secreto hasta ahora, para que ni él ni mi hija corrieran el mismo peligro; lamentablemente esto me dice que ella debió enterarse de algún modo, porque no puede ser posible que tanto mi hermana como el hombre que amo hayan sido víctimas de accidentes relacionados con automóviles justo ahora que tengo a una demente sobre mí acosándome todo el tiempo.

─Pero Ken… ¡esto que dices es muy grave! Deberías hablar con la policía… ¡ha cometido dos intentos de homicidio! Puede y debe ir a la cárcel por ello.

─Nada me gustaría más, Tetsu, pero desafortunadamente no tengo pruebas concretas.

─Entonces ¿qué piensas hacer? No puedes quedarte con los brazos cruzados y dejar que se salga con la suya… podría intentarlo de nuevo cuando se entere de que tanto Takanori como Bara-chan están bien.

─Lo sé perfectamente, y es por eso que he comenzado a tomar cartas en el asunto; desde hace unos días comencé con un plan que me ayude a deshacerme de esa desquiciada.

En ese instante, justo antes de que pudiera contarle acerca de su plan a su amigo, el doctor que atendía a Takanori se hizo presente en la sala en compañía de una enfermera, la cual llevaba a la bebé en brazos. En el instante que los vieron llegar, ambos músicos se pusieron de pie para acercarse y que así Ken pudiera cargar a su hija; a continuación recibieron el reporte médico completo del solista, quien ya había despertado y pedía ver a su niña. Por esa razón Ken no dudó en correr a la habitación con él para verlo, justo después de haberse disculpado con su amigo; la conversación que quedaba pendiente con él podía esperar un poco más, pues ahora lo que más le importaba era ver a su amado y asegurarse de que se encontraba tan bien como le había reportado el médico.

Notas finales:

Espero no haberles hecho llorar o algo parecido (?) creo que era momento de un momento dramático, pero no se preocupen, porque la historia sigue avanzando. Como les decía, no tengo mucho qué decir el día de hoy, así que sólo les recuerdo que muy pronto recibirán la continuación del fic, sigan al pendiente; por lo pronto espero que sigan dejándome sus comentarios, los cuales recibo con mucho gusto. Nos leeremos la próxima vez, cuídense y hasta entonces, dulces lunas ♥


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