Desde el inicio, cuando cree el universo, pensé que todo seguía un perfecto orden, una dirección, un destino. Cuando nacieron las galaxias, el cosmos, los planetas, el cielo, la tierra, los ángeles y humanos. Sin embargo jamás pensé, creí o planee todo lo que estaba por suceder. Era una tarde de invierno, el cielo estaba gris y parecía que la lluvia se estaba aproximando en nubes negras sobre el cielo de Lawrence. Dean y Sam estaban de visita en su pueblo natal, no había señales de demonios ni de Lucifer pero Bobby les había advertido que desde hace días se habían empezado a notar augurios que acechaban por la zona. A decir verdad no estaban contentos de volver ahí, es decir, siempre tuvieron un aprecio por el lugar pero estar ahí era rememorar todo lo vivido en su niñez.
-Hey Dean, vamos... ¡¡despierta!! Ya traje el almuerzo ¿Que estuviste haciendo anoche? Son más de la una - grito Sam entrando al lugar de copiloto y tocando el hombro de Dean, quien estaba con los brazos sobre el volante y su cabeza apoyada en ellos. -Oh Sammy, ¡¡vamos!! No dormí en toda la noche. . ¿En serio son más de la una?- -Si, Dean y no es mi culpa que te quedes toda la noche con alguna de tus conquistas, tenemos trabajo que hacer- dijo Sam dándole una bolsa con comida dentro. Dean lo miro con mala cara -No estuve con ninguna chica, no pude dormir simplemente. Lo intente toda la noche y nada - a decir verdad eso fue lo que paso, no sabía por qué pero estar en Kansas le traía muchos recuerdos de su niñez y eso lo mantuvo sumergido en sus pensamientos toda la noche - Espero que me hayas traído una hamburguesa con tocino y no alguna de esas comidas de alce que siempre compras- -Esa comida de alce como tu la llamas va a impedir que muera a los 40 años de hipertensión- Dean lo miro de reojo - Perra- -idiota-.
Tomo la hamburguesa que estaba dentro de la bolsa y comenzó a degustarla mientras Sam hacia lo mismo con una ensalada de varias verduras que, para los ojos de Dean, las disfrutaba como si se tratara de un manjar. Mientras comía, Dean volvió a los pensamientos que tuvo la noche pasada, recordaba a su madre, los dias felices con ella, Jonh y un pequeño Sammy. Ahora era todo tan diferente, luchaban contra demonios para impedir el apocalipsis, buscaban a Lucifer con el miedo intenso que esto le provocaba . No por Lucifer en sí, si no por el miedo de lo que este podría hacer con su hermano si lo volvía su recipiente... y como si eso fuera poco, también enfrentarse a los ángeles que lo querían como recipiente del bastardo de Miguel.... los ángeles.... y su pensamiento se desvío inmediatamente a su ángel, que hace días no aparecía y él tampoco quería molestarlo pero no dejaba de preguntarse si estaría bien. ¿Mi ángel? Pensó Dean ¿Desde cuándo Cass era su ángel? Se rio suavemente ante tal pensamiento, esbozando una sonrisa que no pasó desapercibida por Sam
-En que piensas que estas sonriendo como colegiala enamorada?- le dijo Sam riendo. Dean salió de sus pensamientos y lo miro con gestos desentendidos -¿Eh? No es nada Samantha, solo tonterías- disimulo el mayor. En ese momento un sujeto de no más de 25 años con uniforme de algún local de comida rápida, cabello rubio y ojos celestes apareció del lado de la ventanilla de Dean, golpeando con desesperación el vidrio del Impala con sus dos manos. Esté lo bajo con rapidez -Wow wow wow amigo, calmado. ¿Qué te está pasando.....- Miro el nombre del chico en el uniforme de trabajo -...... Alfie? -No soy Alfie, mi nombre es Samandriel y necesito su ayuda. No, no, no... Yo no, Castiel la necesita y es urgente. Por favor vengan conmigo, él está mal-. Las cosas parecían otra vez volverse a complicar.