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EL ULTIMO VALS por Yelmar Doker

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Notas del fanfic:

Disfruten

EL ÚLTIMO VALS Prologo   Llanto. La conmoción se suscito en cuestión de segundos. La cantidad de personas que ahora corría por los pasillos de hospital era exageradamente alarmante. No tardaron en llegar gente de seguridad para controlar a la gran aglomeración de tanto hombres como mujeres, y estos a su vez, eran los causantes de gritos, llanto y todo el escándalo que arrasaba con  la tranquilidad del lugar. Miradas inquisitorias se veían por lo largo del corredor, obviamente curiosas y curiosos que veían aquel dramático espectáculo. Solo entonces, se pudo divisar la camilla en donde se veia claramente, se llevaba a un joven aparentemente inconciente. Se le movilizaba de modo apresurado, para posteriormente ser atendido por los médicos que ya esperaban en la sala de operación. Llevaba puesto una mascarilla en el rostro para poder suministrarle oxigeno.  —¿¡Que le pasa!? ¿! Adonde se lo llevan!? Mas sin embargo el demandante grito fue ignorado. No había mucho tiempo y los paramedicos y enfermeras se enfrentaban a la lucha de poder llegar a tiempo y así salvar la vida del inconciente muchacho  Opresión. El corazón latia. Aún respiraba, pero su vida se extingia con cada segundo que el mundo daba rienda suelta al tiempo. No iba a lograrlo y lo sabia muy bien.  Estaba semiinconsciente. Podía oír los gritos desgarradores, una mano que apretaba la suya, como si le suplicara inconcientemente que resistiera. Que no se diera por vencido. Ese momento de angustia. De miedo y pánico. Odio. Un manto oscuro se apodero de todos sus sentidos. Le conforto, y luego se lo llevo a un lugar lejano, donde solo él podía seguir existiendo. —¡NARUTO! La escasa luz del fondo, se fue acercando, materializandose en algo mas grande.  Solo una puerta se interponia. Y fue abierta para dejar pasar a los paramédicos, enfermeros y...    el cuerpo sin vida de Naruto Uzumaki. . . . . CAPÍTULO I Seis meses antes.         Su cuerpo lo insto a seguir el compás de la musica. Estuvo realmente concentrado. Una mano suya se aferraba a la cintura de la chica, la que en esos instantes no tenia ningún problema en seguir los movimientos de vals. Uno, dos, tres... Se estaba esforzando. Claramente se estaba extralimitando con la insistente petición de su prima.  No obstante, le costaba. Por naturaleza era algo torpe y no tenia experiencia con ese tipo de bailes.   El prefería moverse a lo loco: Saltar, gritar, correr.... Por alguna razón se sentía incomodo con esa situación.  Si bien no estaba mucha gente, estos eran personas que no conocia. Eran amigos de su prima después de todo, la que no le agradaba en lo absoluto.  Una niña mimada y caprichosa. Con la que lamentable compartia lazos sanguíneos, tampoco creía que a Karin le agradara él también.  Si tan solo no fuera muy...  ¿Alta? Bueno, no era tan alta. Pero el que llevara unas zapatillas con unos tacones de diez centímetros posiblemente, le dificultaba seguirle el ritmo adecuado para desempeñar bien su papel de "reemplazo". Un, dos, tres, cuatro... Un, dos, tres, cuatro... —Tengo hambre. Y me duelen los pies—se quejó quedamente en el oído de la pelirroja. Ésta torcio los labios.  —Aun te falta media hora— explicó molesta. Naruto no pudo evitar hacer un puchero por sentirse un esclavo. —Hemos estado practicando desde las ocho. ¿No puedes ser mas considerada?— rugió. Ya estaba harto de que la chica le tratara como a un sirviente— además tu también debes estar cansada. Karin se detuvo derrepente. Aún tenia una mano en el hombro y la cintura del chico, Naruto creyó ilusamente que iba a detenerse y así poder descansar. Ella sonrio con maldad, cosa que asusto al rubio. — Te guste o no seguiremos practicando hasta las tres. Si te vas ... Se lo diré al Sr.Minato. Y creeme ...  No será lo único que le diga.   El rubio quiso deshacer el agarre en ese momento. Y marcharse de ahí lo antes posible. Reunió todas sus fuerza para no posar sus manos sobre el cuello de la chica.  Ademas de mimada, caprichosa y molesta.... era una manipuladora. —Bruja  —Tarado. Y entre miradas impregnadas de odio, retomaron el baile. De vez en vez alguno pisaba al otro, intencionalmente claro. Para cuando acabaron, se separaron como si el toque del otro fuese desagradable. Y en gran medida aceptaban que si lo era. El mas chico se apresuro a tomar su mochila y marcharse sin siquiera despedirse. "Espero que en la fiesta se le rompa el vestido por detrás" Se imagino a karin con el vestido roto en medio del baile y a la vista de todos los invitados. Probablemente se pondría histérica y correría para que nadie pueda ver su desafortunado accidente. Por desgracia, el iba a ser el chaperon de la bruja de karin. Aunque el termino adecuado seria  "chaperon de reemplazo".  La pelirroja tenia ya todo preparado para su cumpleaños numero quince, chaperon incluido, aunque éste aún no lo supiera.  Realmente sintió lastima por el pobre desgraciado que le tocara ser el elegido por la odiosa de su prima. Sonrió amargamente. Y solo faltaban unos meses para el día del apocalipsis.          No tardo en llegar a casa. Por fortuna pudo hallar un taxi en las cercanías de la autopista, pero antes tuvo que caminar un buen tramo.    También tuvo una conversación con el taxista, quien al verlo tan decaído no pudo evitar preguntar cuales eran los problemas de un joven para tener esa cara desahuciada.    Ante esto,Naruto se animo a contarle sobre su malvada prima, a pesar de ser un desconocido, no tardo en amistarse con el conductor del auto, y este de igual modo, pues las charlas con el pasajero siempre le parecían de lo mas entretenidas e interesante. Y se dio cuenta también de que el jovencito era un volcán de energia. No paró de hablar en todo el camino, mas que todo de la mala suerte que tuvo de ser familiar de una arpía que solo hacia tratarlo de esclavo. Y muchas otras cosas mas que le ocacionaron uno que otra carjacada altisonante.   Cuando se despidieron, el rubio le agradeció por la amena charla. El hombre le resto importancia a la vez que se presentaba.    —Me llamo Jugo.   —!Y yo Naruto! ! Espero volver a verte¡    Se había despedido del amable señor con una sonrisa, que oscilaba los treinta y dos años.    Mas adelante, su casa lo esperaba frente a el. Se apresuro a subir las escaleras que estaban antes de la entrada principal y presiono el timbre.   Luegos de unos minutos de espera, un hombre alto y rubio lo recibió con una sonrisa.     —Papa, ya llegue.—Sonrio de igual manera a su padre, quien,  haciendo se a un lado, le permitió pasar.   — Te estaba esperando, ya es hora de comer.   Minato, era el nombre del padre de Naruto. Su progenitor se parecia bastante a él. Compartan el mismo tono de piel, la misma cabellera rubia, aunque el mayor lo tuviera un poco mas largo, y ambos poseian la misma sonrisa brillante que solían regalarle a cualquier persona.   Al entrar, el rubio menor capto inmediatamente el olor de la comida. Su estomago gruño en ese momento.   —Tengo mucha hambre —dijo, acariciando su estomago, que sufria muy lentamente por la falta de alimento.    Minato cerró la puerta, pudo escuchar el casi lamento de su hijo, quien se relamia los labios y olisqueaba el aroma que provenia del comedor y parte de la cocina.   —Ya sabes que debes hacer—insto a su hijo a que antes de comer se lavara las manos.    Naruto no tardo en captar el mensaje y se apresuro a correr al lavabo de la cocina para lavarse las manos y parte del rostro para despejarse un poco del cansancio.   Al terminar, se dirigió de inmediato al comedor, en donde su padre ya acomodaba la mesa y servía los alimentos que iban a degustar.    —Huele delicioso— comentó el menor al mismo tiempo que se sentaba en una de las sillas.   Una sonrisa afloro en el rostro afable de Minato.    —Recuerda comer las verduras.   El hombre río quedamente al apreciar un puchero mal contenido en las facciones de su hijo.   —No quiero. Saben feo—hizo una mueca de asco mientras se llevaba a la boca una papa.—Me gusta mas el Ramen, de veras.   Típico del menor quejarse del mal sabor de las verduras. De igual forma de algunos vegetales y algunas frutas.    Realmente, como padre se empezaba a resignar en ese aspecto. No podía obligar a Naruto a comerlas. Era dificil discutir con la terquedad del menor, en eso se parecia bastante a Kushina, la que por cierto aún no llegaba de su trabajo.   —¿Y que tal te fue con el ensayo?—Decidio mejor preguntar.    De modo repentino, Naruto empezó a descender el movimiento de su boca. Trago todo lo que había en ella.   —Pesimo.   El adulto se sorprendió por el tono de voz que había utilizado. Lo noto un poco molesto.    —¿Sucedio algo?—cuestiono un poco preocupado.   Naruto hizo otro puchero. No podía dejar pasar la oportunidad de quejarse por la petición en la que se vio envuelto.   —¿Porque tengo yo que ser el "chamorro" de Karin?   —Chaperon, Naruto.—corrigio su padre.    El hombre se puso a meditar a la pregunta. Ciertamente habían bastantes motivos por los que había convencido de buena manera al menor para que accediera a ayudar a su sobrina.  No obstante, no imagino que al muchacho le desagradara en el primer día de ensayo.   —Yo te veía entusiasmado con la idea— recordó que hace unos dias su hijo estaba feliz y contento por volver a ver a Karin, y se sentía de igual modo por poder ayudarle con la fiesta.   Naruto también recordó como se sentía al recibir la noticia de los quince años de la pelirroja, la que no había visto hace unos años. O desde que eran niños. Ciertamente se sintió defraudado cuando la volvió a ver aquella mañana.   Primero. Actuaba de forma que le exasperaba en momentos. Que el cabello se le desacomodo, que su vestido estaba arrugado, que tenia una uña rota...   Y aunque trató de sobrellevar las cosas con la nueva personalidad de su prima, no pudo evitar sentirse furioso cuando le dijo que el no seria el "chamorro" de la dichosa fiesta. No señor.   El iba a ser el reemplazo. Solo eso.   Segundo.Y a pesar de todo, ella quería que lo ayudara con los ensayos. Con la recepción de regalos, con el traslado de la comida.    Según ella, porque no confiaba en nadie mas.    Podria decirselo a su padre. Que en realidad el no iba a ser el acompañante de Karin, sino que ella le había confesado que ya tenia en mente a otro chico para serlo.    ¿Y entonces porque demonios no venia él a ensayar?   Casi rie a carcajadas cuando la pelirroja le contesto, de modo desinteresado.   "Es que él aún no lo sabe"   !Oh, por supuesto!   Olvidaba que Karin era una chica manipuladora.  Si de verdad no quería verse descubierto por su familia, al menos no por ahora, debería ceder con la insistente pelirroja.   —¿Ya no lo estás?   —¿Que?   Minato no se molesto por la falta de atención de su hijo. El era así, tan desconcertado en los estudios.   A pesar de todo veía en la mirada del mas chico una ligera señal de turbación e incertidumbre.    Suspiro. Quizás su hijo solo estaba así por estar en una etapa dificil. Como cuando el era joven, iba a tener que experimentar ciertas sensaciones diferentes y a tener que tomar decisiones que trascenderian en un futuro, para convertir se en un hombre de bien.   Le dio nostalgia, porque a penas se daba cuenta de los años que pasaban muy rápidamente.   Una vez mas la puerta fue golpeada.   —Debe ser tu madre.   Se levantó de su silla para volver a abrir la puerta de entrada.    Mientras tanto, Naruto suspiro con cierto aire de resignación.  No le iba a quedar de otra, mas que irse acostumbrando a la fatídica idea de ser el sirviente de la bruja.   . . . .   —!Wuoh¡ ¡Sube el volumen!   A pesar del gran golpeteo de los parlantes, el DJ pudo escuchar la orden de la chica, quien se aferraba a un tubo y bailaba locamente sobre este.    Las luces se movian por todos lados. El ambiente era desenfrenado, todos los jóvenes se movian al ritmo de la musica. Había "caos" por todos lados. El humo se filtro entonces de una parte del escenario.  Se escucharon gritos, silbidos, palmadas...   La pelirroja seguia bailando alocadamente alrededor del tubo. Esa vez no llevaba sus lentes, ni sus tacones de doce centimetros. No. Esta vez se puso uno top que le llegaba hasta el ombligo, un short que dejaba mucho a la imaginación. Su cabello rojo se balanceaba de un lado hacia el otro.    Se encontraba ligeramente mareada. El alcohol ya la tenia consecuentemente alegre y feliz. Esa noche decidió salir con algunas amigas a un sitio agradable. Y que mejor que entrar a una discoteca. Aún sabiendo los riesgos que se corria, eso lo hacia mas interesante. Si. Era menor de edad, pero con un poco de dinero, nada que no pueda solucionarse.    Tampoco un gesto insinuante al sujeto que controlaba la seguridad del establecimiento.   Nadie iba a impedirle su entrada en esa discoteca. Ademas de que tenia la seria determinación de lograr que ese chico de mirada embriagante tuviera una cita con ella.    Desde la primera vez que lo conoció no pudo mas que caer rendida ante la belleza del moreno. Sasuke, recordó que así se llamaba. Su mirada la hipnotizo, al igual que la sonrisa que le dedico aquella vez que se dieron la mano. Y también recordó el beso que le dio en la mejilla.    Definitivamente tenían que ser suyo.    Por fin, cuando la canción reemplazo a otra, se bajo de la plataforma tambaleante y levantando sus brazos en el aire para no tropezar.    Salio de entre la multitud de chicos y chicas, que la empujaban de vez en vez. Uno que otro la invitaba a bailar. Pero los ignoro a todos.   Se sentó en donde todo estuvo mas relajado, esperando a que las demás chicas aparecieran y decidieran tomar otra bebida.    Dirigió la vista a otro lado.   Justo entonces vio la inconfundible silueta de aquel moreno. Se veía realmente apuesto con esa ajustada ropa. Se mordio los labios inconcientemente.   No tardo en levantarse e ir donde estaba él.   Uchiha Sasuke se estaba aburriendo. No acostumbraba a ir a ese tipo de lugares. El griterío y el alto volumen de la musica hacia que le sumbaran los oídos. Verdaderamente quería marcharse, y lo haría si no fuera por el ligero inconveniente de que en esos momentos, su hermano mayor se hallaba en algún lugar de toda esa multitud que no dejaba de moverse como olas gigantescas. Estuvo tentado a ir en su búsqueda, pero entonces se vería envuelto en invitaciones de bailes con chicas que ni siquiera conocía. Se sentía extraño,  por la musica estridente, los gritos, el olor de la bebida, aunque se supone que debería sentirse "divertido". Veía como todos reian y se hundian en los efectos del alcohol.   Pero para el moreno era todo, menos divertido.   De pronto sintió que algo le tocaba el hombro derecho, respingo por esto.    Lo primero que vio fue una cabellera roja, después una cara que se le hacia conocida.    —Hola Sasuke. ¿Estas solo?        Sasuke hizo una mueca, al recordar a la chica que ahora le estaba acompañando. La pelirroja se había sentado a un lado del moreno y sin ningún tipo de verguenza le había tomado del brazo y recargado su cabeza en éste. Se tomó la libertad de acercarse con mas insinuación al rostro del mas alto.  Por otro lado, Sasuke quedó paulatinamente desconcertado con la actitud de la chica. No se conocian y aún así ella ya lo empezaba a abrazar.  En parte era eso, y el hecho de que no le agradaba el contacto físico, sea quien sea, debía respetar su privacidad e intimidad. Quizo deshacer el agarre, cuando de pronto el olor de alcohol le llego con el doble de intensidad.   —¿Haz bebido?   La muchacha empezó a reirse.   —Solo un poquito...     Al moreno le desagrado que le hablara tan de cerca, ya que el olor le causaba asco. Y el que riera sin sentido alguno lo hacia aún mas desagradable.   Sin ser brusco, se levanto de su asiento, propiciando que la chica le soltara. Ésta empezó a ver de forma distorsionada, los sonidos empezaban aturdir sus sentidos.   —¿Viniste sola?    A pesar de todo. No deseaba ser irrespetuoso. Sobretodo porque era una "mujer". Su madre no le había dado todo tipo de enseñanzas en vano. De reojo vio a las personas que bailaban por prácticamente todo el lugar. Era un sitio con mucho ruido.    —Queria hablar con tigo... Sasuke...    —se saltaba algunas palabras y algunas sonaban mas audibles que otras.   Sin embargo, cuando Sasuke trató de marcharse y sin darle tiempo a la chica de decir algo, una mano le tomó desprevenido. Se había enderado en su cuello y le aprisionaba tanto que de inmediato quiso soltarse.   —¿Quien es tu amiga?   Sasuke dejo de moverse para intentar que lo soltaran, al reconocer la voz de su hermano   —Sueltame Itachi. —Tuvo que alzar un poco la voz ya que su hermano podía no entenderle.    El mayor de los Uchiha no tardo de deshacer el agarre. En su cabeza aún seguía rondando la pregunta que le hizo a Sasuke. No pudo mas que sonreír picaramente cuando de lejos lo vio sentado en una de las mesas del fondo, siendo casi abrazado por la bella pelirroja. Y decía que no le gustaba las fiestas ni los bailes, OK. Pero aún era muy joven. Tenia que vivir a lo grande y no recluirse en su habitacion para hacer "sus cosas". La veracidad de la situación era que no conocía lo que hacia el menor cada vez que se encerraba en su habitación. Y le empezaba a preocupar, ya que Sasuke era muy asocial. Su carácter frio y uraño repelia a cualquier persona que intentara forjar algún tipo de amistad con el. Pero viendo lo ahí, con una chica, intercambiando palabras... Casi abrazados...  Vaya que fue sorpresivo...  Y raro.   —Vamonos, Itachi.   Salio de sus pensamientos cuando el menor le había casi exigido que se fueran. Ladeo el rostro para verlo a la cara, y pudo notar en el semblante del menor una clara rabia e irritación de forma que solo él podía hacerlo.    Suspiró.   Sasuke estaba molesto. Y era mejor por su bien marcharse del lugar. Ademas se lo había prometido, que cuando las cosas que volvieran mas insoportables para el menor, iban a salir del antro.   "No es un antro Sasuke, es solo un lugar para poder relajarse"   Trato de razonar con el menor, pero éste de había empeñado para que el moreno mayor se conformara con la presencia condicionada.   —Vale. Solo dejame despedirme de mis amigos. ¿Si? espera aquí. Ya vuelvo.   Sasuke solo asintió, sintiendo alivio interiormente. Cuando lo perdió de vista, fijo la mirada en la chica que se acurrucaba en un rincón, balbuceando palabras sin sentido y prácticamente durmiendo con un moco escurriendole por la nariz.    —Apresurate, Itachi.    .   .   .   .   Naruto se despidió de sus padres. Sostuvo mas fuerte la mochila que llevaba en el hombro izquierdo, cerrando la puerta después. El día era cálido, y ya se hallaban en otoño, las hojas secas empezaban a caer de los árboles que estaban en torno a las aceras de la calle en donde vivía. Se acomodo la bufanda que su madre le había hecho hace apenas dos dias. Aspiro el leve aroma del perfume que se ceñia en las fibras de la abrigadora prenda. Luego, mientras caminaba veía a las personas a su alrededor. Las grandes edificaciones de la zona, la gran cantidad de automoviles, fueron quince minutos de caminata.    Se apresuro en cruzar la avenida, una vez las luces del semáforo se cambiaron a rojas. Doblo una esquina, cerca de una tienda de herramientas de ferretería, y se adentro en un callejón estrecho, donde algunos perros vagabundos deambulaban con la guardia en alto.   Naruto cruzo sin problemas, ya era una costumbre irse por ese camino, le ahorraba tiempo, y ademas podía evitar que alguna persona que le conociera se encontrara con él. Y si así fuera, apostaria su delicioso Ramen a que se lo diría a sus padres, y eso era precisamente lo que trataba de evitar.   Se detuvo justo en frente de una pequeña vivienda con la fachada algo deteriorada, con algunos tablones de madera que cubrian las ventanas rotas. La pequeña puerta tenia una rendija que se empezaba a caer. Bueno para que mentir, la casa se caia a pedazos. XD   Golpeó la puerta dos veces.   —!Ya estoy aquí Viejo¡   No tardo en escuchar el sonido de una cerradura siendo abierta, y algo que  se sacudia con violencia.   Cuando la puerta de abrió, una cabellera canosa y larga se entrevio, para luego darle paso a la cara de un anciano de mirada intimidante y gesto ceñudo.    —¿A quien haz llamado viejo, enano?   Naruto río con ganas. Se sostuvo el estomago mientras trataba inútilmente de no caerse por la risa. Era la primera vez que el viejo pervertido se molestaba por un comentario suyo. No lo hacia muy seguido, y que lo hiciera ahora solo significaba que estaba enfadado. La cara que hacia ahora, le sacaron más  carcajadas.   —¡No puedo! Ja, ja. Te vez raro con eso puesto—Señalo con su dedo la especie de piyama que llevaba el hombre. Una que se parecia bastante al de su difunta abuela.    Jirayra, así se llamaba el viejo, alzo una mano en el aire y le pego un coscorron en la cabeza. Naruto se quejo, deteniendo sus carcajadas al tiempo que se acariciaba la zona afectada.   —¡Ouch!  ¡Eso dolio!   —Para que no andes burlandote de tus mayores.   Naruto le saco la lengua.   —¿Ahora vamos adentro? Hace frio aquí afuera.—Sugirio el anciano, adentrando su escorbada figura por la pequeña puerta. El rubio no tardó en seguirlo, entrando de igual modo por la estrecha puerta, pero no se le dificulto tanto, porque el era de estatura pequeña y algo delgado.    Un pasillo oscuro lo recibió una vez dentro. Empezó a oír el rechinido de la madera cada vez que pisaba. También el sonido de una vieja canción que provenia seguramente de una radio. La oscuridad empezó a menguar, para dejar paso a una luz cegadora. El sol le había dado justo en los ojos.    —Ahora dime—escuchó la voz del viejo.—¿No piensas que esto ya debería saberlo tu padre?   Reajusto su visión para observar ahora el serio semblante del mayor. Éste se hacia sentado en una silla con unos respaldos para los antebrazos. Fumaba un cigarro.    —Ni lo pienso hacer. Mamá me encerraria de por vida ...  Y papá, no se. Quizás me entienda, pero si se enojaria. Y yo no...  quiero que eso pase.   Jirayra soltó un suspiro que saco humo por su boca y fosas nasales.    —Tarde o temprano se van a enterar. Yo que tú, se los diría ahora que estoy a tiempo.    El rubio entrecerro los ojos. Se empezó a sentar sobre una caja de madera que encontró en una esquina del amplio patio.    —El miedo solo te hace infeliz.   Naruto reacciono entonces a la frase que le dijo su mentor, empezaba a preocuparse por la apariencia del mas grande, ya que se notaba el cansancio en sus ojos grises y su piel estaba llena de arrugas. A eso le adjudico su tardío despertar por las mañanas. Obviamente el mayor se hallaba enfermo, aunque no podía creer su manía de meterse un cigarrillo a la boca, sabiendo que con ello mataba sus pulmones de forma lenta.   —Se los diré—decidio el menor, recorriendo con los ojos el movimiento de la silla en donde el viejo descansaba—en unos dias. Solo dame unos dias, te lo prometo.   Puso una mano en su pecho y la otra la levantó en modo de juramento. El anciano río por eso.    —No tienes que prometerlo. Ya se que es dificil, pero te ahorrarias la decepción que le causarias a tu madre...  Y a Minato.   Le dio otra calada a su cigarro.   El rubio sonrió, dejando ver sus alineados dientes y un brillo usual en sus hermosos ojos azules.   —Claro, abuelo.   

 

Notas finales:

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