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Do you hear that? |YoonMin| por Tchavskyvosky14

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Notas del capitulo:

Como ya les dije, actualizaré los fin de semana. Ya que en la semana es cuando los escribo, y mi tiempo es muy poco. 
Pero si a veces puedo, estaré por aquí en la semana. 

Había pasado una semana desde que JiMin había visitado la cárcel para hacerle las terapias a YoonGi, pero después de lo ocurrido ¿quién quisiera poner un pie dentro de aquella sala de nuevo? Incluso varias veces trató de llamar a los de alto estatus para informar de su renuncia, pero por alguna razón cada vez que tenía el teléfono en mano una sensación de completa angustia se le trasladaba al pecho. 
Con el pesar de su alma, y su corazón latiendo a mil volvió a hacer el mismo recorrido que antes sobre ese largo que pasillo, de alguna forma se veía que mientras más avanzaba más lejos era su lugar de destino. 

Ahora ya no habían guardias, estaba solo, completamente solo con ese maniático. Quitó todos los candados con unas llaves que anteriormente le habían dado, y empujó la gran puerta dándose la vuelta para cerrarla con fuerza, era demasiado pesada como para empujarla cómo las puertas normales. 

YoonGi  ya no tenía la camisa de fuerza, tampoco mantenía las cadenas en sus pies... ni mucho menos ahora era vigilado por guardias... ¿la razón? Pues JiMin había dicho que necesitaba completa privacidad para estar con su paciente, que por culpa de tanta seguridad que le tenían el chico no había podido decirle nada de su vida cotidiana, ni mucho menos tratar de explicarle como era eso de las voces. 

Quizás ahora el asesino podría contarle un poco más sobre él, y no estar diciendo que lo iba a matar a cada segundo y en cada palabra. 

  —Estamos solos muñeco... ¿no es eso algo positivo?

Caminaba lentamente al rededor del Doctor, había sido tan silencioso que JiMin no tuvo ni tiempo para fijarse en donde se hallaba el contrario, pero por suerte sabía manejar sus emociones y no demostró que le había sorprendido, o quizás sí, pero lo mostró muy poco. 
El moreno miraba al pelirubio con indiferencia, prestándole poca atención a que en esa situación YoonGi era el León y él era su presa. 

  —Para nada es positivo, ahora, vine a hacerte una terapia Min; no vine a jugar a que yo corro y tú me pillas. 

Espetó lo más calmado que pudo caminando hacia uno de los sofás individuales, logrando hacer un pequeño gesto con la mano para que el de piel blanquecina se acostara en el largo sillón. Poco después el nombrado hizo caso, y con una sonrisa de loco en la cara, se acostó en el sofá entrelazando sus propios dedos y apoyar sus manos en su estómago. 

—¿Sabe doctor? Creo que las voces que escucho está definido como por el nivel tres de la escala que me dijo, aunque hay veces que se callan y es como que nunca hubieran estado en mi cabeza. Cuando ellas me hablan soy otra persona, mi personalidad cambia, mi forma de hablar y de ser... es de alguna forma... es como que estuviera encerrado en una burbuja por unas malditas imaginaciones de mi cerebro... 

—Entonces, señor Min... ¿podríamos afirmar que si las voces no estuvieran usted sería una persona común y corriente? ¿Habría matado a la cantidad de 174 personas? 

—Si le debo ser sincero, sí, lo hubiera hecho... no me arrepiento de nada de lo que he hecho; es más me siento orgulloso, para muchos soy un simple asesino, un monstruo, alguien que solo ama ver sufrir a las personas... ¡pero no es así! Hay que decir que solo les adelanté las horas de su muerte. 

Nuevamente esa risa se hizo presente en la sala, Park tenía los vellos erizados de haber oído la confesión ajena. Y un sentimiento de protección le recorrió toda la espina dorsal, sentía la maldita necesidad de proteger a Min YoonGi de las voces que lo espantaban, porque estaba completamente seguro de que si Min no poseía aquella 'enfermedad' sería una persona común y corriente. 

El de tez blanquecina se levantó, y caminó a paso cauteloso hacia donde estaba su Doctor; tenía las grandes ganas de comerle la boca a ese niñato, porque estaba seguro que ese enano era menor que él. Tomó al moreno desde el mentón, y con cuidado, y delicadeza posó sus labios sobre los foráneos. 

YoonGi por una parte lo hacía para tener un aliado en aquella cárcel y usar a su antojo el pronto amor que le tendría Park, tan solo debía seguir fingiendo que era una pobre víctima de su propia mente y por otro lado estaba JiMin que besaba con ternura aquellos deliciosos labios que su paciente se cargaba. 

Las pequeñas manos del doctor se entrelazaron detrás de la nuca de su paciente tratando de pegarlo más a sus propios labios, abría y cerraba su boca contra la ajena, saboreaba sus labios, los lamía, los succionaba, los chupaba y mordía, todo a su gusto. El mayor de ambos tomó al moreno de las caderas, separándose bruscamente de sus labios para atacar ese delicioso cuello, mordiéndole con fuerza para dejar marcado su territorio y lo dio vuelta contra el sillón. 

Dejó el torso del menor sobre el sofá, dejándolo en una posición 'de cuatro' como estaría denominado en el kamasutra y bajó ese molesto pantalón cuando ya lo había desabrochado (y decía eso para no nombrar que el botón saltó quién sabe a dónde), junto con ello también bajó el bóxer, teniendo a la vista ese maravilloso trasero. 

—Cómo podría desaprovechar una oportunidad así, mira el trasero que te cargas Doc.— Le dio un fuerte azote al glúteo derecho, sintiendo el éxtasis recorrer todo su cuerpo cuando un picor en su mano se hizo presente y nuevamente 'su doble personalidad' salió a flote. 

Quería verlo sufriendo del placer, primero dolor mucho dolor y después que sintiera un placer completo, que le abrazara todo el cuerpo. 

Se bajó su vaquero junto al bóxer hasta los muslos, y aprovechando que la tenía tan dura como un fierro; se adentró de golpe en ese estrecho interior.  
  
—¡Hijo de puta! ¡Salte! Me duele...—  Sollozó el moreno con dolor, enterrando su ángelical rostro en la almohada del sofá, sufriendo en silencio por las fuertes embestidas que le estaban dando a su trasero. 

  —Sí... sí...— Su sonrisa se ensanchó aún más cuando miró hacia abajo, y observó como finamente un hilo entre transparente y rojo caía del recto del menor. 
Y bueno, al menos aquello le servía como algún tipo de lubricante. 

Las caderas del blanquecino se movieron con más agilidad, sus manos habían tomado posesión de sus caderas ayudándose a que el cuerpo que tenía bajo suyo no se moviera hacia adelante cada vez que otra embestida se le daba a su interior. 
Los sonidos de ambos cuerpos chocar hacían fuertes ecos en la habitación, y ni hablar de aquellos deliciosos gemidos que eran música para los oídos de Min. 

Después del dolor una gran holeada de placer le abrazó el cuerpo al menor. 

Un sentimiento nuevo estaba creciendo en su pecho, con cada embestida que daba... 

Y el orgasmo confirmó todo... 

Park JiMin, a través del sexo... se dio cuenta que de alguna u otra forma, acabó en las garras de Min YoonGi; y ahora sí que no habría vuelta atrás. 

A Min YoonGi le habían dado cadena perpetua en aquella cárcel de mierda, y a Park JiMin le dieron la cadena perpetua de la cárcel llamada YoonGi. 

 

Notas finales:

Gracias por leer. Nos vemos quizás mañana<3 


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