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Gracias Diablo por Pocky Beagle

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Sé que dije que iba a ser sólo una parte, pero al final no me salió. Siempre hago lo mismo, digo que sera corto pero no pasa.

En fin, empiezo a trabajar ahora asi que entre eso y la U tendré menos tiempo. Igual a veces eso me ayuda a organizarme, otras veces no. Ya veremos que pasa esta vez. 

Les vuelvo a comentar que en mi pagina de Face subo cosas, así que si quieren buscarme, allí voy poniendo algunas viñetas de historia cherik y hay un mini fic... o algo así, un fic contado en viñetas cortas con el hashtag #ElHermanoDeMiNovia

Quizá les interese, aparentemente gustó xD

En fin, ojala esto les guste. Enjoy!

PARTE 2


A la mañana siguiente, Brandon se despertó con la típica erección matutina. Estaba acostumbrado a ignorarla pero, abrir los ojos y ver a Bruce, hizo que su virilidad se pusiera aún más dura. La imagen enfrente de si, no era muy excitante, pero él nunca necesitó mucha estimulación para sentirse caliente. Era un ser sumamente sensible a sus necesidades básicas de sexo y, vivir en un mundo tan saturado de él, lo volvía mucho más susceptible. Bruce estaba dormido, con el cabello rubio revuelto entre las sabanas, algunos mechones de cabello castaño desparramados sobre su frente, esas ojeras que parecían dos moretones debajo de sus ojos, el labial de Carole manchando sus labios y barbilla. Incluso había un rastro de color rojo en las sabanas, y él normalmente se enojaría de que estuvieran sucias, ese también era su fetiche: sabanas limpias; pero en ese momento no le importó. 

Estiró la mano y apartó alguno de los cabellos castaños, él no era muy apegado a los sentimientos o demostraciones cariñosas, pero ese hombre despertaba algo dentro suyo. Le daba curiosidad su insana naturaleza, estaba tan roto como él aunque de una forma completamente distinta. Ahora las preguntas inundaban de nuevo su cabeza: ¿estaban rotos por todo lo que habían vivido o esa era su verdadera naturaleza? A Brandon le llamaba la atención lo distinto que era Bruce a él e incluso a Sissy. Las almas sanas son todas igualmente perfectas, pero las rotas están quebradas de mil maneras distintas. Él estaba seguro de que ya casi no había almas sanas en este mundo, todas las personas estaban heridas, pero eran pocos los seres que estaban quebrados, devastados y desfragmentados como él y Bruce. 

Durante un segundo, se preguntó si los fragmentos de ambos podrían llegar a servir para unirse nuevamente y, al menos, estar un poco más sanos. ¿Entre los dos y todos sus pedazos desechos podrían formar algo nuevo y sano? O, aunque sea, tan sano como se pudiera.

Bruce abrió los ojos, sus esferas azules brillaban en esos orbes cristalinos y rojizos. Era una mirada desolada, pero al mismo tiempo pura y sincera, como si esa parte suya nunca hubiera sido corrompida. 

Definitivamente no era excitante, era triste, pero algo en esa expresión de dolor hacía que Brandon sintiera una fuerte necesidad de hacerlo suyo.

-Debo ir a trabajar-comentó Bruce, su acento remarcado por su tono ronco y aún adormilado. 

-¿No quieres quedarte a desayunar y...?-mientras hablaba se sentó, al igual que su compañero, los ojos azules se clavaron inmediatamente en el bulto de su entrepierna que insinuaban las sabanas. Apretó los labios.

-No, no estoy de humor tampoco para...

-No importa, todas las mañanas son iguales, sólo voy a ignorarlo y...

-Pensé que no podías ignorar tus necesidades-comentó, mirándolo con sus penetrantes ojos azules, tenia la ceja alzada y su expresión era completamente seria.

-Bueno, voy a estar todo el día pensando en sexo, pero eso no es nada nue...-no pudo acabar la frase, inmediatamente uno de los brazos de Bruce lo empujó de nuevo a la cama, apartó con rapidez la sabana, y segundos después tenía esa cabeza con peluca rubia, hundida entre sus piernas. La boca se apoderó sin piedad de su miembro, comenzando a mamarlo rápidamente. Brandon jadeó de sorpresa y se dejó caer hacía atrás, sintiendo su cuerpo temblar suavemente. A los pocos segundos una mano acarició sus testículos y, luego, dos dedos buscaron enterrarse en su aún adolorido trasero. Al principio fue un poco doloroso, pero luego los tuvo dentro, frotando su próstata. Obviamente el policía quería ser conciso y rápido. No paso mucho antes de que Brandon estuviera gimoteando y retorciéndose, sintiendo sus músculos tensarse por el inevitable orgasmo.

Estalló en la boca ajena y, a diferencia de Carole que había bebido de sus jugos, Bruce se los escupió en el pecho con una ligera expresión de asco. Inmediatamente, se pasó el brazo por los labios para limpiarlos.

-Tómalo como un favor por lo de anoche-apenas terminó, se estaba levantando. Brandon aún temblaba en la cama, mirándolo con sus ojos entrecerrados-. Y va a ser mejor que te busques a alguien más para este juego, porque yo no estoy para esto. Necesito aunque sea unos días tranquilo y... necesito olvidar y...

-Puedo ayudarte a relajarte-se sentó y estiró su mano para acariciar la virilidad ajena, que se entreveía por la transparente y sensual tela de su ropa. No alcanzó ni a tocarla cuando el castaño le dio un manotazo.

-Joder, no. Necesito distraerme y para eso...-apretó los labios y luego salió caminando. Obviamente se sentía mas cómodo caminando descalzo, y el vestido... no se veía mal sólo era raro, diferente, sin los tacones-. ¿Tienes whisky o vodka o algo así?

-¿No dijiste que tenías que ir a trabajar?-preguntó mientras se levantaba de la cama.

-Me olvide mi coca en casa-protestó. Cuando Brandon se asomó, lo encontró abriendo unos cajones. Había encontrado una botella de whisky y lo estaba sirviendo en una taza de café. Mientras lo miraba, no pudo evitar pensar que obviamente afrontaban de forma distinta sus problemas-. Voy a necesitar ropa-agregó, girándose a mirarlo. Él asintió y fue a buscarla, en cuanto se la dio, Bruce comenzó a vestirse. Se fue tan rápido como había llegado la noche anterior, llevándose la taza que había sido llenada con whisky por segunda vez. A cambio, dejó olvidado su vestido. Brandon se preguntó si se volvería una rutina que Bruce dejara cosas en su casa. 

Acomodó el vestido junto con los tacones y la ropa interior, en una silla al lado de su ropero. Luego, se fue al baño a limpiar el desastre en su vientre. La saliva de Bruce se había mezclado con su simiente y había descendido hasta su miembro, ensuciándolo todo. Era un desastre. Justo como ellos dos.

Luego de ese día, Bruce desapareció por un tiempo. Brandon intentó darle su espacio, aún recordaba sus palabras “Va a ser mejor que te busques a alguien más para este juego”, en su momento no les dio importancia, pero ahora empezaba a ponerse algo nervioso. Se relajaba así mismo repitiéndose que también había dicho que necesitaba unos días, pero no siempre funcionaba. La idea de no verlo más lo ponía nervioso, y estar nervioso y pensando en Bruce sólo aumentaba sus ganas de sexo. Le hizo caso y se buscó más gente con la que hacer sus cosas, por suerte ahora estaba en una buena racha y no le costó tanto encontrar hermosas señoritas con quien compartir la noche. Pero siempre que lo hacía, no podía evitar pensar en él: su cara de asco a escupir el semen o masturbarle, y las ganas ansiosas en las que se apartaba la tanga para que siguiera follandole, la forma brusca y torpe en la que lo tocaba cuando era Bruce, pero lo desesperado y gustoso que se veía ofreciéndole el trasero cuando estaba vestido de Carole. 

Muchas amantes, pero nadie era como él. Nadie estaba enfermo, nadie era tan complejo, nadie despertaba esa curiosidad y esa ansiedad de no saber qué iba a pasar. Bruce era una mezcla de matices y contrarios que lo hacían sumamente interesante. Era la elegancia, la seducción, pero también era el descuido y la violencia, era el placer mezclado con el asco, y una especie de perversion grotesca. Era algo que Brandon nunca podría haber concebido en su imaginación, era un ser impensable, era una droga adictiva para él.

Así fue como, semana y media después de su ultimo encuentro, estaba parado fuera de la estación de policía. Era de noche y, suponía, que Bruce debía estar por terminar su turno ya que una hora o poco más después era cuando él solía encontrarse a Carole parada en la calle. Esa calle que llevaba días recorriendo infructuosamente. 

Efectivamente, media hora después, Bruce salió. Su cara de fastidio al verlo fue indisimulable, seguro ni intentó fingir-Pensé que ya me había deshecho de ti-comentó, pasando a su lado. Bruce se unió a su caminata.

-Necesitaba verte, deje pasar algo de tiempo pero...

-¿No te dije que te buscaras a alguien más para tus jueguitos?-protestó. Se detuvieron frente a un auto de aspecto descuidado, Bruce buscaba las llaves en su bolsillo.

-Y lo hice, pero no es lo mismo. Necesitaba verte-le tomó con firmeza la muñeca, los ojos azules se clavaron en los suyos y, luego, con un movimiento brusco se soltó-. No estamos en igualdad de condiciones, tu sabes donde vivo y cuando se te antoja te apareces allí, pero yo no sé como encontrarte y...

-Sube al auto-interrumpió, con un bufido. Brandon parpadeó confundido, pero se subió al asiento del acompañante mientras el castaño se preparaba para manejar. El auto arrancó y empezaron a andar, se notaba que Bruce estaba acostumbrado a manejar a la inversa, y lo hacía de una forma tan descuidada y sin ningún respeto por la ley que costaba pensar que era un policía-. Deberías aceptar que esto se terminó, ya no es interesante. Después de todo lo que paso, ya no es para nada sexy, ya no da ningún tipo de placer.

-¿De que demonios estas hablando? Yo aun quiero follar contigo, aún más que antes-el castaño se giró a mirarlo, olvidándose completamente de la ruta, tenia sus labios rojos apretados y se veía incomodo.

-Pero ya no esta bueno, yo...-volvió a mirar a la ruta mientras golpeteaba la mano contra el volante-. Se volvió demasiado intimo y es incomodo. Yo no quería saber lo de tu hermana, no quería que supieras lo de mi familia. ¡Esto funcionaba porque nos veíamos para follar sin más enredos! Ahora que todo eso esta sobre la mesa, las cosas cambian. Esto era una buena distracción para mi, pero ya no me genera más nada y... 

-No te creo que ya no te funcione. Tengo mucha experiencia con el sexo, Bruce, y cuando nosotros estamos juntos... joder, es otro nivel. Todo se me va de a cabeza y no puedo creer que a ti no te pase igual-cuando terminó de decir eso, el hombre giró violentamente el vehículo e inmediatamente frenó. Brandon casi se estrella contra el vidrio, respiró agitado cuando el auto se detuvo, sorpresivamente bien estacionado frente a un edificio-. ¿Qué demonios hacemos aquí?-preguntó confundido.

-Dijiste que querías conocer donde vivía. Pues, aprovecha esta que es la ultima oportunidad. Tengo que buscar dinero para ir a ver a mi proveedor-comentó, bajando del auto. Brandon lo siguió al instante, y entró al edificio que, a igual que todo en la vida de Bruce, tenía aspecto de abandonado. Ni bien ingresó, lo saturó el aroma a cigarrillo, alcohol y algo más que no podía identificar. 

Cuando ingresó al cuarto, pudo identificar también el olor del perfume de hombre mezclado con la colonia de Carole. Miró a Bruce que estaba inclinado hurgando en el ropero, buscando el dinero. Había una amplia diferencia entre la ropa de hombre desparramada en las estanterías y la ropa de mujer prolijamente colgada junto con el uniforme de la policía escocesa. Brandon se quedó apoyado en la puerta observando el lugar. La cama estaba destendida, casi no entraba luz, le hacía falta obviamente ventilación, las colillas de cigarrillo y las botellas de alcohol estaban desparramadas en el piso, el cual tenía una fina capa de polvo. Todo era decadencia.

Cuando Bruce encontró aquello que necesitaba, se levantó y caminó hacía el baño-Te llevare a tu casa-comentó, al pasar al lado de Brandon este le frenó el caminó poniendo su mano. 

-¿Por qué no nos quedamos aquí?-preguntó, con el tono ronco. Ese lugar gritaba la esencia de Bruce y eso le resultaba sumamente excitante.

-Tengo que ir a ver a mi proveedor, realmente necesito distraerme en este momento-dijo, mirándolo molesto. Cuando estuvo a punto de apartarle el brazo, la otra mano de Brandon lo detuvo.

-Yo puedo distraerte-insistió.

-Ya hablamos de eso, tú ya no funcionas. Búscate una vida, búscate un jodido maricon que...-no pudo terminar de hablar porque el pelirrojo se inclinó y reclamó sus labios en un beso insistente. Bruce intentó apartarse, por primera vez mostró resistencia, pero eso no hizo que el deseo de Brandon disminuyera. Le tomó con firmeza del cuello, atraiéndolo más hacía él. Mordió y tironeó sus labios, buscando que abriera la boca. Esa cálida cavidad a la cual se había vuelto adicto. El castaño buscó morderlo también, el beso se volvió un torbellino de violencia. Forcejaban y gruñían, las uñas se rasguñaban y los dientes chocaban. Cuando logró meter su lengua en la boca ajena, recibió una mordida, no tan fuerte como para lastimarlo pero si para darle dolor. Eso en vez de refrenarlo, hizo que una correntada de placer bajara por su espalda. Sentía el ligero sabor metálico de la sangre, pero eso no le molesto. Resultaba incitante, más brusco, más carnal. Más animal de lo que ya eran. 

Empujó a Bruce contra la pared, presionándolo contra esta y clavandole las uñas en la nuca, mientras su otra mano apretaba su cintura.

-¿Te soy indiferente? Yo te veo muy distraído-colocó sus piernas entre las ajenas y froto la virilidad que estaba erecta y presionando contra los pantalones. Bruce en respuesta le mordió los labios de nuevo, casi como si fuera un animal, con sus ojos brillando de manera salvaje-. Quiero follarte...

-¿A mi o a Carole?

-A quien tú prefieras-las manos lo empujaron inmediatamente. Bruce se apartó mientras acomodaba su cabello. La tensión estaba flotando en el aire, embriagándolos. Brandon no podía sacar los ojos de su acompañante, no quería dejarlo ir, pero su cuerpo no reaccionaba para detenerlo. 

-Te quiero en la cama, en pelotas. Voy a cambiarme. Hay preservativos en la mesa de luz-mientras hablaba caminó hacía el ropero y tomó unas prendas. Cuando cerró la puerta, desapareció un hombre torpe y brusco, casi media hora después salió Carole, sensual y provocativa. El cabello ordenado, el maquillaje recién hecho se veía impecable, un vestido de tirantes que llegaba a medio muslo, apenas cubriendo el inicio de las medias de red. Brandon ya estaba desnudo en la cama, y su pene se puso aun más duro al verlo. 

Ella caminó sensualmente en los tacones, hasta que llegó a la cama-Aprovecha que esta va a ser la ultima vez-cuando sus bocas se unieron, Brandon supo que mentía. Ellos no podían estar el uno sin el otro, sin esto. Sin este glorioso pecado que los arrastraba al infierno. Volvieron a besarse de forma hambrienta, él recorrió con sus manos todo el cuerpo ajeno, apretó las firmes nalgas, las estrujó y coló sus dedos entre ellas. Al tocar su entrada, la notó floja y húmeda, chorreando lubricante-. Me tienes escurriendo como a una mujer-esas palabras, susurradas a su oído, le hicieron gruñir. Efectivamente, estaba flojo y húmedo, dispuesto como mujer excitada. Dispuesto para él. 

Él, hurgó adentro con sus dedos, primero uno, rápidamente dos, tres y finalmente cuatro. Carole se retorcía y gemía, moviendo sus caderas encima suyo para follarse con sus dedos. Era la imagen del placer culposo. Era perfecto. 

Su pene erecto elevaba la parte delantera del vestido, Brandon lo sentía frotando contra su vientre. Su aroma lo tenía completamente enloquecido. No podía dejar de chupar su cuello, de morder sus inexistentes pechos, cubiertos por el brasier.

-Quiero follarte-gimió. Segundos después, Carole estaba en cuatro, sin el vestido, abriendo sus nalgas, dejándole ver el agujero preparado. Esa entrada que chorreaba lubricante, que estaba abierta y palpitante. Era una imagen obscena, una invitación al pecado. Brandon no tardó en penetrarlo, hundiéndose entre esas redondas nalgas, follándolo con furia. Le mordió los hombros, le clavo las uñas, abrió sus nalgas como si quisiera desgarrarlo. Carole gemía y se retorica, se empujaba contra él para no tenerlo ni un segundo fuera. Su cuerpo parecía fuego, hervía, y su interior se estrujaba y lo succionaba, como si no quisiera estar vacía ningún momento.

Cuando explotaron en el orgasmo, cayeron acostados en la cama. Bruce había embarrado todo con su simiente, Brandon se quedo en su interior hasta que el pene se le puso flácido. No quería salirse, estaba tan cómodo en ese interior que se apretaba al mismo tiempo que su pene se aflojaba. Se hubiera quedado así un rato, pero Bruce tenía otros planes, y al poco tiempo tenía esa pecaminosa boca rodeando su miembro y retirando el preservativo lleno de flujos. Los labios rojos quedaron cubiertos de lubricante y semen que se escapó. Era una imagen tan sexy que Brandon no pudo resistirse de sentarse y besarlo, bebiendo su propio semen.

No paso mucho antes de tener a Carole encima, cabalgándole, mientras le daba cachetadas. De nuevo volvieron a forcejear, peleando por el control. Ella ganó, empujándolo con sus gruesas piernas y tironeándole el cabello. Lo cabalgaba sin piedad, Brandon amaba verlo. Esos ojos casi negros de deseo, su rostro ruborizado, el maquillaje corrido por el sudor. Era hermosa. 

Se durmieron, con Carole encima suyo. El despertar del otro día fue una verdadera locura. Despertó con un empujón y gritos. Cayó de la cama mientras miraba sorprendido a un atormentado Bruce que se revolvía el cabello ya libre de la peluca. Gritaba y chillaba y las lagrimas caían de sus ojos mientras negaba violentamente con la cabeza.

-Largo, vete, largo-no quería verlo, esos ojos lo evitaban y Brandon tenía la certeza de que no lo estaba viendo a él en ese momento-. Vete, vete-el hombre retrocedió cuando él intentó acercarse. Cayó sentado y se arrastró por el piso como un animal herido, hasta que su espalda chocó contra la pared. Llevó las piernas contra el pecho, aun respirando agitado y con los ojos completamente desorbitados. Se veía demente-. Lo siento, David, lo siento-gimoteó, jalándose el cabello con más fuerza, parecía querer arrancárselo. De un momento a otro, comenzó a golpear su cabeza contra la pared, cada vez más fuerte causando un ruido sordo. Brandon tenía miedo que se causara una contusion, se apresuró rápidamente, pero esas manos lo apartaban, rasguñándolo.

-Bruce, Bruce, mírame. ¡Joder, Bruce!-intentó tomar sus manos, pero cuando lo hizo el hombre le escupió en la cara y luego volvió a retorcerse como una serpiente acorralada-. ¡Bruce!-gritó, queriendo llamar su atención.

-¡Déjame, déjame! ¡DÉJAME!-chilló, volviendo a escupirle y queriendo pegarle una patada.

-Carole, Bruce, Carole... por favor...-ya no sabía como llamarlo, quería que se calme y lo mire-¡Carole, joder mírame!-apartó sus manos de un empujón y logró llegar a su rostro, el cual tomó para hacer que se detuviera y lo mire-. Bruce por favor, cálmate-los ojos saltones y enfermos se posaron en los suyos. Estaban plagados de lagrimas, rojizos y parecían ver sin ver. Eran los ojos de un demente-. Bruce, soy Brandon-susurró bajito, ya que esos rojos labios seguían repitiendo constantemente “David” en un susurro. Sus mejillas estaban bañadas de lagrimas y su cuerpo temblaba-Bruce-repitió nuevamente, finalmente esos ojos parecieron verlo, estudiando su mirada. Segundos después, lo tenía fundido en su cuerpo, aún temblando, y con esas manos desesperadas aferrándose a él.

-Estoy volviéndome loco, cada vez es peor. Es peor-repitió entre sollozos. Brandon lo apretó contra su pecho, intentando reconfortarlo. Acarició su temblorosa espalda.

-Shh, aquí estoy-susurró en su oído, sin dejar de acariciarlo. No quiso preguntar qué había pasado, a pesar de que la curiosidad lo mataba. Quizá Bruce estaba mucho más enfermo de lo que hubiera pensando.

Estuvieron casi una hora tirados en el piso, quizá más, tenía las piernas entumecidas pero no se animaba a moverse ya que finalmente se iba calmando. Cuando finalmente volvió en si, lo empujó como si nada hubiera pasado, y se levantó. Caminó hacia la mesa de noche, sacó unas pastillas y se tomó tres sin un vaso de agua siquiera. Luego se colocó una camisa, sin prenderla, ignorando que aun tenia puesto la tanga y las medias de red. Ni siquiera miró a Brandon cuando pasó al baño y, como siempre, orinó sin cerrar la puerta. El pelirrojo se le quedó mirando, esta vez no apartó la vista. Lo vio sacudir el pene, escupir al inodoro y luego acomodar su virilidad dentro del tanga. Bruce era grotesco, y vestido con las ropas de Carole y la camisa se veía muy extraño.

-¿Quieres tomar algo?-preguntó finalmente, caminado hacía la cocina. Brandon se colocó los pantalones y lo siguió. 

-Si, un ca...-ni siquiera terminó de hablar cuando lo vio rellenando dos tazas con vodka y luego le ofreció una-¿No es un poco temprano para beber?-los ojos de Bruce, aun ligeramente rojos, lo miraron con una pizca de diversión y mucho fastidio.

-Nunca es temprano para beber-respondió, bajándose la taza de un solo trago y sirviéndose otro inmediatamente. 

-¿Estas bien?-se animó a preguntar finalmente-¿Qué fue lo que...?

-Eso significa que, efectivamente, ya no eres una buena distracción, mariquita-comentó, mirándolo burlón mientras tomaba un cigarrillo y encendiéndolo-. Sé que vas a extrañarme y todo, pero ya va siendo hora de que...

-Bruce-le cortó bruscamente, tomándole del brazo con el que sujetaba el cigarro-. No vengas con giladas, anoche estabas perfectamente bien y ahora...

-Ahora, ya no eres util. Acéptalo. No follas tan bien, ya no eres suficiente. Así que volveré a las antiguas mañas y...-mientras hablaba se servia otro trago. Brandon bufó, y rodeó la cocina para llegar al lado del hombre.

-Dudo no ser mejor distracción que toda esta gilada-comentó, quitándole el cigarrillo y llevando la otra mano a la virilidad ajena, acunándola entre sus dedos. Bruce lo miró a los ojos y finalmente sonrió, sarcástico.

-Tú estas más enfermo que yo. Necesitas esto porque estas jodido. En mi opinion, objetivamente, eres marica y no lo quieres aceptar-comentó, empujándolo-. Porque aparentemente todo lo solucionas acostándote conmigo, en cambio yo, tengo otras formas-tomó la taza que Brandon había ignorado y comenzó a beberla mientras caminaba hacía el sofa y se tiraba, encendiendo un viejo televisor-. Pero tu presencia hace que me sienta un poco más cuerdo, así que puedes quedarte... al menos a mirar el partido de escocia. 

Brandon no tuvo ni idea de porqué se quedó, pero no se arrepintió. Horas después, estaba tirado contra la mesa enfrente del sofa, con el trasero ofrecido y los dedos de Bruce hurgando dentro suyo. Era la primera vez que Bruce lo follaba semivestido como Carole, con el tanga y las medias puestas. Fue tan brusco como siempre, tomándole sin importarle que termine de acomodarse. El aulló, gritó y rasguñó la mesa, pero lo disfrutó como nunca. Sus ojos estaban clavados en el televisor, donde el partido de fútbol se había transformado en una película porno que mostraba los pechos de una chica, su vagina, su ano, mientras otra la toqueteaba y metía cosas.

-Mírate aquí, ¿te gusta lo que ves?-preguntó Bruce. El apenas alcanzó a asentir, la mano ajena sujetaba con firmeza su cabello, tironeándoselo, para que se mantuviera mirando la televisión. La otra mano toqueteaba su miembro-Duro por ese par de chicas, te excita verlas pero aquí estas... con tu culito ofrecido para mi, putita. Un jodido marica, marica, marica, maricon. ¡Te están rompiendo el culo! Te voy a romper el culo marica, eres mi chica-el castaño se le encimo por completo, asfixiándole, y con voz burlista le preguntó al oído-. ¿A cuantas chicas te follaste en estos días?

-Diez-gimoteó Brandon, sintiéndose de lo más sucio al alzar el trasero para sentirlo más profundo. La baba se le caía de los labios, embarrando su mentón. El morbo tenía nublada su mente, solo podía pensar en estar siendo cogido por un tipo trasvestido, rompiéndole el cuelo mientras miraban una porno.

-Y ninguna te calma como tu hombre, mi puta-le mordió la oreja con fuerza, robándole un grito de los labios-. Mi chica-al oír esas palabras, Brandon acabó, enchastrando la mesa. Su cuerpo se tensó alrededor de esas hombría que lo partía al medio. Bruce lo cogió hasta que él volvió a ponerse erecto, luego acabo de nuevo, con sus ojos clavados en un par de pechos y su culo siendo jodido por un hombre.

Finalmente, el castaño acabó dentro suyo, y de nuevo, cuando se salió, se aseguró de dejarle el preservativo adentro. 

-Espero que lo hayas disfrutado, porque será la ultima-ninguno de los dos lo creyó. 


Continuaron viéndose como lo venían haciendo hasta ahora, Bruce a veces caía borracho a su casa, otras veces él iba a buscarlo a esa esquina. Esos ataques, que Brandon aún no sabía que eran, se volvieron más frecuentes, o al menos se manifestaban más en presencia suya. Sobre todo cuando las emociones del castaño estaban a flor de piel. 

Entraron en una especie de equilibrio, tan extraño como todo en su vida. Ellos no podían ser normales. No se veían tan seguido como a Brandon le gustaría, sus horarios no siempre podían acomodarse, por lo cual él siguió buscando mujeres y contratando prostitutas. Imaginaba que Bruce también tenia su vida sexual aparte, peor prefería no pensar en ello.

O al menos prefirió no hacerlo hasta esa noche. Las ultimas veces que se habían visto Bruce siempre estaba muy borracho, drogado y a saber que más. Las cosa se pusieron más insanas de lo que a Brandon le gustaría. Incluso una vez el castaño se quedo inconsciente, o dormido, mientras él lo follaba. A Brandon le hubiera gustado decir que fue considerado y se detuvo, pero sería mentir. Lo folló, así dormido, o inconsciente, hasta que acabó. No había podido detenerse, estaba preocupado, paro también estaba muy excitado y llevaba días sin verlo. Era casi imposible frenarse. Por suerte, después, Bruce empezó a roncar y eso lo tranquilizó. 

Había veces que también se largaba a llorar mientras lo hacían y no se detenía hasta que acaban. Lloraba, y aunque él se ofreciera a detenerse, Bruce nunca quería. Incluso Carole lucia descuidada, había mañanas en las que despertaba y lo encontraba con la cabeza hundida entre las piernas, intentando calmarse de un ataque de ansiedad. Brandon tenía la habilidad de no notar las cosas hasta que eran demasiado tarde. Eso fue lo que paso con Sissy. Debió aprender luego de eso, pero no, y tampoco quería tocar el tema porque Bruce amenazaba con irse.

Lo ignoró hasta esa noche. Al menos no fue tan tarde. Lo fue a buscar a es esquina, lo encontró ya muy ebrio, con una botella de vodka casi vacía. Lo llevó a su departamento, compartieron besos ansiosos y caricias atrevidas. Cuando llegaron a la cama, comenzó a retirar su vestido y recién allí lo vio. Los moretones en su cuerpo, las heridas recientes, la sangre, todo desparramado por su pecho.

-¿Que demonios...?-no pudo terminar la pregunta porque Bruce lo cayó con un beso. Él intentó calmarse, siguió tocándole. Bruce había vuelto a acomodar el vestido para cubrirse, y él lo prefería así. No quería ver. Siguió acariciando sus piernas, que se sentían suaves por las medias de cancan. Subió por esos poderosos muslos hasta llegar a las nalgas y apretarlas, las estrujó entre sus manos y luego acercó los dedos a su entrada. Bruce estaba flojo y húmedo, no sería la primera vez, pero cuando enterró dos dedos lo sintió quejarse. Algo se sentía diferente, y, cuando retiró su mano, la vio cubierta de semen e hilos de sangre-Joder, Bruce...-miró sus muslos, por los que caían hilos de semen. Arrugó la nariz, asqueado-¿Con quién demonios...?

-¿Quien? ¿Cuantos? ¿Importa?-soltó una risa. Brandon apretó los labios, una mezcla de emociones en su pecho. Una mínima excitación, ante la idea de follarlo luego de que alguien más lo hubiera hecho, una gran parte de preocupación y otra gran parte de ardor, de furia. De celos. 

-Claro que importa idiota ¿que tal si te contagian algo? ¡Mínimo deberías usar condón! Estas lleno de semen y...-se limpió la mano contra el vestido, se levantó, aún iracundo y le arrebató la ropa-Al baño, vamos a limpiarte y....

-¿No vas a follarme?-Brandon le ignoró, lo arrastró al baño, limpió un poco sus heridas y el desastre en su trasero, le quitó el maquillaje y la peluca y le dio ropa de hombre.

-Nos vamos al medico-definitivamente no se había imaginado su noche de viernes así. Había esperado una maratón de sexo ininterrumpido, pero ahora ni siquiera eso le importaba. Estaba furioso. Ese maldito idiota había cogido sin condón, ¿y si se contagiaba de sida o algo más? El maldito imbécil estaba tan borracho que no se había cuidado, ¡ni siquiera sabia con cuantos había cogido! Él estaba asustado e iracundo, con decenas de imágenes desagradables en su cabeza. En algún momento había comenzado a gritarle, aunque no estaba seguro si su compañero lo escuchaba-¿Cuantas jodidas veces follaste sin condón? ¡Tienes idea de...! ¡Claro que no tienes ni idea, maldito alcoholico!

-No puedes llevarme al medico, van a hacer preguntas y...-susurró Bruce, cuando estaban listos para salir-¿Que vas a decir? Voy a tener que hacer una denuncia o...-había nerviosismo en sus ojos. Era un policía, era obvio que no quería denunciar. Todo sería muy incomodo. Volvieron a la cama. De nuevo, lo desnudó y lo acostó para que durmiera. Rechazó sus besos cuando el castaño quiso acercársele y lo incentivo a dormir. No paso mucho antes de que cayera rendido. Brandon se tomó el tiempo de mirarlo, notó que estaba más delgado. Esa fue la primera noche que lo abrazó mientras dormían. Fue la primera noche que se durmió sin pensar en sexo.

A la mañana siguiente, cuando despertó, los ojos azules lo miraban con culpa. 

-Tienes que hacerte la prueba del VIH-fue todo lo que dijo. Luego se levantó de la cama y se fue a la cocina, cuando volvió al cuarto, traía una taza de café la cual le ofreció a Bruce. El castaño seguía en la cama, enredado entre las sabanas, su cuerpo magullado le daba impresión. Brandon se fue a trabajar dejándolo allí, y durante una semana él fue quien lo evitó.

Cuando volvieron a encontrarse, fue porque Bruce llegó a su casa solicitando que lo acompañara a buscar los resultados de la prueba. Estaban esperándolos sentados en el banco del hospital, cuando Bruce habló.

-No nos vemos hace semanas-susurró.

-Pensé que era lo que querías-respondió. Bruce le miró un momento, antes de volver a mirar el piso. Sus ojos azules lucían extraviados. No era el Bruce brusco, ni la sensual Carole, era alguien más. Era una parte más humana escondida en su ser.

-¿Con cuantas personas te has acostado en este tiempo?-preguntó, intentando sonar casual.

-Varias. Quince quizá-respondió, sin el menor pudor. Luego suspiró-. Me temo que tu compañía es un vacío difícil de llenar-Bruce le respondió con una carcajada histérica, cuando Brandon lo miró, vio como negaba con la cabeza. Dudó un momento, pero finalmente las palabras salieron de sus labios-. No quiero más personas en esto, solos tu y yo-Bruce se giró a mirarle, sus ojos ligeramente sorprendidos. 

-No creo llenar tu libido-admitió-. Eres una jodida puta-agregó, regresando a su yo habitual.

-Lo harás-dijo con seguridad. Bruce apretó los labios, sus manos temblaban nerviosamente, lo habían hecho todo el día.

-¿Y si da positivo?-preguntó volviendo a bajar la mirada al piso. Brandon suspiró.

-Nos las arreglaremos-respondió. La enfermera finalmente lo llamó. Bruce bufó y entró al consultorio. Cuando salio, tenia una sonrisa torcida en el labio. 

-Chúpenmela todos, dio negativo, negativo, cabrón ¡Negativo!-llegó al lado de Brandon y le jaloneó la ropa-Dio negativo. Debemos festejar y...

-Tiene que hacerse otra en seis meses, sr. Robertson-interrumpió el medico al salir del consultorio. El castaño estaba en un momento de euforia y sólo le mostró el dedo medio. Era bastante obvio que estaba sumamente aliviado y no quería preocuparse por nada más.

-Tenemos que ir a un cabaret, buscar unas putas y...-a pesar de que la simple idea ya había logrado que el pene de Brandon se pusiera duro, se encontró a si mismo protestando.

-Dijimos que solo nosotros dos-le recordó. Bruce se quedó estático un momento, obviamente eso lo había tomado por sorpresa. Se paró bien, soltando a Brandon, y acomodando su cabello hacía atrás.

-Bueno-dijo, aún algo aturdido. Luego de unos segundos, sonrió sadicamente y asintió-. Claro, seguro. Vamos a mi casa, quiero atarte a la mesa con el culo ofrecido y follarte hasta que...-Brandon se levantó, intentando juntar fuerzas para ignorar la excitación que tenía encima, cosa que era sumamente difícil. Se esforzó en concentrarse en la alegría y esa especie de cariño que sentía por ese hombre. Cuando estuvieron frente a frente, le tomó con firmeza la nuca y lo acercó a él y lo besó.

Fue la primera vez que compartieron un beso así. Un beso que no arrastraba esa necesidad enfermiza que tenía, que no tenia una urgencia sexual. Era un beso tranquilo y delicado. Se tocaron con suavidad, se abrazaron firmemente, y se dejaron llevar por esas emociones que no parecían propias de ellos. Fue placentero... no, no fue placentero, fue agradable. Fue emoción pura.

Cuando se apartaron, los dos se miraron algo incómodos. Se alejaron unos pasos, torpemente, era obvio que no estaban acostumbrados a eso. Bruce carraspeó, y cuando junto agallas para volver a mirarlo, Brandon aún miraba en otra dirección.

-O, capaz, podemos ir a tomar algo o... cenar-era muy claro que ninguno de los dos quería admitir que eso sonaba como una cita. Porque, joder, eran Brandon Sullivan y Bruce Robertson, ellos no tenían citas, sólo eran dos enfermos sexuales, juntos por el placer.

-Suena bien-admitió. Comenzaron a caminar, cuando estaban fuera de hospital, el pelirrojo le miró de reojo-. Igual, ¿después vas a atarme y follarme, verdad?-preguntó, sin poder ocultar la ansiedad. Bruce le miró también, clavó sus ojos en el pantalón ajeno, y sonrió burlista al ver que ese pantalón apenas y disimulaba la obvia erección.

-Claro, ¿acaso no siempre te atiendo de lo mejor, maricón?-preguntó, acercándose hasta que sus caderas se rozaban al caminar. Brandon bufó.

-Yo no soy gay, joder, no me llames maricón-protestó, pegándole un codazo. Bruce soltó una de esas carcajadas histéricas.

-Yo tampoco lo soy-aseguró. Segundos después, había estirado su mano y sujetado una de las nalgas del pelirrojo, apretándola y estrujándola entre sus dedos-. Pero igualmente, tú eres mi marica-Brandon ahogó un gemido.

-Y tu mi chica-respondió con la voz ronca. La mano en su nalga le apretó más fuerte, hasta que le generó dolor. Luego recibió un codazo en la costilla, que volvió a alejarle. Bruce tenía el ceño fruncido.

-Jódete-bufó, mirándole con ojos molestos. Era mirada ruda, hizo que el interior de Brandon cosquillara.

-Jódeme, mejor-respondió. Su voz se escuchó necesitada, y obviamente el hombre a su lado se dio cuenta. Volvió a sonreír, de esa manera perversa. Luego, le tomó de la muñeca y lo jaló, arrastrándolo a un callejón, angosto, sucio y oloroso. Brandon tenía mucha experiencia en el sexo, había hecho un montón de cosas, pero definitivamente nunca había estado apoyado contra un contenedor de basura, con los pantalones a medio bajar, y con Bruce escupiendo entre sus nalgas ofrecidas.

El escocés le folló allí, sucio, brutal, salvaje. Definitivamente ese hombre lo estaba arrastrando, lo estaba volviendo loco, iba a hundirlo aún más. Brandon estaba enfermo, una parte de él siempre lo supo pero... cuando Bruce tomó su mentón y le obligó a girar el rostro para besarlo, supo que ese hombre iba a terminar de ahogarlo. Lo iba a arrastrar a lo más profundo del infierno, iba a sacudirlo allí, terminar de pervertirlo, denigrarlo y destrozarlo. Y cuando acabara, él no se querría ir. 

Bruce iba a dañarlo aún más, pero no le importó. Estaba dispuesto a dejarse arrastrar. El orgasmo los sacudió, y el diablo les dio la bienvenida.    
Notas finales:

Muchas gracias a quienes opinaron *3*

Un beso para todos y nos vemos en el proximo que ya sera el ultimo! Esta vez si xD


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