He esperado pacientemente en la parte trasera del escenario de Freddy’s Fazbear Pizza, el local donde “trabajo”. Sé que tengo que esperar a que mi hermano y sus amigos terminen la canción que están tocando para que sea mi turno pero siento que esa tonada es infinita.
Cuando me aburrí empecé a jugar con la varita mágica que suelo usar siempre en mis espectáculos, hago trucos de mágica por lo que mi atuendo es muy diferente al de mis compañeros siendo un conjunto mora claro, un par de lazos negros con estrellas azules en mi cintura y cuello y por su puesto una capa azul con mi sombrero. Sólo uso mi vestuario en el escenario ya que me parece algo… exagerado, lo único que uso de eso es el bolso de mi cintura.
— Goldie… — Me sobresalté cuando alguien tocó mi hombro y levante rápidamente la vista, no sabía en qué momento Freddy había llegado. — Es tu turno. — Sonrió.
— ¡S-Sí!
— Buena suerte, no tengas miedo.
— Lo intentaré, gracias.
Le dediqué una cálida sonrisa antes de empezar a subir al escenario. A medio camino me detuve y suspiré nervioso. Sé que puedo hacerlo como siempre pero aún me es difícil ya que le temo a los humanos. Terminé armándome de valor y subí.
Mostré una sonrisa al público. Los niños no tardaron en aplaudir nuevamente, muchos de ellos estaban felices y asombrados mientras que otros parecían estar algo asustados por mi presencia. Suspiré calmando mis nervios nuevamente e hice una reverencia.
— Hola a todos~ — Noté que al escuchar mi suave voz muchos de ellos se calmaron. — Antes de empezar mi acto necesitaré un asistente, ¿Dónde está el afortunado cumpleañero?
Todas las miradas se concentraron en lugar donde estaba una niña, la pequeña se sorprendió y abrió la boca de la impresión.
— Vamos pequeña, no seas tímida.
Uno de los guardias diurnos tomó su mano y la condujo a través del resto de invitados hasta el escenario. Cuando estuvo frente a mí pude percibir que me miraba con cierta admiración, quizás era la primera vez que veía algo cómo yo o sólo mi color dorado la impresionaba.
— ¿Cuál es tu nombre, pequeña?
— K-Karu…
— Bien, Karu. Para mi primer truco necesito que elijas una carta. — Abrí el bolso que se encontraba en mi cintura sacando un mazo de cartas de póker.
— Cuatro de- —
— No, no puedes decirme cuál es. — La niña castaña pareció pensarlo mejor y tocó una de las cartas.
— Esa.
— Bien… — La puse devuelta en el mazo y comencé a barajear las cartas. Calculé con cuidado hasta que seleccioné una de las cartas. — Veamos… ¿Está es tu carta, Karu? — La miró detenidamente y asintió.
— ¿Cómo sabes?
— Magia, ¡Soy un mago!
Continué haciendo trucos de magia para los niños, incluso los más cerrados terminaron impresionados. Son trucos que tuve que aprender y practicar minuciosamente durante meses completos en el local. Pero realmente vale la pena, me encantan las risas y su cara de impresión ya que creen en mí.
— Ahora… ¡El regalo de cumpleaños para Karu! — Me quité mi sombrero. — Puedo adivinar… que tu mascota favorita es Foxy, ¿Verdad? — Ella asintió y con mi varita mágica di un par de golpes al sombrero. Después de eso saqué un peluche de Foxy y se lo entregué.
— Golden… — Miró su peluche fijamente. Sonrió de golpe y levantó la vista. — ¡Muchas gracias! ¡Eres el mejor mago del mundo!
— Gracias por asistir pero temo que mi acto llega su fin. — Rimé. Escuché los suspiros decepcionados del público infantil. — No se preocupen, pueden verme mañana, yo y mis amigos siempre estaremos aquí. —
Retrocedí hasta el centro del escenario e hice una reverencia. Al cerrarse el telón quedé inmóvil en mi sitio hasta que poco a poco el sonido de los aplausos terminó por apagarse, mi acto había concluido pero el día no así que me quité la capa y dejé la varita cerca de ella.
Ah, me gustaba mi trabajo pero estaba feliz de que eso al fin terminase…
— “Buen trabajo, ‘Oso mágico’.”
La voz en mi mente habló por primera vez en el día. Es Golden. Podría escucharse complicado pero no recuerdo en qué momento apareció, sólo lo tenía de un día para otro; él puede hacer o decir cosas algo extrañas, es bastante astuto aunque un poco malo… Pero lo sigo considerando mi amigo. Creo y espero que nadie más sepa que existe…
Agradecí mentalmente por su alago mientras terminaba de cambiarme a la ropa que usaba siempre, un simple short azul marino con mi camisa blanca, además de un sombrero y pajarita en el cuello. Fui hacia la parte trasera del escenario donde encontré a mis compañeros. Chica se encontraba arreglándose frente a un espejo mientras que los otros yacían descansando en un sofá.
— Chicos, ¿Están bien? — Pregunté. Puede ser mi imaginación pero se ven más cansados de lo usual.
— No te preocupes… es sólo que… quisimos descansar algo. — Respondió Freddy. Eso no fue nada convincente.
— Yo estoy muerto. — Respondió Bonnie sin moverse.
— Bueno… Foxy siempre da todo de sí en el escenario y nunca se queja. — Hablo Chica dándoles una corta mirada y continuaba arreglándose.
— Él tiene “sesiones de entrenamiento” con Freddy siempre así que no cuenta.
— ¿Sesiones de entrenamiento? — Pregunté curioso a lo que Chica rio mientras mi hermano suspiraba.
— Verás… cuando mamá zorro y papá oso se quieren mucho-
— Bonnie, no es necesario. — El aludido se encogió de hombros y susurró algo parecido a “Sólo lo estoy educando.”
Tuvimos que quedarnos en la Backstage hasta que en un par de minutos el lugar terminó cerrando por la tarde. Realizamos alrededor de cuatro actos unos cinco días de la semana y durante el resto nos permiten descansar, no me parece demasiado trabajo… después de todo ellos nos brindan casi todo lo que necesitamos. No estaría triste si supiera que debo quedarme aquí el resto de mi vida, es algo que me gusta hacer aunque me asuste.
Es curioso… ya deberían habernos dicho que podemos salir, ¿Habrá pasado algo? ¿Deberíamos salir a ver?
— “Mantente alerta.” — Escuché a Golden advertirme.
— “¿Qué? ¿Por qué?”
— “…Alguien se acerca.”
— Algo anda mal, muy mal. — Todos volteamos a ver a Bonnie mientras movía sus largas orejas hacia un punto específico de la pared. — Y hay algo extraño.
Yo no lograba escuchar nada. Antes de que alguno hablara, Freddy pareció mirar toda la habitación mientras olfateaba el aire. Frunció el ceño y llevó un dedo a sus labios para indicar que no hiciéramos ruido. El lugar donde estábamos sólo tenía una salida y era hacia el escenario por lo que tuvimos que ser cautelosos para que algún empleado no nos descubriera curioseando en asuntos del local.
En el escenario nos acercamos lo más que pudimos hasta el telón y empezamos a escuchar lo que parecía ser la conversación entre dos empleados.
— ¿Era un Gold o no?
— En sus papeles dice que esa es su raza pero no tiene el comportamiento de uno, más bien parece un Phantom o peor.
— No lo creo, los Gold son muy dóciles… de hecho, por acá tenemos uno que actúa como un ángel.
— ¿Sí? El nuestro casi se devora a Kevin la semana pasada. — Escuché risas por parte de ambos.
— Creo que es hora de conocer a… ¿Springtrap, no? Bien, tráelo.
El lugar quedó en silencio durante unos momentos así que nos miramos entre nosotros casi automáticamente. Bonnie parecía el más nervioso de todos, hasta podría decir que Chica estaba asustada.
— ¿V-van a reemplazarnos…?
— Es imposible, eso no sucederá nuevamente, Chica. — Susurró Freddy.
— Pero-
El sonido de unos pesados pasos hizo que nos calláramos y volteáramos nuevamente hacia el telón.
— No me esperaba algo como esto, ¿Por qué se ve así?
— Ya sabes, son cuestiones de la atracción de horror, tiene que dar miedo. — ¿Atracción de horror? Es decir… que seguramente no es cómo nosotros.
— ¿Crees que dé problemas?
— No lo sé. Si nadie lo molesta se quedará tranquilo, si lo molestan… no me quiero imaginar.
— Vale, llamaré a las otras mascotas para que lo conozcan. — Escuchamos el silbido que usan para llamarnos y volvimos a mirarnos entre nosotros sin saber qué hacer.
— ¿Las damas primero?
— ¡Bonnie, no es momento para bromas! — Se quejó Chica haciendo un puchero a lo que él se rio nerviosamente.
— Cálmense, no puede ser tan malo…
Después de decir eso, Freddy fue el primero en salir del escenario seguido por nosotros. Estaba dudoso de salir, los pocos que conocí de mi especie nunca me había brindado mucha confianza, aunque también sentía curiosidad por conocer al que podría ser nuestro nuevo compañero. Hemos tenido visitas de mascotas de otros locales antes pero no se quedaban a vivir con nosotros, a excepción de los Toys en el ‘87 pero eso es historia pasada. No lo había notado pero afuera estaba Foxy mirando a nuestro singular “compañero”.
Cuando salí al comedor pude verlo pero… no era lo que esperaba… No es que estuviera esperando algo en específico, es sólo que me impresionó mucho y me asustó un poco. Entiendo que Bonnie estuviera nervioso ya que él también es un conejo. En cuanto a su atuendo, usaba un short verde opaco con rojo y poseía una tela en su cintura del mismo color que el lazo amarillo en su cuello, además tenía de lo que parecía ser una pluma roja detrás de su oreja. Quedé inmóvil viéndolo durante unos momentos, lo que más me llama la atención son el montón de cicatrices que tenía… quizás tuvo una vida difícil.
— Un placer verte de nuevo, soy Freddy Fazbear y ellos son mis compañeros.
— Bonnie, Bonnie el conejito… — Foxy ahogó una risa y él lo asesino con la mirada.
— Soy C-Chica la… polluela… — A pesar de que lo saludó, el conejo continuó viendo a otro lado con indiferencia.
— Foxy el zorro pirata.
— S-Samishii… p-pero llámame Golden Freddy o… sólo Goldie, e-está bien… creo… Me alegro de c-conocer-te… — Dije nervioso ya que tenía un aire demasiado intimidante.
Él había estado ignorando a los otros mientras se presentaban pero al hablarle yo se giró a verme directamente a los ojos, sus ojos grises me dejaron perplejo unos instantes. Cerró los ojos y casi pareció sonreír antes de volver a verme, por algún motivo… esto me resulta muy familiar.
— Springtrap. — Dijo mientras continuaba viéndome. — Pero sólo tú puedes llamarme Tex.
— Tex… — Repetí inconscientemente y él asintió.
— Quiero que se lleven bien con Springtrap, él se quedará con ustedes durante algún tiempo y no quiero que armen una pelea. — Habló uno de los empleados llamando nuestra atención. — Te quedarás en el ático, pórtate bien. — Él rodó los ojos.
Spring- Es decir…Tex no dijo nada y subió las escaleras hacia el ático en silencio, no sin antes voltear a verme una última vez. Estuve inmóvil hasta que me percaté que todos se me habían quedado viendo a excepción de Freddy.
— Volteo a verme… ¿Por qué? ¿Nos conocemos?
— Él solía vivir con nosotros en Fredbear Family Diner, pero luego fue trasladado a otro lugar… — Explicó Freddy.
— No lo recuerdo… — Murmuré.
— “Yo si lo hago, al menos en parte.”
— “¿Lo dices en serio, Golden?”
— “Claro, no había nada que temer de ese conejo despeinado pero ahora me da escalofríos.”
— Es imposible que lo recuerdes… — La voz de Freddy me trajo nuevamente a la realidad. — Quisiera que tuvieras cuidado con Springtrap, sé que en el pasado ustedes eran muy unidos. — Puso su mano en mi hombro. Espera… ¿Qué? ¿Éramos amigos? — Pero no sabemos nada de él ahora, ¿Lo entiendes?
Asentí.
Entiendo la preocupación de mi hermano, pero de todas formas… quiero saber más acerca de Tex. Su mirada era vacía hasta que me vio, en ese momento estaba aliviado e inclusive aunque su esfuerzo fue nulo supe que estaba tratando de sonreírme, eso fue lo que me desconcertó. Si lo olvidé quiero llegar a conocerlo nuevamente, no si lo hago por intriga o lástima.
Los empleados se retiraron hablando entre ellos sin preocuparse.
Aunque les deseé dulces sueños a todos como siempre me quedé despierto un rato más y salí cuando no escuché a nadie.
Hacía tiempo que no venía al ático, había cajas y telarañas pero al menos el piso estaba limpio. No me costó encontrar a Tex, estaba durmiendo apoyado en la pared. Cuando me acerqué movió sus orejas y se despertó.
— Perdón, no quería despertarte… — Me miró indiferente.
— Dime qué quieres.
— Hablar contigo, por el momento sólo sé que fuimos amigos. — Al oírme su mirada pareció oscurecerse.
— No tiene caso, tú ya no sabes nada. Podría ser peligroso.
— En mi opinión… — Me incliné hacia él tomándolo por sorpresa. — No te ves nada amenazante en este momento.
— Siempre tan elocuente…
Sonreí a lo que él pareció dudar.
Sacó una ocarina dorada detrás de sí (¿Cómo es que no vi que traía eso?) y empezó a tocarla sin decir ni una palabra. El sonido me hizo recordar algo, una escena donde alguien estaba tocando la misma canción mientras yo estaba a su lado, no reconocía el lugar pero estaba oscuro, quizás era de noche y además estaba lloviendo. No recordaba nada su nombre o su apariencia.
Terminó de tocar y me miró.
— ¿Qué recuerdas?
— Eh… y-yo…
— Sólo dilo. — El hecho de que sea tan cortante e inexpresivo me pone nervioso.
— …Alguien la tocaba cuando llovía durante la noche… — Lo miré fijamente comparándolo con los vagos recuerdos en mi mente. — Creo que te pareces a ese alguien…
— ¿Alguien como…? — Me quedé viéndolo y entrecerré los ojos antes de dar un par de pasos hacia atrás.
— Tú… ¿Eres… esa persona verdad? ¿Sigues siendo… tú? — ¿Quién es y qué fue ese recuerdo…? — C-Cambiaste…
— Sigo aquí, Goldy… siempre he estado aquí.