—¿Y qué me dices JiMin? ¿Te gusta?
Susurró el bello novio que poseía JiMin, el nombrado tan solo asintió entusiasmado. Se estaba conteniendo las ganas de largarse a llorar en ese mismo lugar y lo único que hizo fue aferrarse al mayor, ocultando el rostro en su cuello para ir soltando esos pequeños hipidos.
El paisaje claramente era hermoso, la verdad era que a ninguno de los dos les gustaba la playa así que al mayor de ambos se le había ocurrido la maravillosa idea de llevar al menor a algo más hermoso, por ejemplo, el bosque.
Había un pequeño lago junto con un muelle algo destruído pero de todas formas hacía un excelente contraste con todo el lugar. Los grandes pinos rodeaban el lugar perfectamente hecho e incluso pocas cantidades de musgo rodeaba el lago cristalino en el cual se le reflejaba el cielo.
—¡Me encanta hyung!— Murmuró el pequeño separándose de poco en poco del contrario plantando un fuerte beso en sus labios antes de salir corriendo por el lugar.
JiMin reía y se divertía junto al chico que más amaba en el mundo, el había sido la primera persona en hacerle ver el mundo de otra perspectiva, la primera persona en enseñarle lo que significaba la palabra 'amor'.
Ese adorable hyung fue el primero en todo, en quitar su virginidad, en darle su primer beso, en ser su primer amigo de infancia, su primer novio... y ahora, prontamente sería su primer y claramente último esposo.
El mayor lo había traído especialmente a ese lugar para celebrar su cuarto aniversario juntos.
Pero como al destino le encanta jugar con los sentimientos de las personas ambos tuvieron que salir del hermoso bosque porque una gran llovizna se había hecho presente, arruinando completamente su momento juntos.
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—Lamento no haber visto el clima...— Susurró el mayor arrepentido, por culpa de él su pequeño estaba completamente empapado.
—No te preocupes hyung, me divertí junto a ti... de eso no lo dudes.— Espetó en el mismo tono que del mayor, acercándose a él para ligeramente acariciar esa suaves mejillas con sus pulgares.
Ambos como si fueran imanes se juntaron, cerraron sus ojos y disfrutaron del momento que estaban compartiendo. Sus bocas se fundían con lentitud y pausa, trataban de grabar para siempre ese momento juntos ya que de alguna forma sentían como sí fuera la última vez que se verían, aunque ambos sabían que no sería así.
JiMin se sentó encima del contrario, moviéndose lentamente de adelante hacia atrás gimiendo cada vez que sentía el miembro del mayor acoplarse perfectamente en medio de sus glúteos.
La ropa cada vez iba sobrando y ambas almas quedaron desnudas como muchas veces lo habían estado.
Estos chicos habían nacido para amarse con tal intensidad, con tal fuerza, con... con tanta pasión.
Park abrió sus piernas para darle un mejor acceso a su hyung, y el otro sin rechistar se introdujo lentamente dentro de él. No importaba cuántas veces lo hicieran, no importaba cuantas veces se vieran desnudos... para ellos era como si fuese la primera vez que lo hacían.
JiMin envolvió sus brazos al rededor del cuello adverso, arqueando su cuello hacia atrás mientras soltaba pequeños gemidos cuando el mayor había comenzando a moverse.
La fuerza y rudeza no existía allí, lo único que podía caber entre ambas almas era la pasión y el cariño.
—Oh... hyung... ahí...— Se mordió los labios, colocando su cabeza nuevamente sobre la almohada para mirar al contrario a los ojos. JiMin le sonrió con ternura y bajó su diestra hacia la mejilla de su mayor, ¿era posible estar así de enamorado? ¿Era posible que nunca se cansara de amar con tanta intensidad a ese hombre?
Ambos se juntaron para besarse, gimiendo sobre sus labios y el mayor solo aumentó la intensidad de sus embestidas cuando sintió que ya estaba por correrse.
—Mhn... JiMinnie...— Jadeó su nombre en su oído, vaciando todo lo que su cuerpo expulsó dentro del menor, el cual gimió de puro morbo al sentir algo llenarle por dentro.
—Te amo hyung...
—Te amo, JiMinnie...
¿Quién pensaría que esa sería la última vez de ambos?
Esa noche el mayor había decido ir a dejar al menor a su casa, iban riendo y jugando como si fuesen niños pequeños. Se tomaban de las manos y saltaban juntos, o simplemente se miraban y reían sin tener razón alguna.
Ambos estaban más que enamorados...
Se amaban, se necesitaban, ellos se añoraban día y noche. Desde que supieron que se gustaban hasta ahora, los sentimientos no cambiaban, en estos cuatro años de estar juntos ninguna vez habían terminado. Como cualquier pareja habían tenido sus peleas, pero de alguna u otra forma siempre terminaban arreglándose. No podían estar separados ningún momento.
Solo hacía falta que JiMin cruzara la calle para llegar a su departamento, y aunque le rogó a su hyung que solo lo dejara allí y se fuera, éste no hizo caso.
El menor iba unos pasos adelantados mientras buscaba las llaves de su departamento, al encontrarlas se dio la vuelta con una deslumbrante sonrisa.
El mayor miró a su novio con una ligera sonrisa, y una fuerte luz los hizo voltear, la calle era muy larga y apenas llevaban menos de la mitad cruzada.
La luz se acercaba con rapidez, y lo único que pudo hacer el mayor fue sonreírle al menor.
—JiMinnie cierra tus ojitos y cuenta hasta diez...
JiMin de lo inocente que era, lo hizo, y comenzó su cuenta.
—Bien hecho bebé, ahora quiero que recuerdes que siempre te he amado y que te amaré hasta el final...
Un fuerte empujón hizo que JiMin cayera de espaldas bastante lejos, y solo escuchó un fuerte ruido provenir de su delante. Era como si algo hubiera chocado...
—¿H-Hyung?— Su voz salió entrecortada cuando abrió sus ojos, una camioneta de carga estaba chocada contra un poste y había un bulto a unos centímetros de el...
—N-No... H-Hyung.... ¡Hyung despierte! ¡No es divertido!— Gritó JiMin entre el llanto, acercándose a la persona más adorada del mundo, su preciado Hyung.
—Amor... amor por favor... despierta...— Tomó con delicadeza la herida cabeza del mayor, colocándola en sus piernas, tratando de no llorar, aunque era imposible.
—N-No... no llores... nene... shh...— A penas y hablaba, JiMin abrazó el cuerpo casi inerte de su amor, llorando desconsolado en su hombro, la gente salía de sus casas a ver que estaba pasando, como siempre, sin siquiera ayudar. ç
—Hyung... YoonGi hyung... no me deje... no... no cierre sus ojos hyung... ¿hyung?... ¿Y-YoonGi hyu...ng?
El recordar como había perdido a su amor lo destrozaba, el psiquiatra acariciaba una foto junto a su 'paciente' en donde salían besándose.
—Dime hyung... ¿si no... hubiera contado... seguirías aquí?... A-Ahora celebraríamos nuestro séptimo aniversario... ¿verdad que sí?— Habló cerrando sus cristalinos ojos dejando que un par de lágrimas cayeran.