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Un collar para el Perro Loco ~ por BabyMephista

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Aoba Johsai, Karasuno, Fukurodani, Nekoma y Johzenji, los equipos elegidos para una particular semana de entrenamiento nada mas ni nada menos que en la mismísima Ciudad de Tokio; Muchos dirán "una combinación explosiva", muchos pensarán que esta pequeña historia estará centrada en los Sexys Capitanes de equipo, en alguna OTP de las favoritas de todos, PERO NO, hoy voy a contar una historia divertida que involucra al incomprendido Perro Loco del Seijoh, Kyoutani Kentarou y al descarado Capitán del Johzenji, Terushima Yuuji; Esto toma lugar en los últimos dos días de aquella divertida semana de duros entrenamientos, cuando el despreocupado e hiperactivo rubio tuvo la maravillosa idea de organizar una fiesta con el fin de conmemorar la conclusión viaje que comprendía la concurrencia de todos los equipos.

Empezando por por básico:
A Kyoutani Kentarou no le importaba en lo más mínimo, es más, creía que este día nunca llegaría, ¿Por qué? Simple, odiaba estar rodeado de gente donde fuese, en la calle, en alguna casa, en la tienda, incluso en la cancha; Pero había ciertos tipos de personas con los que si bien no se sentía a gusto podía soportar su sola presencia, ese era el caso de su senpai Iwaizumi Hajime, un chico al que jamás había podido ganarle en nada. Lo cual consideraba frustrante pero a la vez satisfactorio, encontrando en él un rival y un respetable superior, así fué como, comandado por aquel respeto hacia su mayor, aceptó sin titubear ni cuestionar el motivo, la invitación que éste le extendió indicándole amablemente al ver su rostro de obvia molestia que portaba siempre, que no estaba obligado a asistir pero que en cambio, sería bueno para el considerarlo; Fué entonces cuando se dignó a leer el papel, una pequeña servilleta escrita con apuro y sin cuidado por el mismísimo Iwaizumi, donde rezaba la dirección del lugar y por supuesto, la hora de llegada. Suspiró irritado pateando una lata, encogiendo sus hombros ante la sensación de molestia mientras se abría camino hacia el lugar escrito en el trozo de papel, el cual no era para nada lejos del lugar donde el equipo se hospedaba, eso le dió la idea de que, si bien ya estaba yendo y no podía echarse atrás, sí podía permanecer un rato para luego volver a dormir en paz, solo y sin gente a su alrededor.

Caminó un par de calles más hasta que llegó a destino; Observó con asombro la enorme mansión de la cual salía un ruido mas que molesto a sus oídos, si no le gustaba la gente, menos el endemoniado sonido que provenía de ese lugar.
Dió vueltas sobre la vereda de enfrente durante casi una hora completa, preguntándose si entrar o no, deduciendo que quizás nadie notaría su ausencia porque, efectivamente, no esperaban que el "perro loco" del Seijoh se presentara a una fiesta; Divagó durante unos minutos más hasta que se sintió observado, muy observado...

-¿Que rayos estás mirando? -Cuestionó exasperado el atormentado muchacho-
El rubio frente a él no tomó la amenaza como tal, y sonriendo de medio lado se acercó lo suficiente como para entablar una conversación.

-Me pregunto si vas a entrar ya, Kyoutani.. -Intentó continuar pero una carcajada invadió sus expresiones, molestando aún más al chico, pero conteniéndose logró apagar la catarata de risas- Iwaizumi-san dijo que vendrías, pero honestamente no te esperaba, nadie esperaba esto, digo, eres la persona menos sociable que conozco... -Le ofreció una sonrisa, empujándolo por la espalda hacia la fiesta, agradeciendo que aquel no lo golpeara, pues era también conocido por ser una persona agresiva e impredecible, de ahí su "divertido" Nickname-

Derrotado, se dejó arrastrar por el alegre Capitán que hablaba sin parar, disparando palabras que no se molestó en escuchar, lo perdonaría por esta vez, sólo porque no quería perder su orgullo pareciendo un cobarde por huir, pensando en lo idiota que fué al decir que vendría.

Jamás imaginó que tan sorpresiva sería su presencia para la marabunta de ojos curiosos o mas bien, sorprendidos que lo escrutaron sin ningún tipo de disimulo cuando cruzó la gran puerta que lo llevaba al salón del lugar, incluso Iwaizumi lo miraba con total incredulidad, efectivamente, se sentía fuera de foco y de sintonía hoy mas que nunca, no porque le molestase, sino porque nunca se había dado cuenta de como desentonaba con el resto; Volviendo a su actitud animalística de siempre recorrió el largo salón con el fin de soltar un pequeño saludo al mayor sin decir una sola palabra, recibiendo asimismo un saludo de él y su Capitán, aquel que lo apodaba Perro-Loco-Chan con ese tono tan irritante que no podía soportarlo, aún así, pensando que no le parecía nada gracioso tener tantas miradas encima, decidió no golpearlo, y solo él sabe cuantas ganas tenía de hacerlo; Suspiró derrotado perdiéndose lentamente entre la multitud que se acostumbraba a tan extraña vista.

Mientras tanto, el chico jocoso del Johzenji y dueño de la terrible idea de reunir a sus rivales para una fiesta, se paseaba por todo el lugar, pavoneandose, por supuesto, recibiendo algúna que otra bofetada de cuanta chica desprevenida tomaba por sorpresa, el descaro, evidentemente, era su fuerte, y fué así, de golpe en golpe, bebida en bebida, hasta que logró divisar a alguien que captaba su interés.

-Perro loco, te ves fatal... -susurró una voz que provenía de su espalda, el anfitrión del lugar, el que lo había empujado hasta entrar, parecía tener demasiadas ansias de ser golpeado, aparentemente-

-No me hables, no pienso permanecer mucho tiempo aquí sabes? ve a molestar a otra parte! -Gruñó en molestia, dando la media vuelta sobre sus pies, pensando en alejarse del contrario que lo detuvo sorpresivamente, entregándole una botella pequeña y desapareciendo- Que es esto?, maldición... -murmuró para si mismo, acercándola a su rostro, olfateando curiosamente lo que parecía ser una bebida alcohólica, Cerveza, para ser mas exactos, no se supone que unos chicos de secundaria y menos siendo deportistas ingiriesen algo como eso, pero no le importó demasiado- Quizás esto lo haga mas soportable... -suspiró por lo bajo ladeando la cabeza y tomando un sorbo de la bebida, no era deliciosa, tampoco asquerosa, algo en el medio pero soportable.

Empezando por la que tenía en la mano, luego otra, y otra y otra... hasta que dejó de contarlas inconscientemente sin saber lo que le esperaba. Primero, el calor, el bendito calor... ¿cuando comenzó a hacer tanto? pensó mientras hacía a un lado el suéter que llevaba, porque tiene mucho sentido llevar uno en pleno verano y lo colocó en lo que parecía ser un sofá, ah eso también, la bendita vista que no le ayudaba, por mas que se tallara los ojos una y otra vez no pretendía aclararse; Sumemos esto a la lista: *¿Por que rayos no siento mis dedos?* Fué lo que pensó mientras intentaba observarlos frente a el, sin dejar de caminar, golpeándose con lo que encontraba a su paso y seguro, ni él sabía adonde iba.
La búsqueda de un lugar dónde dejarse caer se perfilaba eterna, puesto que veía todo borroso y su cuerpo no le respondía bien, siguió así, *primero muerto antes que pedir por la ayuda de alguna otra persona*, al menos eso era lo que pensaba, al menos, hasta que chocó con ese endemoniado rubio nuevamente, no podía verlo con claridad, pero sabía que se divertía con el espectáculo que seguramente estaba dando, caminando ebrio, SI EBRIO, por todos lados.

El chico frente a el le lanzó una mirada, disfrutando de la posición semi indefensa en la que se encontraba, casi se podía decir que el perro loco era ahora un cachorro perdido; Simplemente fué demasiado para él, no pudo resistirlo, la tentación era asfixiante.

-Déjame ayudarte, Kyo... -le susurró para no asustarlo, notando signos de visible irritación en las expresiones ajenas, pero que a la vez no era suficiciente para ahuyentarlo como antes; Pasó una de sus manos por su espalda para ayudarlo a caminar y comenzó a guiarlo lejos de los demás, que estaban en igual o peor condición que Kyoutani, el alcohol no fué una muy buena idea, mañana era el último día de entrenamiento y era 100% seguro que todos tendrían una feroz resaca, quizás la primera de sus vidas, algo digno de presenciar en los mejores equipos de ambas prefecturas-

No pasó mucho, tal vez 15 minutos, todo le daba vueltas, estaba relajado o por lo menos intentando relajarse en lo que se sentía como una cama, pero sus intentos por calmar la ansiedad fueron diezmados a causa de Terushima que no hacía mas que molestarlo, como ese mosquito que zumba tus oídos cuando intentas conciliar el sueño que tanto necesitas pero cuando queres sacartelo de encima no logras hacerlo; Fué así, primero un golpe al aire, luego un gruñido desinteresado, y cuando quiso darse cuenta lo tenía junto a el observándolo de una forma no muy educada que digamos.

-Lárgate, no tienes algo mejor que hacer? -balbuceó sin paciencia, esperando que ante la negativa dada, aquel decidiese por fin irse del lugar, que, parecía estar alejado de ese gran salón donde los demás estaban divirtiéndose-

No recibió respuesta alguna, mas bien si, creía haber escuchando un cumplido extraño de parte del rubio pero decidió olvidarlo, era imposible, siendo ambos chicos, ¿por qué habría de decirle que se veía "lindo e indefenso"?.

-No creo que seas realmente tan agresivo como todos dicen, te haces llamar Perro Loco, pero no eres más que un pequeño cachorro que necesita atención... y disciplina... -El Capitán se aventuró a provocarlo, sabiendo que no tenía fuerzas para contrariarlo y sin previo aviso se posicionó sobre él, observándolo fijo a aquellos ojos misteriosos, ilegibles, que le daban el toque a su personalidad; Bajó por unos instantes a su cuello y antes de poder colisionar sus labios en el lugar recibió un golpe o lo que intentaba ser uno, lo sintió pero no le generó dolor así que continuó, terminando lo que empezó llevándose un gruñido como respuesta, aunque no estaba seguro de que significaba, si molestia o satisfacción, no importaba, ya se encargaría de que fuese por lo segundo- 
Lo levantó del cuello, como si pesara lo mismo que una pluma, sólo para colocarlo frente a frente, parecía rendido, no tenía la fuerza para contraatacar, y lo que es más importante, ¿Quería librarse del rubio?, miles de preguntas atormentaban su mente en aquel momento que veía al lascivo chico jugar con su lengua y la pequeña bola de metal que tenía en ella... fue entonces cuando lo miró fijo, haciendo que su mirada se torne aún mas divertida, confrontada con la suya aún confundida.

-El perrito quiere saber como se siente esto? ~ -le cuestionó de forma cantarina, señalando su propia lengua, comenzando a acercarse peligrosamente aún sosteniéndolo por el cuello y fue entonces cuando una idea, muy divertida por supuesto, cruzó su mente deteniéndolo en seco- Has sido un chico muy malo... -ronroneó quitándose la corbata que llevaba puesta, era lo suficientemente larga como para improvisar una pequeña correa, la cual colocó en el cuello de Kyoutani e inmediatamente jalando de ella para tenerlo a su merced, honestamente sorprendido por la falta de resistencia- Me pregunto porque no tienes a todas las chicas detrás de tí, perrito, si eres tan lindo y obediente.... -sonrió maliciosamente mientras atinó a jalar un poco más de la cuerda, *suficiente charla por ahora* pensó al tiempo que lo acercaba más y poco a poco, chocando su respiración en los resilientes labios del chico, apresándolo en un demandante beso que se extendía mas y más hasta que no aguantó e inconscientemente sintió al otro darle paso a su húmeda cavidad, la cual, sin dudarlo comenzó a explorar primero suavemente, luego con mas ímpetu, detectando a la lengua contraria retraerse ante el frío metal en la suya lo que derivaba en la profundización, acompañada de caricias involuntarias en su cuello, hombros y entrepierna, logrando que el contrario se exalte y rompa el beso casi en un instante, cruzando miradas con un dejo de advertencia, aquí la cosa se ponía ruda;

-Es inútil que quieras oponerte, estas tan excitado como yo, puedes mentir lo que quieras, pero esto... -Posó su mano sobre la entrepierna de aquel, completamente cubierta por sus pantalones, pero notoriamente erecta, causando que se exalte y le lance una mirada de advertencia confusa, en primer lugar porque le gustaba, en segundo porque, por supuesto, sentía que su orgullo era diezmado completamente, seguía pensando que al ser ambos chicos y aún peor, al estar con el capitán idiota de Johzenji, todo estaba mal, pero su curiosidad causaba estragos en su personalidad, eso le impedía quitárselo de encima;
Al no recibir una respuesta concreta, el rubio prosiguió acariciando la erección del contrario, hasta que decidió que sus vestimentas se interponían demasiado en el juego que había comenzado; Se desnudó hasta quedar en sus bóxers, sin soltar el agarre de la correa improvisada, clavando sus ojos en el Perro Loco, que sin resistencia o queja alguna dejó que lo pusiera en iguales condiciones o casi iguales, mientras que él, estaba completamente despojado de ropa, exceptuando la corbata por la que era jalado constantemente.

-No es justo, tu también quítate eso! -le exigió de mal humor, señalando la única parte que no podía ver de rubio dominante, haciendo que este sonría de forma extraña, perversa, maldición le había dado una idea-

-De acuerdo, alguien está impaciente, aquí tienes... -de un movimiento veloz se quitó su última prenda, dejando al descubierto su bien portado y erecto miembro, causando escalofríos en el otro chico, que era jalado con fuerza hacia esa misma dirección, quedando a escasos centímetros- No me hagas señalar lo obvio... -lo tomó del mentón, acercándolo más a su intimidad, esperando el reaccionar de aquel, el cual no se hizo esperar mucho; Primero sintió una pequeña lamida, luego dos, tres, cada vez mas largas, mas pausadas, cálidas y muy mojadas, no pudo evitar morderse el labio inferior en respuesta a los pequeños choques que le producían y fué así hasta que el contrario lo engulló, que sintió todo su cuerpo envuelto en electricidad, soltando un gemido apenas audible seguido de un susurro lúbrico "Que buen chico tenemos aquí, debería premiarlo"-

Luego de aquellas lascivas palabras, el Capitán interrumpió las acciones de Kyoutani para acostarlo sobre su espalda, dándole espacio a posicionarse sobre él, no sin antes lamer su parte íntima de forma sensual, asegurándose de tocar la cabeza de su miembro con el piercing que llevaba en su lengua, provocando un jadeo contenido por su parte, sabía como usar cada una de sus cartas para hacerlo perder la razón, después de todo, era ese su objetivo cuando lo vió en su puerta, dudoso de entrar a la fiesta; Terushima tomó la iniciativa, iba a ser difícil desde un principio ya que aquel cooperaba sólo por momentos, así que le advirtió su próximo movimiento, observando como tragaba una gran cantidad de saliva en respuesta a su propia ansiedad, pensando que ya era momento procedió a prepararlo con un sólo dedo, hasta que sintió que podía introducir otro y así, cuando el tercero sincronizaba sus movimientos perfectamente sin recibir quejidos de dolor supo que era el momento;

-Ya es hora de darle su premio al perrito... -Susurró al tiempo que alejaba sus dedos de la entrada, reemplazándolos poco a poco con su miembro, por supuesto, era una diferencia abismal entre tamaños pero estaba seguro de que el chico podría soportarlo perfectamente sin conservar el dolor por mucho tiempo, y así fue como después de la primer estocada, Kyoutani comenzó a acostumbrarse al dolor hasta que la escasez del mismo le abrió paso a una sensación más placentera, sabía que así era porque no podía evitar querer más, no podía evitar esos gemidos o mas bien gruñidos, escapando de sus labios sin previo aviso, se sentía bien físicamente pero su orgullo aún agonizaba;
Cuando recibió aquellos gemidos, los tomó como una señal para penetrarlo más rápidamente, empezó con la velocidad, luego, las embestidas eran insoportablemente deliciosas, tocaban ese punto exacto que lo hacía perder la cordura, una y otra vez sin piedad, a su vez las expresiones de Terushima le indicaban que no era el único que se sentía atrapado; No faltó mucho para que sintiera ese cólico familiar en su parte baja, desparramando en su pecho su cálido orgasmo, aunque esta vez era más fuerte que cualquiera de esas veces en las que lo hacía por si mismo y fué en un abrir y cerrar de ojos que sintió la calidez de la esencia ajena inundando su cavidad mientras que le daba unas últimas estocadas ferozmente fuertes, dejando ir en la última un gruñido, eso fué todo lo que vió hasta que sus ojos cayeron rendidos-

LA MAÑANA SIGUIENTE

-Mi cabeza... -Kyoutani experimentaba por primera vez en su vida una fuerte resaca, tenía memorias de un sueño o mas bien pesadilla que se sentía tan real, hasta que una respiración en su cuello lo detuvo en seco- 
-Ken-chan! ~ -una voz proveniente de su lado lo hizo tragar saliva, ahora lo recordaba, estaban ambos desnudos, sólo cubiertos con una sábana y aquel jalándolo por la improvisada correa que aún llevaba puesta-
QUE... QUE???!!!?! -gritó espantando al ver a su lado al rubio Capitán, descansando como si nada hubiese pasado o peor, como si fuese lo más normal del mundo, *maldición, me gusta y no voy a negarlo, pero ¿Como rayos pasó esto?*-


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