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Fachadas, inseguridades y mentiras piadosas por Miss Eun

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Notas del fanfic:

Oneshot escrito para la dinámica de Exo Universe Fanfics llamada "Entre canciones y letras" en Wattpad, basado en la canción "Heaven".

***

 

***

 

ChanYeol no solo tenía los pies bien puestos sobre la tierra, sino también, su cabeza; sí, la que tiene sobre los hombros, no otra. Puede que haya sido porque se dio cuenta que papá Noel no existía a sus escasos cinco años, su padre se hubiera fugado con su secretaria pocas semanas antes de su octavo cumpleaños o porque su primer amor lo había abandonado luego de una relación de más de tres años o simplemente, era la combinación de todo eso lo que había ayudado a fortalecer el muro que el mismo ChanYeol decidió levantar a su alrededor, como una coraza protectora.

 

Escondido detrás de chaquetas de cuero, sonrisa seductora y la fachada perfecta de un rompecorazones, ChanYeol había logrado sobrevivir hasta sus veintiún años sin ninguna clase de percance significativo. Su vida se resumía en la universidad, fiestas, sexo, resaca y por favor, vuelva a repetir si desea obtener mejores resultados.

 

Para nadie era secreto que Park ChanYeol se había acostado con la mitad del alumnado del campus universitario; tanto hombres, como mujeres. Eso, sin mencionar que incluso se había liado con un par de profesores porque realmente necesito aprobar sociología, no existe cuarta matrícula. De todos modos, ¿Quién coño necesitaba sociología? Definitivamente, no Park ChanYeol.

 

Así que sí, para todo el mundo, ChanYeol era alguien admirable, deseado y respetado en diversas maneras y aunque solía sacar ventaja de todo aquello que inspiraba sobre las demás personas, a veces se sentía sofocado por no saber si aquellos que se le acercaban lo hacían solo porque hey, ChanYeol, te ves como un gran tipo, quiero ser tu amigo y no porque querían que se los follara duro, como el sádico que no era.

 

No obstante, tenía amigos. Amigos que había logrado hacer en la secundaria, cuando empezó a tomar ese estilo de vida y ellos, lo apoyaron en cada momento sin juzgarlo. Por eso mismo, él los apreciaba y valoraba a pesar de que muchas veces, le tocaran los cojones con sus comentarios indiscretos.

 

SeHun tomó un sorbo de su bebida, manteniendo su inquebrantable cara de póquer. ChanYeol no pudo evitar rodar los ojos mientras observaba a JongDae ligar de manera descarada con el encargado de la barra y que éste, pasara de su culo como era de costumbre. Sin embargo, el tipo regresó con un vaso de ron con coca cola y una enorme sonrisa plasmada en el rostro que solamente hacía que ChanYeol deseara borrarla con un puñetazo.

 

—Quita esa cara de estar oliendo mierda. —exclamó JongDae con sorna justo cuando se hubo sentado sobre el sillón de cuero negro. —Joder…—bufó. —Con razón nadie se nos ha insinuado aún, no con el rostro que ustedes tienen. —se quejó formando un puchero exagerado con sus labios.

 

El Lotto era uno de los clubes ubicados dentro del campus universitario, era muy popular por sus buenas instalaciones y bebidas singulares que se le daban por inventar al bar tender. ChanYeol solía ir muy seguido a ese lugar, para distraerse por un momento de las ‘responsabilidades’ y la ‘dura’ vida que estaba llevando, sin embargo, esa noche no se encontraban ahí por él, sino por otra persona.

 

—Si sigues observando de esa manera al pobre, le abrirás un hoyo en el cráneo. —se burló dándole un sorbo más a su bebida. —Si me lo preguntas, creo que ya era momento que el pequeño Byun-Baek se divirtiera un poco.

 

—Nadie pidió tu opinión, JongDae. —gruñó finalmente, maldiciéndose solo un poco por reaccionar de esa manera.

 

—¡Venga! —exclamó con exagerada felicidad. —El pequeño Yeollie está celoso. —afirmó, levantando sus cejas, insinuando algo que el pelirrojo decidió ignorar. —No te preocupes, aunque BaekHyun consiga una novia siempre será tu mejor amigo. —dijo enfatizando las últimas dos palabras. —Además, él es el que siempre debe cargar tu culo inconsciente después de haberte follado a alguien y perder el conocimiento. —declaró. —Deberías empezar a pagárselo, ¿no crees?

 

—No me digas qué debería hacer. —volvió a gruñir. —Esa tipa me da mala espina, es todo. —se excusó luego de un carraspeo.

 

—Sí, claro. —respondió sarcástico. —Y mira que yo creo que el culo de MinSeok no es lo suficientemente grande. —dijo poniendo los ojos en blanco. —¿Cuándo admitirás que estás enamorado de tu mejor amigo, Yeollie? —preguntó con malicia y ensanchando su sonrisa.

 

—No estoy enamorado de BaekHyun. —afirmó con hastío. —¿Hasta cuándo piensas seguir viendo cosas que en realidad no son, JongDae?

 

—¿Hasta cuándo piensas negarte las cosas? —contraatacó con sorna.

 

—No estoy negando absolutamente nada. —suspiró modulando su voz. —BaekHyun es como mi hermano, solo busco lo mejor para él.

 

—¿Lo mejor para él es ver cómo te follas a media universidad y que luego tus putas le llamen al móvil para ir a por ti en medio de la noche? —acusó borrando su sonrisa. —Espero que nunca busques lo mejor para mí, bastardo.

 

—Le he dicho muchas veces que ignore esas llamadas. —se excusó tratando de borrar la imagen mental de los ojos desilusionados de BaekHyun al observarle.

 

—No es mi problema con quien follas. —afirmó con repentina seriedad. —Pero si vas a seguir pasando de los sentimientos que tienes por él, al menos impúlsalo a conocer nuevas personas en lugar de mantenerlo aferrado a ti mientras haces lo que te salga de la polla.

 

No dijo nada más, reprimiendo otro de los muchos gruñidos y malestar que le causaba el hablar sobre ese tema con JongDae. No era la primera vez que escuchaba esas palabras por parte del de sonrisa felina, pero lo jodía que sacara a relucir el tema cada vez más seguido. ¿Era tan difícil entender que simplemente, él no era algo que BaekHyun mereciese?

 

ChanYeol ya había sido lo suficientemente egoísta al decidir quedarse al lado del más bajo como su amigo.

 

Así que, nuevamente, ChanYeol decidió que debía dejar las cosas en claro una vez más. Divisó a una chica de estatura media en la pista de baile, no muy lejos de dónde se encontraba el de cabellos rubios bailando con aquella linda chica con el cabello igual de claro que su acompañante y ojos almendrados. El alto se quedó atónito por un momento, porque BaekHyun realmente se estaba divirtiendo como pocas veces lo hacía, reluciendo su bonita sonrisa radiante y un adorable sonrojo en sus mejillas.

 

Tragó grueso antes de tomar el último trago de su bebida y caminar con decisión hacia la chica que había visto con anterioridad, sin importarle la mirada reprobatoria en los ojos de JongDae y la silenciosa objeción de SeHun.

 

No iba a negarlo, la chica era muy hermosa, con su largo cabello castaño y menuda figura. Le sonrió en cuanto ella se percató de su presencia y ella le devolvió una sonrisa tímida, sin embargo, no necesito de mucho para sacar a bailar a su nueva víctima.

 

La chica empezaba a tomar confianza cada vez más, con pasos más atrevidos y roces menos inocentes y ChanYeol no se molestó en detenerla. La observaba de vez en cuanto, y le sonreía con picardía a pesar que su atención seguía sobre otra persona a unos cuántos cuerpos de distancia. Después de quién sabe cuánto, la de cabellos castaños lo tomó de la mano hasta llevarlo a la barra.

 

SeoHyun, como había dicho que se llamaba, lo observaba con cierta curiosidad mientras reprimía risitas traviesas luego de haber pedido un Martini.

 

—Entonces… —mencionó la chica. —¿Cómo se llama?

 

—¿Perdona? —replicó extrañado.

 

—La chica que te gusta y que deseas poner celosa o alejarla de ti. —sonrió dándole un trago a su Martini. ChanYeol bufó divertido.

 

—No sé de qué hablas. —contestó ladeando una sonrisa.

 

—¡Oh, vamos! —exclamó divertida. —No soy idiota. —ChanYeol carraspeó poniéndose un poco incómodo.

 

La verdad era que nunca se molestaba en saber los nombres de aquellos con quienes se acostaba, y si éstos llegaban a decírselo, simplemente los olvidaba. No obstante, aunque pensó en un momento que SeoHyun estaba pensando en terminar la noche de la misma manera que él, lo sorprendió cuando en lugar de largarse del establecimiento, ella lo invitó a una bebida.

 

—Es más complicado que eso. —respondió a secas, con un sabor amargo instalándose en su boca.

 

—Creo que puedo entenderlo. —comentó. —Entonces, ¿Cómo se llama tu chico? —sonrió nuevamente mientras se inclinaba un poco más cerca de ChanYeol.

 

—No dije que se tratara de un chico.

 

—Lo sé, pero eres Park ChanYeol y todo el mundo te conoce. —afirmó. —Te he observado. —confesó con cierto descaro. —Entonces, ¿Byun BaekHyun?

 

—Me estás asustando.

 

—Créeme, sé mucho más de lo que te imaginas. —afirmó con convicción antes de tomar otro sorbo de su bebida y guiñándole un ojo al más alto en confidencia.

 

La mañana siguiente, ChanYeol llegó a su piso pasadas las nueve, sintiéndose extrañamente más liviano. Sonrió al recordar su noche con SeoHyun, porque a pesar de haber salido del club con la chica colgada de su brazo mientras ambos reían de cosas banales, contra todo pronóstico, no terminó enrollándose con ella. SeoHyun le ofreció un lugar dónde pasar la noche, justo en el sofá de su piso, sábanas limpias y una aspirina.

 

El alto se lo agradeció mientras seguían hablando de todo y nada. Por primera vez en mucho tiempo, creyó encontrar a alguien sincero que no se le acercaba para follar a pesar de que fuese él quién lo había insinuado en primer lugar.

 

El apartamento estaba solo cuándo abrió la puerta, haciéndolo sentir una punzada de culpabilidad en el pecho, combinada con algo más que no quiso identificar. Comprobó que su mejor amigo no se encontraba en su habitación y que, para su disgusto, la cama estaba tendida; era como si no hubiese llegado nadie en toda la noche.

 

Se dio una ducha con agua caliente, tratando de asimilar todo. No escuchó cuándo alguien abrió la puerta principal del piso ni los llamados de nadie, por lo que se sorprendió el encontrarse con BaekHyun abriendo la nevera en busca de zumo de naranja cuando él salió del baño con una toalla enroscada en su cintura.

 

—Buenos días. —dijo ChanYeol mientras escudriñaba a BaekHyun con la mirada. El más bajo no llevaba la misma ropa que la noche anterior, estaba limpio y lúcido.

 

—¿Acabas de venir? —preguntó el otro, guardando la botella con lo restante del zumo. ChanYeol emitió un sonido en afirmación y BaekHyun solo asintió. —Compré huevos y tocino. —declaró dejando su vaso sobre el lavado.

 

—¿Ya te vas? —preguntó frunciendo el entrecejo al observar a su amigo demasiado arreglado para tratarse de un simple domingo por la mañana.

 

—Mhm. —asintió. —Quedé de verme con Tae.

 

—¿Tae? —cuestionó curioso.

 

—Larga historia. Te cuento después. —dijo tomando una tostada y metiéndola a su boca antes de atravesar con rapidez el arco de la cocina. —¡Hasta pronto, Yeol! —exclamó enérgico antes de cerrar la puerta y dejar a un ChanYeol paralizado.

 

Pero la historia nunca llegó a oídos de ChanYeol. Por lo menos no ese día, ni el que le siguió a ese.

 

Si le preguntaban a ChanYeol, TaeYeon era hermosa, pero BaekHyun lo era mucho más. No se lo iba a decir a nadie, por supuesto que no. ChanYeol debía controlarse cada vez que observaba a su mejor amigo caminando por los pasillos con la chica, mientras reían y charlaban. Por suerte, no estaba solo, porque SeoHyun se le había acercado en todas las ocasiones cuando creía que se iba a tirar del séptimo piso del edificio de arquitectura.

 

—Tranquilo, tigre. —saludó la chica una tarde, poniendo su charola con comida sobre la mesa, sentándose frente a él y ofreciéndole una linda sonrisa. —Si sigues así, creo que la podrás asesinar con la mirada. —afirmó revolviendo tu plato de bibimbap con energía.

 

—Solo estaba viendo si hoy servirían fideos. —se excusó.

 

—Lo siento, no hay fideos hoy. —respondió mirándolo finalmente a los ojos. —Tampoco mañana, porque aquí nunca los han servido. —rió y ChanYeol no pudo evitar contagiarse con su sonrisa.

 

—Me has pillado.

 

—¡Por supuesto! —exclamó señalándolo con la cuchara. —Yo lo sé absolutamente todo, Park. —afirmó. —¡Todo!

 

—Vale, te creo. —rió tomando los palillos y robándole un poco de verduras del plato.

 

—Compra tu propia comida, poste con patas. —gruñó. ChanYeol reprimió una carcajada. —Ahora, ¿cuándo aceptarás tus sentimientos?

 

—No puedo engañarte, ¿verdad? —la chica negó eufóricamente. ChanYeol suspiró. —No creo que eso sea posible.

 

—¿Por qué no? —enarcó una ceja.

 

—No soy algo que BaekHyun merezca en su vida. —afirmó. —Además, luce más feliz ahora.

 

—¿Hasta cuándo vas a dejar de auto-compadecerte? —cuestionó sin esperar una respuesta. —Si no has cambiado es porque realmente no lo has intentado. ¿Y si lo mejor que buscas para BaekHyun no es lo que tú crees que es mejor para él? —ChanYeol solo gruñó en desacuerdo. —¿Cuánto hace que conoces al chico?

 

—Desde los tres años. —contestó a regañadientes.

 

—¿Llevan tantos años juntos y aún no te has dado cuenta que lo mejor para él puede que seas tú? O mejor aún, ¿No te has dado cuenta que él es lo mejor para ti? —ChanYeol guardó silencio un par de minutos.

 

—¿Por qué eres así?

 

—Porque soy una persona maravillosa, Park. —ChanYeol rió una vez más mientras negaba suavemente. Vaya la suerte que tenía con encontrarse con personas tocacojones. SeoHyun era como una versión femenina del mismísimo Kim JongDae. —Prométeme que irás tras ese chico. —sonrió nuevamente.

 

—Creo que es demasiado tarde para mí, Hyunnie. —suspiró con cansancio mientras observaba a la pareja a unas cuantas mesas de ellos, compartiendo un adorable almuerzo.

 

¿Cuánto había pasado desde que no tenía una charla de más de tres oraciones con BaekHyun? Cada vez sentía que el chico se alejaba más de él, se le esfumaba de las manos como si de humo se tratase; evitaba su mirada y raras veces contestaba sus mensajes. ChanYeol creía que, si no viviesen juntos, BaekHyun simplemente se hubiera olvidado de su existencia, porque ChanYeol ya no era parte primordial de ella, él ya tenía a alguien más.

 

—No es demasiado tarde, Park. No aún. —concluyó tomando un trago de su Coca-Cola y sonriendo para sí misma.

 

Entonces, ChanYeol en ese momento se quería golpear fuertemente la cabeza contra la pared, repetidas veces, solamente para ver si era capaz de quedar inconsciente. No sabía cómo había quedado encerrado en aquel armario junto con BaekHyun; lo único que sabía era que había sido embaucado por el mismo demonio personificado en una linda chica que aparentaba ser inofensiva cuando era totalmente lo contrario.

 

SeoHyun lo había citado en una cafetería cerca de su complejo de dormitorios, llevaba poco tiempo de esperar por ella cuando perdió el conocimiento. Después de aquello, había despertado con un peso sobre su pecho y una mata de cabello rubio cerca de su rostro. ChanYeol pudo sentir su rostro enrojecer ligeramente y su boca secarse al reconocer el aroma de BaekHyun, tan embriagante como siempre.

 

Ahora, ambos se encontraban sentados uno frente al otro sin decir palabra alguna. Según sus cálculos, habían pasado no menos de una hora y media desde que el más bajo había despertado, habían cruzado un par de palabras tratando de recordar cómo habían llegado ahí para luego, no pronunciar nada más.

 

Tampoco iba a mentir, se sentía jodidamente incómodo en aquella situación porque había pasado un mes en el que apenas hablaba con su ‘mejor amigo’.  Éste seguía frecuentando a aquella linda chica, llegaba tarde al piso que compartían y apenas se saludaban. SeoHyun siempre trataba de subirle el ánimo, tratando de convencerlo que aún no era demasiado tarde, pero, aunque lo quisiera, no encontraba el momento adecuado para hablar con BaekHyun.

 

Había cambiado, sí. A muchos les había sorprendido el no encontrarse a Park ChanYeol en el Lotto con la misma frecuencia de antes y, cuando iba a ese lugar, solamente se tomaba un trago y se marchaba. También había ido un par de veces con compañía de su nueva amiga, para tratar de no sentirse tan miserable al sentarse solo mientras observaba a los demás retorcerse sobre la pista de baile.

 

Una parte de él sabía que la jodida puerta no se abriría hasta que él sacara a la luz todo eso que había ocultado para sí mismo por tantos años y que solo SeoHyun había sido capaz de hacer que lo dijera en voz alta. Pero, joder, era demasiado difícil y se sentía diminuto, porque si se comparaba con TaeYeon, él no era nada.

 

TaeYeon era demasiado perfecta y con los días, ChanYeol fue incapaz de odiarla ni de esconderse bajo la débil excusa que la chica le daba mala espina, especialmente cuando veía a BaekHyun reír de manera tan sincera. Así que abriría su corazón a BaekHyun en ese momento, con su mente preparada para un inevitable rechazo.

 

TaeYeon era todo lo que él había estado buscando para BaekHyun y en parte, eso lo reconfortaba, porque dejaba a BaekHyun en buenas manos.

 

A pesar que no lo dijera, una parte de él sabía que todos a su alrededor sabían su secreto. Todos quiénes conocieran a Park ChanYeol aunque simplemente lo hayan visto caminando por algún recóndito lugar de la universidad era consciente que su posesión más preciada era Byun BaekHyun. ChanYeol protegería al más bajo de todo y todos, sin importar las consecuencias.

 

ChanYeol se permitió contemplar el rostro de BaekHyun por una última vez antes de terminar de arruinar por completo su relación con él.

 

BaekHyun era demasiado hermoso, se dijo. Puede que estuviese exagerando, pero siempre había creído que, si había un color que describiera a BaekHyun casi a la perfección, ese sería el del cielo; aún recordaba cuando se lo había comentado al más bajo cuando apenas tenían cuatro años y simplemente recibió un sonrojo como respuesta, él había sonreído como un idiota y había exclamado algo parecido a, pero es verdad, BaekHyunnie.

 

Desde entonces, observar el cielo era lo que más hacía recordarle a BaekHyun.

 

En ese mismo instante, sentado sobre el frio suelo del armario del conserje de quién-sabe-dónde, se decía a sí mismo que BaekHyun era como una obra de arte, porque sus facciones eran delicadas y perfectas, cautivantes a la vista; su piel, tan nívea y tersa era demasiado agradable para su tacto, tanto que sus dedos ardían por tocar cada centímetro de su rostro en ese momento. No quería dejar de verlo, quería memorizar cada centímetro de Byun BaekHyun, especialmente, porque tenía miedo de arruinarlo todo.

 

Si le preguntaran a Park ChanYeol qué era lo que más le gustaba de BaekHyun, él respondería que su sonrisa, simplemente porque sí. ChanYeol no quería explicarle a nadie que amaba la sonrisa de BaekHyun, porque era la más sincera que sus ojos habían visto nunca, también la más hermosa y brillante. La sonrisa del más bajo era incluso más brillante que las mismas estrellas, iluminaba la oscura vida de ChanYeol y le animaba a seguir adelante, porque algo dentro de él se regocijaba con el simple hecho de ver a BaekHyun sonreír.

 

ChanYeol estaba jodidamente enamorado de Byun BaekHyun.

 

No, él no se había dado cuenta de su enamoramiento recientemente. ChanYeol era consciente de su condición hacia BaekHyun incluso antes de tener a su primera novia, aquel ‘primer amor’ por el cual todos creían que había cambiado su estilo de vida, no había sido nada más que una aventura de la adolescencia. Su corazón se había ligado a su mejor amigo desde hacía mucho tiempo y él era consciente de eso.

 

Cuándo JongDae lo confrontaba se molestaba demasiado con la insistencia del bastardo con eso de aceptar tus sentimientos. Le molestaba porque no era necesario, él sabía todo lo que BaekHyun provocaba en él, pero era su asunto y de nadie más.

 

ChanYeol creía que podía volar cuando estaba con BaekHyun. Puede que eso haya sido otro de los factores por las que todo el mundo asumía que sentía algo por BaekHyun. Porque el rostro del pelirrojo se iluminaba cuando estaba cerca de él, su sonrisa era sincera y no existía un lugar en el mundo dónde él no desease estar que no fuera cerca de su mejor amigo.

 

Pero la cabeza de ChanYeol no pensaba igual a los demás. ChanYeol siempre había tenido mala suerte cuando se trataba de sus relaciones interpersonales, desde sus padres hasta sus amigos, parejas y demás. Por eso se había empeñado tanto en defraudar a BaekHyun de una u otra forma.

 

Sabía que lo había logrado, especialmente cuando BaekHyun le dedicaba esas miradas de decepción, mezcladas con tristeza y reprobación cada vez que recibía una llamada de sus aventuras de una sola noche. Le rompía el corazón, pero estaba convencido que era algo que debía hacer.

 

No quería perderlo, pero viéndolo desde otro punto, eso era algo inminente y pasaría en cualquier momento. Se había percatado finalmente de eso un par de días atrás. ChanYeol aclaró su garganta, ganándose la atención de BaekHyun; sus manos sudorosas y labios secos por los nervios, lo intimidaban, pero era ahora o nunca.

 

—Tengo algo que decir. —declaró observando el lindo rostro de BaekHyun, el cual lucía confundido con el tono repentino de ChanYeol.

 

—¿Qué? —preguntó con la curiosidad aflorando su voz y viéndose reflejada en su rostro.

 

—Promete que no dirás nada hasta que termine y luego, tal vez puedas retirarte. —pidió. BaekHyun frunció el entrecejo ante tan extraña petición.

 

—¿Qué sucede?

 

—Promételo. —replicó. El rubio bufó con hastío.

 

—Está bien. —accedió.

 

Decir que se sentía estúpido, era poco; sin embargo, se tragó todo el orgullo y la vergüenza que podía llegar a sentir para decir todo aquello que había estado reprimiendo desde hace años.  Para ChanYeol era algo nuevo, eso de decir sus sentimientos en voz alta, ser tan transparente y no guardarse las cosas para sí mismo y sufrir en silencio. Se permitió decir todo lo que le agobiaba, sus sentimientos, incluso los pensamientos más profundos que tenía sobre el más bajo y como había logrado ‘ocultarlo’ por tantos años y sus decisiones estúpidas de no decirle nada, incluyendo su afán de querer verse mal ante los perfectos ojos de BaekHyun.

 

—Sé que ahora tienes a TaeYeon… —empezó a concluir su larga explicación. —Joder, Baek. Ella es perfecta y realmente tienes mi apoyo, no te digo todo esto para que te separes de ella. —tragó grueso ante la mirada expectante e indescifrable que BaekHyun pocas veces solía tener. —Solo… sé feliz, ¿quieres? —ladeó una sonrisa a ese punto, tratando de lucir bien con todo, pero su corazón estaba desmoronándose entonces y solo deseaba que la puta puerta se abriera.

 

Se paralizó cuando sintió un peso sobre él. Se vio rodeado de unos brazos que eran capaz de reconfortarlo significativamente; su pecho se llenó de una cálida sensación que no había sentido nunca y se conmovió, porque el rostro de BaekHyun se hallaba escondido sobre el hueco de su cuello y sus brazos lo rodeaban. No pudo evitar pensar en lo jodidamente bien que el más bajo encajaba en sus brazos.

 

—Estúpido, estúpido gigante. —bramó BaekHyun con la voz ahogada por los hombros de ChanYeol. —Por un instante pensé que me ibas a decir que salías con SeoHyun. —confesó antes de soltar un sollozo que alertó los sentidos de ChanYeol, haciéndolo fruncir el ceño y haciéndolo tomar al rubio por los hombros para descubrir su rostro.

 

Su corazón se estrujó al ver cristalizados los ojos de BaekHyun y una fugitiva lágrima recorrer sus mejillas teñidas de escarlata. El rubio sorbió su nariz, antes de desviar su mirada a un costado, evitando el contacto visual con el más alto.

 

—¿Por qué saldría con alguien como ella? —preguntó con legítima incertidumbre. BaekHyun soltó una risa amarga.

 

—Porque ella es perfecta. —murmuró. —Los he visto almorzando juntos todo el tiempo, he visto cómo te ríes con ella. —declaró. —Es algo que yo no soy capaz de hacer desde hace mucho.

 

—Cariño, ella no es tú. —susurró con toda la ternura que BaekHyun le provocaba, tomando su rostro con ambas manos, de manera delicada porque de cierta manera, sentía que se esfumaría de sus manos.

 

BaekHyun lo observó con más lágrimas llegando a sus ojos, parpadeando con rapidez en un intento fallido por hacerlas desaparecer.

 

—Me siento igual que tú. —dijo de repente, sin apartar la mirada de ChanYeol está vez. —Joder, he estado enamorado de ti toda la vida. —suspiró. El pelirrojo sonrió a la vez que sentía cómo todas las partes de su corazón volvían a su lugar, latiendo fuertemente.

 

ChanYeol no esperó más; se deshizo de los pocos centímetros que lo separaban de BaekHyun, uniendo sus labios con lentitud y se sintió como si tocase el cielo con las manos con cada roce. Los labios del más bajo eran como se los había imaginado, suaves y adictivos.

 

Exploró la boca de BaekHyun con parsimonia, moviéndose al mismo compás y embriagándose con el dulce sabor del más bajo, lo atrajo más a él en un intento de convencerse que todo aquello era real, que era él quien se encontraba besando a BaekHyun después de desearlo por tanto tiempo y creer que eso era algo que solo sucedería en sus más locos sueños.

 

Los jadeos de BaekHyun era música para sus oídos cuando finalmente se hubieron separado debido a la falta de aire y ChanYeol maldecía a sus pulmones por ser tan inútiles y depender del oxígeno, porque no quería separarse del de cabellos rubios, quería besarlo toda la vida, si fuese posible. Se encontró con los labios rojos e hinchados de BaekHyun al abrir los ojos, y su pecho se infló de orgullo al saber que él era el responsable de aquello, también de su cabello revuelto y mejillas coloradas.

 

Era un hermoso desastre.

 

—¿Qué hay con TaeYeon? —se atrevió a preguntar, uniendo su frente con la del mayor y cerrando sus ojos, temiendo por la respuesta. —¿Seguirás con ella? —preguntó en otro susurro, inquietándose por el silencio del más bajo.

 

—Yeol… —pronunció suavemente. El alto arrugó el entrecejo, temeroso. —TaeYeon es lesbiana.  —ChanYeol no pudo evitar abrir sus ojos rápidamente, impresionado ante el nuevo dato. —Creo que está detrás del culo de SeoHyun.

 

ChanYeol volvió a reír, aliviado y estúpidamente feliz.

 

—Creo que es una buena noticia para la discípula de satanás. —anunció dibujando una radiante sonrisa en su rostro.

 

—¿Conoce a KyungSoo? —preguntó levantando ambas cejas, sorprendido.

 

—Supongo. —rió con fuerza, contagiando al más bajo. —Dios, me encantas demasiado. —susurró cuando sus risas se hubieron extinguido, apoderándose nuevamente de sus labios.

 

ChanYeol quería permanecer junto a BaekHyun por mucho tiempo, y si aquello era un sueño, era uno del que no quería despertar mucho. No obstante, se sintió agradecido cuando al día siguiente despertó con el más bajo entre sus brazos, tan cálido, sincero y real como solamente él podía serlo.

 

Sí, ChanYeol seguía creyendo que BaekHyun era una especie de ángel y él un ser mundano que no lo merecía, pero joder, sería egoísta y se permitiría estar junto a él. No pensaba dejar que se le escapara de las manos, no cuándo sus sentimientos eran correspondidos y él solo tenía ojos para Byun BaekHyun.

 

Para nadie era secreto que Park ChanYeol estaba perdidamente enamorado de Byun BaekHyun, así como todos sabían que Byun BaekHyun le pertenecía a Park ChanYeol, incluso antes que ellos mismos se diesen cuenta de eso. Vaya par de idiotas que eran.

 

ChanYeol tenía una estrella que había caído del cielo, y ese, era BaekHyun.

 

***


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