Cuando me desperté esa mañana sentí que hoy iba a pasar algo. No podía saber si ese “algo” iba a ser bueno o iba ser malo, pero estaba seguro de que “algo” pasaría ese día.
La gente siempre me califica de escandaloso, torpe y tonto. Solo algunas personas-como mis padres o mi hermano Deidara- saben que puedo ser escandaloso y torpe, pero que no tengo un pelo de tonto. Al contrario, soy una de las personas más listas de mi colegio aunque nadie lo sepa. Y si nadie lo sabe es porque la directora es mi abuela y me ha concedido ese favor. Lo cierto es que no sé muy bien porque le pedí ese favor, lo único que sé es que en ese momento pensé que sería lo mejor. Pensé que no había necesidad de cambiar la forma que tienen los demás de verme.
Además, si alguien se molestara en prestarme más atención, se daría cuenta de que no soy tonto. No solo por mis notas, sino por mi forma de comportarme. Se me da muy bien calar a la gente. Sé cuando alguien me miente o no tiene buenas intenciones.
Bueno, como iba diciendo, esa mañana sentí que algo iba a pasar. Aún sin poder clasificar ese “algo” como bueno o malo, me levanté de la cama y me metí a la ducha. El agua caliente despertó mis adormilados músculos y despejó el sueño de mi rostro. Cuando terminé de asearme, salí y me sequé con la toalla que mi madre deja siempre colgada de la puerta de mi baño personal. Mientras me secaba, me paré delante del espejo de cuerpo entero que tenía al lado do mi armario en mi habitación. Mis cabellos rubios se encontraban húmedos y se pegaban a mi cuero cabelludo. Mirándome, mis ojos celestes como el mismo cielo me devolvieron la mirada. Me recorrí de arriba a bajo;mi dorada y suave piel, mi delgado y estilizado cuerpo, mi marcada cintura... y mi orgullo, mi redondeado y bien parado trasero.
Si digo que es mi orgullo es porque siendo doncel valoro mucho mi figura. No soy egocéntrico ni nada, a todos nos gusta que nos miren y nos digan que somos guapos.
-Naruto, si no te apuras llegarás tarde a clase.
La voz de mi hermano Deidara me saca de mis pensamientos. Interrumpo mi momento frente al espejo y termino de secarme. Me dirijo al armario y saco unos vaqueros algo descastados, una camiseta azul de cuello abierto que deja a la vista mis clavículas y una chaqueta deportiva de color naranja. Me calzo mis “convers” negras y cojo mi mochila del suelo. Cuando acabo de vestirme regreso al cuarto de baño para secarme el pelo con el secador. Cuando acabo vuelvo frente a mi espejo. ¡Me encanta como se me marcan las piernas y el culo con este pantalón!
Después de admirarme, salgo de mi habitación y bajo a la cocina a desayunar. En la cocina me encuentro con mi hermano Deidara. Él también es doncel. Tiene el pelo rubio igual que yo, pero el suyo es más largo y lo mantiene atado en una coleta alta. Uno de sus ojos azules es tapado por un mechón de pelo. Tiene 4 años más que yo, mientras yo tengo 16 el tiene 21. Mi hermano va a una escuela de arte y su pasión es la escultura. Sobre todo las esculturas efímeras y “explosivas”.
-Buenos días Deidara-nisan. ¿Y mamá y papá?- le pregunto mientras me preparo un tazón de cereales con leche y me siento a comerlos.
-Buenos días Naruto. Mamá ya se ha ido al bufete a trabajar, dijo que tenía que revisar las pruebas que va a presentar en un juicio. Y papá se acaba de ir. Le llamaron hace nada para decirle que hay un caso y se ha ido a la comisaría. -me contesta él mientras mete libros en su maletín.
-Tienes prisa?
-Si, hoy vamos a hacer una visita a una galería y tengo que llegar más temprano porque nos lleva un autobús hasta allí.
-Vale. Que te diviertas.-le digo mientras le miro caminar a prisas hasta la puerta.
-Apúrate o llegarás tarde a clases. Adiós Naruto!-me grita desde la puerta de entrada.
Yo acabo de desayunar y lavo los trastos. Me dirijo al cuarto de baño, me lavo los dientes y vuelvo a la cocina a por mi mochila. Ya listo, salgo de casa, cierro con llave y me pongo en marcha hacia el instituto.
El camino es corto, puesto que mi casa y mi instituto quedan a 3 calles de distancia. Cuando llego el resto de alumnos ya está entrando y los pasillos se van llenando deprisa.
Camino hasta mi clase y dejo mis cosas en mi pupitre del lado izquierdo del aula, justo al lado de la ventana.
-Hola Naruto!-me saluda mi amigo Kiba, un doncel moreno con dos triángulos invertidos en las mejillas.
Junto a él se encuentran mis otros amigos: Shikamaru- un doncel con cara de aburrimiento y con su cabello negro atado en una coleta alta- e Hinata- una chica con el pelo negro y los ojos grises-.
-Hola chicos!
Justo cuando voy a acercarme a hablar con ellos, el profesor Iruka entra por la puerta y nos manda a sentarnos.
Después de soportar tres horas seguidas de clases, suena el timbre para el recreo.
Igualmente, mi charla con mis amigos tendrá que esperar. A esta hora del día yo tengo planes.
Salgo del aula y me dirijo a las escaleras. Las subo hasta llegar a la puerta que da a la azotea. Normalmente, a los alumnos no se nos permite subir a la azotea, pero ser el nieto favorito de la directora tiene sus ventajas. Esta nunca sospechará que le has robado las llaves, las has copiado y que luego se las has devuelto en un momento de distracción.
Abro la puerta y la cierro tras de mi. Antes siquiera de darme la vuelta siento como me aprisionan contra la puerta.
-Hola dobe.-me susurra mi acorralador en mi oreja.
Su aliento me causa un escalofrío que me recorre de arriba a abajo.
-Hola teme.-respondo en el mismo tono.-¿Vas a dejar que me gire?
-Humm no sé. De esta forma tengo unas vistas maravillosas-dice mientra su mano me aprieta una de mis nalgas.
-Pero de esta forma no puedo disfrutar de tu hermoso rostro-le replico medio en broma medio enserio.
Puedo sentir como una risa ahogada se le escapa. Su cuerpo se separa un poco del mio dándome espacio para girarme. En cuanto me giro rodeo el cuello de mi atacante y me alzo para besarle. Cuando nuestras bocas se encuentran un espasmo de placer me recorre. Mi inocente toque boca a boca se ve truncado por mi cómplice en este acto. Su lengua recorre mi boca y sus manos me acercan a él cogiéndome por la cadera. Me siento en el paraíso.
Cuando nos separamos me dedico a observar a la persona frente a mi. Sasuke Uchiha “teme” me devuelve la mirada con sus brillantes y cautivadores ojos negros. Paso mis manos por su cabello azabache mientras le dedico una sonrisa. Él me la devuelve a la vez que se agacha para volver a besarme.
-¿Te has vestido así por mi?-me pregunta cuando separamos nuestras bocas.
-Puede ser.-le respondo mientras me separo de el y camino hasta sentarme en el centro de la azotea.
-Me encanta como se te marca el trasero con esos pantalones.-me dice mientras se sienta a mi lado.
-Lo se. Me lo has demostrado nada más entrar por la puerta.-le respondo riendo.
-Cuando algo me gusta tengo el impulso de demostrarlo.-me dice.
-Eso ha sonado a indirecta.-le respondo.
-Lo ha sido.
Mi mirada se queda clavada en sus negros ojos.
-Dilo.-le ordeno.
-Me gustas Naruto.-me dice mientras me empuja hasta dejarme tumbado en el suelo con él sobre mi.-Me gusta todo de ti. Tu pelo-me dice mientra me revuelve el pelo-, tus ojos-me dice mientras me besa los parpados-, tu sonrisa-me dice mientras me besa-,tu piel-me dice mientras me besa en el cuello-, tu cuerpo-me dice mientras sus manos me recorren de arriba a bajo-,... me gusta todo de ti. Como te enfadas, como te impones, como te defiendes, como me sonríes...
-Tu también me gustas Sasuke. Aunque a veces seas un gruñón y un amargado.- le digo mientras envuelvo mis brazos en su cuello.
-Por eso, quiero proponerte algo.-me dice mientras me besa las mejillas.
-¿Que?
-Quiero que me presentes a tus padres.
Sus palabras me calan hondo. El frio e inalcanzable Sasuke Uchiha quiere conocer a mis padres. Eso significa que Sasuke quiere que nuestra relación sea oficial, que lo nuestro va enserio, que no soy un pasatiempo.
-¿De verdad?-le pregunto mientras se me saltan las lágrimas.
-Claro que si.-me contesta mientras me limpia mis lágrimas.- Naruto, sabes que no soy famoso por tener novios. Al contrario, se me conoce por mis ligoteos sin importancia. Pero, después de todo el tiempo que he pasado contigo, me he dado cuenta de que no quiero dejarte marchar. Quiero ser el único al que beses, al que sonrías, al que abraces y quiero ser el único al que le permitas hacerte el amor. Por eso, quiero hacer nuestra relación oficial. Quiero que todos sepan que eres mio y que yo soy tuyo. Quieres?
Sus palabras me provocan más lágrimas. Me siento inmensamente feliz. El hombre al que amo se me está confesando con todas las de la ley.
-Claro que quiero-le contesto.-Llevo queriéndolo desde que te conocí.
-Lamento haberte hecho esperar.-me dice mientras sus manos me recorren y me acarician suavemente a la vez que me besa el rostro.
-Ha valido la pena.-le respondo con una sonrisa.
Sasuke me sonrió y se agacho para volver a besarme. Yo le correspondí con todo el amor y la pasión que llevaba conteniendo desde que lo conocí, desde que comenzamos a besarnos y a vernos a escondidas.
Continuará....