Ya se acaba el día.
Los adultos dicen que debes ir a dormir, que tu cuerpo necesita descansar de todas las actividades realizadas durante el día. Todos requerimos de ello.
No hay nada de malo en dormir, inclusive puedes soñar.
Grandes edificios jamás construidos, selvas con plantas exóticas, playas soleadas con aguas cristalinas, bosques acompañados de sinfonías y luces, parques llenos de gente que no conoces pero son muy familiares.
No hay límites en los sueños. La creatividad de una persona es enorme, mucho más si hablamos de ese momento en que nuestro subconsciente es el único alerta.
Quiero conocer.
Yixing sueña, como cualquiera.
Campos abiertos, cafeterías con colores vivos e intensos, cielos grises, árboles del tamaño de un mismo edificio, personas agradables. Él puede ver todo eso.
¿Qué sucede en sus fantasías?
Lamentablemente eso no podrá ser respondido, apenas imágenes veloces son las que llegan a su mente luego de despertar. Al abrir los ojos, dar el primer respiro y mover los dedos olvidó por completo lo vivido en esa extraña realidad.
No se trata de solo “no recordar”, va mucho más allá de eso.
El mismo sueño lo envuelve cuando su mente pierde la noción del mundo real, del mundo físico. Como el pitido de un celular mientras se realiza una llamada, siempre el mismo y de manera continua, no puede recordar más que visiones fugaces de lo que se supone debieron ser horas de imaginaciones. Su mundo fantástico se pierde.
Ya no comprende qué sucede, la situación se vuelve muy recurrente y eso comienza a asustarlo. Demasiado dramático para un simple sueño, sin embargo es como un recuerdo arrancado de su memoria, uno que nunca será restaurado.
La impotencia de saber que algo gigantesco te aguarda detrás de la realidad, que una voz se escurre entre todas como un susurro nunca descifrado, que un paisaje no concuerda con todos los visitados, que aquel local no existe realmente.
Comenzó como una simple falla en sus registros mentales, luego como una duda, pronto el cuestionamiento no tardó en formularse y la respuesta no era recibida. La desesperación no tardó en aflorar, envenenando hasta los descansos de cinco minutos que el joven se permitía. El amargo en su paladar se acrecentó cuando creía recostar su cabeza en la almohada y despertar al siguiente segundo.
Quiero saber.
Un triste vacío.
¿Lo sabe alguien? Es demasiado estúpido para un adulto creer que un chico de dieciséis años logra desesperarse tanto por una simple fantasía como un infante de cinco que ansía volver al mundo irreal y fantástico que adora. Muy ridículo inclusive para contárselo a su mejor amigo.
Es tan ridículo sentirse así por un sueño que no recuerdas como es ridículo creer que la realidad comienza a mezclarse con ello.
Exacto, las figuras pronto vuelven, las presencias y voces llegan y Yixing es un simple observador, sin autoridad o poder sobre lo que sucede o lo que quiere averiguar. Porque quiere averiguar qué sucede cuando su realidad no está en la cama con edredones color celeste, sino en los mundos que su subconsciente crea.
La realidad y los sueños debería ir separados, así como su memoria debería ser capaz de funcionar.
Quiero recordar.