La ira era una emoción primaria muy potente junto con la tristeza, ambos olían como a metal oxidado, aunque la tristeza profunda picaba como el fuerte hedor de materia orgánica descomponiéndose, ambas corroen el interior de las personas, eso lo había aprendido con un grupo de intercambio, compuesto por cambia formas de oso pardo, en sus años universitarios, aunque el Alfa y él estaba tan intoxicados con alguna clase de hierbas alucinógenas de su región que no lo había recordado con exactitud, hasta que en una de sus expediciones a los bosques húmedos dentro de un pequeño poblado conoció lo que ellos llamaban la cura a la depresión, una patología conductual que aquejaba a muchas personas de su entorno, todo empezó cuando intrigado por las afirmaciones de varios turistas que en busca de medicinas naturales coincidieron con el pintoresco poblado de cobayos. Se adentró en aquella comunidad en una búsqueda personal por aquel vital conocimiento, allí encontró una mezcla entre herbolaria e investigación biomédica, todos los habitantes trabajaban religiosamente, en un centro de investigación sobre los beneficios de las plantas locales, enfocados en los beneficios de como ciertos olores apaciguaban o potenciaban emociones en el sistema nervioso, para saber cuáles eran sus efectos, los roedores habían asociado cada emoción a un olor especifico, así psicopatologías como la depresión, eran fácilmente diagnosticadas y tratadas con aquella medicina natural. Eso ya de sus años de juventud donde seguía cada pequeño indicio de algo nuevo y excitante, pero la repercusión de aquel saber lo ayudo a sobrevivir, no era capaz de leer cada emoción en los otros, pero su desarrollado olfato captaba cuando una emoción fuerte se estaba saliendo de control y eso era justo lo que estaba pasando con Hazza.
Al principio creyó que era solo un ataque de ira, la enervante situación podía sobrepasar a cualquiera y todo pareció estallar exageradamente por las palabras del Daemon, el siempre tranquilo Chamán casi enloqueció, como si hubiera gatillado algo en su mente. De los dos acompañante, solo Tikaani podía tranquilizarlo, porque aunque su Alfa exigía que aliviara a su compañero, él tenía suficiente uso de razón para llegar a la conclusión que solo saldría lastimado si lo intentaba. Decidió ocuparse en algo de utilidad, como encender una fogata y revisar las provisiones; aunque los tres necesitaban comer algo con urgencia, no debían sobrepasarse, puestos que salir al exterior a cazar estaba totalmente denegado, debían racionalizar la comida. La loba pensó que eso era lo que le faltaba al omega, así que lo sentó a regañadientes a una distancia prudente del fuego, obligándolo a ingerir carne, la tarea de tranquilizarlo fue difícil, parecía que le estaba costado autorregularse, algo anormal, pero al final cedió y todos terminaron tomando una siesta para recuperar energías que no podrían reponer con proteínas.
Fue allí, en la calma de la noche, que se dio cuenta del corrosivo hedor que comenzaba a mezclarse con el aroma natural de Hazza, estaba demasiado triste, eso lo preocupo sinceramente, si las cosas empeoraban no tardaría en caer en los niveles insanos de la depresión. Relativamente no conocía nada del omega y ahora que no se dirigían palabras, las cosas solo se complicaban pero eso no evitaba que atara cabos por sí mismo, después de todo era un excelente observador, era una lástima que no pudiera hacer nada, no, era mentira, desgraciadamente él era la causa de la tristeza del Chamán, eso le quitaba el sueño. Dio vueltas en la felpuda piel que lo separaba del frío suelo, el insomnio atacando, empeorando su deplorable estado.
Se levantó furioso, recorriendo la calzada semi-pulida que lo llevaba a la parte más alejada del santuario, sin hacer el menor ruido, no quería alterar a los dos omegas, parecía inadecuado viendo la situación pero estaba decido, debía hacerlo solo para sentirse más a gusto con su papel, si, ese era su destino, ser un líder, guerrero y todas las demás etiquetas que venían con el título de elegido y todo ¿Por qué? Una cuestión banal, su lobo buscaba complacer a su compañero, ya lo decía el viejo refrán, un Alfa por un omega llegaba a cometer actos que serían impensables si estuviera solo, el amor cegando a la cordura, si se lo hubieran preguntado meses atrás, hubiera reído con ganas, menospreciando aquellas odiseas en nombre de enamoramientos pasionales y egoístas que destruían el buen juicio de la persona, negaría verse tan afectado como para cambiar su manera de pensar y actuar, tanto como para aceptar el ridículo destino heroico de un líder, cuando él siempre se consideró el secundario, el que estaba inmiscuido como mero fisgón, hambriento solo por la experiencia y el saber que le dejaría.
-Sabía que vendrías, Joven Alfa- Su pose se desbarato ante el estremecimiento que lo recorrió al encontrarse con la perturbadora pero a la vez esponjosa silueta del lobo ártico.
-Sí, creo que al final todo está siendo muy predecible- Tratando de no verse para nada afectado, busco apoyarse despreocupado en la pared –Llévame con Ulo, Deamon.
-Aunque seas un Alfa Líder, aun te queda un largo camino para que yo acepte alguna orden tuya. Te sugiero que liberes tu mente y camines como si no hubiera nada enfrente- La fantasmal figura hizo la demostración con total calma, desapareciendo en la pared unos segundos antes de volver –Y para tu información, las cosas no están saliendo como estaban previstas, había más de un elegido, como tú los llamas, pero todos han muerto, lamento informarte que la fuerza a la que te enfrentaras tiene influencia tanto en el mundo terrenal como espiritual, no presenta ninguna debilidad o punto ciego pero no desesperes, no estás solo, más Daemons como yo están despertando, tu reencarnación los llamo, se repetirá la historia con las mismas almas que lucharon en la gran guerra- Todo parecía volver a ese acontecimiento, se recordó a si mismo que la situación era seria, debía comportarse a la altura si quería tener un verdadera oportunidad, esta vez cuadro sus hombros totalmente convencido, es verdad que pasó muchos años estudiando sucesos históricos, tenía conocimiento suficientes para no ser solo el musculoso tonto macho Alfa, miro con seriedad al frente suyo, caminando a paso firme y constante, traspasó la pared, una sensación de vacío golpeo su estómago antes de que el frío ambiente nocturno le golpeara la cara en una ráfaga helada.
-Al fin sales, estaba a punto de irme, esperar tantas horas al intemperie es duro hasta para el más experimentado ¿lo sabes? Ya estaba pensando que ese bicho trasparente estaba jugando conmigo- En frente suyo se erguía pequeña pero curvilínea la figura de una pequeña y joven muchacha omega, enfundada en cuero con suave piel en sus pliegues, con todos los rasgos típicos de los lobos árticos, destacando que a diferencia de sus semejante, su cabello estaba totalmente corto, casi rapado a los lados, con una mata de cabellos rubios despeinados cubriendo la coronilla, dándole un aire rockero, le gustaba el estilo, aunque chocara con toda la situación.
-No voy a decir nada relacionado con “muchacha insolente”, como un espíritu anciano y curtido, a pesar de los años soy joven y disfruto de una buena broma, esperaba que se congelara tu pesado trasero peludo para que cambiaras esa mala actitud pero veo que sigues tan insoportable como siempre- El pequeño lobo floto majestuosamente sobre la nieve, mirando sobre su hombro a los dos mortales, arreglándoselas para mirarlos con desdén aun cuando no contaba con ningún rasgo facial.
-Pequeña sabandija- Murmuro entre dientes la chica mientras veía como desaparecía la espeluznante criatura.
-¿Así que tú debes ser Ulo?- Una pregunta tonta siempre era buena para llamar la atención de las personas sobre ti, en su caso la única manera de comenzar una charla.
-Sí y tú no eres un lobo ártico, ¿Quién eres forastero?- Sin comentarios sobre sus elocuentes palabras, pareció centrarse seriamente en una amena conversación, así que por el momento estaba a salvo. Antes que respondiera cualquier cosa, la loba le dio la espalda y camino por un oscuro pasaje entre los frondosos pinos –Movámonos mientras respondes, llegar rápido al refugio nos salvará de un posible resfrió o hipotermia- Estuvo tan de acuerdo que no presento objeciones por alejarse de la seguridad del campo de Hazza, siguiendo el tétrico camino para internarse en aquel valle entre las montañas.
-Mi nombre es Louis- Comenzó con lo primero, poniéndose a la par del trote de su acompañante, sin dificultad alguna- Si no me equivoco en cálculos, ha pasado un ciclo lunar desde que llegue al clan, mi objetivo principal en estas tierras se limitaba a observar la cotidianidad de sus habitantes, conocer a profundidad las costumbres, creencias y rituales que envuelven su desconocida cultura, aún con todo lo que ha pasado, que es una historia muy larga, adquirir nuevo conocimiento nunca deja de ser mi prioridad- Pudo notar perfectamente en la oscuridad, que la omega sonreía, mirando con cierta melancolía un punto lejano en la nieve.
-Seguro le agradaste de inmediato a Miki- En su mente parpadearon los recuerdos junto a la loba Alfa, recordando de repente su advertencia sobre la luna, muy seguramente en este momento al enterarse de toda la situación solo tenía reproches a su nombre.
-No te equivocas, fue la única de la manada que se atrevió a enseñarme directamente, siempre se mostró entusiasmada sobre el aprendizaje de nuevos y desconocidos saberes.
-Así es ella, su mente es demasiado grande para el pequeño territorio que habitamos, demasiado dispersa, siempre metida en libros que solo para ella tienen valor- El cariño que tapizaba aquellas suaves palabras le susurraba la añoranza de la omega por un amor unilateral.
-¿Te gusta de esa forma, romántica?- Según lo poco que había tenido el privilegio de observar y averiguar, el amor no era algo que influenciara la elección de pareja en la manada, si un Alfa y omega se unían, era por arreglos matrimoniales infantiles, según el criterio de los adultos y a través de los años simplemente culminaban su unión con un ritual ceremonial, sin objeciones, a menos que la cría fuera muy enfermiza, como el caso de Tikaani, los omegas debían ser lo suficiente fuertes tanto para el ambiente hostil durante la caza, como para llevar una camada saludable a término.
-Estamos comprometidas desde que éramos unos cachorros que aun lactaban, nunca lo discutí, ella es fuerte, inteligente, robusta, habladora y tiene una mano dura pero comprensiva para la crianza, sé que es una buena, competente y confiable pareja, todos en el clan aseguran que tendremos muchas camadas juntas pues somos dos buenos especímenes, esa era mi única ambición después de convertirme en una gran guerrera para honrar mi descendencia pero no era el caso de Miki –Su tono y facciones se volvieron duras mediante seguía el relato, denotando un cambio significativo –Ella es infeliz, atrapada sin posibilidad de nada me confesó tiempo atrás, nunca estuvo conforme con la educación y tradiciones pero no fue hasta que llego aquella omega felina, la representante de esta región, Cara, que su protesta se hizo visible. Aún lo recuerdo tan vivido y algo arde en mi pecho. La acompañe varias veces a la frontera para recibir los dichosos libros y folletos de manos de esa gata, aunque trataba de alegrarme de su progreso, con cada palabra que aprendía podía comunicarse mejor y sus encuentros se extendían hasta el ocaso, era palpable que entre ellas dos había un ambiente más allá de lo amigable.
-¿Celos?- La incito al ver como se quedaba callada mientras apretaba los dientes, claramente enojada por el recuerdo.
-¡No!, los celos son inseguridad, solo lo sienten los débiles, yo estaba completamente segura que Miki era mía, nos íbamos a casar y formar una familia, no tenía que preocuparme, ningún lobo ártico puede abandonar su territorio aunque lo quiera, esa pequeña chispa nunca sería nada.
-…pero, algo paso ¿verdad? Por eso estas aquí, con un plan, como una aliada y no como la guerrera que llevara nuestras cabezas por traición- Esperaba estar en lo cierto, necesitaba conocer las intenciones de la omega.
-¿Llevar sus cabezas? Que desagradable- Ya se imagina que era demasiado sádico lo que se estaba imaginando, hasta para una guerrera experimentada –Tienes razón, puede que algo haya cambiado, comencé a estudiar con ella, buscaba de nuevo su atención que en primer lugar me pertenecía por ser la futura madre de sus crías pero cedí, quise aventurarme a las fronteras de la montaña, donde ningún alma viva o con cuerpo físico había estado en miles de ciclos lunares, solo para conseguir algo, que pudiera sacarla de este territorio para vivir su sueño, al menos por un tiempo. En mi vida se estableció una meta totalmente en contra de todos mis ideales, por ella, porque quería hacerla feliz y que estuviera realmente a gusto con nuestra unión, que no la viera solamente como una imposición- Sintió como la simpatía bullía de su subconsciente, aquella omega pasaba por una encrucijada semejante a la suya.
-Te entiendo- Imitando a Ulo, él también se abrió, no como lo hizo con Tikaani, pues está omega si entendía perfectamente lo que sentía. Siguió la charla, resumiendo su historia mientras el camino se hacía más frio y oscuro. -…no quiero ser solo aquel Líder que el anhela, deseo que cuando me refleje en sus ojos sea yo mismo, no lo que él cree que soy y al mismo tiempo quiero serlo, ser lo que él quiere…- La comprensión y empatía brillo de igual manera en los ojos de la loba, entre ellos se formó rápidamente un respeto mutuo, casi una amistad instantánea, ambos sin saberlo, tenían una pieza importante que aportar para la solución del problema del otro.
-Sabes, el Deamon me dijo algo parecido, Hazza es especial, no me dio muchos detalles, nunca los da, pero es seguro que juntos tienen un papel importante en lo que seguramente será la segunda gran guerra. Por lo que aún hay muchos misterios, el camino es incierto desde tu punto de vista, por ello aquí me tienes, yo seré tu punto de partida, acéptame en tu manada, Alfa- Ulo imito la pose de sumisión que había visto en Tikaani, tan ajenas a ellas, solo guiadas por sus instintos. Pasó su mano sobre la parte descubierta y sensible, terminando por concretar un lazo de fidelidad a él.
-Muy bien, lo lograste joven Alfa, tendrás tu audiencia- Ambos se sobresaltaron cuando la luminosidad plasmática del Deamon lobo apareció, perturbando la oscuridad.
-¿Audiencia? ¿A quién vinimos a ver?- El lobo no dijo más, solo desapareció, descubriendo un camino tenuemente iluminado, con vegetación totalmente ajena a la región.
-Tú lo veras, yo ya tuve mi oportunidad, cuando me perdí en el bosque, pensé que moriría por imprudente, hasta que esa bola de pulgas traslucidas apareció, atraído por mis genes, tuvo un pequeño atisbo de compasión y me guio a este mismo camino, un pequeño espacio en la nada, ajeno a cualquier ley física terrenal, conocido por los pocos mortales elegidos, como la casa del brujo, allí encontré mi camino y la respuesta a mis preguntas, es tu turno.